Proyecto Patrimonio - 2025 | index |
Lucas Costa | Jonathan Guillén | Autores |










PECES FUERA DEL AGUA
A propósito de GOZO de Lucas Costa (Ed. Aparte, 2025)

Jonathan Guillén Cofré


Tweet .. . . . . . .. .. .. .. ..

Este nuevo GOZO, es posible concebirlo como una exploración que marca, en su devenir poético, una escritura donde la infancia y la pérdida, la madre y el cuerpo, se configuran como una cartografía para ir encontrando, mediante el lenguaje, lo cotidiano en la proximidad de la muerte. Son polisémicas las interpretaciones e imágenes que, en este libro, velan tal concepto. Pero mientras tanto, mientras soportamos el duelo, podemos entender que la muerte es el acontecimiento esencial en la aventura humana, y más que la sentencia, es la firma. Cuando alguien se demora años en morir, el final, por cierto, ya no es un misterio. Pero entonces, si vamos a morir ¿Para qué escribimos y nos desesperamos por alcanzar algún tipo de trascendencia?

 

Lucas Costa

Escribir para revelar lo que se esconde, pero que aúlla y empuja para salir. Las metáforas se funden con un ritmo pausado y cadencioso para lograr el efecto sonoro en la voz, confunden y presionan desde y hacia la niñez, obligan a enfrentar, sin recelo, sin pataleos, como niños que saben mejor de la vida que nosotros, que no sabemos siquiera, si es posible, que la enfermedad devenga en gozo, o que el gozo estuviera repleto de melancolía. Pero lo importante aquí, es que es transcendental escribir para dar testimonio. La primera metáfora se relaciona con el ejercicio mismo de la palabra concreta, es decir, escrita. Se fabula toda la historia del lenguaje cuando se escribe en el primer poema la palabra escripto, que proviene del latín escriptus, que significa escribir o trazar, y que con el correr de los siglos se modificó a “escrito”, y que al final se contrae como palabra escrita, para materializarse en un objeto de nuestra infancia. Toda la escritura en una miniatura; cosa leve, el poeta. Por cierto, las palabras y las voces líricas de GOZO también fueron infantiles, tanto así que crecieron lentas a lo largo de los años sin que todavía alcancen la adultez.

Metáforas sobre el pez fuera del agua. Habitar un terreno desconocido es similar a sentarse a esperar la muerte o ir desesperadamente tras cigarrillos sabiendo, de todas formas, el desenlace. Una escritura cargada de simbolismos sobre el amanecer y el ocaso de las vidas presentes y las que crecen, entendiendo el dolor de ver actuar la metástasis del petróleo en un cuerpo que se configura como territorio salvaje, boscoso, oscuro, acuático.

Dormir dentro de un pez
Invertimos todos nuestros recursos
de ese tiempo en una carpa
para ponerla sobre la conchilla
y oír por dentro el rugido del mar
veranos enteros sin hijos
destapados a la intemperie
importante era entonces el ángulo
del sol para hacer aguantable
las mañanas sentir los alvéolos
gotas de garúa resbalar por fuera
como pez recién sacado
entre las manos

Se reflejan en la sucesión de imágenes aquellos miedos adultos, y en contrapunto, la serenidad y actitud religiosa de un niño cuando juega, porque como se dice por ahí, el poema no reside en la teoría o en la técnica, más bien está en el secreto de mirar sin ser visto, de gozar con el dolor ajeno, de mentir ¿Quién de niño o niña no meó la cama y como un pez en un acuario caliente, dio vueltas mientras el miedo le paralizaba la boca? De allí que abunden presencias como el niño que no cuidaron o el que se descarrió en la cárcel de menores.

Alguien dormirá ahí otra vez
Cada día que pasa
el colchón
se mancha
un poco más
que la noche
anterior y él
que no quiere
despertar
en la tibieza
de un pozo
llena el umbral
de la pieza
a gritos se hizo
según él
porque de nuevo
lo dejamos solo.

El libro de Lucas Costa está lleno de ritos de pasaje; del estado larvario del dolor al entendimiento, desde la muerte hacia la aceptación; seguir adelante con la pregunta de ¿qué hay del otro lado?, conflicto indeterminado que vemos en sus páginas que mezclan, sutil y rítmicamente, el paso a la adultez, o también un regreso al comienzo, a lo primitivo del ejercicio de la escritura, articulando un arco emocional que va desde la hondura de la pérdida hasta la posibilidad de una felicidad que emerge sin denegar la memoria. No sabemos cómo, pero pasamos desde el duelo a celebrar estar vivos, sin remordimientos, sin preguntas retóricas, sin nada de metalenguaje. La melancolía y su devenir reflexivo, que apunta a esperar a que algo bueno llegará, pase lo que pase, es el fórceps de este escrito; algo o alguien que ya no está, pero vive en uno, permite el rito desde el dolor a la celebración. A través de imágenes sobrias y tejidas con dedicación, el libro inscribe el duelo como un proceso dinámico y no como un estado cementado: la muerte de la madre funciona como catalizador para repensar la propia existencia.

Las voces poéticas que configuran este GOZO, dialogan con la ausencia sin permitir que ésta convierta la experiencia en pesadumbre estacionada; al contrario, propone una reconciliación que se gana en actos de reconocimiento cotidiano, en gestos de cuidado hacia uno mismo y hacia otros. En este sentido, el poemario no sólo es testimonio del duelo, sino también guía para la aceptación de la vida, ofreciendo al lector una experiencia estética que permite, desde la vulnerabilidad, encontrar una forma de felicidad compatible con la melancolía.


Lágrimas de gozo
…
te tomo de la mano famélica
tus dedos largos preciosos de profe
que daba nalgadas de cariño
y te miro el pecho para ver
que ya no sube atino a imaginar
te vinieron a buscar los amados
lo sé porque justo antes de irte
soltaste una lágrima por cada ojo
de emoción de gozo por estar viendo
todo eso que nunca se acaba.

Así y todo, GOZO se configura como un entramado de dicotomías bellamente ejecutadas, a la manera de la literatura que aborda la enfermedad como punto de ejecución: Diario de muerte, veneno de escorpión azul o tarde en el hospital. Los poemarios que abordan la enfermedad suelen moverse en una doble orilla: por un lado, la experiencia física y el dolor que desarma, y, por otro, la tentativa del lenguaje que intenta capturar lo inexplicable. En su mejor versión, el poema convierte la enfermedad en una frontera que no separa, más bien revela, un espacio donde la fragilidad humana convoca la memoria, la paciencia y la resistencia creativa. Por tanto, me quedo con tres grandes lecciones de este libro: Que sublimar el dolor es un acto estético necesario, que la poesía es el lenguaje de la ruptura y, que quizás, lo único verdadero, como decía Teillier, es que respiramos y dejamos de respirar.


Agosto de 2025.




. .








Proyecto Patrimonio Año 2025
A Página Principal
 |  A Archivo Lucas Costa  | A Archivo Jonathan Guillén  | A Archivo de Autores |

www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza.
e-mail: letras.s5.com@gmail.com
PECES FUERA DEL AGUA
A propósito de GOZO de Lucas Costa (Ed. Aparte, 2025)
Por Jonathan Guillén Cofré