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LA APUESTA POR EL PERIODISMO LITERARIO (*)


Por Juan Carlos Ramiro Quiroga

1. El periodista argentino Tomás Eloy Martínez sostiene en Tablero, Revista del Convenio Andrés Bello (Bogotá, 1992) que el periodismo cultural nació en América Latina y que es "aquí donde alcanzó su genuina grandeza".

2. "Todos –asevera–, absolutamente todos los grandes escritores de América Latina fueron alguna vez periodistas. Y a la inversa: casi todos los grandes periodistas se convirtieron, tarde o temprano, en grandes escritores. Esa mutua fecundación fue posible porque, para los escritores verdaderos, el periodismo nunca fue un mesomodo de ganarse la vida sino un recurso providencial para ganar la vida".

3. Aunque parece un mero arrebato ensayístico, el periodismo cultural de variedades y entretenimientos en Bolivia empezó a imponerse cuando a mediados de los años 90 e inicios del nuevo milenio fueron cerrados los periódicos Presencia, Hoy y Ultima Hora, que por décadas o lustros o breves temporadas habían sostenido suplementos típicamente literarios como Presencia Literaria, Linterna Diurna, Semana y Al pie de la letra.

4. Una generación entera de escritores, poetas, cuentistas, ensayistas e historiadores que no llegaba ni a mil en Bolivia (eso del 10% de lectores en Bolivia me hace reír) quedó a la deriva y sin norte. El cierre de estos periódicos significó cuasi el cercenamiento de las manos y la voz de este grupo que se fue formando domingo a domingo leyendo las columnas de los académicos o las reyertas entre historiadores o los textos poéticos que volaban libres en las páginas sepias de Presencia Literaria o ya coloridas de Linterna Diurna.

5. Desde entonces, el periodismo que tenía ápices tan conjuncionados y comprometidos con este género periodístico como Mario Mercado o Ana María Romero de Campero, desde diferentes voluntades e interes, viró hacia la mercantilización de la información adonde el papel rector y de prestigio del periodista quedó anulado y desplazado.

6. La necesidad tiene cara de hereje y bajo ese principio los medios de comunicación escritos paceños han tenido que sacrificar a la viuda negra, es decir, los suplementos literarios a fin de que permanezca en pie el periodismo fundamentalista, ese macho que le tiene terror a los libros y que sólo se interesa por la noticia política o económica o social o deportiva o, en su extremo, por la noticia morbosa o macabra (crímenes pasionales, asesinatos sin fin o violaciones).

7. El interés comercial de los periódicos que permanecieron en carrera ha creado engendros enciclopédicos como los suplementos dominicales Fondo Negro de La Prensa y Tendencias de La Razón que cubren, para no decir todo, un amplio espectro de la cultura boliviana e internacional. Podríamos decir, que la cultura se agota cada domingo con puros clisés y pura banalidad cultural en una mezcla de géneros y estilos que no aspiran más que a su real efervescencia: variar el entretenimiento y el divertimento de fin de semana con notas corregidas por periodistas que –esto no necesito probarlo– más les apasiona el fútbol o el teatro.

LA IGNORANCIA MUTUA Y LA JERGA PERIODÍSTICA

8. El desprecio que sienten los periodistas bolivianos por la actividad literaria es el mismo desprecio que sienten los escritores o poetas que dirigen algún suplemento cultural en Bolivia. Ese desprecio es producto de la ignorancia de ambos bandos: ignorancia por lo que prejuzgan los primeros como una “paja” y por lo que señalan los segundos como una “pepa”.

9. La “paja” hace trastabillar al periodista literario y la “pepa” magnifica al periodista de información que lo convierte en una especie de cíclope cuyo producto noticioso es solamente para la portada nada más que para la portada. El periodista escribe para las tapas y el periodista literario para los suplementos que están perdidos entre una treintena de páginas.

10. Esa jerga periodística deja en claro el abismo que separa la actividad típicamente periodística de la actividad típicamente cultural y literaria. En el gremio se cree que la cobertura política, económica y social es el verdadero oficio mientras que la cobertura cultural (presentación de libros, inauguración de muestras plásticas, conciertos musicales, eventos teatrales, entre otros) es considerada una gran pérdida no sólo de tiempo, sino de papel. De ahí que en las portadas de los periódicos, la magnífica diosa sigue siendo la polis o su variante sinuosa la economía o los temas sociales o el deporte.

11. El journalista estadounidense Mark Kramer, desde las páginas de El Malpensante, consideró que hay reglas quebrantables para periodistas literarios. Periodismo literario es un término más opaco que ha originado más confusión que certezas. Su virtud puede estar en su carácter inocuo. Como practicante de este género, encuentro que la parte "literaria" suena pedante y la "periodística" enmascara las posibilidades creativas de la forma.

12. “Pero ‘periodismo literario’ es –sostuvo y aquí me alío con él- una expresión más o menos certera. Juntas, esas dos palabras cancelan sus vicios mutuos y describen el tipo de texto en que las artes estilísticas y de construcción narrativa asociadas desde siempre con la literatura de ficción ayudan a atrapar la fugacidad de los acontecimientos, que es la esencia del periodismo.”

LOS FRACASOS

13. La esperanza de un constante periodismo literario en los periódicos tropieza con un serio obstáculo: la despreocupación de muchos periodistas frente al estudio y práctica de la literatura. Podría pensarse que los periodistas sienten terror a los libros.

14. Los periodistas colombianos Anuar Saad Saad y Jaime De la hoz Simanca observan en Periodismo Literario (Colombia, 2001) que en las facultades de periodismo de América Latina es evidente la existencia de un grueso número de estudiantes que miran de soslayo los géneros literarios.

15. “Muchos –dice– consideran que éstos son ajenos al periodismo y prefieren más bien su ‘pureza’, vale decir, su expresión llana y simple sin las ‘complicaciones’ que acarrean la estructura o la técnica del cuento o la novela. De esa manera, el reportaje, la crónica, el perfil o el relato periodístico, aparecen con algunas carencias estéticas o sin el atractivo que generaría si contaran con el andamiaje que soporta las creaciones literarias.”

16. Hay dos fracasos periodísticos en La Paz que le deben mucho a ese terror casi primordial que los periodistas sienten por los libros: el encarado por La Razón respecto al nuevo periodismo que aún se sigue perfilando desde la escuela de Gabriel García Márquez y el giro de timón hacia la política por una necesidad de sobrevivencia realizado por El Juguete Rabioso.

17. Durante seis meses de 2000, los ejecutivos de La Razón invirtieron tiempo y dinero para que su plantel de periodistas impulse un nuevo tipo de periodismo dictaminado por dos técnicos colombianos: Ponto Moreno y José Hernández. Pero los periodistas no estaban preparados para tal susto y se resistieron. Bombos y platillos al frente, este periódico igual lanzó esa empresa desde mayo de 2001 y sus resultados fueron apocalípticos: el viejo periodismo aún impera en sus páginas y ni una pizca del nuevo periodismo.

18. Durante los primeros meses en el 2000, El Juguete Rabioso apostó por la producción bibliográfica del país (letras, ciencia, poesía) y por el diálogo ideológico cultural, esfuerzo que no producía ningún tintineo monetario, sino sólo desconcierto, ansiedad y elevadas dosis de stress tanto en Walter Chávez como en Sergio Cáceres y Gastón Ugalde.

AL PIE DE LA LETRA

19. ¿Qué es Al pie de la letra? Como todas las cosas edificantes fue un suplemento efímero como fue efímero fueron los suplementos literarios La Hormiga Eléctrica y El mal pensante de La Razón o Trazos y Trizas de Jornada.

20. La emergencia del suplemento literario Al pie de la letra en las páginas de Hoy fue una experiencia excepcional que comenzó con el pie torcido. El primer número salió con una entrevista a Gonzalo Sánchez de Lozada, en ese tiempo Presidente de Bolivia, en la que el gringo hablaba de otros temas a los que no estaba acostumbrado referirse, por ejemplo, algunos ejemplos de la poesía anglosajona y otras vainas.

21. Entre la publicación y la proyección de este suplemento tuvo que imperar la inteligencia de Hernán Terrazas, director de Hoy, que junto a la astucia de Walter Chávez impulsaron de un día para otro 8 páginas de pura información literaria, es decir, sobre la publicación de libros de narrativa, filosofía, poesía, sociología, relatos, entre otros, editados en el país o del exterior.

22. Fueron cuatro los textos mayores de Al pie de la letra, es decir, la reseña, la crítica, la polémica y la entrevista. Pero su mayor logro fue visual, pues la tapa mostraba un solo icono o destacaba una sola figura (novelista consagrado, ideólogo reconocido) o perfilaba un solo tema literario de interés.

23. Cuando los demás periódicos como El Diario o Ultima Hora o La Razón habían prohibido la publicación de poesía en sus páginas, Al pie de la letra de Hoy no sólo le dedicó una página entera, sino una columna para su crítica, vindicación, elogio y difusión.

 

(*)(Este ensayo fue leído en el coloquio “Cultura y medios de comunicación” organizado el viernes 19 de agosto 2005 por el Centro de Documentación en Artes y Literaturas Latinoamericanas (Cedoal) en la X Feria Internacional del Libro de La Paz. La mesa fue moderada por Virginia Ayllón y participaron los escritores e investigadores Rubén Vargas y Liliana Carrillo. En el coloquio se debatió las "Experiencias de periodismo cultural de trascendencia en Bolivia").

 
 

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