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MEMORIA Y TERRITORIO, la poesía honesta de Patricio Contreras Navarrete
CAMINOS INTERIORES, Provincianos Editores, Santiago, 2024


Por Marcelo Arce Garín


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En los buses llenos de cabezas gachas
se siente una basura más/ una podredumbre
todo duele/ los huesos arden
la vida es lo que está en entredicho.
El hombre se mira al espejo/ se ve como una mierda
Cada día más lejos de su felicidad.

JOSÉ ÁNGEL CUEVAS


He viajado durante una hora y media por la triada San Bernardo/La Pintana/Puente Alto, lugares abandonados por la oficialidad y que se perpetúan tras los versos del poeta Contreras, nos criamos en estos potreros al sur de la capital donde la dictadura ocultó su fracaso y la borradura escondió la pobreza y su sinfonía de tripas.

Observo por el vidrio de la micro F03 lugares que ahora son tristes nostalgias de campos, pueblo y movimiento obrero en donde la retirada de su esplendor aún acusa su estadía en eriazos, frontis amplios, bazares Eben Ezer y música a todo chancho.

 

Patricio Contreras Navarrete


Es en este contexto donde el autor de estos cantos concibe sus poemas: Bajos de Mena/la Nocedal/la Padre Hurtado/la Marta Brunet y otras tierras de nadie donde las fieras/se pelean lo poco que nos va quedando.

Hace un par de años se conmemoraron 50 años del golpe cívico/militar, mientras las élites políticas tratan de ocultar el horror que repercute hasta nuestros días en los territorios que son telón de fondo de esta escritura y que hoy están devenidos en una posmodernidad decadente e ilusa, Patricio Contreras Navarrete desenmascara puramente el rol de la poesía, hacer visible lo que se oculta o lo que nos ocultan.

Recorriendo las páginas de este libro quedamos literalmente con los pies en la calle, una doble jugada, patiperra y callejera que son estos CAMINOS INTERIORES de Contreras Navarrete donde en dos movimientos nos devuelve poemas que circularon hace un tiempo entre radio bembas, ferias y matute, calles y gambetas llenas de sobrevivencia, hedor, humareda y vino barato. Construcciones en suelos no estudiados, tirados a morir como un perro.

CALLE ABIERTA publicado originalmente el año 2016 y TERRITORIO EN DISPUTA un puñado de poemas editados el año 2018 que trazan un mapeo que expande los territorios: Cartagena, Las Cruces, Santa Rosa con Placer, Río de Janeiro, Puente Alto, Rapel, Las Cabras, Pichilemu, San Vicente, Peumo, Marchigüe, Cachapoal, Cahuil, Infiernillo, El Bosque, La Granja, La Pintana y Estación Central, lugares que no son necesario recorrerlos con Google Maps, lugares donde se debe estar atento a la movida y su jugada. Solos frente al poema.

CALLE ABIERTA

Contreras nos remite en la primera parte del libro a la calle y su sobrevivencia, al fútbol y lo colectivo, caldo de cultivo para esquivar la derrota, con ejercicios líricos que se acercan al collage y la crónica logra insertar en la hoja en blanco voces externas que nos hablan como un susurro esquizo, voces muertas tras la noche y su sosiego.

Alfonso Contreras es la metáfora de un Chile en retirada, partícipe de una comunidad visible donde las luchas diarias tenían sentido, un ejemplo digno a seguir, la semilla: “A ti/héroe rokhiano de otros tiempos/mitología del maíz y de los caballos/canción de Gervasio/mi propia plegaria a un labrador/vengo a pedirte por mis muertos y por todos los pobres de este mundo”.

Salvador Allende fue el sueño para tantas obreras y obreros que saltaron en una pata el año 1970, y muchos relucieron sus encías despobladas por tanto júbilo y esperanza, entre ellos sin duda Alfonso también celebró.

Alfonso Contreras es un santo popular, una estampita dichosa guardada en la billetera de los parroquianos en las cantinas de la patria. Amén.

La segunda movida de este poemario es la pichanga de barrio como ejemplo y metáfora: “- ¡Pero esas son tonteras hijo! /Tú corre no mas/patea la pelota/y si algún cuiquito viene a molestarte/grítale ese gol en la cara”.

Es patente la lucha de clases mediante cambio de hojas, la pelota representa triunfos esquivos tras tanta miseria y pobreza, una ilusión patente durante 90 minutos, el pago de camisetas y sus códigos logran sopesar los derroteros varios.

“Los que pierden pagarán la cancha/el que llegue al último se pondrá al arco”

Son pocos los que logran triunfar en ligas mayores, Puente Alto tiene su propio héroe, Charles Mariano Aránguiz Sandoval, el Príncipe. La Diego Portales fue testigo del talento popular, entre gambetas y dominio fue convirtiéndose en ejemplo para los niños populares y una calle lleva su nombre: “El que se crió en las calles polvorientas de la Nueva Esperanza/donde manda el Papillón/ahí a un costado de la vulcanita y cerca del camino que te lleva a Pirque” y así Aránguiz, hijo ilustre de la comuna forjó su destino.

“Y hoy da igual/nos reímos juntos/de que la calle Circunvalación ahora/se llame Charles Aránguiz Sandoval/y yo pienso que esa cancha que fue de tierra/que está detrás de la iglesia-en la esquina de Tocornal Grez con Sargento Menadier-/debería llamarse Raúl Contreras Navarro”. Remata el poeta ilusionado con que esa cancha lleve el nombre de su papá.

El futbol barrial es la excusa predilecta para crear disciplina y responsabilidad en aquellos lugares donde estos valores escasean, siendo la pasta, el tolueno y la Keta los protagonistas de una agonía de larga data. Citando la película Caluga o Menta de Gonzalo Justiniano calza perfecto su frase célebre: “Ahora se acuerdan de los locos, ahora que nos volvimos locos”. El fútbol barrial es encuentro y esperanza ante el refri vacío y tus hermanos peleando otra vez para ver quién se come el último pedazo de pan.

La tercera característica de esta primera parte es el encuentro con la cultura popular, en especial con múltiples personajes que nos han acompañado por largo tiempo en nuestro cancionero, a saber: Gervasio, Bob Dylan, Indio Solari y Víctor Jara o personajes ejemplares que nos han cobijado durante un largo trayecto como son: José Santos González Vera, Piotr Kropotkin, Karl Marx, Elvira Hernández y Pablo de Rokha quienes le agregan a estos versos el fuego con que el pobrerío alumbra su barricada, lumbreras absortas que calientan a las masas. Cantos, poemas e ideas que deben volver a repasarse antes que los pasajes del país revienten entre auto tune, bocinazos y gargajos en el suelo.

El último gesto que me gustaría resaltar de la primera parte es el poema HOMENAJE AL JAZZMAN QUE TOCA AFUERA DEL METRO PROTECTORA DE LA INFANCIA, una alegoría mayor al músico callejero, aquél que por monedas entrega su alma mientras le suena la guata y se concentra en sus notas para no estar pendiente del ruido metálico que cae uno sobre otro, monedas para aplacar la sed y la indiferencia.

Si le pregunto su nombre no me lo diría/y no es necesario: la música no tiene rótulos/cuando fluye urgente por las calles de Puente Alto/levanta a los muertos/encanta víboras/pone una cajita vacía a pelear con las fieras/con la dignidad única de quien –después del trabajo-/se vira a su casa mirando a los ojos al patrón/sabiendo que varios preferirían ser músicos/antes de regalarle toda su jornada/a un puñado de tipos que no lo merecen.

TERRITORIO EN DISPUTA

El segundo libro de esta edición originalmente fue una plaquette y está dedicado a la niñez que crece en estos espacios violentados. A nadie más.

El encuadre de estas imágenes son las infancias vulneradas tras un abandono estatal feroz y vergonzoso en el cuál la música de fondo son balas locas y hacinamiento, un espacio en que lo precario se vuelve paraíso en estas mentes inocentes ante la resistencia cotidiana.

En esta esquina/dos niños jugando/con pistolas de fogueo/puede ser una premonición.

En estas calles desoladas donde el desamparo a la infancia es latente en cada cuadra y la protección al niño es casi nula, el Servicio Nacional del Menor se transforma en amenaza de castigo para niñas y niños proletarios. “Recuerdo que una mamita siempre le decía a su hijo: Pórtate bien cabro culiao o te vamos a llevar al SENAME” nos dice Patricio Contreras en el poema Horas Trabajadas y aprovecha de denunciar lo hostil del ambiente laboral, una angustia que revela la mueca de asco reflejada en el espejo de los gobiernos de turno.

Existe una desesperación por buscar una solución, una respuesta al eco de la indiferencia, una respuesta a una niña de la escuela Padre Hurtado:

Me exiges atención/y de una forma u otra/me pides que represente/el papel de tu padre/en esta teleserie marginal. La rabia es latente en estos versos ante un sistema precario que perpetúa las políticas del fracaso y deja con esa responsabilidad al ciudadano consciente provocando un doble abuso, una vuelta sin retorno y con fecha de vencimiento.

Al continuar girando hojas una inocencia impostada nos habla de la nieve, esa que el rico instrumentaliza transformándolo en entretención y lujo pero que en la pobreza es frío, humedad y enfermedades, ¿alguna vez te prometieron que la felicidad tenía que parecerse a esto? Si es así, para que vamos a explicar lo que es conciencia de clase. No perdamos tiempo en eso. Avancemos a otro punto.

La ternura se asoma al final de estos versos, luchas cotidianas que inflan el pecho y llaman estar a la altura, una dirección, un oscuro pasaje donde llegar marchito al caer la tarde, el retorno al domicilio, después de la rutina y el turno, La Colonia 0696.

“Me conmueve pasar por San Gerónimo/y todas esas viejas poblaciones/llenas de casitas de la UP”, al finalizar el poema la pregunta sobre la borradura es concreta, ¿que pasó con ese Chile en el cuál lo colectivo era sinónimo de conquistas colectivas?, “Pero hoy Chile está igual o peor/lleno de tumbas/márgenes/mezquindad/y uno se pregunta: ¿Qué será de las familias fundadas en estos palomares/ ¿Qué será de los niños y las niñas que crecieron/sobre estas banderas enterradas”. El fracaso llegó para instalarse.

En estos versos persevera el viaje interior, no es necesario salir si en lo profundo hay desolación sin consuelo, estos versos pueden ser leídos en el taco ida o vuelta de las responsabilidades cotidianas y así poder respirar aliviado ante la complicidad y su dominio: La ilusión de volver a casa/en la 204 o la 205 mientras la gente/se va bajando y llego prácticamente solo/a la última parada: la Muni o el Consultorio/puntos rojos sobre el mapa de Puente Alto”.

 



Para finalizar no quiero dejar pasar la fotografía que acompaña a los textos al final del libro, archivos del poeta. Cuatro obreros campesinos compartiendo vino, en sus ojos está la conciencia intacta del protagonismo que están enfrentando, la amistad profunda como el país de aquél entonces creó lazos imborrables, la lucha diaria los instaba a seguir soñando sin ningún atisbo de la noche negra que caería y que actualmente aún escribe nuestros CAMINOS INTERIORES.

LA DERROTA ES NUESTRA UNICA MEDALLA.

 


San Bernardo de Chile,
otoño del 2025.

 

 

 

 

 

Durante la presentación:
Marcelo Arce Garín y el autor de "Caminos interiores" Patricio Contreras Navarrete.
Centro Bibliotecario de Puente Alto, 30 de abril de 2025




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