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José María Memet:
La poesía como salvación

Por Alejandro Lavquén
Publicada en Punto Final Nº 561 (enero 23. 2004)

 

Nacido en Neuquén (1957), Argentina, y nacionalizado chileno en 1970, José María Memet es uno de los poetas más representativos de la promoción de escritores que se forjaron durante el período más duro de la tiranía pinochetista. Y si bien ha sido definido por muchos como un poeta político, su obra va más allá de eso, abarcando una temática muy variada, pero siempre comprometida con el ser humano. Entre sus publicaciones se cuentan: "Poemas crucificados" (1977); "Bajo amenaza" (1979); "Cualquiera de nosotros" (1980); "Los gestos de otra vida" (1985); "Canto de gallos al amanecer" (1986); "La casa de ficción y otros poemas" (1988); "El duelo" (1994); "Un animal noble y hermoso cercado entre ballestas" (1995) y "Amanecer sin dioses" (1999). Ha recibido más de treinta premios de poesía, entre otros el Gabriela Mistral en 1977 y el Pablo Neruda en 1996. Fundó ChilePoesía y organiza el Encuentro Internacional de Poetas, evento bianual, cuyas versiones 2001-2003 han tenido una notable repercusión en la vida cultural del país.


Muchos lo definen como un poeta político ¿Qué nos puede decir al respecto?
Sí, creo que lo soy. Aunque no me guste. Entiendo la poesía no como una inmovilización si no como un encuentro permanente con otros seres humanos. No soy un poeta político a la manera "antigua" cerca de grandes profecías sociales, aunque lo fui por juventud e inexperiencia. La sobreideologización la encuentro nefasta para todos los seres humanos por igual y también para un poeta. Si algo rescato del presente, es la constatación de la importancia de la condición humana y su defensa y respeto ante los abusos del poder, sea del signo que fuere.

Según algunas personas ligadas a las letras, la generación a la cual usted pertenece tenía pretensiones fundacionales en la poesía nacional, lo que finalmente no se cumplió ¿Qué opinión le merece esta afirmación?
Creo que varios poetas de nuestra generación abortaron sus proyectos poéticos por facilismo o simplemente falta de talento. Yo creo que como generación nunca pretendimos ser fundacionales porque nunca fuimos una generación tampoco. Yo creo las en obras fundacionales y en ese aspecto creo que hay varias que sí lo son. "La Tirana" y los "Sea Harrier" de Maquieira; "Karra Maw’n y otros poemas" de Clemente Riedemann; "Purgatorio" y "Anteparaíso" de Zurita; "El Duelo" y "Amanecer sin Dioses" de mi autoría. Son obras macizas que abren otros caminos a la poesía chilena. Siempre, en general, se afirma mucha tontera, prefiero la responsabilidad del camino propio y del silencio meditado.

Tal cual están hoy las cosas en el mundo ¿Qué papel le asigna al poeta?
Antes, hubo siempre un sentimiento de futuro. Pero ahora, creo que el terror y el pesimismo del ser humano (sobre todo en Occidente) no tiene fronteras ni límites. Millones de personas gobernados por sujetos de gran bajeza espiritual sólo llevan a una gran decadencia, desesperación y violencia. La constatación de que el presente y el lenguaje son inestables, contrastan con el poeta, que –al decir de Octavio Paz- es la memoria de la especie. Pero no memoria de los hechos, no se trata de recordar el pasado, se trata de recordar lo indescifrable y mantener la relación del lenguaje con la profundidad del ser en el presente. Ese es el papel del poeta en el presente: respirar y hacer que otros respiren. Si en el pasado los clásicos nos salvaron de la locura, creo que en la actualidad la poesía es la única que nos puede instalar en el presente y ser medianamente felices. No soy tan optimista como Alejandro Jodorowsky que me habla de la revolución poética mundial, aunque su sueño sea bello.

¿Piensa que aún es válido trasladar la lucha política al poema? Se lo pregunto en el sentido de que a pesar de los tan publicitados "logros macroeconómicos de la actual globalización" la gente se sigue muriendo de hambre en muchas partes del mundo.
La gente seguirá muriendo de hambre hasta la extinción de la vida en este planeta. Lo único que podría cambiar este axioma macabro, es que la extinción no comenzara por lo cultural. La constatación de un pasado, un pequeño sentimiento de futuro, son grandes luces si hablamos de un cambio personal y de sociedades. La política debiera ser una guerra espiritual, pero se ha transformado, insisto, en la bajeza espiritual del ser humano y del presente. El poema es un robo a los dioses, es una visión, no una repetición de la realidad. La lucha es el lenguaje y su expansión. La poesía como el universo está en expansión.

¿Cuál es su visión de la actual poesía chilena? ¿Han surgido poetas de talento en los últimos años quince años?
Sólo prospectos. Se escribe mucho pero se piensa poco. Hay que esperar que decanten su lenguaje y esperar que sus egos vuelvan a la realidad. Demasiada ambición y muy poco esfuerzo. La poesía no es como la televisión, aquí, en el lenguaje, el tiempo es siempre tiempo y la muerte es el mismo lugar siempre, por ende, no existen los atajos. Como digo en un poema llamado El Fin: "la grandeza de un maestro se hace clara/ al no preocuparse por ser un desconocido,/ sino por hacer algo digno de conocerse." La poesía chilena necesita maestros, no estrellas. Y en relación a las "pasadas y gloriosas generaciones" aún activas lamentablemente, salvo extraordinarias excepciones, se respira el aire de la muerte literaria, lo enrarecido de la envidia y el fracaso de proyectos a nivel individual.

¿Por dónde cree que va hoy el discurso poético? ¿Quién, en su opinión, es el protagonista en el poema: la palabra o el sujeto?
El discurso siempre ha sido personal y el protagonista es el lenguaje. Pero hay un contexto, el ético, que muchos creadores y poetas tienden a olvidar o ingenuamente transgredir en contra de la condición humana. Esta época carece de límites muy claros. He escuchado cosas tan aterradoras como éstas: "cuando el segundo avión entró a la segunda de las torres gemelas en el World Trade Center, ya era una acción de arte." En poesía y en el arte, el relativismo ético no me interesa. La vida humana fue, sigue y seguirá siendo una prioridad para la poesía. Por eso no hay poetas que canten a la guerra.

En lo personal ¿Prepara algún nuevo libro?
Ahora el 2004 –celebrando ya mis treinta años escribiendo poesía, comencé en 1974- publicaré un libro nuevo que se llama "El Rastreador de Lenguajes" y hacia finales de año, una antología de mi obra titulada "Años en el Cuerpo. Antología Personal. 1974-2004". Con respecto al nuevo libro que estoy trabajando prefiero no hablar, soy supersticioso mientras estoy creando una obra.

Respecto a la última versión de ChilePoesía ¿Cuál es su evaluación en cuanto a la convocatoria con respecto al primer encuentro?
Los criterios de comparación siempre me han parecido ramplones y sin sentido. Pero el segundo fue más participativo, más de 80 poetas (extranjeros, nacionales y regionales) hicieron recitales públicos y masivos en 8 ciudades de Chile. Estuvimos en 8 cárceles del país, en centros culturales, en universidades, en comunas populares, en la Plaza de la Constitución y en la Maestranza San Eugenio. Fue un encuentro más difícil por la coyuntura nacional e internacional –caso Gate, coimas, la guerra contra Irak- elementos que afectaron seriamente nuestro diseño original, por cancelarse auspicios y apoyos. Pero pese a eso abrimos el encuentro a todo el país y eso es notable.

¿Cuáles son los próximos proyectos de ChilePoesía?
En marzo del 2004 comenzamos con La Universidad de la Poesía. La idea es traer 18 poetas internacionales a Chile y que cada uno de ellos dé una clase magistral, realice lecturas públicas, conversatorios y talleres con jóvenes poetas. Los poetas vienen por 10 y 12 días. Lo realizaremos en Santiago, Valparaíso, Viña del Mar, y en varios ciudades del sur. En octubre realizaremos "Neruda nos Reúne". Vienen 22 poetas chilenos que residen en el exterior a dar lecturas y a participar en conversatorios, tanto en Santiago como en provincias. Tenemos otros proyectos, pero como no están confirmados, mantenemos la reserva.

A propósito de poetas ¿Qué le parece que el Premio Poesía Inédita del Consejo del Libro 2003 haya sido declarado desierto por no haber participado trabajos de calidad, según el jurado?
Una expresión notable de la bajeza espiritual del presente. Creo que se debe reformular la nominación de jurados en ese premio: creo que para superar el capillismo, los favores de familia, los pagos entre integrantes de generaciones y las lealtades de la corrupción, hay que ir a la raíz y ser propositivos. Para mí –en poesía- lo más acertado es nombrar un jurado internacional, que venga por 10 días y dirima. Conocido el fallo se sepa quien era el jurado, realicen algunos recitales y todos contentos. Lo actual ya es insostenible.

Pasando a otro tema ¿Cómo ve la gestión de la Concertación en el plano cultural, qué piensa que le falta por hacer?
Bueno, yo creo que la Concertación ha abierto las puertas a un apoyo sostenido en el tiempo al mundo de la cultura. No se puede ser ciego e injusto. Ahora que sea insuficiente y que algunos elementos sean más efectistas que reales, demuestran que como obra permanente por hacer, necesita rectificaciones, reformulaciones y sobre todo un proyecto. La verdad que el axioma "Chile tiene una deuda con la cultura" es una bella frase política, lo importante es que esa deuda hay que pagarla. En todo caso el gobierno de Lagos ha dado señales mucho más claras que quienes le antecedieron. En lo que falta por hacer, yo creo que la ausencia de proyectos culturales país, es preocupante.

¿Qué percepción tienes usted de la "Institucionalidad Cultural" y del nombramiento de un ministro de cultura?
Creo que es un avance en establecer políticas públicas en este ámbito y refrenda la importancia que para un estado tiene su propio destino como país. Me consta que Agustín Squella interactuó sin distinciones con todo el espectro político-cultural en aras de la nueva institucionalidad. Lo que no me gusta es que Weinstein tenga el rango de ministro, y no sea ministro a secas. Lo que sí me gusta es el grado de participación mayor de artistas e intelectuales en la nomenclatura de la nueva institucionalidad. Estábamos absolutamente cansados de esos burócratas políticos ostentando su mediocridad y falta de ideas.

Usted ha estado siempre comprometido con las ideas de Izquierda, tras la caída de los muros ¿Cuál sería su reflexión sobre el futuro de la Izquierda?
Soy una persona de izquierda, pero el futuro lo construye uno y primero es personal. Esas visiones y prácticas hegemónicas donde se hipotecan generaciones en aras de la felicidad futura, han costado y significado la muerte de demasiados millones de seres humanos. La izquierda debe volver al humanismo y al desarrollo de las ideas y sobre todo a trabajar en cultura, que es la única senda donde los seres humanos se vuelven pensantes y no repetitivos. El futuro de la izquierda, de la derecha y del mundo, ya comenzó a asentarse en la diversidad y en el respeto a la vida humana. Ya no hay vuelta atrás. En cien años más el imperio no existirá, existirá un orden planetario más justo, y de seguro, los Bush del futuro, los Stalin, estarán en la cárcel, si es que se atreven a existir. No será fácil llegar hasta allí, pero será una época en que no volveremos a hablar como si fuéramos la única especie importante en el mundo, volveremos a contener la noción de la creación total y nuestro destino será otro. Y tal vez podamos de esa forma sobrevivir a la extinción, a la cual, como toda especie, estamos destinados.

Finalmente ¿Aún tiene esperanza en conquistar un mundo mejor? ¿Por dónde iría el camino correcto, en su opinión?
El camino correcto es la reflexión planetaria y el hacer planetario. El mundo mejor del cual me hablas, sólo existe en nuestra mente como un idealismo social. Yo prefiero aquel donde los ideologismos y la política se subyugan a los intereses de la vida toda. Actuar como si pudiéramos vivir en un planeta sin animales, plantas, árboles, con una naturaleza y lo que conlleva, arrasada como creación, se llama: demencia. El camino correcto para mí es la poesía, es un arte más viejo que las máquinas y también más joven. Es capaz de frenar mentalmente el efecto desintegrador de la posesión y es capaz de liberar para lograr la armonía. Hay que entender que no hay nadie más con quien hablar en el planeta y en el universo, entonces los seres humanos tenemos que hablar entre nosotros. Es el camino que conozco.

 

 


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José María Memet: La poesía como salvación
por Alejandro Lavquén
Fuente: Punto Final Nº561
23 de enero de 2004.