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El porqué de Canadografía

Texto a raíz de una masa redonda sobre la "escritura diaspórica contemporánea", organizada por Imagina, la asociación de autores hispano canadienses y el programa de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Toronto, en la que participaron los autores reunidos en dos recientes y destacadas antologías literarias: Canadografía e Historias de Toronto, que tuvo lugar en abril pasado.

Jorge Etcheverry Arcaya
Canadografía: antología narrativa latinocanadiense, Jorge Etcheverry, compilador, Ottawa: Montecristo Cartonero, 2017


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La presencia e intercambio literario entre Canadá y Chile no tienen la dimensión que han adquirido en otros países de acogida del exilio chileno, como Francia, Italia, España, México o Estados Unidos, por ejemplo, que tienen mayor perfil y prestigio literario internacional, o Suecia, que recibió a un grupo de autores chilenos, principalmente poetas, bastante nutrido y organizado. Es decir que había y hay cierto interés, en el caso de la conexión Chile-Canadá, pero no en la misma medida que existe otros países que acogieron a la diáspora. 

De ahí mi sorpresa cuando Montecristo Cartonero, editorial chilena emergente y alternativa, de escritores y promotores jóvenes, me pidió que preparara una antología y aceptó con entusiasmo mi propuesta de una antología de narrativa latino canadiense. Entonces, quería decir que había interés no tan solo por lo que hacían los chilenos en Canadá, sino por la obra producida en el país por autores otros autores castellanógrafos. 

El resultado fue esta pequeña Canadografía, que de alguna manera fue el caballo de batalla de la editorial cartonera, que eligió presentar esta publicación en una feria del libro en Santiago como su “plato de fondo”, más o menos al mismo tiempo en que se realizaban las presentaciones de la antología en Ottawa y Montreal.

Ese relativo interés en Chile por la literatura producida en castellano en Canadá, básicamente la latinoamericana, se desprende de la presencia chilena en el país, que como se decía proviene del exilio chileno, producto del golpe de 1973, que tuvo como resultado una comunidad chilena en diversas provincias del país. El componente literario de este exilio mantuvo cierta relación con “el interior”. Una vez caída la dictadura, retornan algunos autores desde Canadá y se da la presencia ocasional y variable de autores chileno canadienses en Chile. Ya a finales de los setenta y comienzos de los ochenta, Ediciones Cordillera, editorial chilena en Canadá (con un comité editor que incluía a los autores Gonzalo Millán, José Leandro Urbina, Naín Nómez, Ramón Sepúlveda y el autor de esta nota), publicaba a poetas chilenos del interior y de la diáspora en su “Cuaderno de poesía chilena” y en algunos libros. Los escritores retornados a Chile han sido, hasta donde sé, Gonzalo Millán, Helios Murialdo, Jaime Silva Iriarte, Naín Nómez, Manuel Jofré, Alberto Kurapel, Leandro Urbina, Marianela Puebla y Alfredo Lavergne. Varios de ellos mantienen una relación esporádica con Canadá y en algunos casos han publicado en el país, principalmente a través de editores y medios chileno canadienses. La editorial Poetas Antiimperialistas de América en Canadá, dirigida por el poeta Elías Letelier, publicó a algunos poetas chilenos contemporáneos en papel y en un sitio web destinado a poetas chilenos de la generación de los nacidos en la década de 1950. Incluso se da el caso de algunos autores chileno canadienses que son o han sido publicados en antologías nacionales de cuento y poesía en Chile. Varios de estos autores participan en congresos y encuentros en ese país. La antología La voz y la memoria, de los poetas chileno canadienses Luciano Díaz y Luis Torres, que incluye una parte de los poetas chilenos en Canadá, fue publicada por una editorial chilena. También se ha dado el caso de autores chilenos en Canadá que han participado en varios encuentros literarios y académicos en Chile, muchas veces dando cuenta de esta literatura chilena que se hace en el país del norte..

Canadadografía no pretende ser una antología exhaustiva. Opté por hacer una muestra que abarcara los distintos discursos, países de origen y generaciones a través de una selección de textos. Aún no se ha compilado una antología completa de la prosa castellanógrafa latinoamericana en Canadá y, de hacerse, sería bastante voluminosa ya que constantemente surgen nuevos autores. La pluralidad de la escritura latino canadiense proviene en gran medida de la tradición e institución literaria/cultural del país de origen, la región del continente en que se originan los autores, su proveniencia social y nivel de educación, su orientación ideológica, su filiación etnocultural, la tradición y tendencias latinoamericanas globales, además por supuesto de la experiencia in situ, determinada en gran parte por un proceso de aculturación y variadas alternativas identitarias, además de la situación y/o la voluntad de producir textos literarios. 

Esta literatura emergente se concretiza en una variedad de géneros, que van desde el testimonio, documento, memoria, biografía, hasta la literatura experimental e incluso en algunos casos, neovanguardista. Por ahí se ha definido a la literatura que sigue al post modernismo como documental y testimonial, inserta en el juego de la equidad de los grupos humanos al interior del estado de cosas actual. Pero, como decía, Canadadografía también incluye el otro extremo—el de la literatura fantástica o el texto con rasgos experimentales—aunque la frecuencia de esto último es relativamente escasa. Esto último dado que la identidad incierta o amenazada en el nuevo medio es uno de los principales temas visibles o subyacentes en esta literatura y entonces resulta riesgoso asumir el experimentalismo, que no ofrece seguridad sino incertidumbre y búsqueda. Por otro lado, las formas genéricas tradicionales y reconocidas hacen que la obra sea más comunicable y accesible, en un medio en que parte del público potencial de esta literatura está formado por estudiantes de español (castellano) y personas para quienes este idioma puede ser un segundo o tercer idioma.

El nombre mismo que se le dio a la antología, Canadografía, obedece al diseño del imaginario del país que esbozan los diversos contenidos y discursos narrativos de los autores, en esas variadas formas que abarcan desde la narrativa lineal hasta el texto plurivalente y fragmentario, desde el despliegue realista a la incursión en el ámbito de lo fantástico. Se incluyen autores originarios de diversos países de América Latina, de diversas generaciones, de diversa afiliación política, provenientes de diversos exilios, trasplantes, migraciones, algunos que se inician en las letras, otros con una trayectoria de décadas, hay autores que escriben y publican en español y otros que lo hacen además en inglés y francés, publican en el extranjero o se insertan o reisertan en sus respectivas literaturas nacionales. Así, se va delineando un panorama espacial, temático y escritural de lo que es la ingente narrativa latino canadiense, que se reinventa y replantea su existencia, lugar e identidad en cada nueva promoción.

Todos estos factores y elementos quedan de manifiesto en los autores que componen esta muestra, y que son Martha Bátiz, Jorge Etcheverry, Jocy Medina, Marcelo Donato, Carmen Rodríguez, Ángel Mota, Gloria Macher, Jorge Cancino, Alejandro Saravia, Julio Torres, Borka Satler, Juan Guillermo Sánchez, Alberto Quero, Cristian Rosemary, Camila Reimers, Carlos Angulo, Pablo Urbanyi, Anabelle Aguilar, Ramón Sepúlveda, Gabriela Etcheverry y Luis Molina.

La literatura canadiense y la de las minorías etnoculturales ínsitas en ella están en una empresa permanente de delinear una imagen del país y, en su interior, las suyas propias. Cada generación de las comunidades etnoculturales, cada nueva oleada de recién llegados, tiene que definir su identidad y delimitar su espacio en constante cambio. La literatura latino canadiense se originó en gran parte en los exilios de las décadas de 1970 y 1980, fue inicialmente escrita en gran medida por la intelligentsia exilada, su temática básica fue la denuncia de la situación en sus países, la nostalgia y la adaptación al nuevo entorno Más adelante dio lugar a la búsqueda/negociación de la identidad, papel social y espacio en el entramado social, económico, político y cultural del país, temas y actitudes que se combinan con, o se superponen a la literatura exilada. A esto ha venido a sumarse otra oleada de exilados, y el aumento del público lector potencial ha potenciado, por ejemplo, el nacimiento de las primeras empresas editoriales comerciales hispano canadienses. 

La literatura latino canadiense ha ido ganando un espacio cada vez mayor, que no es tan solo correlativo con el crecimiento demográfico de los hispanohablantes, y, en mi opinión, el castellano podría convertirse en la tercera lengua literaria del país, después del inglés y del francés.



 

 

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El porqué de Canadografía
Canadografía: antología narrativa latinocanadiense
Jorge Etcheverry, compilador, Ottawa: Montecristo Cartonero, 2017