Juan Luis Martínez
 
 


 

 

 

 

 


 

EL CISNE Y EL SIGNO: NOTA SOBRE LA METAPOESÍA
EN UN TEXTO DE JUAN LUIS MARTÍNEZ
*


Por David Miralles







... Uno de los aspectos más interesantes de la nueva poesía chilena (1), lo constituyen las relaciones que el hablante suele establecer con su enunciado, con su acto enunciativo y con otros enunciados, dando origen a discursos de carácter metapoético o metalingüístico (2). Dicha práctica suele darse de acuerdo con las modalidades ya conocidas y usadas por poetas antecesores (3). Con respecto al modo de estructuración de esta práctica en los textos de la nueva poesía chilena, se observa que ella va desde el simple carácter anecdótico, pasando por tratamientos escriturales en que es elaborada en forma más totalizadora, hasta llegar a algunos casos en que la misma alcanza aspectos singularmente complejos y originales. En términos generales, puede afirmarse que la mayor parte de la poesía que introduce procedimientos metapoéticos no ofrece variantes innovadoras con respecto a la escritura metapoética anterior, aún cuando, la práctica de este procedimiento se ha hecho cuantitativamente significativa. Por otra parte, el carácter de dicha práctica se encuentra marcado persistentemente por la ironía y la desmitificación, apreciéndose en la misma una actitud ostensilemente crítica frente al lenguaje (4).

... Probablemente, los ejemplos más relevantes de metapoesía, entre otros muchos elementos inovadores que introduce, pueden encontrarse en el trabajo de Juan Luis Martínez (5). En el subconjunto VI, denominado "La Literatura", de La nueva novela (6), se encuentra el texto "El Cisne Troquelado", cuyo análisis parcial ofrecemos a continuación. En este análisis tocaremos apenas un aspecto de la red de relaciones que el mismo artículo intra y extratextualmente, lo contrario implicacría el examen de parte significativa de La nueva novela, empresa que desbordaría las posibilidades de esta nota.

... Este poema se compone de tres segmentos ("estrofas") numerados y subtitulados respectivamente: (La busqueda). (El encuentro) y (La locura). El hablante se encuentra configurado en su grado cero de presencia formal. Se trata de un hablante formalmente indeterminado, cuya "presencia subrepticia" le imprime a la frase (al verso) un carácter de proposición acertiva impersonal (7). La negativa a la presencia superlativa del mismo como parámetro ordenador y/o productor del discurso, posibilita el desplazamiento de la atención hacia la dimensión puramente textual acotando con precisión el acto lectural.

I

(La búsqueda)

La página replegada sobre la blancura de sí misma.
La apertura del documento cerrado: (EVOLUTIO LIBRIS).
El pliego / el manuscrito: su texto corregido y su lectura.
La escritura de un signo entre otros signos.
La lectura de unas cifras enrolladas.
La página signada / designada: asignada a la blancura.



... Tenemos pues, un texto que al diferir (8) la presencia del hablante privilegia la presencia de su propia textura, textura que comienza por explicitar la dialéctica entre la página y la escritura en una obvia referencia a Mallarmé.

... La manifestación del carácter significante de la página, de su materialidad que posibilita la huella escritural; la exhaustiva alusión a ciertas claves: página, blancura, evolutio, lectura (connotando con dicha palabra la idea de evolución que despierta en castellano), la idea de signo y, en suma, la idea general de Libro, este segmento comienza por ser, como decíamos, una alusión constante en la idea de página blanca. Es decir, el signo cuyo carácter significante fue cogido por Mallarmé analogando su blancura al silencio. La albura de la página como significante del silencio en la estructura musical del Libro, mientras que los signos negros (las letras) en la unidad del verso, serían, también por analogía, los significantes de la música poética. El libro mallarmeano debería ser estructurado considerando la necesaria interacción de estos dos significantes. El carácter metapoético de este texto se torna pues evidente en la medida que se constituye en un discurso que remite incesantemente a otro discurso perfilándose como un intento reflexivo cuyo proceso consiste en tocar los puntos centrales de una teoría. Este juego metapoético se da por el conocido expediente de la intertextualidad (9) el cual, como se sabe, puede operar por la referencia al "ámbito" de una teoría y no necesariamente a una práctica determinada; ni siquiera a un discurso teórico como tal. No obstante, la evocación explícita de "maneras de hablar" del discurso mallarmeano y sus variaciones (o transformaciones) en este texto, lo acercan más bien a lo que Todorov conceptualizó bajo la denominación de discursos polivalente (10).

II

(El encuentro)

Nombrar / signar / cifrar: el designio inmaculado:
su blancura impoluta: su blancor secreto: su reverso blanco.
La página signada con el número de nadie:
el número o el nombre de cualquiera: (LA ANONIMIA no nombrada).
El proyecto imposible: la compaginación de la blancura.
La lectura de unos signos diseminados en páginas dispersas.
(La Página en Blanco): La Escritura Anónima y Plural:
El Demonio de la Analogía: su dominio:
La lectura de un signo entre unos cisnes o a la inversa.



... Al realizar la lectura de este segmento,, observamos que las relaciones con el discurso referente parecen ser de carácter homológico (11). En efecto, si la nota definitoria y persistente en la estructura de este texto consiste en la supresión formal del "hablante", en el proyecto del Libro mallarmeano lo es la aspiración al rescate de la blancura (el silencio) de la página: espacio significante que permitiría el correcto ejercicio de la "voz" polifónica del cisne (el poeta), cuyos signos allí diseminados deberían borrarlo en su "anonimia plural" como ocurre por ejemplo en Un Coup de dés. Por un lado, el signo (blanco) de la página, que parece haber sido clausurado por la presencia dominante del signo (negro) de la escritura impidiendo así la notación del verso verdadero: aquel capaz de representar al Verbo (o absoluto), impidiendo por lo mismo, el canto verdadero del cisne y su consecuente borradura ascética (12), por otro, la postergación de la presencia del sujeto de la enunciación (el "hablante") y la consiguiente liberación de la escritura del servicio a la instancia minimizadora, intimista, del yo privado, permitiéndole la expansión hacia el juego de la intertextualidad. En suma, el signo (blanco) de la página (el silencio) y el "hablante" anónimo, parecen ser los dos términos puestos en relación mediante la vinculación con un tercero: la escritura; como metapoesía en un caso (el de este texto), como la notación del canto en el otro (el proyecto malarmeano), relación que nos permitiría, no sólo "la lectura de un signo entre unos cisnes..." o "la lectura de un cisne entre unos signos...", sino también la lectura (crítica) del sentido metafísico de semejante proyecto: "el proyecto imposible: la compaginación de la blancura" en la que habría de borrarse el cisne. La homología que creemos observar en este juego intertextual, está dada precisamente por la diferencia que es posible establecer a nivel de la estructura global de este texto con respecto al universo discursivo mallarmeano, con el cual se relaciona por lo demás, de manera imprecisa (a excepción quizás de la mención del ensayo El Demonio de la Analogía) pues, a pesar de la analogía superficial entre algunos elementos de este texto con elementos correspondientes del discurso referente (léase: ausencia del hablante/anonimia del cisne en la página blanca), la relación entre ambas escrituras es, como veremos, de oposición.

III

(La locura)

El signo de los signos / el signo de los cisnes:
El troquel con el nombre de cualquiera:
el troquel anónimo de alguno que es ninguno:
"El Anónimo Troquel de la Desdicha":
............................................................ SIGNE ........................CYGNE
........................................................ Le ...............blanc de le ...............Mallarmé
............................................................ CYGNE ...................... SIGNE
(Analogía troquelada en anonimia):
el no compaginado nombre de la albura:
la presencia troquelada de unos cisnes: el hueco que dejaron
la ausencia compaginada en nombre de la albura y su designio:
el designio o el diseño vacio de unos signos:
el revés blanco de una página cualquiera:
la inhalación de su blancura venenosa:
la realidad de la página como ficción de sí misma:
el último canto de ese signo en el revés de la página:
el revés de su canto: la exhalación de su último poema.
(¿Y el signo interrogante de su cuello ... (?) ?:
reflejado en el discurso del gua: ..............(¿) ....... : es una errata).
.................................... (¿Swan de Dios?)
( ¡Recuerda Jxuan de Dios!) : ( ¡Olvidarás la página!)
y en la suprema identidad de su reverso
no invocarás nombre de hombre o de animal:
en nombre de los otros: ¡tus hermanos!
también el agua borrará tu nombre:
el plumaje anónimo: su nombre tañedor de signos

borroso en su designio
............................................................... borrándose al borde de la página...



... No podemos confundirnos con los elementos que en la supeficie aparecen vinculados analógicamente por cuanto ellos se insertan en sistemas diferentes. Y lo que resulta decisisvo en toda homología es precisamente, lo anterior: que se destaquen, no las semejanzas entre los elementos, sino las diferencias entre los sistemas. Una lectura de estas diferencias articuladas en el presente juego intertextual puede establecerse así: La supresión formal del hablante de "El Cisne Troquelado" no tiene de ningún modo el mismo sentido que el retiro del hablante mallarmeano al silencio (la blancura) de la página. Su ausencia no es más (tampoco es menos) que la clausura del lirismo en favor del trabajo referencial metapoético que el texto desarrolla. Sin embargo, ¿qué significa esta misma aspiración en el proyecto de Mallarmé? El movimiento negativo articulado por la obra pura en su sistemático desprecio del dato sensible conduce necesariamente a la erradicación del lirismo en la medida que este es también una fuente de "impureza". "La obra pura implica la desaparición elocutoria del poeta, que cede la iniciativa a las palabras movilizadas por el choque de su desigualdad" -plantea Mallarmé. El carácter de esta negación obedece pues al impulso ascético de permitir que la obra sea un trasunto del ser (la idea). He aquí la diferencia entre ambas tentativas. En el texto que leemos el repliegue del hablante da paso a la crítica metapoética; en Mallarmé el hablante lirico desaparece para acceder al absoluto. La analogía entre ambas negaciones se quiebra así por su inscripción en proyectos escriturales contradictorios. La escritura crítica metapoética de este texto trabaja siempre para configurar la relatividad, la precariedad de toda empresa de conocimiento platónico de la belleza, lo ilusorio de toda tentativa de acceso a una identidad o mismidad de ser: (la locura).

... El análisis permite entrever, parcialmente, la radicalidad del proyecto de J. L. Martínez en el horizonte de la práctica poética actual. Su trabajo metapoético es un recurso extremo que indica las fisuras de una tradición que, por inevitable, ha de asumirse en sus zonas de máxima tensión, aquellas que tocan directamente el campo de fuerzas de una ideología replegada incluso en los proyectos históricos más innovadores. En este sentido, su trabajo desata posibilidades no avisoradas en el amplio panorama de la literatura anterior y ello por cuanto nadie antes había asumido cabalmente, es decir en sus límites, las prácticas que siempre han gravitado y orientado semejante literatura. Nada más distante en el trabajo de J. L. Martínez que la simple inscripción en dicha tradición.



 

* El presente trabajo constituye el desarrollo de algunos juicios analíticos sobre "El cisne troquelado" de J. L. Martínez, expuestos en el contexto de mi tesis: Poesía Chilena de la última década: un fenómeno de divergencias (Universidad Austral de Chile), 1986.


NOTAS

1.- Nueva en un doble sentido: 1) su reciente irrupción en el panorama de nuestra literatura y 2) el carácter de gran parte de sus productos.
2.- Metalingüísticos es un lenguaje (simbólico) que se refiere a otro lenguaje (Objeto); metapoético será, en consecuencia, aquel discurso poético que se refiere a sí mismo (tomándose como objeto) o a otro discurso del mismo género e incluso, a un metalenguaje. Para una mayor clarificación al respecto, vid. BARTHES, Roland, "Literatura y meta-lenguaje", in: Ensayos críticos. Barcelona: Seix Barral, S. A., 1973, pp. 127-128.
3.- Citamos a este respecto como ejemplo insigne, el lúcido trabajo de Enrique Lihn.
4.- Carlos Cociña ha señalado que la poesía que articula su práctica como "una reflexión sobre el propio quehacer y, por ende del lenguaje y todas las instancias comunicativas", esto es, la poesía neovanguardista. se encuentra "marcada ideológicamente por una oposición al autoritarismo" instancia que se encontraría presente en dichas obras, más allá de una "emisión directao analógica de juicios sobre la realidad" por una "emisión directa o analógica de juicios sobre la realidad" por una "relación obra-realidad histórica vista desde una perspectiva homológica". COCIÑA, Carlos, Tendencias literarias emergentes. CENECA, Documento de Trabajo, Santiago de Chile, p. 33.
5.- El trabajo de este escritor carece en nuestra opinión, de equivalentes en el panorama de la poesía chilena contemporánea. El carácter complejo y radicalmente innovador de su obra ha desbordado los presupuestos de una crítica impresionista, carente de instrumentos eficientes de juicio, poniendo en evidencia la pobreza de sus medios y, en consecuencia, su tradicional impostura.
6.- MARTINEZ, Juan Luis, "El cisne troquelado" in: La nueva novela. Santiago, Ediciones Archivo, 1977, p. 87.
7.- Más allá de lo cual sería imposible etablecer que el carácter yuxtapuesto de las frases parece ser un recurso "evocativo" de la particular sintaxis mallarmeana sobre la cual ha escrito Thibaudet: "Il semble que Mallarmé soit gèné dans une langue à flexion... Son idéal serait des caractères juxtaposés, sans phrase ni grammaire, où l`ordre syntaxique ne déformerait pas la pureté des mots, où l`esprit de la syntaxe serait chez le lecteur, non la réalite de la syntaxe sur le papier..." A. THIBAUDET, La poèsie de mallarmé. 2a. ed., París, 1926. Citado por KAYSER, Wolfang in: Interpretación y análisis de la obra literaria. Editorial Gredos, Madrid, 1968.
8.- En el doble sentido de retardar y hacer diferente. Por cuanto la ausencia formal del hablante, su "vistosa" ausencia, no implica su desaparición por cuanto su propio enunciado lo determina, para la noción de "diferencia" o "differentia", véase DERRIDA, Jacques, Tiempo y presencia, Editorial Universitaria, 1971, pp. 102-13. Véasetambién la nota 28 del traductor.
9.- Para el concepto de intertextualidad remitimos especialmente a los trabajos de BARTHES, Roland, Análisis estructural del relato, Ed. Tiempo Contemporáneo, Buenos Aires, 1970, y KRISTEVA, Julia, "Poesía y negatividad"in: Semiótica, (v.2) Editorial Fundamentos Madrid, 1981, (2a. ed.) pp. 55-93. Puede consultarse el concepto expuesto sintetcamente en HOZVEN, Roberto, El estructuralismo literario francés, Ediciones del Dpto. de estudios humanísticos. Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, Universidad de Chile, Santiago, 1979, p. 126.
10.- Cf. TODOROV, Tzvetan, Poética, Losada, Buenos Aires, 1973. Este concepto aparece en Hozven, Roberto, Op. cit. p. 103.
11.- Véase el concepto de homología, así como de modelo homológico in: HOZVEN, Roberto, Op. cit. p. 125.
12.- El rescate mallarmeano de la página, cuyo olvido dictado por el peso del idealismo metafísico parecía condenar al poeta a su reves negro, a los signos de una escritura vicaría del habla, de una escritura, en suma, logocéntrica, no es el rescate de su materialidad en tanto la misma se resuelve a su vez en significante del silencio; gesto todavía inscrito en la dialéctica idealista.

 

En Página Dura. 1994

 

 

 

 

 
 




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