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Mi entrañable Señor Don Quijote


Luciano Díaz
Eco Latino de Ottawa, abril de 2005


Una vez escuché decir que para hablar acerca de El Quijote había que ser un soñador y si esto fuera difícil, entonces habría que ser un académico. La verdad es que no pertenezco a ningún estamento académico, pero claro, como a muchos me gusta soñar. Se sabe que no hay mucho prestigio en esto, pero no por este detalle vamos a dejar de rendir un homenaje quizás al más grande y más ilustre escritor de la lengua castellana, Miguel de Cervantes y Saavedra. Sin duda poseedor de un conocimiento y una imaginación admirables, que vivió una vida bastante azarosa y según se dice, le gustaba soñar.

Por mi parte como lector y poeta, trataré de seguir ligando los sueños con la poesía. Precisamente sobre esto, hace algunos años pensaba en la relación que suele darse dentro de la poesía, entre la dicotomía de los opuestos como son los sueños y la realidad. Ensimismado y creyendo que estaba solo en el Café donde se efectúan las sesiones de El Dorado dije, creo que en voz alta, "Luciano Díaz es un loco que se cree Luciano Díaz," un amigo a quien no había visto y que también se encontraba allí escuchó lo que dije, me corrigió y exclamó: "No!, Dios es un loco que se cree Luciano Díaz." Creo que entendí lo que trató de decirme, pero a decir verdad después de aquello al llegar a casa, tomé mi libro preferido y en sus páginas me di cuenta que cualquier cosa que yo me hubiera estado creyendo, ya hubo un maestro que ensayó una realidad paralela, o mejor dicho, su realidad paralela a la perfección.

Ahora, parafraseando el título de un discurso (en inglés) pronunciado por el gran maestro Jorge Luis Borges en los años sesenta en la universidad de Austin, Texas y que él llamó Mi entrañable señor Cervantes, se deben mencionar los homenajes que se vienen haciendo desde hace un tiempo y que de seguro seguirán hasta fin de año a los cuatrocientos años de la publicación de la monumental obra de Miguel de Cervantes, El Ingeniosos Hidalgo Don Quijote de la Mancha. La verdad es que no resulta nada de fácil decir algo nuevo sobre el Quijote cuando existen bibliotecas enteras en varios idiomas, de trabajos realizados sobre este libro paradigmático de la lengua castellana y que fue publicado por vez primera en 1605. Sin embargo podemos empezar diciendo sin temor a equivocarnos (aunque esto ya se sabe) que dicho libro es indispensable en cualquier casa donde se hable el español y por que no decirlo, cualquiera otra lengua. Muchos creen que este después de la Biblia, es el libro más leído y más vendido en la historia de las lenguas escritas. No es aventurado asegurar tampoco que éste es también una Biblia para todo aquel que se precie de escritor o simplemente, de desocupado lector.

No es un libro que se lea una sola vez y que luego se deje por ahí en alguna biblioteca juntando polvo. Para entender lo mejor posible a Don Quijote y en cierta manera a nosotros mismos, hay que leerlo por lo menos unas cuantas veces. José Donoso dijo alguna vez a modo de ilustración que este libro, por lo menos los escritores, deberían leerlo religiosamente una vez al año. La verdad sea dicha, mi opinión es que Don Quijote debe comenzar a leerse desde la juventud e ir releyéndose a medida que uno va haciéndose mas maduro, mas viejo. Del libro se puede decir que de alguna manera, a diferencia de muchísimos otros, contribuye a hacer del mundo un lugar mejor.

Ahora, en cuanto al personaje, poco a poco nuestro Don Quijote se convertirá en un amigo que ya nunca nos dejará como así también su contraparte, el socarrón y amigable Sancho. Como dice Borges, hay muchísimos libros que junto con sus protagonistas se convertirán en nuestros favoritos, a quienes siempre les creemos lo que nos cuentan en sus páginas. Como no recordar a Gregorio Samsa por ejemplo, a Sherlock Holmes, a Tom Sawyer y Huckleberry Finn. Por cierto no podemos olvidar tampoco la familia Buendía ni a Pedro Páramo. No podemos dejar de acordarnos de Olivera ni Funes. Recientemente también han aparecido sobre los campos de la literatura personajes como Arturo Belano y Ulises Lima, a los cuales será difícil dejar de reconocer en el espejo cada mañana. Podemos, como en mi caso, sentir a todos estos personajes bien cercanos a nosotros, sin embargo a Don Quijote lo sentiremos como un amigo entrañable a quien es imposible dejar de lado. La razón, creo es entendida por todos los que han leído sus páginas.

Resulta también sorprendente darnos cuenta y maravillarnos de la maestría y sabiduría de Cervantes en lograr que su novela y su personaje principal, se convirtieran en parte central de la literatura universal. Los diálogos entre don Quijote y Sancho, que son bastante lúdicos, nos van situando en un escenario en el cual a nosotros también nos gustaría tomar parte (hablo por mí mismo.) Participar de esas brillantes discusiones que van ensanchando el corazón del interlocutor de Don Quijote, de seguro sería un ejercicio magnífico. Sin embargo, dentro de nosotros también se opera una transformación que nos hace ir queriendo a Don Quijote a medida que su periplo por La Mancha avanza. A medida que uno lee, de pronto se pregunta por ejemplo, ¿a qué persona no le gustaría crear su propio mundo y vivirlo? Seguir los dictados del corazón y la imaginación, soñar despierto e ir detrás de esos sueños por supuesto es una aventura que todos alguna vez intentan.

El mundo está lleno de soñadores. El hombre es un genio cuando está soñando, dijo alguna vez el desaparecido director de cine Akira Kurosawa y podríamos agregar que es una cobardía vivir la vida sin tener sueños. Don Quijote encarna en su personaje a la realidad y el sueño, que en él se hacen uno. Tratando de comprender por qué la sabiduría de Cervantes nos hace encariñarnos y querer a Don Quijote, nos damos cuenta cómo nos hubiera gustado a nosotros inventar un personaje como este que nos lleva por los caminos de la imaginación a la misma vez que por aquellos de España.

Los humanos "normales" somos susceptibles a la imaginación, a soñar, a hacer planes para nuestras vidas. Muchas veces las metas que nos ponemos por delante son inalcanzables, pero Don Quijote, aunque no sea la intención de Cervantes (quizá sí), nos enseña a que por lo menos no hay que darse por vencidos. Don Quijote aparte de ser un hombre profundamente honesto, es poseedor de una fe inquebrantable. No hay nada que lo haga salirse o renunciar a su misión, ni siquiera el imperativo de la razón.

Cervantes dice que el motivo de componer su Don Quijote es desprestigiar o desautorizar las novelas de caballería. Sabemos que este es sólo un artificio, pues él construye un personaje que es un espejo de las aspiraciones del hombre, uno que quiere mejorar un mundo que no funciona como debería. Algo que cuatro siglos después, aún podemos cerciorarnos que desgraciadamente sigue así. Ahí las guerras sobre el petróleo (disfrazadas con otras causas poco creíbles) en estos último años por ejemplo y las consecuencias que nuestro estado "normal" arrojan sobre nuestra realidad. Por otro lado, las novelas de caballería que se mencionan en Don Quijote y a las que se pretende desprestigiar, Amadís de Gaula por ejemplo, quizá nadie las conocería si no es por Don Quijote y la burla que Cervantes hace acerca de ellas, como afirmaba Borges.

Habrá mucho más que hablar de Don Quijote en años venideros, pero creo que Cervantes produce el milagro, cuando leemos Don Quijote, de mirarnos a nosotros mismos e identificarnos con el Ingenioso Hidalgo de la Mancha y su concepción del mundo. Una vez terminado el último capítulo de la novela, será muy difícil dejar de lado la afición por este y otros libros. Hay que tener cuidado eso si en estos días que no nos ocurra lo mismo que al Caballero de la triste figura, hay que leer y creerles a los personajes de nuestras lecturas aunque no mucho, a menos que se parezcan a Don Quijote. Nos podemos involucrar en situaciones hoy día muy peligrosas.

La tarea que tenemos por delante los que hablamos la lengua castellana, es hacer que de alguna manera nuestros hijos y los juventud en general, no dejen de leer esta novela tan importante y que nos ha deparado momentos felices dentro del entorno y espacio en que vivimos.

Estoy seguro que tal como la Iliada y Hamlet, Don Quijote se prepara para seguir sus aventuras en los próximos mil años.

Siga cabalgando en nuestras mentes por muchísimos años mas, mi entrañable Señor Don Quijote.

 

 

 Aniversarios

Mi padre me había dicho que era muy importante recordar fechas que marcaban los hitos históricos en todos los campos: las ciencias, las artes (la literatura), la política y el deporte. Él, que de niño abandonó su casa a los siete años y perdido no pudo nunca más regresar a ésta, solía pegar en hojas de papel grueso todas las noticias y artículos de revistas y diarios que a él le parecían importantes. Los muchos portafolios que había logrado armar con sus propias manos, llenaban los desvencijados armarios que habían por la casa. Muchos años de esta práctica lo convirtieron en un hombre con el conocimiento más amplio que yo haya conocido hasta hoy. Esto, sin siquiera haber puesto un solo pie en ninguna universidad.

Al escuchar sus conversaciones con personas de variopinta educación, religión y partidos políticos, pasaban por mis oídos como ráfagas, nombres de personajes y lugares geográficos que hasta hoy no conozco y otros que son de conocimiento obligado. Aristarco, Gilgamesh, Peloponeso, Sócrates, Babilonia, Daniel, Job, Aristóteles, La Biblia, Descartes, Lutero, Cervantes, Marx, Engels, Lenín, Einstein, Belikowsky, el FRAP, Allende, Colo Colo y muchísimos otros desfilaban en una letanía diaria que terminaron por grabarse en mi memoria. Con el paso del tiempo me fui dando cuenta de la maravilla que significa el conocimiento y sabiduría en las personas, cuando estas no tienen ni una sola gota de pedantería. Está claro que esto no se consigue con los instrumentos de medición oficial del conocimiento, que son las Universidades y sus jurados formados por eruditos y profesores, que en la mayoría de los casos sólo repiten teorías y creencias escritas por otros hombres antes que ellos. Unos cuantos exámenes y cierta cantidad de páginas que agradan a estos profesores, lo convierten a uno en un erudito oficial. Del conocimiento que hablo en el caso de mi viejo y otros que he conocido, es el que se adquiere sin ningún tipo de presión ni fecha límite. Me refiero al conocimiento por ingenuidad y por placer.

La suerte que corrieron aquellos portafolios con una vida entera de información, fue la destrucción sistemática por manos pequeñas que buscaban material para la escuela y por otras más pequeñas aún que simplemente eran presa de la curiosidad sin límite.

Recordando las muchas efemérides que aparecían en los portafolios, coinciden el 2005 tres que son muy importantes, y hasta cuatro si agrego que una que no estaba en dichos documentos.

Hace 400 años, en 1605 se publica en España El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, la novela más importante de la historia, cuya autoría es de Miguel de Cervantes. 300 años después de aquél acontecimiento Albert Einstein se encuentra con que varias ideas de Don Quijote sobre la realidad coinciden con varias teorías suyas en ciernes. Por ejemplo en el episodio del Yelmo de Mambrino cuando Sancho le dice a Don Quijote que esta es una bacía de barbero a lo que Don Quijote responde que a él le parece que es un yelmo, Einstein dice que la ciencia es como esa actitud de Don Quijote, crear y probar; por qué a modo de ejemplo, la luz se comporta a veces como ondas electromagnéticas y en otras ocasiones como partículas libres, o sea, fotones. Entonces hace cien años, en 1905 Einstein publica una serie de artículos que cambiarán la ciencia para siempre. Su teoría de la relatividad y alcances sobre física cuántica, nos harán ver y saber del universo como nunca antes en la historia. Veinte años después de la publicación de los trabajos de Einstein, en 1925 un joven futbolista chileno que le gustaba estudiar y leer aparte de jugar fútbol, leía que la Teoría Especial de la Relatividad, que se refería a la relación de la energía con la masa-es decir, si un cuerpo emite una cierta cantidad de energía, la masa de ese cuerpo decrecerá en la forma proporcionada, ante lo cual Einstein escribía ''Este pensamiento es divertido e infeccioso, pero no puedo saber con certeza si el buen Señor no se esté riendo de esto y me esté llevando por las de Villadiego''-exclamaba "Vaya tipo." David Arellano, un estudiante de pedagogía piensa que este hombre tiene cierto parecido a Don Quijote. Recordando entonces al único y gran Caballero de la historia, decidió que él y sus camaradas ya no tenían por que seguir los dictados de las personas que los tenían maniatados al club Deportivo Magallanes, la Academia. Como Don Quijote, de quien él decía que creaba su propia realidad, Arellano y sus amigos deciden crear el club de fútbol más popular y más querido de Chile, Colo Colo. Los jóvenes vivirán su propio sueño y como buenos Einstenianos, arrojarán luz a aquella juventud del 25.

Luego de un par de años, Arellano sugiere ir en una gira a las tierras de Cervantes por donde paseó su héroe Don Quijote. Allí sufre un accidente en donde su apéndice ya medio pasado a peritonitis, recibe un pelotazo y esto la causa la muerte en el mismo césped de Valladolid*. El luto se apersona para siempre en el corazón de Colo Colo y el fútbol nacional. En los Quijotes del fútbol. También en 1925, cuando el joven David Arellano y sus camaradas fundaban el club Colo Colo, nacía en Santiago, Francisco Dimas Rosales, mi padre. Entonces, aniversarios importantes son estos.

A veces el tiempo, los sueños y los fenómenos, en algún instante preciso producen paradigmas que señalan la historia.

 


* Se dice que Arellano murió en una cama (como Don Quijote) del hotel donde se hospedaba la delegación chilena. Pero ya había dejado su corazón, de jugador de fútbol y de Colo Colo, en el césped del campo de Valladolid.

 

 


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