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A mares de Javier Aguirre Ortiz
(Afótico, Concepción 2021)


Por Antón Zubiaurre


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Presentación

No es la primera vez –buena cosa sería que fuera la última– que Javier Aguirre me pide una presentación. De todas formas esta vez debo reconocer que me ha costado menos acceder a su petición porque me ha recordado los años en que fue mi alumno y es agradable sacarse de encima el peso de las canas, aunque sea por un momento, y rejuvenecer el ánimo. Hay momentos vívidos que no envejecen, que se mantienen casi intactos, y que basta invocar para transportarse y volver a tener la edad de aquel instante. En aquel entonces el tímido grumete –vendría yo siendo el viejo lobo de mar– me entregó unas hojas –que habré de devolverle en algún momento– donde había anotado sus primeros poemas, en riguroso orden cronológico, y con números romanos, al estilo de las Rimas de Bécquer, que era con toda probabilidad el único poeta que había leído por entonces. Me cuenta ahora que perdió muchas de aquellas cuartillas, que afortunadamente yo conservo, tal vez por manías de archivista. Quiere hacer, me dice, un libro sobre el mar, que titulará Amares –o A mares tal vez– recordando quizás a otro poeta, el guadalupeño Saint-John Perse. Acude a mí, parece, porque perdió buena parte de aquellos poemas iniciales.  

Mi consejo es que prescinda de ellos para el libro, aunque no dejen de resultar simpáticos (léase románticos, cómicos).

Cantábrico azul mar
que intentas las costas de Euskadi bañar:
en tus aguas espumosas
reflejada mi ánima se nota
tan fielmente
las olas gigantes que sin remedio se tornan
impotentes
con tan sólo ver las ariscas rocas
tan hirientes
mas el mar azul sabe que tras las playas mora
ese verde.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1988
 

De todas formas nos sirven para saber de dónde viene Aguirre: del rumor de la marea. Por eso, ahora sí, es inevitable reconocer ese hilo conductor desde sus años verdes hasta hoy que, me dicen, ya peina canas o, peor aún, le van faltando canas que peinar. Hagan como que le siguen la corriente, háganle creer que es el loco Alberti cuando gritaba aquello de “Miradme, que pasa el mar!”. O, por qué no, escuchen el bramido. Y esta vez, sí, me voy, que ya es muy tarde.

 


 

 

 

 

Muestra poética de A mares (Afótico, Concepción, 2021)

 

 

MONÓLOGO DEL MAR SUBCONSCIENTE

Mira, escucha el mar, mar subconsciente:
mira cómo constante, apasionado,
lame la áspera arena, y se ha cortado
con verdes rocas, mar concupiscente.

Comprueba cómo grita, frío, ardiente,
mira la cala que hay al otro lado:
mar turbio, sin bañarla la ha manchado:
es un mar que desea, mas no siente.

¿Ves ese mar eterno? Ya no existe.
Mira ahora mar adentro, el mar es mar,
del verde esclavo ya se ha desprendido.

No mires a la costa: lo que viste
tan sólo es un recuerdo del penar.
Y mira, el sol sin fuego ya se ha ido.

Mayo 1989

 

 

En la tierra del cuervo y la gaviota
mi frío mar no es sólo la bandeja
que argenta en mi interior la luna vieja
que destartala su tibieza rota.

Es un mar que en silencio no se agota,
donde la oscura calma que se aleja
me envía una invisible onda perpleja
con la que el verde vivo me derrota.

Siembro mis cuervos negros de la ausencia,
aunque en verdad no sé ni lo que siento,
pues turbia es para mí la transparencia.

Los siembro en otra tierra, en otro viento,
y se tragan voraces la inocencia.
Graznan y añoran alba y hundimiento.

Julio 1989

 

 

Mar, pensaba que siempre habría de entenderte.
Tierra, pensé que siempre te sentiría viva.
Pero siento que el vuelo de las olas me esquiva
y que en la tierra habita seca y parda la muerte.

No siento más. Acaso me sienta menos fuerte,
acaso sea un sauce mi alma pensativa,
acaso ya no vuelva el mar en el que iba
para desenterrarme de este fluir inerte.

Y es que en nada soy firme, mi sangre no se mueve,
no logro que resurja la tierra que no alea,
que aunque yo quiero alzarme mi sangre no se atreve.

Y pues la sangre guía, y mi sangre titubea,
yo también titubeo, y sé que si no llueve
continuará temblando en mis venas la marea.

1990

 

 

Es curioso el vaivén de la marea.
Y yo nunca estoy quieto.
Unas veces me salgo por el puerto
y otras veces me entro.

Es curioso el limpiarse y enturbiarse.
Y yo siempre soy mezclas.
Unas veces mi sangre se clarea
y otras veces es negra.

Es curioso que Heráclito era sabio.
Y yo siempre fluyendo.
Unas veces recién brotado fuego,
otras veces ya vuelvo.

 

 

HAS DE VOLVER

Como Ulises llorando a la orilla del mar, 
así estoy yo, y así se me nubla el aliento.
¿Qué mirar sino el mar? Pero Calipso 
me promete la vida eterna, el vuelo 
por dentro de una cueva al infinito. 
Sé que habrá de llegar un mensajero 
de los dioses, así lo dice el alma. 
Y volveré ya al mar que aquí alimento.

1992

 

 

ENTRE LÍNEAS

Qué dicen esas líneas
que no puedo leer.
Los versos que no das, lo que no dices.
Qué dices entre líneas.
Qué escribes en la arena.
No sé si escribes o si borras gestos,
si tus trazos son arrepentimientos.
Mueves el agua con tus manos, y
llevan las olas mi esperanza.
Tus labios mueven sus alas de fuego
como una mariposa que se va.

2006

 

 

Qué portentosamente
me vienes a arrastrar, mar de mi vida,
y cuántas veces he encallado
en la luz de tus arenas.

Estas son olas mías,
pues es mío el latir que las conmueve:
yo soy la voz del mar.

2016

 

 

DESIERTOS

Recuerdo que en tu nombre 
bebían las gaviotas.

El mar no es un desierto, 
como tú repetías,
un cadáver errante, 
es la ventura. 
Pero 
tú sentías la sal,
frente al otro desierto, 
también estéril, 
de la arena.
Y no, no coincidíamos.
Donde veía yo el inicio
de la respiración, 
los pulmones del mundo,
veías muerte tú, muerte sólo.
Cómo extender nuestras manos,
juntarlas
en un solo latido.

Y más ruido que el del océano loco
nos llevó a separarnos, de nuevo.

Ahora el rumor del mar es muerte,
una muerte sorda,
en la que nunca habitó nadie.

Diciembre 2016

 

 

No quiero que termine esta agonía;
quiero que sople el viento en la ventana,
que vaya a haber, no vaya a haber mañana
-el oleaje de la mar porfía-;

no ceje nunca el pulso de este día
fosco, su sol nocturno en la mañana,
esta noche nubosa tan temprana,
este viento que alienta todavía;

y cómo aprieta pálido los dientes
el mar, cómo arrebata sus espumas,
cómo se afana en todas sus corrientes;

febriles, fríos, fieros son sus pumas
locos abalanzándose, ¿los sientes?
a ti te canta su rugir de brumas.

3 de marzo 2020





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Presentación y muestra de poemas de "A mares"
(Afótico, Concepción 2021)
de Javier Aguirre Ortiz.
Por Antón Zubiaurre