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Hay mucho poeta chileno sentado sobre un grano de arena


Por José María Memet
Lunes 7 de Noviembre 2005.

De verdad que salvo escasas excepciones el nivel demostrado por algunos de los detractores al recital en la Escuela Militar sean o no poetas, ha sido un espectáculo digno de su capacidad intelectual: la tontera. Legítimo en cambio me parecen ciertas ideas y posiciones esbozadas por otros donde se intenta pensar o repensar ¿de qué trató este recital y de la memoria, en el caso de Virginia Vidal?

Aunque lo esencial sería hablar del festival en su conjunto y no de un hito específico.

Creo que ni el gobierno de Lagos ni las Fuerzas Armadas tienen necesidad alguna de la poesía ni de los poetas, pero sí el espíritu de Chile, el espíritu de nuestro pueblo, tan maltrecho por el horror y por nosotros mismos. Porque lo que olvidan muchos de los detractores es que todos somos responsables de lo que ocurrió. Una irresponsabilidad personal y colectiva, produce desastres personales y colectivos.

En el marco de los tres festivales que hemos realizado (2001-2003-2005) hemos creado varios hitos que han sacudido a los espíritus polvorientos de algunos poetas y ex poetas envidiosos y resentidos, chilenos todos. El 2001 -junto al colectivo Casa Grande- bombardeamos el Palacio de La Moneda con poemas, hicimos la primera lectura poética en Villa Grimaldi (por lo cual fuimos acusados por el Instituto Libertad y Desarrollo, de execrar a nuestras adversarios) y reposicionamos la poesía en Chile con recitales masivos, tanto en Santiago como en Valparaíso y San Joaquín, ocupando el espacio público a gran escala. ¿Es tan negativo este actuar? ¿Darle la dignidad que se merece al arte mayor de Chile? ¿Y darle presencia e importancia a nuestros poetas? ¿Devolver la relación histórica con su pueblo?

En el segundo encuentro, comenzamos ChilePoesía en la cárcel de mujeres y realizamos 10 recitales en prisiones, un verdadero hito: "porque todo preso también es la democracia y la falta de oportunidades, como sociedad debe ser una responsabilidad compartida."

Viajamos a Antofagasta, Valparaíso, Viña del Mar, Osorno, Valdivia, Punta Arenas y estuvimos presentes en varias comunas de la Región Metropolitana: Cerro Navia, San Joaquín, Buin, Santiago. El recital central fue en La Plaza de la Constitución: Poetas por la Paz, a dos días que comenzara la invasión a Irak por EEUU.

El tercer festival, que nosotros queríamos fuera mundial, se encontró con la oposición del Consejo del Libro, en términos de financiar pasajes aéreos. Jurados sin expertice literaria como Jaime Hales (abogado y experto en Tarot); de su calidad de abogado nada tengo que decir, me parece bien, porque incluso fue mi defensor en un caso de intento de secuestro que sufrí y de la detención de unos de los agentes de la CNI y de su procesamiento. Pero, de ahí a dirimir sobre la calidad de un proyecto literario y de este nivel; ¡por favor! Otro de los jurados fue María Eugenia Meza, periodista que conocí en los años 80 y que nunca ha destacado en nada. Cuál es el criterio para elegir a este tipo de jurados en un ítem que tiene que ver con Eventos Literarios Internacionales y lo que yo denomino "Proyectos País", si no le han "ganado a nadie" y no han hecho nada en literatura y menos a nivel internacional. El techo lo puso ChilePoesía, sin soberbia: no veo por donde nos van a dar clases de cómo hacer un evento del nivel que manejamos. Creo que está mal el sistema o la forma espuria como se "digitan" los jurados, los criterios y otros avatares. Hay que centrar el debate en los temas que realmente afectan la vida del arte y la vida de escritores y artistas en Chile. Esos temas tienen que estar en la agenda de todos. Para que se produzca transparencia debe efectuarse un debate a fondo, que toque integral y profundamente las raíces del problema, generando un cambio de visión y de práctica, evitando nepotismos y manipulaciones políticas e ideológicas. Esto permitiría que todos los artistas y escritores estemos en igualdad de condiciones a la hora de financiar un proyecto. Me refiero a apoyar proyectos de excelencia, por sobre propuestas que involucren intereses de personas o grupos.

Con respecto a ChilePoesía 2005, la posición de algunos poetas argentinos, un español y un uruguayo, de escribir una pequeña nota manifestando no haber participado en el recital poético en la Escuela Militar, me parece válida pero innecesaria. Jamás se les invitó ni como poetas ni como espectadores a participar en esa lectura, en el entendido que no era necesario inmiscuir a ningún poeta extranjero en asuntos de competencia interna entre chilenos. Como conocían el programa con antelación, simplemente podrían haberse restado de participar, no haber aceptado los pasajes aéreos, la hospitalidad y nuestros menguados y esforzados viáticos, sin embargo eso no fue así. Sin embargo, me merecen respeto sus obras y su calidad poética e intelectual. Respeto su posición aunque no esté de acuerdo en su contenido y en su forma. Un festival de poesía no se hace de manera consensuada con la gente que se invita, se hace por una curatoría de su dirección, donde la diversidad poética y estética de este arte, esté debidamente representada con grandes valores de la poesía internacional y nacional y jóvenes y talentosos poetas chilenos y extranjeros. Lo otro sencillamente es demagogia.

La carta de Nelson Villagra la siento valedera y necesaria, aunque no esté de acuerdo. Me pasé diez años de mi vida trabajando en derechos humanos en la Vicaría de La Solidaridad y más de treinta, políticamente en Chile, no en el extranjero. Ambos nos conocimos en Cuba. Tal vez sólo tenemos un problema de información o de desinformación en este caso. Sola Sierra, Viviana Díaz, la Sra. Anita Recabarren y tantas otras mujeres, parientes de detenidos desaparecidos saben que trabajamos juntos muchos años por encontrar a sus familiares y por frenar la represión. Jamás haría nada para agrandar su dolor, al contrario, pero lo que el país también requiere es fortaleza de espíritu para vivir el presente y construir el futuro, superando el trauma de esos 17 años de oprobio y esta lenta transición. Como se les ocurre a los sobreideologizados "compañeros de ruta" no entender que la vida debe estar a la vanguardia de nuestro quehacer y que no es necesario hipotecar generaciones, situación que han hecho todos los regímenes políticos e ideológicos a través de la historia, con las consecuencias que sabemos: centenares de millones de muertos. Por este sendero, nunca llegaremos a la tierra prometida, sólo a cementerios.

Seamos justos, las nuevas generaciones no resisten más odio, más diferencias, hay que darle un nuevo rumbo al país. Es por eso que no se inscriben, no votan y no les interesa participar, están cansados de la exclusión y de la mentira. Estoy convencido que todos los violadores de derechos humanos deben ser sancionados, pero por favor, que responsabilidad histórica tienen los cadetes (hombres y mujeres) y los aspirantes a suboficiales (que no sobrepasan los 18 y 19 años), ¡quieren decirles asesinos, a personas que no han cometido ninguna violación de derechos humanos, por favor! ¿Quieren aislarlos, quieren que no sean chilenos? La poesía ayuda, como el arte en general lo hace -mediante la cultura- a establecer un rito común, a compartir un destino y a compartir nuestras vidas. Nuestras legítimas diferencias no pueden hacernos olvidar que somos una comunidad de seres humanos y que por ello es necesario hablarnos y no gritarnos. Ya no podemos revivir a nuestros muertos ni tampoco redimir como quisiéramos a nuestros torturados (entre los que me incluyo), pero por lo menos daremos aliento y fuerza, para que esto nunca más suceda. La responsabilidad -si algo se aprendió en estos años- no es con la política ni con la forma de hacerla, es con la vida, con el valor de ella y del ser humano. Esa es la política que no debemos olvidar jamás y la gran enseñanza que habremos sacado del dolor.

Con respecto a los talibanes literarios, ellos ya han dicho lo necesario: Elías, Pepito Cuevas, y otros floripondios, por nombrar algunos. Sigan sentados sobre el grano de arena, que es su lugar. No obstante, por permanecer allí toda una vida, lo más probable es que les brote sarpullido, con toda la significancia que ello implica, pero sobre todo y para siempre podrán vivir su mundo de mezquindad, falta de ideas y talento, sentados sobre la nimiedad.

Nosotros seguiremos tratando de traer la montaña hacia nosotros, esa cordillera que amamos, a toda nuestra gente que sufre y ama y que quiere otro Chile. Sólo queremos talento, belleza para Chile y dejar atrás el horror.

............... José María Memet
.................. Poeta
.................. Director General
.................. ChilePoesía

 
 

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Hay mucho poeta chileno sentado sobre un grano de arena.
Por José María Memet
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