Juan Luis Martínez
 
 


Juan Luis Martínez (1942-1993)


SONRISADEGATO


por Cristóbal Joannon


"Cambiar tantas veces de tamaño en un solo día resulta muy desconcertante" dijo Alicia. "No lo es", replicó la Oruga.
Alicia en el país de las maravillas, Cap. V

..... JUAN LUIS MARTíNEZ no nació -como suele afirmarse- en Viña del Mar, sinó en Valparaíso, en 1942, en una casa de la Avenida Alemania que por esas cosas del azar aún no ha sido completamente demolida. El poeta poco antes de morir, en 1993, la fotografió no sabemos con qué fines. Es una casa que delata la buena posición y la solvencia de sus antiguos moradores. En ella Martínez fue educado luego de lograr una provechosa expulsión del colegio por haber vaciado sin querer un tintero sobre el pupitre y no haberle avisado a sus apoderados. Cuando ellos se enteraron, Martínez hacía ya meses que no pisaba el colegio, pese a salir todas las mañanas muy campante, en un simulacro de ida a clases.
..... Estaba en séptimo básico. Sus padres le permitieron seguir aprendiendo sin tener la necesidad de salir de su dormitorio. Más adelante, se encargaría de desaprender lo aprendido, al enceder la mecha de su carga de dinamita publicando La nueva novela, una obra difícil de encontrar y mitologizada -legítimamente- como pocos libros en Chile. Este aprendizaje autodidacta fue la tónica que marcó sus pesquisas en el campo del saber, ámbito en el que se movió guiado por su buen olfato, poniendo especial énfasis en la matemática, la filosofía y el arte. De estas disciplinas seleccionó a su arbitrio el material para elaborar sus inéditas exploraciones poéticas, todas ellas de una excelencia muy particular. Su biblioteca -otro de los tantos mitos martinianos- cobijó libros y revistas sobre asuntos tan extravagantes como la grafología y los percances náuticos.
..... "En mi primera juventud fui un sujeto bastante rebelde, y llevé mi vida hasta los márgenes sociales. Buscaba algo que ni siquiera sabía bien qué era y la poesía me mostró otra vida que me permite la aventura en el plano verbal, y la transgresión de los códigos de ese plano". Esto fue lo que dijo de sí mismo y de su pasado en una de la pocas entrevistas que concedió, en las cuales siempre evitó hablar acerca de su historia, no por estimarla particularmente censurable, sino por considerar accesorio todo aspecto biográfico a la hora de abordar los textos de un autor. Tan escuetos datos requieren una precisión; a esto de los márgenes sociales habría que anexarle la palabra autos y la palabra moto. Con tamañas libertades familiares en las que creció no se podía esperar más que la aparición de los peligros de la velocidad, los que, naturalmente, llegaron y se cumplieron.
..... Juan Luis Martínez -llamado, en esos días, el loco Martínez- llevaba el pelo largo, algo impensable para la época y sobre todo para Carabineros de Chile, quienes empeñados en rasurarlo lo persiguieron mientras él escapaba en moto por las veredas; el saldo de estas correrías fue el volcamiento de una cuca del cuerpo policial. Junto a un amigo (que actualmente vive en San Francisco) y sujetos de inefable reputación se dedicó a robar autos para luego despedazarlos echando carreras hacia Santiago, con el acelerador a fondo y sólo respetando la ley de la selva. Estaba permitido echarle mano a toda clase de recursos cinematográficos, como son los adelantamientos por las bermas, las coliciones violentas y los arrebatos a campo traviesa. No se mató, pero en dos ruedas estuvo a punto de hacerlo cuando casi se descretó en la calle 1 Norte de Viña del Mar. Se ha dicho que con este accidente accidental (todos apostaban a que tendría uno peor al manejar intrépidamente sobre las murallas divisorias de la Avenida Libertad) despertó a las llamadas bellas letras. Esto es inexacto, puesto que desde antes Martínez algo leía; lo que sucedió fue que tuvo que estar tanto tiempo en cama que no lo quedó otra que relacionarse con los libros. Las obras deVicente Huidobro y Lewis Carroll fueron sus lecturas de hospital. Es cierto, eso sí, que de ahí en adelante no paró nunca más de leer; como testimonio de su voracidad ha quedado su casa de Villa Alemana, la cual terminó pareciendo una librería. Hay piezas donde las estanterías no dejan ver los muros.

CARROLLIANO

..... El aforismo tradicionalmente ha sido un estilo de escritura tardía, pero Martínez comenzó empleando esa forma para no abordarla nunca más. Su primera publicación fueron diecisiete de ellos en el libro Nueva poesía joven de Chile, editado por el psiquiatra y bolerista español Martín Micharvegas, en 1972. Son textos de corte dadaísta, entre los que se encuentran algunos de la siguiente línea: "Hay una confusion tan simplísima:/ Mamá era Lógica y sin embargo .../ Papá era Escolapio y no robaba". En junio de 1971, el Area de Humanidades de la Universidad de Chile de Valparaíso realizó un encuentro poético al que el músico asistió. Su estadía fue de solo un mes, la que le permitió ponerse en contacto con poetas jóvenes y observar el clima político que estaba generando la Unidad Popular (en un acceso de hiperexcitación ideológica, Micharvegas se unió a una marcha de trabajadores haciendo flamear la bandera de Vietnam ante la mirada atónita de los participantes). En esa misma antología, Juan Luis Martínez incluyó algunos fragmentos de su libro en gestación: La nueva novela, obra construida a base de citas (tal como el filósofo Walter Benjamin alguna vez imaginó hacer) que tuvo que editar por su cuenta luego de ser rechazada por la Editorial Universitaria, pese a haber tenido el apoyo de Pedro Lastra, Martín Cerda y Jorge Barros. Era un libro de un costo prohibitivo, impensable para los escuálidos presupuestos de la época.
..... Pero inconvenientes como éstos no lo doblegaron. En 1977 lo publicó, con la asesoría de Ronald Kay en materia de orden y diagramación. Como era de esperar, esta obra no fue bien acogida. El crítico literario Ignacio Valente no entendió nada y Braulio Arenas se aburrió con su lectura. Pero hoy, a casi veinticinco años de su publicación, es difícil encontrar lectores íntegros que no se saquen el sombrero para celebrar la notable factura y el buen juicio que constituyen ese libro singularísimo. La nueva novela es una obra de arte, de las pocas que ha generado este país, tal vez sólo comparable a la interpretación de las sonatas de Beethoven por Claudio Arrau.
..... Juan Luis Martínez una vez escuchó que una lectora, comentando La nueva novela, había dicho que ese libro se parecía a Alicia en el país de las maravillas. Tal asociación dicha al vuelo por una boca anónima fue de su agrado: en ambos libros el lector se mueve a saltos por zonas impredecibles, a través de un caos bien administrado que oculta sus reglas volviéndolas una paradoja. Tanto Carroll como Martínez dislocaron el fantasma de la realidad mediante complejos juegos del intelecto. Carroll lo hizo amparándose en la lógica, Martínez recurrió a una infinidad de referencias culturales, donde la más emblemática es la portada de su libro: una casa viniéndose abajo, imagen que encontró en un diario que informaba acerca de un terremoto en Alaska. También hay parentescos biográficos: Carroll y Martínez fueron reservados y tartamudos, y evitaron a toda costa ser fotografiados, pese a practicar ambos la fotografía: bien conocidas son las perturbantes nínfulas de Carroll; Martínez, en su único viaje al extranjero, fotografió tumbas y epitafios de los cementerios de París. Hay, por último, una tercera relación: los dos elaboraron objetos tridimencionales bastante peculiares. El escritor inglés inventó inauditos artilugios, como un dispositivo para dar vuelta automáticamente la partitura y evitarle así posibles incomodidades al intérprete. Martínez ideó collages de funcionamientos disparatados, como un perro de madera con ruedas y cajas que simulan tecnologías risibles: golillas que se desplazan, bolas de colores que buscan ineficazmente el movimiento perpetuo.
..... La nueva novela
no posee un centro regulador, pero hay ciertas áreas de mayor concentración de sentido -o sinsentido. Una de éstas (hay otras: la objetualidad del manuscrito chino y el papel secante de la página 142) es la que se refiere al octavo capítulo de Alicia en el país de la maravillas, cuando hace su aparición la cabeza flotante del gato de Cheshire ante el Rey, quien falazmente exige su decapitación. Escribe Martínez: "La cabeza del gato de Cheshire que a pesar de su oscura materialidad parece suspendida sobre todas las cosas, desrealiza el mundo con la misteriosa y enigmática expresividad de su sonrisa, recordándole al hombre el carácter precario de su realidad". El gesto de La nueva novela es el mismo: una subversión ontológica donde el mundo está concebido en calidad de ratonera, derruido en su propia vacuidad.

NO HACER

..... En 1971 se casó con Eliana Rodríguez ( "la mujer de un poeta debe aprender a convivir con sus fracasos, porque el poeta representa la antítesis del hombre exitista" ) y tuvo dos hijas. Exteriormente llevó una vida bastante convencional algunos de sus vecinos jamás supieron que la escritura era su ocupación. Prefirió llevar una existencia retirada, en su pequeña casa ubicada en una tranquila calle de tierra. En momentos de tribulación rezaba el Padrenuestro y el Ave María, y le gustaba visitar la iglesia de su comuna para la celebración del Domingo de Ramos.
..... Ni cesante ni trabajador, Juan Luis Martínez gozó de un ocio duchampiano sin el cual se vuelven incomprensibles sus trabajos. Largo tiempo le demandó cada una de sus obras; ocho años invirtió en La nueva novela y dieciséis en el libro en el que aún trabajaba en el momento de morir: un extenso tabú del que muy poco se sabe; aun así, toda clase de elucubraciones circulan en torno a él. El merodeo, la divagación y el no hacer nada a secas fueron la matriz desde donde nacieron sus proyectos. Naturalmente, muchos de ellos nunca se llevaron a cabo; entre éstos, se ha comentado, estuvo el de hacer una antología sobre proposiciones formales acerca de la poesía chilena y la elaboración de trabajos gráficos empleando los hexagramas del I-Ching.
..... La Única vez que lo vi, luego de haberle seguido la pista durante varios meses, Martínez monologó relajadamente acerca de los oráculos chinos, Eliodoro Domínguez -un poeta chileno de tintes metafísicos- y de la necesidad de estar en una suerte de nada. Quienes lo visitaban, cuentan que era común encontrarlo mirando por la ventana del living hacia el vacío de la calle.
..... "Soy un poeta apocalíptico. Creo en el fin de una época. Se perdió la imagen sólida del mundo. Los conocimientos acumulados sólo han servido para la confusión. Nuestra confianza en el lenguaje también se ha perdido. ¡Cosa terrible! Ahora tenemos que informarnos para hablar", le dijo a la periodista María Ester Roblero, hoy directora de una revista edificante cuyo título es Hacer familia. Juan Luis Martínez no creyó en la autoria de una determinada obra ni en lograr una relación estable entre el orden de las cosas y el orden de las palabras; esta nada intermedia no fue para él fuente de desesperaciones, sino un lugar que era necesario habitar, sin perder nunca el sentido del humor. Tampoco compartió los postulados de cierto vitalismo moderno que pretende identificar el arte con la vida. Aberración y espanto le produjo saber que un grupo de gente había pisoteado pollos de un día en una acción de arte.
..... Antes de morir -había padecido una tortuosa enfermedad renal- exigió que sus manuscritos fueran quemados, algo que si llegase a consumarse sería una pérdida irreparable para todas aquellas personas que se preocupan por esta clase de asuntos.

 

en El Metropolitano. 2 de abril de 2000.

 

 

 

 
 

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letras.s5.com , proyecto patrimonio, JUAN LUIS MARTINEZ: Sonrisa de Gato, por Cristóbal Joannon, en El Metropolitano. 2 de abril de 2000.

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