Juan Luis Martínez
 
 

 

JUAN LUIS MARTÍNEZ: ADIÓS A LA CORDURA


Jaime Valdivieso



“La más alta forma del conocer y del ver
es el conocer y el ver, el desconocer y el no ver”
Meiter Ekhart



Tal vez en la tradición del pensamiento irracionalista, habría que distinguir entre la irracionalidad de los instintos, del inconsciente, la que corresponde al mundo del ocultismo, parapsicología, premoniciones, telepatía, hechos no sometidos a las leyes causales, y la que proviene del pensamiento lógico mismo al cuestionar su propia logicidad: es decir, una contra-lógica, una especie de lógica al revés a la cual llegan ciertas mentes hábilmente instrumentadas e inclinadas a la racionalidad, pero que a la vez la cuestionan desde sus raíces.

Entre los primeros tendríamos toda la corriente irracionalista que nos legó el antiguo oriente y que pasó a Grecia a través de las sectas órficas, luego la literatura que privilegia los instintos y el inconsciente y cuya última y más fructífera manifestación fue el movimiento Surrealista.

Entre los segundos el que desciende de los juegos lógicos del latino Tertuliano, de los practicantes del “nonsense” sajón, como Edward Lear y el notable matemático Lewis Carrol, y finalmente los juegos y construcciones silogísticas de Jorge Luis Borges, y la ruptura del principio de identidad de muchos cuentos de Julio Cortázar.

Es a esta última categoría a la que pertenece el mundo contra-logístico de Juan Luis Martínez, tal como se nos presenta en  La nueva novela.

Pensamos que quien vio esta forma epistemológica con gran claridad, fue Michel Foucalt en su libro Las palabras y las cosas, cuando se refiere a un cuento de Jorge Luis Borges que dio origen precisamente a su libro de filosofía:

"Este libro, nació de un texto de Borges. De la risa que sacude al leerlo, todo lo familiar al pensamiento –al nuestro: al que tiene nuestra edad y nuestra geografía -, trastornando todas las superficies ordenadas y todos los planos que ajusten la abundancia de los seres, provocando una larga vacilación e inquietud en nuestra práctica milenaria de lo Mismo y lo Otro. Este texto cita cierta enciclopedia china donde está escrito que los animales de dividen en a) pertenecientes al Emperador, b) embalsamados, c) amaestrados, d) lechones, e) sirenas, f) fabulosos, g) perros sueltos, h) incluidos en esta clasificación, i) que se agitan como locos, j) innumerables, k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, l) etcétera, m) que acaban de romper el jarrón, n) que de lejos parecen moscas”. Ante lo cual Foucalt comenta:

La monstruosidad que Borges hace circular por su enumeración consiste en que el espacio común del encuentro se halla él mismo en ruinas. Lo imposible no es la vecindad de las cosas, es el sitio mismo en que podrían ser vecinas. Los animales “i) que se agitan como locos, l) innumerables, k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello” ¿en qué lugar podrían encontrarse, a no ser en la voz inmaterial que pronuncia su enumeración,  a no ser en la página que la transcribe? ¿Dónde podrían yuxtaponerse, a no ser en el “no lugar” del lenguaje?. (1)

El análisis anterior nos aclara incuestionablemente que se trata de la subversión a través de la racionalidad  misma, de la extrema lucidez y el alcance del pensamiento lógico en su propio y genuino campo de batalla, y al que se ha llegado no por medio de los impulsos inconscientes, sino por extremar hasta el absurdo las posibilidades del discurso habitual.

Pero algo más: dos conceptos podemos extraer de aquí que definen en gran parte La nueva novela (verdadero acontecimiento de la literatura chilena e hispanoamericana): la subversión epistemológica contra los principios racionales de lo Mismo y lo Otro, y el hecho de que toda la obra supone una premisa ineludible: que la realidad sólo existe en el lenguaje, que toda realidad es verbal. Estamos, por lo tanto, dentro de la utopía de “El Libro” de Mallarmé, que pensaba que el Universo existe “para realizarse en las páginas de un libro”. No en vano desfilan por la obra los grandes temas del hombre y la realidad: el tiempo, el espacio, la geometría, las matemáticas, el alma, la parapsicología, la muerte, junto a otros más cotidianos que, por supuesto, son cuestionados a través del absurdo y dl humor en sus cimientos ontológicos a través de un hablante que quiere permanecer invisible:

Hacia la medianoche, los Recién-Casados se retiran
a una pequeña habitación
donde la dueña con precisión académica
hará las alabanzas necesarias
a la proporción y tamaño de un sexo masculino.

Aquí vemos cómo el humor corroe el imaginario discreto y habitual de una boda.

Este libro se juega fundamentalmente en el terreno del significante, nos muestra un mundo dislocado, tambaleante desde la misma portada donde aparece una fotografía en blanco y negro que hace el efecto de lago visto en estado de ebriedad: casas inclinadas, unas encima de otras a punto de desplomarse. A partir de este momento, todo es alterado, desde la solapa hasta la contratapa donde en cada uno de los innumerables cuadritos de una hoja de cuaderno de aritmética, se propone una posibilidad de escape para cada miembro de una familia. Y entre ambas: tapa y contratapa, todo un mundo gráfico-textual, fragmentario y a la vez total por su gran sentido de la estructura donde distintos temas se repiten con distintas variaciones: entre ellos el tema de la transgresión social y moral representado respectivamente por Rimbaud y Marx, símbolos con que comienza y termina la obra. Allí, en ese cajón de sastre se pretende que el lector viva una nueva realidad, sólo válida en el texto, pero que igualmente perturba nuestra sensibilidad y nuestra inteligencia, y así, sucesivamente reirá, presenciará la muerte, se perderá con un perro, de desplazará en una bicicleta, seguirá unas piernas que van de una página a otra, en una de las cuales el narrador los esperará cordialmente.

Tanto el discurso verbal como visual se combinan en una unidad indisoluble. El primero, alterando el orden habitual de todo libro que comienza luego del índice, se inicia en la contratapa donde plantea lo que vendrá a ser una de las claves del libro: el cuestionamiento mismo de la realidad y lo que será el comienzo de una lógica absurda y de una mirada y de un pensamiento que se afirman y a la vez niegan. Veamos la primera solapa cuyas preguntas se repiten en la segunda solapa:

La Realidad I.
A.
Pregunta:
¿Qué es la realidad? ¿Cuál es la realidad?
Respuesta:
Lo real es sólo la base, pero es la base
Lo real es lo que chocará como realmente absurdo.

B.
Afirmación:
El ser humano no soporta mucha realidad.

C.
Pregunta:
¿Qué era real en el universo?

Respuesta:
El universo es el esfuerzo de un fantasma
para convertirse en realidad.

D.
(Fábula):
Érase una vez la realidad
Con sus ovejas de lana real
La hija del rey pasaba por allá
Y las ovejas balan Dios qué bella está
La re la re la realidad.

Nota:             “nada es real”           Sotoba Komachi

En esta primera solapa hay varias claves importantes de la novela: 1. Se cuestiona el sentido último de la realidad; 2. Se crea una nueva en el texto; 3. Lo más trascendente se vuelve lúdico empleando una “lógica fantástica”; 4. Se hace una glosa “naïve” a la manera del modelo de Edward Lear que figura antes de llegar al índice; es decir la extrema simplicidad como una réplica a la lógica filosófica aristotélica.

Enrique Lihn y Pedro Lastra en un ensayo conjunto captaron un aspecto muy importante en la obra: la reversión de la realidad conocida: “Parece indudable que las lecturas y saberes de lo que se alimenta Juan Luis Martínez se extienden a todos los campos en los que el lenguaje fragiliza los criterios de verdad y de realidad, por encima de la presunción de verosimilitud”.

Pero todavía algo más antes de llegar al índice: especie de síntesis anárquica y subversiva de lo que será todo el libro. Viene una página con las dos dedicatorias de un libro que el propio Miguel Serrano escribió a mano dedicado a dos personas diferentes en un plazo de diez años: 1939-1949. Es la única vez que el autor utiliza un texto, donde se emplea un lenguaje unívoco, referencial, ajeno, de un escritor chileno ampliamente conocido. El resto del libro es lo opuesto a la forma y contenido de esta dedicatoria.

Finalmente, en la página opuesta con el título de  El eterno retorno aparece el recorte y la fotografía de dos anuncios de venta de libros (entra en escena el “collage”). En uno la imagen de Rimbaud como ciclista, en el otro la de Karl Marx como satánico: el revolucionario de la vida y los sentidos y el de la sociedad: dos imágenes de demolición: cada uno a su manera quería renovar el mundo. En ambos casos, desde un hablante y un imaginario colectivo, Juan Luis Martínez socava, desgasta nuestro saber y crea un campo de desquiciamiento, de duda, de perplejidad.

El título de la obra La nueva novela es un primer signo de ironización y desorientación de toda la obra, y que puede referirse a la inauguración de un nuevo género, y la segunda, que la novela tal como se presenta está en falencia porque se halla en crisis el lenguaje fundamentalmente referencial, conceptual que la sustenta. Habría que crear una nueva novela cuyo lenguaje fluctúa entre la poesía y la gráfica de múltiples lecturas, es decir, La nueva novela que es plenamente poesía, aunque dentro de un circuito distinto, donde la ambigüedad, el sentido suspendido, se logra quebrando la racionalidad o la gráfica realista por medio de comentarios que quiebran el realismo convencional introduciendo la perplejidad y la duda.

El verdadero hablante de este libro es, sin embargo, el azar, la no causal, la tradición cultural astillada por el absurdo lógico, libro imposible de ser planificado como la generalidad de las obras literarias, sino que se ha construido en gran parte a sí mismo y donde el autor da la impresión de haber colocado sólo el primer peldaño, el cimiento inicial, y luego dejó que la obra misma ayudada por el azar la fuera construyendo, a semejanza de una nave con piloto automático a la cual sólo de vez en cuando se le corrige el rumbo.

En variadas oportunidades tuve ocasión de hablar con Juan Luis al respecto, y me contó numerosas anécdotas de cómo el azar había intervenido en la obra, y lo mismo sucedía con la obra que estaba escribiendo y que dejó inédita. La actitud, la forma de trabajo, el sentido que tenía del tiempo dejaban que las cosas sucedieran de cierta manera, de modo que parecía que fuera el azar, pero no era así, pues él creaba un campo magnético alrededor de su obra, de su psiquis donde ciertos hechos debían producirse de una manera casi fatal. No olvidemos que para los taoístas, el azar es la ley.

Por eso cada vez que abrimos una página de este apasionante y extraño libro, ponemos en marcha una maquinaria de significantes en busca designificados que vuelven a alterar todos nuestros hábitos racionales. Por eso es un libro profundamente subversivo y que barre espacios inesperados a la conciencia, a la sensibilidad y al pensamiento.

Pero ¿de dónde nace una obra tal? ¿Qué sentido tiene? ¿Qué se propone?. Estas preguntas surgen, aún entre los más avezados conocedores de la literatura.

Pensamos como siempre que toda gran obra es producto de un cruce de circunstancias ente el autor y su época. Y esa no es una excepción. La nueva novela da cuenta de una doble crisis: crisis de la forma y contenido de una cultura, y crisis del propio hablante que escogió este camino de un neo-vanguardismo, como el único capaz de darle un cierto sentido a su trabajo: arrinconar a un imaginario y a unos saberes agotados en todos sus flancos, insuficientes para responder a esas pocas y grandes preguntas sobre el sentido de la vida y del porvenir de la humanidad. ¿Y no estamos viviendo colectivamente uno de estos momentos? La falencia del racionalismo en un grado nunca visto, junto con el desmoronamiento de los grandes valores que sustentaron hasta hace poco nuestra cultura occidental. No en vano la obra se inserta en una tradición fuertemente crítica de la ontología y de la teoría del conocimiento tradicionales: el juego de las aporías, de las tautologías, de los sofismas, del “nonsense”.

Cabe destacar la inteligencia, la capacidad lógica y racional de esta obra y de su autor que quiere desvanecerse, y que al negar la propia legalidad racional crea un campo poético de la más alta poesía. Se trata anyes que nada de un gran poeta que escogió un camino distinto, poco transitado en nuestros lares, pero de larga tradición en occidente. Muestra de esto es su admirable e inolvidable poema “La desaparición de la familia” que invierte la tradición de la casa “protectora” que “en lugar de sustraer de los peligros de la existencia los condensa y especializa” (Lastra-Lihn), lo mismo ocurre con la tautología del poema “probable e improbable desaparición de un gato por extravío de su propia porcelana”:

Ubicado sobre la repisa de la habitación
El gato no tiene ni ha tenido otra tarea
Que vigilar día y noche su propia porcelana.

Demuestra el autor una insólita imaginación y capacidad lógica creando una nueva especie de categoría literaria: el “logicismo fantástico”, donde la fantasía está al servicio de desquiciar y punzar morosamente al pensamiento racional desde distintos ángulos. Veamos por ejemplo “Observaciones sobre el lenguaje de los pájaros” en alguna de las estrofas en prosa de las ocho donde el autor provisto de una impresionante capacidad lógico-lingüística-analítico-descriptiva se refiere al lenguaje de los pájaros como equivalente al lenguaje humano:

“Los pájaros no ignoran que muchos poetas jóvenes torturan las palabras para que ellas den la impresión de profundidad. Se concluye que la literatura sólo sirve para engañar a pobres gentes respecto de una profundidad que no es tal. Saben que se ha abierto un abismo cada vez más ancho entre el lenguaje y el orden del mundo y entonces se dispersan o enmudecen: dispersan dispersas migas en el territorio de lo lingüístico para orientarse en el regreso (pero no regresan) porque no hay adonde regresar y también porque ellos mismos se desmigajan en silencio desde una muda gritería y lenguajean en silencio desmigajándolo en bullicio y gritería. Mudos de vergüenza se tragan en silencio su propio des-en-canto: descantan una muda gritería. ¿Se tragan a pequeños picotazos el silencio de su muda gritería?: (cantando el des-en-canto descantan el silencio: el silencio se los traga).”

Aunque alguien dijera: eso es sólo galimatías, no se entiende nada, es “un puro juego verbal”, persistiría el hecho innegable que para llegar a ese juego verbal se necesita una imaginación lógica y una capacidad lingüística extraordinaria, y como este texto no se puede considerar aislado, sino dentro de toda una concepción del mundo y del lenguaje que lo justifica plenamente, debemos aceptar el hecho de un talento y de una sensibilidad lógico-poética desusada en nuestro medio y que coloca a Juan Luis Martínez a una altura semejante a la de Huidobro en la experimentación vanguardista.

Tal vez el sentido último de este libro sea su capacidad de provocar luminosos sin sentidos, el de desafiar al lector para que compruebe que la racionalidad habitual puede negarse a sí misma y abrir otros espacios y posibilidades al pensamiento, probar que la organización de la realidad no se agota en la tradición aristotélica, el sentirnos un poco como Alicia en el fondo de la cueva o al otro lado del espejo. Y sobre todo, tomar conciencia que cada ciertos ciclos se hace necesario cuestionar los cimientos sobre los cuales descansa toda nuestra cultura.

En este sentido, el libro es mucho más que la cápsula de un texto, de un universo verbal condensado entre la tapa y la contratapa. Como todo gran arte al decir de Umberto Eco es una “metáfora epistemológica” de una nueva manera de concebir el mundo y que tiene su contraparte en la mecánica cuántica, que nunca se logra entender plenamente, como me decía recientemente el físico Claudio Teitelboim en una entrevista sobre ciencia y poesía.

La nueva novela, género a voluntad del lector, germen de toda una nueva corriente en nuestra poesía, sin la cual no se entienden claramente la aparición de los primeros libros de Zurita, Purgatorio y Anteparaíso o el gran libro de Bruno Vidal, Arte Marcial y del espléndido y poco y mal entendido libro de Elvira Hernández, Santiago Waria, todos los cuales, al romper el canon tradicional de la lírica aportan un nuevo enfoque a la realidad histórica y social de Chile.

 

en Merodeos en torno a la obra poética de Juan Luis Martínez
Soledad Fariña - Elvira Hernández
Santiago. Intemperie 2001
Santiago de Chile: RIL Editores
75 páginas.

 

 
 

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letras.s5.com , proyecto patrimonio, JUAN LUIS MARTINEZ: Adiós a la cordura, por Jaime Valdivieso. en Merodeos en torno a la obra de Juan Luis Martínez, por Soledad Fariña y Elvira Hernández.
2001.

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