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Un ensayo de poesía:
"Aguacero de palabras"


Jaime Serey
Montreal, Canada.

A

Hoy me encuentro escribiendo estas líneas mientras afuera,
A unos centímetros después de los vidrios de mis ventanas
Esta azotando una especie de aire resistente
Y helado de unos 18 grados bajo cero, tengo frió,
Trato de concentrarme, se que tengo que expresarme por intermedio
De esta hoja en blanco,
Que comienzo a rayar con mis apuntes.
Ayer estuve leyendo lo que tú me escribiste,
Para que me hiciera una idea,
De cómo estas inventando todo esto que parece tan surrealista
Por la forma de dirigir tus ideas bastantes pusilánimes y otras veces abstractas,
Pero tan distinta a todas aquellas extravagancias de la subsistencia.


Creo, que Breton, te enviaría un saludo fraternal aunque
Se lo comiera la envidia hasta por los talones.
Sabes comparar bien las mariposas con los lagartos
Y las moscas con las palomas que se reúnen en la plaza de San Pedro,
Allí si que me quede sorprendido,
Porque capte, que de tu mente salen maravillas
Que siendo incoherentes completan unas sospechas
Que me llegan ha dar escalofríos.
Pues hay bastante del fin del mundo.


Tu me obligas ha seguirte al pie de la letra
Aunque no haya probado ningún bocado completo
De tu sensibilidad, de tus ganas femeninas,
Que vienen siendo como gritos de algarabía,
De cambios de carácter y solo de calentura,
Esa calentura magistral que comienza bajo el vientre
Y después se mete por los poros hasta llegar a las neuronas.
No puedo llegar al clímax todavía ni menos al orgasmo intelectual digo yo,
Porque siempre es muy poca la escritura
Que tú me envías a veces son escasamente dos páginas
En otras oportunidades media pagina
Y cuando es una media pagina
Te leo en un abrir y cerrar de ojos.


Por ejemplo, el otro día tuviste el excelente ingenio
De enviarme un simple borrón,
Pero lleno de graciosas anécdotas,
Reí tanto que estuve a punto de vomitar en la jaula de mi canario,
Imagínate como habría quedado la pobre ave
Bien parecida a un limón pútrido dentro de un canasto.
Pero tú me haces sentir a los clásicos Españoles tomando sol en Marbella.


Cuando tienes esas ganas de hablar
Y escribir bien el idioma con esos sonidos mediterráneos
Que parecieran venir de otras antigüedades, de otras latitudes
Que fueron más estupendas que la nuestra alguna vez.


B


No se, como logras remontarte en las nubes de Neruda,
Con tanta facilidad si apenas con un brinco,
Con algunas frases te bastan para estar en su nivel congeniando
Como si fueras su mejor condiscípulo.


Realmente es admirable verte tan desenvuelto
Dueño de todas las situaciones lingüísticas,
Que se requieren para ser un buen inventor.
Se que tu te lo pasas durmiendo todo el santo día
Y que apenas acudes al lápiz,
Para escribir alguna cosa,
Que tenga su debido valor literario.


Sin embargo eres maravilloso sobre todo
Cuando te sumerges en los ámbitos de la luz,
La oscuridad y la muerte,
Es allí donde sueles tocar las materias fundamentales de la existencia.
Tengo la impresión de que mientras mas duermes mas piensas
Y mientras más piensas mas duermes en tus laureles de la magia,
El sueno, el encantamiento esa brujería intelectual
Que se posesiona de los más inútiles y los más inteligentes.
Al fin y al cabo Sócrates, pasaba horas en el Ágora,
Pensando sus escritos filosóficos,
Que todos conocemos y que todos olvidamos.
Al fin y al cabo el loco Rosaura,
Pasaba horas en las llanuras de los altiplanos pensando
Sobre el frió corazón de las cordilleras
O en los estadios suburbanos gritando
Por su club de preferencia que lo haría feliz.


Todos de alguna manera somos profundos,
Es por eso que a ti te encuentro increíble
No se como puedes cazar una libélula,
Cuando esta yace en pleno vuelo y alumbrándose con su hembra,
No se y no entiendo si te he visto siempre tan pálido
Como si vinieras saliendo de un baño de harina blanca,
De un desierto lleno de cardos apagados por un gigante que no existe.

Ahí estas tu hipnotizándome con tu calidad de individuo casi perfecto
Con un rostro de ciruela madura


O de tornasol maduro a punto de echar semillas maduras a la tierra,
Es decir a punto de convertirte en un poeta existencialista
Gritando viva la opera de los cinco centavo,
Viva el doctor de Frankenstein,
Viva el amigo piedra,
Viva, viva los Heraldos negros y la residencia en la tierra.


Yo me pregunto cual es el poder
Que tienes para poder salir de todas las encrucijadas
Que te envía el destino cuando estas frente al azar,
Algo de sabio debes tener para poder salir adelante con las letras,
Que tanto cuesta construirlas, levantarlas, hacerlas nuestras,
Para que ellas sean nuestras propias venas, nuestro arco iris,
Que tiene los colores de la verdad.
No existe ninguna conciencia más exquisita e inmoral,
Que la del Márquez de Sade,
Por ahí de repente te diviso algunos arranques de erotismo
Sumamente espectaculares dignos
De los mayores libertinos de los siglos XVII y XVIII,
Aquello de ir ha buscar las hormonas de la mujer
En las cavernas mas infinitas del sexo eso de despertar
Con el pezón en la boca como si fueras un recién nacido
Y querer vivir obsesionado por la idea de la carne,
Vivir más de la cuenta como un espejo del amor
Donde se reflejan todos los pecados de la lujuria
Y los ósculos carnales de los bellos deseos del artista.


C

Yo, te leo desde aquí de la ciudad de Mérida,
Tan pintoresca y colonial
Y tan lluviosa en la época de Primavera.
Te leo mientras las campanas de la catedral les avisan a los ciudadanos
Que llegaron las 12 del día.
Estoy prisionero entre tus extensos escritos
Que tienen bastante de sangre y de tinta,
Pues las guerras se viven de una manera bestial e inconciente
Sin tomar en cuenta la integridad humana,
La paz universal…


¿Me pregunto?
Que diablos te ilumina para describir
Tantas barbaridades tantas atrocidades en 300 páginas llenas de horror.
Mezclo el sonido de las campanas que escucho con los sonidos de los cañones
Que leo en tu texto y se me forma una materia
Espesa de religiones, de capitalismo, de ateos pensamientos
Que luchan entre si por obtener una autonomía para gobernar el planeta.
Todos esos conceptos los habrá creado Caín
Después de haber eliminado a Abel,
Que mano pudo ser la causante,
Que pensamiento pudo ser forjador de todas estas violencias del infierno,
Que por vez primera azotaron las ciudades de los Cesares,
El Cuzco, Itaca y Atenas.


Sé escritora que lo tuyo nace de la verdad y de tus meollos,
Que tú no tienes la culpa por describirnos el testimonio de algo tan real
Como las invasiones, el genocidio o los holocaustos.
Pero yo te culpo por mi persona por el mal de ojo
Que me entregas, por la alergia que me come la piel y la espalda,
Por estos gritos atajados en la garganta
A punto de explotar en un llanto de amargura, de pena, de liberación.
Sabes que me dieron ganas de prenderle fuego a la Biblia,
De pura impotencia e incluso a tus páginas también,
Tuve las negras intenciones de volverme rebelde sectario
Y menos ortodoxo de lo que era,
Pero de que valía insertarme en la maquina de moler carne humana,
Que ya vivimos.


En todo caso sigo pensando que Martín Lutero,
Tenia toda la razón cuando fue excomulgado de la iglesia,
Estos templos no nos han ayudado a prohibir
O remediar la crueldad que azota al mundo.
No te preocupes no me voy ha prohibir seguir las líneas de tu obra
Por muy trágicas que estas sean
Y por todo el daño que me causen todas mis determinaciones
Están tiradas sobre la mesa.


Como un buen lector que soy tengo el deber de finalizar lo
Que se empieza. Hojeo:
La explosión fue muy intensa, monstruosamente más atroz,
Peor que la acontecida en Nagasaki o Hiroshima.
Habían sucumbido hasta los siete caballos de la Apocalipsis
Completamente despedazados,
De sus jinetes solo quedarían las sombras de sus espuelas.
La ciudad de Nuevo México, bien parecida a la de Babilonia,
Había temblado cayéndose a pedazos
Sobre la tierra baldía llena de espanto y muertos.
Allí nadie sobrevivió el ángel y el demonio
Se habían destruido mutuamente.


El inmenso hongo que se había elevado en el cielo
Había descargado la energía de 100 soles reunidos en uno solo,
Unas gigantescas porciones de Uranio,
Involuntariamente había cumplido la misión
De hacernos desaparecer del orbe…


D

Los desquiciados de la farándula aparecen vestidos de payasos
Y operarios de la felicidad
Dispuestos ha saltar todas las barreras impuestas
Por las reglas de los circos, de aquellos que entregan las bajezas
Que se ocultan en la sabiduría
O en la experiencia sobrenatural de la existencia.


El hombre en cuya risa se confía sabe
Vencer los obstáculos de la santidad a signos, a gemidos, a rumores, a palabras
E incluso a gritos recónditos de alcohol, nicotina y drogas.


Quien piensa en cambiar el mundo del arte a fuerza de imaginación,
Originalidad debe ser un inteligente vanguardista de armas a tomar,
Pues vivimos en una era de estupideces e incoherencias.


Una muchacha se atreve a pintarrajear una tela
Con sus senos, una verdadera revelación en los medios pictóricos,
Una agrupación de poetas en California,
Se reúnen en las esquinas de las calles,
Para declamar sonidos de pájaros y animales,
Una nueva manera de expresar la poesía,
Todo un éxito en los poderes literarios actuales.
Un guitarrista esquizofrénico aprende a tocar al revés
Y hacer nudos en bolsas plásticas todo un avance
Para la psiquiatría moderna y el Punk.


Será la diversión de vivir lo que nos pone ciegos
Y sordos o la decadencia que implacable
E inexorablemente debe de estar alcanzando
Sus niveles máximos en nosotros.
Caemos de las cumbres de la civilización hacia
Los abismos intolerables de la ignorancia.
Llámese liberalismo de espíritu a estos nuevos tiempos del siglo XXI,
Que nos hacen deambular en el mundo del absurdo
Suelen gritar los más osados los dirigentes internacionales
De las modas y el arte.


Los parásitos vivientes adheridos a las enciclopedias
Y a los textos al nylon
Y a los géneros de la alta confección del pasado,
A los maniquíes de un Galliano o de un Jean-Paul Gaultier,
Majestades del vulgarismo insólito.


Ellas las delgadas vampiresas
De los proscenios habituales de los adinerados perfiles
De los directores de empresas cinematográficas
Vendidas a granos de oro y perlas cultivadas.
Absortos nos dejamos llevar por la siutiquería de los falsos ídolos del instante,
Las figuras efímeras de humo y las burbujas de champagne,
Que corroe la imaginación del sujeto mas listo de la historia
Preparada para las arduas batallas
De la sociedad contemporánea e elitista.


Se vive sin embargo bajo este drama
A pesar de la carencia de la buena voluntad y de la entrega reciproca.
Existen aun algunos dinosaurios,
Que quisieran luchar a costa de cualquier precio
Por sus vidas marchitadas ya por el pecado original de la vanidad,
La ambición y el poder...

E

Usted se sabe listo,
Para arriesgarse a seguir cualquiera de los senderos
De la grande metrópolis de Montréal y otras del mundo,
Sabiendo, que en ellas encontrara las tentaciones más increíbles de la vida.
Las librerías de reciclaje,
Que venden sus mejores productos por unos cuantos pesos.


Libros como el Principito de Saint de Exupéry,
Canto General, de Neruda
O una Estación En El Infierno e Iluminaciones de Arturo Rimbaud.
Grandes tentaciones, que no podemos desechar si logramos ubicarnos
En el contexto de los clásicos y la poesía universal,
Que tanto mal le ha hecho a los detractores de las palabras,
El idioma a las lenguas de víbora.
Por ejemplo una excelente edición
De nuestro querido Inca Cesar Vallejos, Los Heraldos Negros,
Lo encontramos en los estantes a mitad de precio,
Un atrevimiento para la literatura,
Sabiendo lo que hizo nuestro poeta Hispanoamericano,
Por las letras.
Pero hay que saltar de alegría de todas maneras
Si en un simple paseo matinal regresamos a nuestro nido familiar
Con un Gustave Flaubert, Señora Bovary,
Un Manuel Rojas, con su Hijo de Ladrón,
Un Coelho, con el Alquimista,
Edgar Allan Poe, con sus narraciones completas.


Atención nos encontramos frente
A las tremendas posibilidades de hacernos ricos de espíritu,
De engrandecer nuestras neuronas del conocimiento.
Salvo que la cultura hay que alimentarla,
Seguir los modelos de nuestros antepasados aztecas,
Incas, mayas, egipcios, griegos, romanos etc.
Se nos da la armonía del conocimiento
Con todo el respeto de los comerciantes de aventuras policiales,
De misterio, de filosofía, de obras dramáticas,
Que nos calarían las venas del alma.

F

Todas las capitales del hemisferio
Guardan entre si una conexión de tribus.
Allí el ambiente cosmopolita vibra
En sus máximas expresiones humanas y culturales.
Los tranvías y los metros subterráneos se pintan
De todos los colores de pieles imaginables.
Entre las oscuridades de socavón se divisa el Africano,
El Oriental, el Asiático, el Europeo y el Latino.


Palpitando más allá del A D N.
Los siglos más reverentes de las razas
Todos reunidos en un solo trino de esperanza y bienestar para la humanidad.
El ser siempre ha estado a la búsqueda de sus orígenes,
De sus padres de la vida, la muerte
Y los contactos de la tierra a pesar de sus viajes migratorios,
Que los han llevado a tierras extrañas y lejanas.
Como Ulises, en su periplo mitológico,
Marco Polo, en su viaje al Asia,
Cristóbal Colon, en su viaje América.
Los paradigmas de las aventuras estaban escritos.
Nadie escapa a esta sensación de libertad y de conquista.
Son los buques los que nos llevan a otros territorios desconocidos,
Los aviones que nos llevan por el infinito a otras montañas,
Otras ciudades y otros pueblos.


Si el piloto Lindbergh pudo atravesar el Atlántico con su aparato de dos alas,
Los Cubanos pudieron llegar a Guantánamo,
En sus míseras embarcaciones,
Los Mexicanos atravesar el Rió Grande
Y los Africanos entrar por Marseille.
Todo esto para ser felices para alcanzar las metas de la subsistencia,
Que no son otras que el trigo, el agua y el fuego.
Alabados sean los emigrantes que conocen todos los puertos del mundo,
Todos los cielos,
Todas las estrellas,
Todos los ventisqueros
Y todos los territorios salvajes y urbanos.


Los emigrantes jamás dejaremos de existir.
Como las rocas, la arcilla, la greda,
Porque somos la mezcolanza del aire y la luz de la vida,
Que viaja a través de los tiempos.


Hoy le rendimos un honor a Amstrong,
Que fue más lejos que todos nosotros a la luna,
Nuestro único satélite natural, que todos los enamorados aman y odian
Y han vuelto ha querer después de morir de angustia,
De penas y de amor.
Un honor asimismo por los vinos portugueses que poblaron New York,
Igualmente un honor por las pinturas de Soutine,
Que armonizan las galerías de arte y las colecciones particulares de los continentes,
A Woody Allen, por su humor atractivo...


* * *

 

"Jaime Serey recupera lo sublime del gesto oportuno, el momento pasajero y lo inmortaliza en la palabra exacta. Nos trae nombres como un pretexto para decirnos algo más profundo, y somos nosotros, lectores de un discurso repartido en amores, tierras y distancias, los que debemos asistirlo en sus trémulos suspiros o en ese trance de comunicarse con los fantasmas del pasado. Por este acto se transforma la poesía en comunión con ese algo inasible que nos sobra o nos falta…"

Tito ALVARADO
Poeta y Coordinador del Taller Sur, Montreal

Jaime SEREY, nació a Viña del Mar, Chile, el 17 de mayo de 1951 y vive en Canadá.
"jaimeserey@hotmail.com".

 

 


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Jaime Serey: "Aguacero de palabras"
(Poesía)