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María Luisa Bombal y su París

Coloquio Internacional: "Vida y obra de escritores latinoamericanos en París" Asociación Europea de Profesores de Español (AEPE) y "Encuentro de escritores latinoamericanos".


Por Cecilia Katunaric N.
(Université Vincennes Saint-Denis, Paris 8)

......... He conocido el perfume de tu hombro y desde ese día soy tuya. Te deseo.
Me pasaría la vida tendida, esperando que vinieras a apretar contra mi cuerpo
tu cuerpo fuerte y conocedor del mío, como si fuera su dueño desde siempre.
Me separo de tu abrazo y todo el día me persigue el recuerdo de cuando me
suspendo a tu cuello y suspiro sobre tu boca.

Escribo y rompo.

María Luisa Bombal, La Última Niebla


Poco se sabe de los años vividos por María Luisa Bombal en París. A partir de tan sólo dos referencias oficiales: la biografía María Luisa escrita por Agata Gligo en el año 1984 y una entrevista a María Luisa Bombal del año 1979: testimonio autobiográfico, nostálgico y un tanto senil, el cual forma parte de las Obras Completas de la autora compiladas por la académica Lucía Guerra en el año 1996, podemos reconstruir en un mosaico la vida de la escritora María Luisa Bombal en París.

María Luisa Bombal nació el 8 de junio de 1910 en Viña del Mar, ciudad del litoral central, que albergaba a parte de la sociedad burguesa chilena criolla, y a negociantes extranjeros que habían emigrado desde Europa y hecho fortuna en el cercano puerto de Valparaíso. En efecto, la familia de la autora retrata la híbrida alta burguesía chilena:

El primer cónsul alemán en Santiago fue mi bisabuelo y su apellido era Precht. De modo que, por mi madre, venimos de los alemanes de Valparaíso que después, como tú sabes, se fueron a Viña del Mar. Mis ancestros eran hugonotes franceses que emigraron a Alsacia y el tipo que mató a Chejov era pariente nuestro... Amado Alonso siempre me hacía bromas respecto a esto y yo le contestaba "¡Pero qué culpa tengo yo!"... Por el lado de mi padre, los Bombal llegaron a Chile huyendo de la dictadura de Rosas...(1)

A través de esta descripción genealógica que hace Bombal en la que fuese la última de sus entrevistas un año antes morir, nos damos cuenta de la existencia de sus antecesores franceses. No es extraño entonces que su familia elija el Colegio de las Monjas Francesas de los Sagrados Corazones para iniciar a su hija en de una educación católica, conservadora y elitista, digna de une señorita de alta alcurnia chilena.

Cuando María Luisa cumple tan sólo ocho años de edad su padre Martín Bombal Videla muere. De él sólo retendrá imágenes distantes y sensaciones familiares productos de su fina memoria corporal: el olor al agua de colonia tan fresca y paternal, la sensación de una piel varonil recién afeitada. Aquellos recuerdos remotos los evocará difusamente a lo largo de su escritura y al mismo tiempo es esta imagen, la del padre ausente, la que convertirá en el arquetipo del príncipe "charmant": ilusión infantil, que pintará a su antojo a través de sus amores tormentosos, frustrados y trágicos y que retratará después en sus novelas. Se dice que María Luisa era la hija predilecta de su padre, pues él es quién se percata de la temprana sensibilidad y capacidad de emoción de su hija: desde pequeñita tuvo "el sentimiento de que las realidades esenciales, encarnadas en símbolos y descifradas a través del arte son tanto o más verdaderas que las realidades cotidianas."(2) Ante tal sensibilidad y fragilidad, el padre la sobreprotege y tal es su preocupación que hasta las hermanas mellizas menores de María Luisa, Blanca y Loreto, se percatan de la diferenciación paternal.

Ante el deceso del padre, la madre de María Luisa, Blanca Anthes Precht decide mudarse con sus tres hijas a París. No sabemos cuales fueron las verdaderas motivaciones de la madre para tomar tal decisión, probablemente su ascendencia alsaciana y la cercanía con sus familiares alemanes. El hecho es que el paraíso viñamarino que embelesaba a María Luisa fue reemplazado por "le 16e arrondissement":

Passy, es el corazón y centro geométrico de un radio de tres o cuatro cuadras que limita, imaginariamente, el reducido sector que para María Luisa es París. Un barrio de avenidas amplias y limpias -l'Avenue Cléber, l'Avenue Victor Hugo, L'Avenue Marceau- y de calles compactamente construidas, con elegantes edificios de cuatro a cinco pisos, sin espacio entre ellos, al principio todos idénticos, hasta que los trayectos repetidos empiezan a diferenciarlos.(3)

El océano Pacífico, las gaviotas y la hojarasca de los bosques costeros son reemplazados por una nueva realidad urbana. A los trece años María Luisa es internada junto con sus hermanas en el colegio del Convento de Notre Dame de l'Assomption, pero este mundo no le es tan ajeno, pues ella se ha formado en un colegio de las mismas características. María Luisa viste el mismo uniforme elegante que sus compañeras y debido a su fenotipo europeo y su perfecto francés, sin ningún acento, nadie nota que es extranjera ni menos aún, nadie diría que es una jovencita chilena, lo que sería una verdadera extravagancia. Pese a la estricta educación a la cual es sometida la autora, nada ni nadie le impide leer lo que encuentre a su paso. María Luisa vive en una paradoja, pues por un lado es educada para convertirse en una mujer culta y católica destinada al matrimonio y por otro lado, ella observa con estupefacción el secularismo de su colegio: monjas sin hábitos ni velos, que si bien rezan el Ángelus dos veces al día, más que sujetas a las leyes de Dios, están sujetas a las leyes de laicidad de la República francesa. Es quizás esta ambivalencia entre obedecer a Dios, es decir lo "lógico" (porque lo lógico es siempre bueno, según ella) y quebrar las reglas de una sociedad estricta en cuanto al rol femenino, lo que induce a Bombal a vivir al borde del abismo, en el límite de lo aceptable y lo prohibido.

Es en este ambiente de un París minúsculo y riguroso, donde María Luisa conoce los grandes clásicos franceses del siglo XIX, interesándose en especial por Balzac, Stendhal, Mérimée y Flaubert. Son ellos los primeros escritores que influencian su percepción literaria. A partir de la escueta obra de Bombal, podemos interpretar que ella se apropia o bien aplica algunos estilos narrativos de estos escritores. Bombal de Balzac rescata las descripciones precisas de lugares, personajes y situaciones sociales, descripciones que evolucionarán en su escritura hacia una profunda introspección psicológica en los personajes. Esta literalidad se refleja en algunos monólogos interiores: divagaciones de desamor, locura y soledad en las protagonistas de Bombal; de Stendhal aprehende las descripciones extasiadas frente a la belleza; de Mérimée retoma el interés por el misticismo y lo oculto, características que se refleja claramente en su novela La Amortajada; finalmente respecto a Flaubert podríamos decir que a Bombal le seduce la figura controvertida del autor: su manera de violentar la moral social y su fuerza literaria engendradora de molestia, porque María Luisa intuye muy bien que aquello que incomoda es aquello que invita a la reflexión.

París como ciudad, como fuente de conocimiento y de nuevas vanguardias influye en la adolescencia de María Luisa. Es en esta ciudad donde comienzan a definirse los rasgos de una personalidad creativa, la que la llevaría años más tarde a convertirse en una mujer muy emocional con un equilibrio psicológico muy precario y a la vez en una gran escritora:

En la personalidad de María Luisa predomina la función contemplativa, el ejercicio de la inteligencia y de la sensibilidad en desmedro de la voluntad. Sin embargo, en esos inicios de vida, la voluntad se confunde con los anhelos: su debilidad no se nota. Se desarrolla como una jovencita llena de ocurrencias e iniciativa. La timidez que aflora en ella los ambientes o con las personas extrañas ha ido disminuyendo en esos años de colegio.(4)

María Luisa se traslada por decisión de su madre, desde el riguroso convento al Colegio Sainte Geneviève. Posteriormente, ella asiste al liceo municipal para rendir el Bachillerato. Es en esta época cuando se aferra sentimentalmente a los poetas malditos: Verlaine, Baudelaire y Rimbaud confirman a través de sus versos la inmanencia de la tragedia y Bombal acentúa su visión trágica del mundo, amarrando y concibiendo el amor con la muerte de manera natural, pero también como un alivio de la existencia:

A Baudelaire y Verlaine sí que los leo siempre, esa música como que me alivia […] Y leí también a Rimbaud. A mí me comparan con Rimbaud y yo me siento halagadísima, pero me comparan en la parte mala (ríe), porque Rimbaud escribió y después ¡plaaf! desapareció; se hizo comerciante el pobrecito... el niño se desapareció, se metió en la marina mercante y de ahí no salió más... ¡un chispazo y fuera!(5)

Así, maldita y bendita María Luisa, se sumerge en la literatura francesa de finales del siglo XIX. A pesar de esta inclinación estética personal, María Luisa vivió en París durante la eclosión del Surrealismo sin darse cuenta. Ella es ajena a las corrientes vanguardistas de la época: "del surrealismo y otros movimientos de vanguardias llega uno que otro iconoclasta eco perdido. Están lejos, en la ribera izquierda del Sena. La agitación de sus olas no alcanza a los colegiales."(6) De esta cita desprendemos que la ausencia y la no influencia en su narrativa de las vanguardias francesas se deben a su temprana edad. Sin embargo, posteriormente ya de regreso en Chile tomará conciencia del impacto de las nuevas vanguardias francesas en el arte chileno. No obstante, ella seguirá siendo fiel a sus primeras intuiciones literarias y no seguirá la moda de la bohemia nacional:

Los poetas y escritores chilenos están imbuidos de los movimientos vanguardistas […] María Luisa opone a las modas del momento su bien y cimentado interés por los poetas románticos franceses […] Habiendo vívido en París durante la explosión del Surrealismo, lo encuentra más presente en Chile. Escucha, recibe y sabe de las últimas corrientes, pero en medio de ese mar de ideas y opiniones, se mantiene tranquila y clara en sus primeras elecciones, con las que identifica el concepto mismo de poesía. "Es la única mujer con la cual se puede hablar seriamente de literatura", suele decir Pablo Neruda.(7)

En su elección estética, hay que tomar en cuenta su formación universitaria. María Luisa Bombal, en septiembre de 1928 con 18 años de edad, ingresa a la Sorbonne a estudiar literatura francesa, pero contrariamente a lo que dicen las biografías oficiales sobre Bombal, ésta no obtiene la licenciatura en literatura. Es en este momento cuando el reducido perímetro del 16e arrondissement de María Luisa se expande a zonas inimaginadas. María Luisa es inscrita en un pensionado para señoritas "Le Lierre" y tendrá a su tío José Eyzaguirre como tutor, pues su madre a decidido volver a Chile con las hermanas mellizas. En la universidad presta gran atención a la cátedra sobre Charles Perrault que realiza su profesor Ferdinand Strowsky. Es en esta instancia académica, cuando María Luisa se convierte simbólicamente en la Bombal, pues por primera vez se le reconoce públicamente su talento y con ello su potencial de escritora: Strowsky califica un cuento de Bombal, como el mejor de su clase:

En la Sorbona, mi profesor Ferdinand Strowski nos hizo escribir un cuento a la manera de Perrault y yo escribí un cuento muy misterioso. Se trataba de un hombre con un sentido alegre de la vida que llegaba silbando a una habitación. Y así estaba, muy contento, cuando empezaba a sentir la presencia de alguien detrás de una cortina, presentía a alguien. Entonces él le hablaba, pero no podía nunca ver a esa presencia que él amaba... "¿Por qué es usted tan trágica?", me preguntó Strowski cuando me entregó el primer premio. No le contesté nada, pero era la imaginación que se adelantaba a lo que yo era.(8)

María Luisa Bombal se siente más segura de sí misma, al mismo tiempo que París despierta en ella la curiosidad juvenil: el deseo de probar lo desconocido y de traspasar los límites establecidos, esos límites imaginarios y prejuiciosos que su educación femenina intentó imponerle. La autora de manera inconciente formará parte de una nueva generación de mujeres intelectuales que se sienten impulsadas a realizar actividades diferentes. Al respecto Lina Vera Lamperein analiza el contexto histórico chileno:

El inicio del siglo XX trajo cambios profundos […] Entre las mujeres sobresalen escritoras que empuñan la pluma para juzgar y zaherir un medio socio económico intrascendente. La risa fácil y el desplazarse amable y dulcemente por los salones literarios sale a la calle […] La mujer va tomando conciencia de su capacidad para sumergirse de lleno en la aventura de las letras y actividades culturales.(9)

María Luisa Bombal sin duda quebrará las reglas de una señorita "bien". Ella es una buena alumna sólo en los ramos que le interesan. Su memoria sobre Prosper Mérimée será muy bien evaluada. No obstante, es inconstante y no asiste a aquellas clases que no le agradan. Al mismo tiempo, a través de sus compañeras del pensionado se entera de un mundo paralelo fascinante: el teatro. María Luisa Bombal decide formar parte del "l'Atelier" de Charles Dullin, una escuela vanguardista que atrae en especial a los estudiantes universitarios. Su participación es clandestina para su familia y tutores: "María Luisa sabe perfectamente que la actuación en la mujer en las tablas es muy mal vista en su medio familiar y social."(10) Sin embargo, actúa como siempre siguiendo sus impulsos y abandona aquellos cursos menos motivadores de la facultad para poder asistir al taller de teatro, donde los alumnos tienen la posibilidad de actuar como personajes secundarios en la obras que monta Dullin. Es así como María Luisa Bombal debuta en el teatro como un extra más en la obra El hijo de don Quijote:

En París, también estudié arte dramático, lo hacía escondida […] Tú comprendes que en esa época meterse al teatro era de lo peor... Entonces Dullin utilizaba a sus alumnos de la escuela para salir a escena a hacer papeles menores, por ejemplo, entrar y decir "La comida está servida" (tono teatral) ¿comprendes tú? (ríe), entonces yo vestida pasaba con una bandeja, unos amigos de la familia estaban entre el público y fueron a decirle a mi tío Pepe. Al otro día mi tío fue y me volvió a ver salir a escena, ¡qué escándalo!(11)

Este hecho no es menor en la vida de María Luisa Bombal, pues su madre la obliga a volver a Chile, donde supone que encontrará un buen marido. Y es así como termina el episodio de esta chilena en París: "en abril de 1931 con 21 años de edad, María Luisa deja Francia en el trasatlántico Reina del Pacífico, que parte del puerto de La Rochelle rumbo a Sudamérica, para concluir en el mismo Valparaíso."(12)

Si bien María Luisa Bombal vivió ocho años de su vida en París, esta vivencia es producto del azar y no responde a una decisión personal y conciente. París en el caso particular de ella, no implicó un viaje de iniciación artística deliberado. Sin embargo María Luisa en la perspectiva de "su París" (de son Paris à elle), juvenil e ingenuo, tuvo una experiencia artística que posteriormente asimilaría no como María Luisa sino como escritora, como la Bombal. Lo curioso es que París y lo que implica como experiencia jamás será mencionado a lo largo de su obra. Ni una sola vez. Me pregunto si es una omisión expresa. Me pregunto también si París es evocado en su escritura como una metáfora: un pasado que se volvió remoto cuyo espacio temporal representa simbólicamente la absorción artística, la aprehensión estética de la niebla.

María Luisa Bombal es atemporal a su época de vanguardias y su escritura no responde teóricamente a ninguna corriente literaria. María Luisa Bombal, es tremendamente onírica, pero también realista, es trágica, pero en su sentido de tragedia hay una franqueza absoluta. María Luisa Bombal escribe solamente cuando tiene algo que decir, según sus propias palabras, y nada ni nadie puede obligarla a hacerlo ni menos aún imponerle pautas o reglas a sus composiciones.

María Luisa Bombal, la Bombal, la Mangosta, la María Piojo, Madame Mérimée o la Abeja de Fuego, como la llamaba cariñosamente Pablo Neruda, es simple y probablemente la narradora más importante que tuvo Chile en el siglo pasado, probablemente también la novelista mujer más audaz y rupturista, a quien se le negó el Premio Nacional de Literatura reiteradas veces antes de que la muerte la traicionara obstruyendo una de sus últimas ilusiones con la que se aferraba a la vida "a través de la profunda solidaridad del vino".(13)


À Paris le 9 mai 2006 ......................................
Université Nouvelle Sorbonne, Paris 3. ..........

 

 

NOTAS

(1) Entrevista a María Luisa Bombal, grabada inédita, realizada por Martín Cerda y Lucía Guerra-Cunningham, 14 de diciembre de 1979. Publicadas por Lucía Guerra, María Luisa Bombal, Obras Completas, Santiago de Chile, Editorial Andrés Bello, 1996. http://www.letras.s5.com/bombal1.htm

(2) A. Gligo, María Luisa, Santiago de Chile, Andrés Bello, 1984, p. 20.

(3) A. Gligo, op. cit., p. 29.

(4) A. Gligo, op. cit., p. 31.

(5) Testimonio autobiográfico.

(6) A. Gligo, op. cit., p. 33.

(7) A. Gligo, op. cit., p. 49.

(8) Testimonio autobiográfico.

(9) L. Vera Lamperein, Presencia Femenina en la Literatura Nacional: una trayectoria apasionante 1750 1991, Santiago de Chile, Cuarto Propio, 1994, p. 57.

(10) A. Gligo, op. cit., p. 39.

(11) Testimonio autobiográfico.

(12) A. Gligo, op. cit., p. 40.

(13) Frase prestada a Vaca Sagrada de Diamela Eltit.

 
 

 

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