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EL PROCESO DE LOLITA


por Jorge Aguayo



-Actuario, tome nota de la declaración del señor Rogelio Pérez, nacido el 24 de febrero de 1954, casado sin hijos y domiciliado en San Diego 125, Santiago. Ocupación declarada : Escritor. Acusado, tiene la palabra.

Con la venia de su señoría confirmo todas las declaraciones que hice al Servicio de Investigaciones. El odio me empujó a concebir y ejecutar un doble homicidio. Esa es la estricta verdad y no deseo en absoluto disminuir mi responsabilidad. Sin embargo permitame decirle que no estoy de acuerdo con esa manga de letradillos que vocifera, de preferencia delante de una cámara de televisión, que matando al ilustre crítico don Alfredo Arratia he perpetrado un atentado en contra del Espíritu y la Razón. Según ellos el peor crimen que puede cometer un escritor.

Mi abogado me informó que arriesgo una pena de veinte años de cárcel. Para cualquier persona dos decenios a la sombra es mucho tiempo. Yo pienso lo mismo pero trato de ver las cosas por el lado positivo. Para empezar estimo que no echaré de menos el sol raquítico de Santiago y que podré acostumbrarme a la brutalidad del medio carcelario. Sacando bien las cuentas salgo ganando con el cambio, jamás imaginé que un día encontraría un cuadro como este para mis obras. En una de esas escribo una obra maestra. Una novela capáz de atravesar los siglos sin arrugarse. ¿Saben ustedes donde Cervantes escribió el Quijote?

No lamento el fin de mi actual carrera literaria. Mis logros fueron medianos y puedo contarlos con los dedos de una mano. Hace unes cinco años un periodista de La Tercera se fijó en una novela mia para escribir su artículo semanal sobre literatura.

Dos años después la revista electrónica Kritica hizo un elogioso análisis de mi obra. Tanto que hasta yo me perdía con los adjetivos. A ese paso solo en unos quince años más hubiera llegado, sudando tinta china, y también dando codazos por todos lados, a ocupar un primer puesto en la narrativa chilena.

Para obtener el Premio Nacional de Literatura tenía que escribir mejor y maniobrar un poco para atraerme la buena voluntad de los críticos. Sin olvidarme de hacer de vez en cuando un escándalo para que la prensa hable de mi. El precio que un escritor debe pagar si desea ser celebre. Yo estaba dispuesto a todo. Si no fuera por mi gordura me hubiera paseado desnudo por Providencia o mejor que eso, me hubiera declarado homosexual. A propósito hay un gallo que publicó una novela que si no recuerdo mal se llamaba "Los arcangeles negros". Un libro que, a mi modo de ver, destabilizó indebidamente a nuestra crítica. Si alguien se atrevía a hablar mal del librito de marras enseguida lo acusaban de cartucho. Difícil emitir un juicio estético en presencia de ese Santo Oficio al revés. Al parecer poca gente ha leído en Chile la novela "Confesiones de una máscara" de Mishima. Allí el escritor japonés habla de un camino homosexual compuesto de silencios, equivocos y prohibiciones. Un condensado de sufrimientos. Al lado suyo "Los arcángeles negros" del escritor chilensis brillaban por su mediocridad.

Desde entonces desconfio de los críticos. Solo me cae bien un gordito que intenta inculcar el amor de los libros y de la lectura a unos pocos televidentes. Una tarea titanesca porque nosotros somos herederos de una incultura capáz de inventar perlas como estas : "Un burro lleno de letras" o "que inventen ellos" y tambien "que viva la muerte". Como ustedes pueden ver algunos parientes lejanos no son muy presentables.

Por suerte tenemos al manco de Lepanto y algunos judios conversos para describir la complejidad de la naturaleza humana.

Mis problemas con Alfredo Arratia comenzaron cuando este publicó un artículo sobre "El Retorno". Al desgraciado no se le occurió nada mejor que tratar a mi obra de copia retrasada y malhecha de Lolita. La novela que le costó el premio Nobel a Nabokov. Su crítica era injusta porque yo inventé una relación prohibída sólo para justificar la ruptura del personaje principal con su entorno. No describí el cuerpo de Eva y la relación con Marcos fue algo pasajero y bastante deserotizado. Aún así mi obra no fue del agrado del ilustre critico, demasiado acostumbrado a utilizar sin escrupulos su guillotina literaria. A partir de ese dia me propuse eliminarlo del mundo de las letras. Todas las armas estaban permitidas. Al principio invente cuentos, intrigas, calumnias, que no me sirvieron de nada. El esperpento estaba demasiade bien instalado en la escena cultural del pais. Don Alfredo Arratia era invulnerable.

Es posible que algunos escritores anhelen la muerte de ciertos criticos y hasta lleguen a imaginar su asesinato, pero jamas pasarian al acto. Yo franqueé esa linea de demarcacion y tengo mis razones. Cierto del "Retorno" se publicaron cuatro mil ejemplares, pero este tiraje limitado es frecuente en Chile. Tambien me presente a dos concursos literarios y me fue mal. Mi Evita literaria me daba una mala suerte de mierda, pero estos resultados mediocres no explican por si solos mi acto. ¿Entonces porque planifique el fin terrenal de don Alfredo Arratia? Simplemente porque la ficcion empezo a invadir mi realidad. Mis mentiras se volvian verdad. Una lolita de carne y hueso no encontro nada mejor que ocuparse de mi vieja persona. Mi Dolores a domicilio tenia quinze años y una cabellera negra buena para espantar a un hermano dominicano. Para colmo era hija de una colega de mi esposa. Invente todo tipo de argucias para escaparme de ella, inclusive me busque una amante y me las arreglé para que ella lo sepa. Sin resultados positivos, al parecer mi poligamia no le molestada en absoluto. En eso se parecia a Adriana que hasta ese momento fingia no ver mis incumplimientos del codigo civil.

Francisca venia a la casa dos o tres veces por semana con el pretexto de que yo la ayude en sus tareas. Despues tomo la costumbre de llamarme pro telefono a mi trabajo, transformando mi vida en un infierno. Con el fin de resolver el problema le pedi una cita en el parque Forestal. Cuando llegué mi Dolores no habia llegado todavia. Busqué la sombra de un arbol para esperarla leyendo el diario. Una crisis politica monumental arreciaba en el pais. Al cabo de media hora llego vestida con todos los clichés de la novela: minifalda y polera escotada. Me saludo con el Hola mas descarado que he escuchado en mi vida. Traté de adoptar un aire severo. En fin lo intenté, el roce de su pantorrilla me impidio guardar la compostura mucho rato.

- Me gustaria que las cosas fueran bien claras entre nosotros, yo prefiero ser tu amigo ; mejor que eso, algo parecido a un hermano mayor.

Francisca me respondio "que ya estaba un poco pasadito para ser su hermano mayor pero que perfectamente podia ser tu amante ..." Aparentemente un escritor confirmado como yo no podia hablar de nada serio con una chica tan primaria como ella. Con el fin de fingir indiferencia busqué refugio en el diario. Sin resultados, mi libido empezo a dictarme otra cosa. La voz se me volvio ronca y me puse a tartamudear sin razon.

- Eduardo ¿Puedes acompañarme al departamento de una amiga?
- ¿Esta lejos?
- A unos diez minutos a pie.
- Esta bien.

Esta fué mi perdicion.
Nos fuimos caminando hasta llegar a una esquina con semaforo. Aproveché la luz roja para preguntarle si nos ibamos a quedar mucho rato donde su amiga, me respondio que no. Solo tenía que devolverle un libro. Dejé escapar un suspiro de alivio. Francisca me llegaba apenas al hombro y nuestra diferencia de edad se veía a la legua. La inconveniencia de la situación saltaba a la vista, pero era incapaz de ponerle coto. Al llegar resultó que su amiga no estaba. y ella tenía un doble de la llave. Diez minutos mas tarde estaba haciendo el amor con una Dolores diestra como una cortesana. Afortunadamente todavía no necesito el viagra.

Crimen y castigo. Mi lolita personal se las arreglo para contarle a medio mundo que se había acostado conmigo. Mi esposa se enfureció, en su oficina todos sus colegas estaban al corriente de mi fechoria. Durante veinte años de matrimonio ella no habia dicho nada sobre mis correrias amorosas, pera esta vez no iba a soportar ser el hazmerreir de todo el mundo. Francisca era la gota de agua que había hecho desbordar el vaso asi es que podía ir haciendo mis maletas. Tenia una hora para partir del departamento, que en ningun caso podía ser mi domicilio puesto que nunca me había puesto ni siquiera con un peso para pagar el crédito , para que hablar de los gastos comunes y el seguros.

- ¿Que te pasa Adriana?
- Me pasa de que estoy hasta la coronilla de tus proyectos que no se concretizan nunca y de tus divagaciones que no terminan jamás.
- ¿Lo de Francisca no te molesta entonces?
- Claro que me molesta huevón. Aunque en cuestión cuernos los tuyos son mas grandes que los mios. ¿Come crees que he logrado ser jefe de departamento?

No me sirvio de nada relativizar la gravedad y el numero de sus infidelidades. Según ella yo prolongaba la discusión con el fin evidente de seguir viviendo en el departamento. Al poco rato hizo lo que hacen todas las mujeres en esas circunstancias : llenar mis maletas y echarme a la calle, sin olvidarse de dar un portazo y gritarme : ¡No vuelvas nunca más! A esas alturas no me quedaba mas remedio que ir a buscar refugio donde mi mamá. Unas dos estaciones de metro más lejos.

- ¡Pero que le ha pasado a Adriana hijo! Se ha vuelto loca esta mujer; deja tus cosas aquí y descansa un poco. Te voy a preparar una sopa de zapallo como te gusta a ti.

Su acogida fue amable, pero yo ya sabía que no querría por nada en el mundo que yo me instale en su casa. Esa noche dormí en el sofá a pesar de que sobraban las piezas vacias.

Como pueden darse cuenta el artículo de don Alfredo Arratia apareció en un mal momento para mi. Según él yo repetía un cliché y mi estilo era pésimo. ¿Que sabía de estilo ese eunuco de las letras? Me hubiera gustado responderle con la pluma, pero el combate era desigual. Sus ukases literarios dictaban la norma en todo el país y nadie se atrevía a polemizar con él.

Como mi campaña de calumnias y descalificaciones subterraneas no dió resultados, no me quedaba mas remedio que suprimirlo fisicamente.

Una vez tomada la decisión me fui a vigilar la puerta principal de su diario. A cambio de unos cigarrillos de marca y una pequeña propina uno de los porteros me dijo que don Alfredo Arratia venía los miércoles por la tarde a dejar sus artículos.

Ese dia no almorcé. A la una ya estaba de guardia frente al diario esperando la llegada de su majestad. Grande, calvo, bien vestido, el ilustre crítico tenía el aspecto inconfundible de los momiachos chilenos y una corte de aduladores que cubría todo el territorio nacional. Los más chupamedias lo comparaban con Azorin ...

Veinte minutos mas tarde don Alfredo Arratia estaba de vuelta. Tratando de ser lo mas discreto posible lo seguí hasta su departamento situado a unos pasos del metro Salvador. El edificio donde vivía había sido construido en los años sesenta y carecía de ascensor. Con el fin de obtener más informaciones los días siguientes empezé a frecuentar el comercio del barrio. Al cabo de pocos dias me enteré de que vivía solo con su mamá y que sólo salía dos veces por semana. Los miércoles cuando iba al diario y los domingos para acompañar a su progenitora a la iglesia.

Don Alfredo Arratia se había jubilado como periodista, pero su pluma seguía destilando críticas. Mis detractores son unos hipócritas, en nuestro medio literario nadie quería a ese señor. Imposible olvidar que había apoyado al Caballero y que le sugería los nombres de los escritores que merecían el Premio Nacional de Literatura. La idea de darle el premio a un filologo fué de él. Un escándalo mayúsculo en esa época.

¿Así es que el personaje de Lolita esta pasado de moda? Me hubiera gustado que una de ellas lo asedie para ver en que estado quedaban sus convicciones literarias. Un crítico tan ilustre como él debía tener algunas obligaciones mundanas ... Hubiera sido fácil sacarle fotos en un cóctel acompañado de una call-girl con cara de guagua y acusarlo de pedófilo después.

Reflexionando un poco pienso que a don Alfredo Arratia nunca le gusto el personaje de Nabokov. Busqué en los archivos de la prensa alguna crítica suya de la época. No encontré ninguna, el esperpento había ignorado el acontecimiento.

¿Que edad tenía don Alfredo Arratia cuando lo aparté del mundo de las letras? Mejor dicho de los vivos. Un poco más de setenta. Visto que había nacido en buena cuna y toda su vida estuvo bien alimentado y cuidado se corría el riesgo de verlo funcionar como crítico por lo menos unos diez a quince años mas. Cuando me llego mi turno ya habia hundido a decenas de artistas y pensadores. El ilustre crítico no se apiadaba con nadie. Para detener la masacre había que matarlo a él.

Alfredo Arratia tenía una rutina bien establecida y veía muy pocas personas, aparte de su mamá y su empleada. La tarea se presentaba fácil.

En fin señor Juez usted me pide detalles mas concretos en torno al crimen. Ese calificativo es suyo, yo prefiero hablar de ajusticiamiento literario.

¿Como eliminar a la bestia? La estrangulación me parecio fácil, rápida, limpia e higiénica. En una mercería de la calle San Diego compré un napoleón y una cuerda. Hasta ahí mi tarea se aparentaba con la de un monrero. También le robé su cuchillo corvo a un sobrino mío que había sido comando en el ejército. Una precaución que resulto necesaria. Nunca me hubiera imaginado que a sus años don Alfredo Arratia fuera capaz de debatirse conmigo por lo menos durante diez minutos. Bien fortacho el crítico de derecha. No me quedó mas remedio que sacar a relucir el corvo. Hasta ahí no más llegó la resistencia del viejo. Don Alfredo Arratia se quedo con la mitad de las tripas colgandole fuera del vientre. Con el fin de ahorrarle sufrimientos inutiles lo desgollé de un solo tajo. Con la mamá las cosas fueron mas faciles. Se fue derechito para el otro mundo sin decir ni pio. Su señoría, no niego los hechos, pero no me excuso ni me arrepiento ante nadie. Lo único que deseo es seguir escribiendo. Mi próxima obra se llamará "Memorias de Prisión". Y quien sabe a lo mejor con el tiempo se transforma en un texte de referencia de la literatura chilena. Yo no soy el primer escritor en tener problemas con la justicia. Madame Bovary es una soberana lata, no entiendo porqué los críticos la alaban tanto, pero esa obra fué objeto de un proceso, resultado: hoy dia Flaubert es intocable.


FIN


Este cuento obtuvo el primer premio de narrativa en el concurso internacional organizado por la editorial Novelarte de Cordoba Argentina 2004 "Un puente en el arte" y forma parte de la misma antologia.

 

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