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PONENCIA:

"LA POESÍA DEL NORTE DE CHILE VIVE Y SEGUIRÁ VIVIENDO"

SEGUNDO CONGRESO DE POESÍA DE LA REGIÓN DE COQUIMBO Y EL MUNDO ANDINO

Dr. Julio Piñones Lizama

 

Esta ponencia confirma la vitalidad y eventual universalismo de la poesía originada en la Región de Coquimbo y en el Mundo Andino. Rechaza los intentos de negarla y descalificarla, manipulando un supuesto canon de "literatura regional"; opuesto a lo que sería la "literatura nacional", o sea, la santiaguina. Carecemos de tiempo para exponer en su plenitud las fuentes directas e indirectas sobre las cuales se fundamenta del todo esta afirmación; pero el azar nos brinda el ejemplo de una descalificación reductora de nuestra poesía que nos sirve para discutir el problema (V. Walter Hoefler, El canon de la literatura regional, en La firma en blanco, Valdivia, 164-172). ¿De cuál canon, todavía, se pretende hablar en esta contemporaneidad anticanónica? ¿Hasta cuándo se intenta denigrar el arte surgido en un vasto espacio cultural de Chile, como cualquier otro, negando, implícita y explícitamente, su carácter nacional? Se trata de una expresión que rechazamos desde hace muchos años en esta zona y que nos vemos forzados a enfrentar, de nuevo. En conciencia, estamos obligados a hacerlo, porque hemos recibido nobles herencias que sobreviven, sutiles cauces filtrados entre nieves que bajan del altiplano entre roqueríos, que atraviesan desiertos y que nos hermanan, aquí y ahora.

Sorprende que el crítico de Valdivia atribuya una predisposición literaria a la figura que él denomina: "poeta regional", quien habría decidido a priori:
"trabajar con un patrón restrictivo y autolimitado, (que) no pretende sino representar a su provincia o a su lugar, de ahí que elija como lo representable tanto factores emblemáticos, típicos, redundantes como obvios. Elige precisamente lo particular no universalizable, lo individual no general…" (Hoefler, La firma…166). Este condicionamiento absurdo, no es más que un invento del profesor sureño: es insostenible que cualquier poeta, de antemano, se constriña y cercene la expansión de su creatividad, como la suposición citada lo señala: todos los poetas, sin duda, desde el primer verso, luchan por hacer poemas con una proyección universal. Lograrlo o no, es otra clase de problema.

Lo tendencioso de este escrito, se confirma en aquellas mismas páginas, dado que con los mismos elementos referenciales de sus enunciados reductores de la "literatura regional del norte", los cuales valdrían igual para la poesía regional sureña; el crítico valdiviano exceptúa la poesía "lárica" de las regiones sureñas. Con este propósito, construye este modelito laudatorio para desdecirse, pues la poesía "lárica" del sur tendría en sus palabras:
"una fuerza caracterizadora de una perfomance generalizante (…) escamoteando en la fuerza de su acción y de su pulsión el simple aspecto denotativo constitutivo de una identidad puramente formal y externa" (Hoefler, 167).

Ante tanta inconsecuencia, por ahora, sólo podemos dejar constancia que nuestras obras se escriben, perduran y se extienden, desde las regiones nortinas del país, con tanto universalismo como las surgidas en la región metropolitana o en la región sur de Chile. En estas dos últimas, también cabe evaluar el mayor o menor grado de las dimensiones que cada poemario manifiesta y, según las lecturas que se hagan de cada texto, se fundamentará que hay en el sur, en el centro o en el norte del país poemas universales; junto a otros, que lo serán menos o que no lo serán.

Todas estas producciones están expuestas al juicio crítico, pero éste nunca puede desestimar el valor que tienen los ámbitos que constituyen lo más profundo y caracterizador de una poesía que nace, irradia y se proyecta, dotada de una atmósfera, de una afectividad y de los signos que la circundan y que le confieren su sello íntimo. El que exista un afincamiento de una poesía escrita en cierta región determinada, no puede ser pretexto para ubicar al final de una arbitraria lista de autores llamados por el crítico como: "clásicos", al poeta Andrés Sabella, (La firma…165). Esta inscripción, concedida como por gracia olímpica por el crítico, sabemos que conlleva toda la carga despectiva atribuida a lo "regional", y que ya ha sido rechazada.

Además, aquí no hay cómo explicarse que en el trabajo de un académico, falte la conceptualización del meta-discurso usado, lo que agrava la inconsistencia de este escrito, dado que no se explicita la codificación con que se entenderá el término "clásico". Las codificaciones conocidas de esta expresión meta-lingüística remiten al Clasicismo de la Antigüedad griega, o al Neo-Clasicismo del siglo XVIII. Es obvio que lo "clásico", en estos referentes, no calza, de modo que subsiste la pregunta por este código y por similares carencias de otras codificaciones, presentándose así un escrito plagado de ligerezas.

Mucho menos, tampoco hay en el texto citado, claridad alguna sobre lo que fundamentaría enunciar diversas categorías de lo "clásico", desde las cuales se nombran distintos niveles de autores, así llamados "clásicos" en La firma…. Algunos, como Luis Sepúlveda o Marcela Serrano (La firma… 165) : "no necesariamente clásicos todavía" (la negrita de asombro es nuestra). Se use de la manera que sea el término "clásico", cabe preguntarse: ¿Cuál nivel de "clasicismo" puede alcanzar, alguna vez, una autora como Marcela Serrano? ¡Por favor! …

Aquel criterio descalificador que se aplicaba a una poesía porque surgía en torno al espacio regional de su inmediatez, podría servir para anular la validez universal de los siguientes versos:

" Pende sobre el Valle, que arde,
una laguna de ensueño
que lo bautiza y refresca
de un eterno refrigerio
cuando el río de Elqui merma
blanqueando el ijar sediento."

¿De cuál obra proceden estos versos "regionales"?...
¿Quién es el autor o autora "regional" de este texto?...
Bueno, provienen de Poema de Chile (Gabriela Mistral, 42), magnífica obra de nuestra universalísima Gabriela Mistral, quien encontró en Montegrande, el más templado espacio imborrable en la conciencia de su ser poético; la más honda y vasta resonancia de una lírica telúrica, serena y apasionada, que no puede ser tildada como "literatura regional", con aquel ánimo peyorativo que cae solo.

En Cómo escribo (1938), la poetisa hace explícita referencia al ámbito de sus infancias. De modo recurrente, sus experiencias procedentes del espacio de Montegrande, nutren, cobijan, palpitan y se proyectan en sus textos. El valor de lo inmediato que trasciende, siempre le otorga a esta poesía, el temple del sabor frutal, su poeticidad solar, ciencia desconocida para la Academia; pues es una experiencia estética cósmica que no puede ser medida por ningún canon, ni preceptiva. Así lo expresa ella:

"Creo no haber hecho jamás un verso en cuarto cerrado ni en cuarto cuya ventana diese a un horrible muro de casa: siempre me afirmo en un pedazo de cielo, que Chile me dio azul (…) Mejor se ponen mis humores si afirmo mis ojos viejos en una masa de árboles." (Cómo escribo, en Páginas en prosa, 1)

Aquí la hablante propone un espacio abierto para su escritura, se explicita una voluntad que se proyecta hacia la inmensidad del universo.

La naturalidad del Valle de Elqui se revela como un reencuentro con la autenticidad y la plenitud del ser:

"Escribir me suele alegrar; siempre me suaviza el ánimo y me regala un día ingenuo, tierno, infantil. Es la sensación de haber estado por unas horas en mi patria real, en mi costumbre, en mi suelto antojo, en mi libertad total." (Cómo escribo, en Páginas…, 2).

Y en el mismo sentido, agrega:

"La poesía es en mí, sencillamente, un rezago, un sedimento de la infancia sumergida." (Cómo escribo…, 3).

En su recado: "Gente chilena: Manuel Magallanes Moure" ("El Mercurio", 1927), Gabriela Mistral rinde homenaje a un poeta que, de acuerdo a estos cánones, preceptivas y demases; sería un "poeta regional". Sin embargo, aquí, la escritora valoriza la integración entre espiritualidad, contexto y proyección poéticas que se dan en el poeta y pintor serenense. Sus palabras amplían la valoración y la función de su literatura, inscribiéndola en el amplio marco de una visión integral del mundo y de la existencia, cito:

"La introspección de minuto a minuto, el acarreo implacable que hacía su antena viva de las sensaciones, me hace pensar en su corazón como en un nido que recogí de niña, bajo unos higuerales. Estaba hecho de fibras secas y menudas, tan áridas, que el fondo entero me punzaba la mano. Y eso era un nido y tocaba el pecho del ave. La inteligencia de nidos semejantes a los hombres con vida interior."

De su poesía, la Premio Nobel dice:

"poesía sin ángulos -el grito es ángulo también-, de ritmo igual, sin coloración frenética, en gris violeta y gris verde -especie de musgo de Jagadis, lleno de vibraciones."

(Y agrega que):

"Es una pena que tengamos tan desacreditado el elogio en América, que no significa nada decir que la poesía de Magallanes Moure "fue la más pura", porque se ha dicho eso precisamente de muchos. Pura, por la ausencia de didactismo, por un desinterés total de doctrina, pura por escrupulosa en la técnica y por ceñidamente sincera." (Gabriela Mistral en Alfonso Escudero, Recados: Contando a Chile, 32-33).

La misma Gabriela Mistral en esta línea de artículos valorativos de poetas chilenos, alude a nuestro Carlos Mondaca, probablemente, encasillado y silenciado por razones ajenas a su poesía, más bien vinculadas a la carencia de difusión adecuada en su tiempo. Ella escribió:

"La poesía de Mondaca nació bajo la norma de la intensidad, que es la cualitativa que llama León Daudet (…) Es la línea de los Baudelaires, de los Poe, de los Bloy, de los Leopardi; de los Andreyeff, de los Claudel, de los Hello, y, en lo español, de los Machado y los García Lorca, línea tan clara ella como el garabateo de las climatérica en un mapa." (en Recados.., 47). Texto de homenaje a Carlos Mondaca con ocasión de su temprana muerte.

La propia Gabriela Mistral expresó en "Cómo escribo" (1938), la importancia de estos espacios benditos cuyas marcas concretas de cielos transparentes y tierras cálidas sustentaron y dieron vida estética al ambiente afectivo de aquellos textos de "Poema de Chile", íntimamente ligado a un magnífico canto poético, donde se consagra el valor de singularidades hondas y expansivas. ¿Puede rotularse de "regionalista" el poema del libro Tala sobre aquel pan que "huele" a los valles de "Aconcagua" y de "Elqui" ("Pan", en Tala). ¿Puede reducirse al regionalismo literario la amplitud de la experiencia universal invocada en ese "pan" comido por "cien hermanos": "pan de Coquimbo.."/ pan de Santa Ana"? (Tala, en Poesías Completas, 441-443)

En una segunda instancia de esta ponencia, siempre ligada a la primera línea problemática, aunque hablando en un orden superior de consideraciones; por más que la escritura poética sea realizada por un hablante individual situado ante las provocaciones de una página en blanco, requiere de interconexiones culturales. Los emisores de poemas pueden revelar en sus composiciones diversos grados de apego a instancias tradicionales, rupturistas o experimentales; no obstante, en términos conceptuales ideales, todas las obras poéticas se han nutrido de una intertextualidad precedente en el eje temporal evolutivo y de intertextualidades coetáneas a las mismas: diacronía y sincronía fundamentales.

Frente a esta descripción universal e ideal de los procesos escriturales, para los efectos de esta ponencia, es pertinente destacar que, en el plano concreto de las producciones generadas en este norte, la efectiva ocurrencia de estos factores de nutrición u oposición, en alguna medida, cabe reconocerlo, puede o pudo verse mermada en el pasado por el aislamiento cultural de los sujetos poéticos o por la precariedad de comunidades que sólo llegan a constituir pequeños sistemas dispersos, sin que sus niveles de organización permitan la construcción y funcionamiento de un macro sistema integrador. Pero esto ha cambiado por acción de la comunicación tecnológica, hace ya varias décadas.

Precisamente, la convocatoria que nos reúne plantea los problemas de escritura y de meta-escritura de una poesía que surge en estas comunidades. Hablamos de vastos espacios que ahora disponen de comunicación directa y, por tanto, los contactos literarios reales han dado paso a un conjunto de interacciones, posibles de establecer entre los sujetos poéticos productores de textos líricos y la vastedad de conexiones sobre el pensamiento poético que sustenta la práctica literaria de dichos actores. Estas son las condiciones fundamentales contemporáneas del campo cultural dentro del cual se desenvuelve la "poesía del norte chileno"; y así es cómo las estructuraciones de otros sistemas literarios, también, pueden mostrar grados similares de homogeneidad con relación a la poesía que se cultiva en nuestras regiones. Tal vez, así se esté cumpliendo de un modo inesperado, una modificación en las distinciones que hace Iuri Lotman en términos de "semioesfera" y "periferia" en los espacios semióticos. La primera, requería de la segunda, para ser tal. El dinamismo de la "periferia", en algún tiempo, produciría su instalación y apropiación de la potencialidad "semioesférica". Podemos aventurar con esto que la más vasta poesía del mundo, puede hoy estarse escribiendo en la más austral de las islas del sur de Chile o en las pantallas tecnológicas más vibrantes de Andacollo o de Putre, en el altiplano chileno.

¿Cuál es la propuesta de este discurso? Por cierto, la de generar proyectos poéticos colectivos orientados a revertir cualquier aspecto negativo de las realidades culturales que algunos han deseado despreciar; sólo animados por un compromiso total y sincero con las encrucijadas de una cultura nacional que visualizamos en manifiesto estado de deterioro; si la calibramos con relación a la dimensión alcanzada por la cultura nacional en el ámbito latinoamericano, en las décadas previas al golpe militar. La mayor cuota de esta responsabilidad recae en la semioesfera santiaguina. Por ejemplo, algo de esto pudo verse en el circo literario que han estado exhibiendo algunos narradores santiaguinos, recientemente, el cual ha sido posible por los diversos grados de contaminación que sufren quienes se sitúan en la "capital", en la cabeza, etimológicamente, del país. Una teoría de la decadencia imperial romana, atribuye a una contaminación metálica de las tinas de baño, la decadencia de la clase gobernante. En cuanto a nosotros, se advierte un mejor pronóstico para el desarrollo nuclear que puede gestarse desde las regiones, si se reconoce la mayor serenidad que brindan los espacios no capitalinos para una escritura tranquila, concentrada en sí misma y con Internet abierto al ancho mundo. En las décadas recientes, han existido iniciativas institucionales orientadas a disminuir esta brecha cultural de una región a otra y entre la región norte y Santiago; sin embargo, han sido insuficientes, por lo que corresponde incrementarlas y socializarlas más. Nosotros mismos debemos hacernos una autocrítica, igualmente implacable; pues las periferias culturales deben trabajar, mancomunadamente, para hacer de nuestra región norte un espacio con brillo propio, un horizonte con máximas aperturas hacia un trabajo artístico fraternal y solidario. De este modo, las dificultades comunicacionales existentes, aunque con disponibilidad restringida, hoy pueden superarse recurriendo a los actuales medios tecnológicos, los cuales brindan contactos que favorecen las interacciones culturales; junto al uso de todo recurso que sirva para ampliar nuestras visiones. Así, para aproximarnos a la concreción de estas expectativas, no puedo sino remitirme aquí a la genial propuesta de Vicente Huidobro que nos exhortaba: "primero, a crear; segundo, a crear; y tercero, a crear".

 


BIBLIOGRAFÍA

1. Gabriela Mistral, Tala, Buenos Aires: Editorial Sur, 1938.

2. Gabriela Mistral, en Alfonso Escudero, Recados: Contando a Chile, Santiago: Editorial del Pacífico, 1957.

3. Gabriela Mistral, Poesías Completas, Madrid: Aguilar, 1962.

4. Gabriela Mistral, Cómo escribo, en Páginas en prosa, Buenos Aires: Kapeluz, 1965.

5. Gabriela Mistral, Poema de Chile, Santiago: Cochrane-Planeta, 1985. 1ª edición, póstuma, Barcelona: Pomaire, 1967.

6. Iuri Lotman, La semioesfera I, Madrid: Cátedra, 1996.

7. Walter Hoefler, El canon de la literatura regional, en La firma en blanco, Valdivia: El Kultrún, 2005.

 

 

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Dr. Julio Piñones Lizama.
Segundo Congreso de Poesía de la Región de Coquimbo y el Mundo Andino.