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Presentación Libro “Historias de rock” de Marcos López Aballay

Patricio Serey

 

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En el año 2003, Marco López Aballay, esbozó el inicio de lo que será su itinerario creativo en su libro “Diálogo Nocturno”, primer y único libro de poesía del autor. Hoy podemos referirnos a este como el sustrato donde Marco inoculó el germen de su poética personal, que hoy se manifiesta más madura con este libro que hoy presentamos, “Historias de Rock”, de ediciones Inubicalistas 2012.

En ese primer libro (Diálogo Nocturno) López escribe desde el soporte de la tradición lárica de la poesía Chilena. Este aspecto finalmente cruzará, de uno u otra manera, casi todos sus textos editados hasta el día de hoy (Diálogo Nocturno, 2003; Cuentos Grabados, 2005; e Historias de Rock, 2012) donde rescato los matices que dan cuenta de la paradoja de lo rural globalizado, el cambio conductual de las nuevas generaciones de pequeñas localidades, básicamente frente al acceso a la información y la cultura de masas.

Ahora es relevante aclarar que el hablante de estos textos no es solo un nostálgico sufridor frente a la pérdida, ni un narciso llorando por la contaminación de su espejo de agua, sino que también es “sociólogo” que recaba información para rumiarla y entregarla hecha símbolo, aportando con esto a la comprensión de ese espacio mental y espacial en el que le ha tocado vivir, y que lo convierte a su vez en bisagra que se bate entre dos realidades yuxtapuestas.

Si bien es “esta paradoja” la esencia principal (no la única) que explorará Marco a lo largo de sus creaciones, es cuando se vuelca a la narrativa, con el libro de relatos “Cuentos Grabados, Antología Imaginaria”, publicado en el año 2005 por ediciones Altazor (con grabados de la artista visual Pamela Román) en que el autor logra dar con la “horma” que pareciera acomodar más a su inquieta imaginación. Ahí reúne una serie de relatos de “tono fantástico”, con el cual se conecta especialmente con sus principales referentes literarios. Ahí están Juan Emar, García Márquez, y principalmente Borges, al que homenajea con su particular Bestiario, llamado “Animales”.

En el mismo libro también crea, recrea y mezcla, entre otras, la mitología popular e indígena americana, el animismo, la ufología, con historias alucinadas que cruzan geografías, idiomas y géneros que van desde lo fantástico, lo surrealista, lo real maravilloso, incluyendo la ciencia ficción, pasando además por el ensayo antropológico con fuentes apócrifas, como lo señala su prologuista, Eric Hurtado. Todo lo anterior, me detengo a decirlo, narrado con el particular humor del autor, que puede ir desde el más blanco e ingenuo, a uno de tono más negro e incluso cruel; mezcla que si bien pareciera “quitarle solemnidad estilística a los textos”, citando nuevamente a Hurtado, terminan produciendo esa sensación inquietante que recuerda lejanamente los relatos de Kafka. 

Es también aquí donde el autor redibuja su geografía, llámese “Piedra Grande”, “Tierras Altas”, que pueden ser San Felipe, Putaendo, Rinconada de Silva, y también prefigura  su particular inquietud por instalar la música, y especialmente el Rock, como un personaje más en sus relatos (Léase especialmente en el cuento “Sabianz, la maldición electrónica”)

Me dispensarán  este rodeo, pero es justo y necesario a la hora de abarcar el Libro que hoy nos reúne, ya que Marco, en “Historias de Rock”, trabaja todos los materiales antes detallados,  pero logrando esta vez un producto final elaborado con la destreza que solo permiten un oficio que se va calibrando con el incesante tecleo, los años, y múltiples lecturas.
       
A excepción del cuento titulado “Reencuentro”, que abre el conjunto de relatos de la primera parte, casi la totalidad de los textos podrían ser encasillados en el género “Fantástico”, o algún otro género vecino.

Para hablar del género Fantástico solo haré una referencia “obligatoria” para cualquier prólogo o comentario de un libro de estas características. Según el teórico literario, Tzvetan Todorv,    “Lo fantástico se podría definir como lo que ocupa el tiempo de la incertidumbre” entre lo real y lo sobrenatural, es “esa vacilación experimentada por un ser que no conoce más que las leyes naturales”, o racionales, “frente a un acontecimiento aparentemente sobrenatural”. Es por eso que un cuento fantástico casi nuca termina con una explicación racional de lo excepcional sucedido, ni con la aceptación del hecho sin cuestionamiento. “De ser así se estaría en presencia de géneros vecinos, como el de lo extraño, o lo maravilloso”.

El sugerente título puede llevar a pensar que los lugares comunes del desenfrenado mundo del rockanroll son su principal protagonista (sexo, droga y rockanroll), pero si bien es un personaje importante, en el hilo narrativo de los 14 relatos aquí presentados, funciona más como banda sonora que respalda las historias escritas. Estas, la mayoría con un tramado narrativo de flujo inconsciente, se van abriendo paso para ir definiendo los avatares de sus protagonistas, donde se destacan los “alter ego” de López; un tímido muchacho de provincia, o un sencillo trabajador asalariado, que encuentra tanto en la literatura como en el rockanroll su pastilla roja para escapar de la matrix, la búsqueda de sentido en la amistad entrañable de la infancia, eclipsadas por el tiempo y los derroteros personales, o una conexión con esa rebeldía poco común en el bucolismo de las rinconadas, especialmente en los siniestros años 80. 

De esto hablan el relato “Reencuentro”, donde el exitismo dispar de dos amigos, fanáticos de la música, convierte a uno en exitoso ingeniero en sonido y a otro en un pastelero aficionado a los conciertos de rock y la literatura; dos mundos que se bifurcan y nunca más se vuelven a encontrar a pesar de los esfuerzos. Así el tema de la amistad se repite en otros relatos como “Apocalipsis” que discurre entre dos partners que buscan respuestas para evitar un fatal destino tras adquirir una entrada maldita para un concierto de rock satánico; o en el cuento “Amigos”, donde un padre de familia, ex fanático del metal, recuerda la fantasmal desaparición de su amigo de juventud, con el cual disputó el amor de actual esposa.

Así suman y siguen elementos con los que juega el autor a lo largo de sus relatos, como los tomados de sus posibles lecturas más contemporáneas, Donoso, Bolaño, Vila Mattas, Piglia, donde destacan las estructuras de la narración coral, el relato negro (policial) o la ciencia ficción. Lo anterior sucede en cuentos como Dolores; (donde se trata de dilucidar la muerte de la hija de un estrella de rock octogenaria); “Avenida 23” (cuento kafkiano donde no sabemos si los narradores son ratas que piensan que son humanos, o humanos que piensan que son ratas); “Triller2” (cuento apocalíptico donde, en medio de un diluvio, encapuchados son como el Gran Hermano que observan todo a través de monitores, mientras son secuestrados los dobles de Michel Jackson de todo el mundo); “Breve Historia del Rock”, (cuento de ciencia ficción y fantasía que relata las andanzas de un virus causante de la rebeldía, haciendo hincapié en la relatividad del tiempo). 

Aquí el autor, como buen escritor de su tiempo, se resiste a seguir las reglas o lineamientos que dictan que “tal compás” o “cual actitud” pertenecen a un estilo determinado de música, y que tal o cual tropo literario pertenece o no a un específico género literario; López se convierte más bien en un juguetón manipulador de elementos culturales, un DJ ecléctico mezclando sus pistas movidas casi por instinto. Un ejemplo de lo anterior lo vemos en el cuento “Travesía”, donde un lector de micro, entre la vigilia y el sueño, confunde a temporeros con personajes de  Guy de Maupassant, o con el improbable Salinger de Bartlevy y Cia., de Villa-Matas, entre otros personajes imaginarios, que al son de un pegajoso coro en inglés, convierten un típico viaje de regreso a casa en una travesía delirante.

Marco López es aquí un perfecto diletante que pone todas sus filias y fobias a disposición de la creación, saliendo airoso con un resultado final que funciona como una perfecta caja de Pandora musical.

Mención aparte tienen las ilustraciones hechas por el joven dibujante Sebastián Moncada, de tan solo 15 años, que no solo logran traducir y graficar el espíritu de cada cuento, sino que alcanzan tal independencia expresiva y estética que traspasan el solo objetivo ilustrativo de la historias que aquí se relatan, y que dejan claro el gran talento de este promisorio artista, que ya, a su corta edad, tiene a su haber un libro de Comic titulado “Remi el Paletero”, publicado por esta misma casa editorial.

Con este singular libro, López Aballay, fue reconocido con la Beca de Creación Literaria para escritores profesionales del Consejo de la Cultura y las Artes el año 2011.



 

 

 

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