Diego Maquieira
 
 


EL RETIRO ESPIRITUAL DEL POETA-PINTOR CHILENO

Maquieira Desenchufado


Hace dos años que no lee diarios ni revistas. Tampoco ve televisión. Con poco más de medio siglo de vida, uno de los poetas más importantes de la generación del ochenta vive un paréntesis intenso. Sólo ha salido a la superficie para montar una exposición pictórica en la que se desprende de parte de su pasado. A tres años de su separación con la pintora Patricia Ossa, pareciera que un nuevo Diego Maquieira se está fraguando. Por lo pronto, este hijo de Julita Astaburuaga, al que le han ofrecido enterrarlo al lado de la tumba de Edgar Allan Poe, anuncia un nuevo libro de poemas para 2003.

por Marcelo Simonetti


........Diego Maquieira le da unos golpes a la radio en el intento de que funcione. Son recién las diez de la mañana. Un gato negro llamado Lou Reed está echado a los pies de la alfombra. Hay una copa de vino blanco servida sobre la mesa de centro. Una bolsa de tabaco Captain Black a la que recurre constantemente para llenar la pipa. Y el calor que brota de una estufa conectada a un balón azul de Codigas. "Ojalá que suene esta huevada", dice. Presiona botones levemente desesperado, a la espera de que la voz de Donovan ­el Bob Dylan británico­ irrumpa en el aire. "Esto no lo pueden hacer los franceses", advierte, mientras la transparente voz del autor de Atlantis rompe el silencio. Son precisamente esos versos en inglés, que refieren al continente perdido y a una chica antediluviana que sobrevive debajo del océano, los que hacen que Maquieira se eleve más allá del techo blanco invierno de la habitación. Se diría que en ese instante es puro espíritu. Una energía que se esfuma. Así, hasta que Donovan se calla y todo vuelve a ser como antes.

..... ­¿Sabes cómo me gustaría haber muerto? ­pregunta­. Me habría encantado morir en el desembarco de Normandía. Haber caído acribillado por las balas de la Alemania nazi. Y de haber sobrevivido al desembarco, me hubiera gustado tomarme Berlín junto con los norteamericanos y los rusos.

..... Maquieira es un hombre lleno de obsesiones y caprichos. También de imágenes que abraza a perpetuidad. Se declara un admirador del nuevo gran imperio, que es Estados Unidos, y de la monarquía británica. "Me gustan las monarquías mezcladas con las repúblicas. Por eso me gusta Inglaterra que nombra caballero a Mick Jagger, de Los Rolling Stones. Un hombre que tiene una vida impresionante de escándalos públicos, que ha estado preso, que ha probado todas las drogas, que ha dejado embarazada a mujeres en muchos países de todo el mundo. Es como si acá en Chile le dieran la orden al mérito a Arturo Godoy", apunta.
..... Quizás esa admiración la hereda de su educación anglosajona. Porque no se educó en Chile. A pesar de que aquí ha tenido maestros iniciadores como Nicanor Parra o Enrique Lihn, el niño Maquieira fue instruido en los colegios de Nueva York, donde vivió buena parte de su infancia por ser hijo del diplomático Fernando Maquieira y de la conocida Julita Astaburuaga.
..... Allí se inicia en alguna medida la historia de este hombre que nació frente al río Mapocho, como le gusta decir, aunque ello remita a una habitación de la clínica Santa María. El mismo que se ha convertido en una de las voces más sólidas de la generación del ochenta ­la de Raúl Zurita, la que hizo poesía durante la dictadura­, merced a cuatro libros: Upsilon (1975), Bombardo (1977), La Tirana (1983) y Los Sea Harrier (1993). Un poeta que también ha derivado a la pintura con tres exposiciones a cuestas. La última actualmente se exhibe en la galería A.M.S. Marlborough y está compuesta por "materia de alta reserva" de su colección privada que ha decidido exponer como una forma "de desprendimiento en el tiempo del pasado". Sólo así se entiende esta salida a la superficie en medio de un retiro espiritual que inició hace dos años. Maquieira se desenchufó. Adiós a los diarios, a las revistas, a todo. Una decisión que tomó poco después de separarse de la mujer con la que estuvo casado por 25 años, con la que tuvo dos hijos, la pintora Patricia Ossa.

­Necesitaba hacer un paréntesis que implicara la abstinencia de la continuidad de un proceso anterior. Yo soy un hombre separado. Hace tres años de eso. Es primera vez que estoy solo. Pero el retiro tiene que ver con muchos otros factores. Es un proceso de balance, de crecimiento. Necesitaba hacer un retiro de todo. Del lenguaje, de la palabra. No leer un solo libro. Enfrentarme conmigo mismo ­dice.

..... Está solo. Hace tres meses también puso punto final a una relación con la madre de su tercer hijo. Envuelto en un chaquetón negro, con una boina de pintor que le cubre su pelo entrecano, dice que hasta ahora la soledad no le ha hecho mella. "La sobrellevo bien en un periodo espiritual. Las dificultades quizás vengan con el tiempo. Ahora estoy en un estado espiritual, con la libido totalmente neutralizada. Pero de estas cosas no hablo. No hablo de mi vida privada, ni de mis mujeres ni de mis hijos", aclara.

Devuélveme el Huáscar

..... Hay una escena de su niñez, dentro de muchas, que guarda de manera especial. Ocurre en Nueva York, después de una visita al doctor. Juli ­así llama a su madre­ y un Diego de siete años caminan por un Central Park tapizado de nieve. "Estaba con un resfrío de la madonna y con un poco de fiebre. Nada grave, en todo caso. El Central Park estaba blanco, maravilloso. Pasamos al lado de una especie de planicie que estaba en bajada. Limpia. Impecable. Y de repente mi mamá que no se resiste, tiene un impulso, y yo termino rodando cuesta abajo por esa nieve virgen, blanca, totalmente desconcertado. Rodé treinta metros y lo lindo fue que al llegar abajo, mire hacia arriba y vi a mi madre muerta de la risa. Fue una escena maravillosa porque allí estaba la gran risa de mi madre y también el gran abrazo, que me dio una vez que fue a buscarme", cuenta.
..... Diego Maquieira se acostumbró a los aeropuertos, a las mudanzas, al inglés. También a las manos de Esperanza, la nana española que tuvo en Nueva York, "que nos daba unos baños de tina maravillosos y cuando nos acostaba nos hacía soñar con los ángeles". Sufrió de sonambulismo. Fue un deportista consumado en esos días de la infancia y con 15 años leyó El extranjero, de Camus, "que produjo en mí una explosión notable". Después de eso, su pieza se convirtió en un templo lleno de libros, sobre la que nadie tenía potestad ni siquiera para limpiarla. "Le molestaba el ruido de la aspiradora", confiesa su madre.
..... Antes de que leyera a Camus, llegó a vivir a Perú con toda su familia. Tuvo que aprender el español, porque hasta ese entonces sólo había hablado el inglés.

­No sabía una gota de castellano. Me tuvieron que poner un profesor particular. Yo tenía 10 años y nunca me había enterado de que Chile había tenido una guerra con Perú. Tampoco sabía que Chile había ganado esa guerra. Mis compañeros, que sabían que yo era chileno, me pedían todo el tiempo que les devolviera el Huáscar ­afirma.

..... En un momento de esa infancia larga se le ocurrió preguntar dónde había nacido. Le dijeron Chile. "¿Y dónde queda Chile? En el fin del mundo, me dijeron. Bien lejos. Pero está en el mapa. Yo siempre decía: quiero ir, quiero conocer, saber dónde nací. Por eso cuando llegué decidí hacer mi vida acá".

..... No fue a la universidad por voluntad propia. Se fue haciendo a mano. O ayudado de manos que no eran las suyas. Como las de su padre ­"el hombre más inteligente que he conocido", afirma­, de Nicanor Parra, Enrique Lihn, Gastón Soublette, "ese gran cirujano que fue Alfonso Asenjo", Jorge Edwards, Cristián Huneeus, el ex embajador de Chile en Inglaterra Víctor Santa Cruz, el padre Dautremont, "que fue profesor mío en el Saint George".

La patria o la tumba de Poe

..... Vuelve a encender la pipa. Tiene un aire aristocrático que salta a la vista, a pesar de los mocasines que tiene salpicados de barro. Las finanzas no están del todo bien por estos días. Cuando ya no queda tabaco en la bolsa de Captain Black le pide un cigarro a su nana, lo abre por la mitad y vacía su contenido a la pipa. No es un tipo que gaste mucho, al punto que los únicos suntuarios en el presupuesto mensual son el tabaco y el vino blanco. Amigo de sus amigos, Maquieira cultivó buena parte de sus amistades actuales a poco de regresar al país. Extrañamente, ha congeniado más con los novelistas ­extraño, porque nunca le interesó mucho la novela­ que con sus pares poetas. Amigos son Arturo Fontaine, Gonzalo Contreras, Carlos Franz, Jorge Edwards, y también los poetas Sergio Madrid y el propio Parra.
..... Hay cosas de este país que no le gustan. "Yo siempre hablo de la ideosingracia chilena y, además, he dicho que para vivir en Chile hay que mantener una sólida mediocridad para que la estupidez tenga un éxito permanente. Yo soy un liberal pluralista, me gusta un Chile culto, abierto al mundo, con más sentido del humor, que tenga más capacidad de reírse de sus propios valores. Y que no sea tan duro ni tan arrogante, ni tan agresivo, ni tan ignorante, porque se ha vuelto un país de una ignorancia gigantesca al que no le gustan las críticas. Se cree un país fantástico y ningún país lo es, ni siquiera el gran imperio".

­¿Y a usted le gustaría que lo enterraran en este país tan macanudo?
..... "El artista siempre tiene que buscar el origen. Yo nací acá y preferiría morirme acá. Es aquí donde he hecho lo más importante de mi vida. Pero sabes qué, tengo la suerte de conocer a un personaje extraordinario, un norteamericano judío-italiano que se llama Óscar Bambache Camponeschi, quien es dueño del cementerio en donde está la tumba de Edgar Allan Poe, en Baltimore. Y Óscar siempre me ha ofrecido que si yo quiero, me puede hacer un espacio al lado de la tumba de Poe para que me entierren. No deja de ser un ofrecimiento atractivo".

No a las drogas, sí al alcohol

..... Hay varios cuadros repartidos por las paredes. De Matías Pinto D'Aguiar, de Gonzalo Cienfuegos, del mismo Maquieira. Al fondo, en una pared, aparece un retrato que le hizo el ecuatoriano Sola a su madre. Hay un baúl antiguo, lleno de cajones forrados en seda, que Maquieira ha acondicionado como librero. Y un piano color crema y discos y libros y más libros dispuestos sin mayor orden.
..... Allí, sentado en uno de los sillones azulinos, parece un hombre tranquilo. Quitado de bulla. Y lo es. "No soy de escándalo público. Yo no haría cosas como Salvador Dalí, que de repente planifica un ataque a una galería de arte y hace pedazos los ventanales, como ocurrió en Nueva York. No va con mi temperamento. Además, con 50 años estoy en un momento especial. No tiene nada que ver con la creación, sino con el ser. Vivir o no vivir o to be or not to be, de Shakespeare. Pero Shakespeare tiene una frase que me interesa más: let be. No la de Los Beatles que es let it be. Si no let be".
..... Si no fuera por el vino blanco ­que lo toma con hielo para cuidar el hígado­, se podría decir que Maquieira es un asceta. No toma whisky ni vodka, ni vino tinto. Sólo blanco. Y de las drogas siempre ha huido. "Las drogas son para el espectador, no para el artista", dice. Para Maquieira aquello es lo mismo que el infierno. Ha conocido gente que no ha podido librarse de ellas. "A mis hijos les digo: drogas no, alcohol sí".
..... Mientras Lou Reed sigue imperturbable durmiendo su siesta matinal, Maquieira revela un estudio que sindica a los poetas como los personajes más expuestos a la autodestrucción mediante cualquier elemento externo. Ya sea comida, alcohol o drogas. Ni hablar del suicidio. Estados psicóticos, paranoias, personalidades bipolares. Los número uno son los poetas. Y después vienen los músicos. Aquello lo inquieta, pero asegura que se defiende como gato de espalda: "He pasado por periodos difíciles. Pero después agarro la quilla, el timón y la vela. Nunca he quedado tirado. Si estoy un poco mareado, me meto en la cama. Los activos empiezan a romper cosas. O insultan o atacan a la gente en la calle. Tienen una botella y media en el cuerpo y se suben al auto a manejar. Yo no manejo. No me gusta. Además, no tengo auto".

­¿Y el vino le sirve de inspiración?
.....
"Jamás trabajo con alcohol. Una vez vinieron unos escritores argentinos que habían leído uno de mis libros y pensaron que yo era prácticamente un drogadicto por las cosas que escribía. Cuando me conocieron me dijeron que me parecía a Bioy Casares. Lo que ocurre es que he tenido un sentido de la realidad que me ha permitido, desde luego, estar vivo hasta los 50 años y no morir como Rimbaud, a los 37, o como Baudelaire, a los 47. Además, para ser artista he tenido un récord mundial: mis 25 años de matrimonio. Eso te demuestra un cierto sentido de la realidad, un cierto criterio, un cierto sentido común. Ha habido muchos reventados y les tengo un gran respeto. La gente dice: ¡un reventado! Pero nadie se pregunta qué le ha pasado a ese tipo. Lo juzgan y lo condenan. Jorge Teillier fue un alcohólico. En la literatura chilena, sobre todo en la década del cincuenta, hay gente muy alcoholizada. Marlon Brando pasó dos años totalmente alcohólico en Tahiti, y su madre era alcohólica. Truman Capote, Modigliani, Francis Picabia, Pablo Neruda, todos alcohólicos. Matta también ha pasado por periodos de alcoholismo. Parra no. Él tiene un gran sentido del control".

El halcón peregrino

..... Maquieira es, por encima de todo, un archivador de imágenes.
Las regala a medida que conversa, con los dedos sumergidos en el tabaco rubio. "Siempre me he identificado con el halcón peregrino. El halcón es un ave aristocrática, medieval. Valía una fortuna en ese tiempo. Y siempre volvía donde su halconero. Tiene una ventaja extraordinaria: es el ave más rápida que existe en el mundo. Se le ha registrado con viento a favor, la velocidad de 350 kilómetros por hora. Y ataca, aire a aire. No como el águila, que se mete entre los arbustos a comerse liebres y conejos, y pesca todo lo que está en tierra. Hay un pasaje dentro de la vida de Mike Tyson en la que este enfrenta a un halcón que le ha comido a varias palomas de su palomar. Quiere asesinarlo e idea trampas para darle caza. Cuando lo consigue, Tyson lo agarra por el cuello y dice que la mirada del halcón es tan ominosa, tan amenazadora y de mal agüero, que se asusta y lo tiene que soltar. Imagínate. Lo encuentro un episodio fascinante".
..... Ni él se atreve a pronosticar qué irá a salir de este retiro en el que está sumido. Sabe que volverá a salir a la superficie para saber cuántos cuadros fueron comprados de su exposición. Aunque reconoce que nada le puede importar menos que la valoración o no valoración de su obra. "Yo no hago carrera. No me interesan los honores ni los méritos. Prefiero el olvido. El olvido total. Porque yo no me mandé a hacer. Yo no decidí existir".
..... Una vez que Diego Maquieira, junto a su abrigo negro y su boina de pintor, cierre la puerta, volverá al retiro. A la copa de vino blanco, a la pipa encendida en esa casa de paredes blanco invierno. También al trabajo intenso, sumergido en ese libro de poemas que espera ver la luz en 2003. No lo anima la gloria ni la posteridad. "Prefiero el olvido. El olvido eterno", dice. Antes de que la entrevista acabe, hace una última concesión y ofrece una frase de Poe que a él lo maravilla: "Las cuatro condiciones para la felicidad son: vida al aire libre, el amor de una mujer, la ausencia de toda ambición y la creación de una belleza nueva. Eso es conmovedor dicho por Edgar Allan Poe, quien muere en la calle botado, alcohólico y con un derrame cerebral".

en revista El Sabado de El Mercurio
5 de julio de 2002
fotografia superior: Jorge Sánchez

 

 

 
 

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letras.s5.com , proyecto patrimonio, DIEGO MAQUIEIRA: Maquieira desenchufado, por Marcelo Simonetti,en Revista El Sabado, de El Mercurio, 5 de julio de 2002.

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