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 Proyecto Patrimonio - 2009 | index | Mario Meléndez | Autores |
       7 Poetas Mexicanos(1940 - 1960)
 Selección de Mario Meléndez
 
 
 
   
 ANTONIO DELTORO(Ciudad de México, 1947)
   
          
            NIEBLA Los  sueños de los pájaros deben  anidar por siempre en una nube
 como  las ramas que acunas tú esta mañana.
 Esta  intimidad en la que estoy me envuelve.Un  día, tan sólo un día más, lo necesito
 para  saber quién soy, qué escondes.
 No  escampes, no abras tu ser,no  dejes ver detrás de ti lo que no eres.
 Este  sopor, este pudor tan míos están en ti;
 un  día, tan sólo un día más en tu interior.
 No  hay paz parecida a ti sobre la tierra, niebla  rasante que tocas mi ventana.
   A UN EUCALIPTO Hablan  mal del eucalipto porque  se chupa la humedad,
 tiene  raíces extendidas,
 es  alto,
 peligroso,
 y  con su madera
 no  se pueden hacer vigas
 ni  muebles
 confiables,
 su  corteza tiene el tono solemne
 de  la piel del camello
 y  la tristeza de alguien ventoso y longevo.
 Aún  hecho pedazos
 qué  respeto le tengo,
 cuánta  añoranza
 y  seriedad
 y  reverencia
 me  produce ahora que ya no está.
 Sus  rodajas dispersas por el pasto
 llevan  dibujos:
 una  bahía, un círculo, una gaviota, un escudo
 (arderán  en la chimenea
 con  la misma violencia
 que  en Australia),
 sus  olores, frutos del hacha y de la sierra,
 difieren  del olor del eucalipto erguido,
 son  más dulces e intensos
 pero  se irán diluyendo.
 En  cambio, donde todo era
 penumbra  y cochinillas
 un  hachazo de luz definitiva
 ha  cortado de tajo
 la  luz de ayer,
 la  luz al sesgo
 colada  por las ramas.
   ORACIÓN Todos  los días riegas las plantas, haces  los espacios del sol,
 exterminas  las plagas
 que  pintan las hojas con sus larvas,
 conduces  la enredadera,
 hierves  el agua para el té,
 eres  la ordenadora de la luz
 y  la que ordena
 y  desordena
 mis  horas nocturnas:
 la  noche nos desborda y nos agarra:
 tú  le das medida y desmedida,
 tú  eres ancha y aprietas.
   GIROS Para Eugenio Montejo Mientras  dormimos obscuros o por el sueño habitados hay  ojos abiertos a la luz más allá de los mares.
 No  nos despierta su atención,
 la  tierra es redonda, su redondez protege nuestro sueño
 y  gira para otorgar a todos luz y obscuridad;
 y  si alguien vive con los párpados cerrados o abiertos a deshora,
 en  contrapunto con el canto de los pájaros y el sol,
 como  quien viaja en un tren en un asiento contrario al recorrido,
 la  tierra sin apiadarse seguirá girando,
 porque  sus giros son tiránicamente equitativos
 y  nadie puede escapar a su rigor, que distribuye las horas.
 Barre  la tierra con sus giros los colores
 y  con sus giros barre la noche
 y  giran las tumbas y giran los recién nacidos.
   SIN NARDOS Mi  madre guardó  la cortesía
 y  el amor a los nardos
 hasta  los últimos momentos:
 al  entrar, la enfermera
 nos  dijo en voz muy baja
 que  no le convenían esas flores;
 nosotros,  a un gesto de mi madre,
 que  era adivina,
 sin  chistar las retiramos,
 como  lo hacíamos
 cuando  llegaba a la casa un amigo
 al  que le producían los nardos
 desazón  y tristeza.
 Los  nardos eran las flores de mi madre
 por  su olor y su blancura,
 por  su forma y sus tallos;
 también  por sus recuerdos.
 En  sus fiestas sabíamos
 que  nardos y pasteles,
 el  humo del tabaco
 y  el sabor del café
 se  mezclarían,
 siempre  que no llegara
 ese  amigo
 que  asociaba,
 como  la enfermera,
 los  nardos con la muerte,
 como  si a la muerte la guiaran
 ciertos  olores
 y  la extraviaran otros
 más  sutiles,
 como  si la muerte no supiera,
 como  nadie,
 el  camino y la hora.
   NOMBRES No  hay lunes para las montañas ni  para los huracanes.
 No  hay sábados para las nubes
 ni  días laborales.
 Ni  el zopilote planea,
 ni  el alacrán se esconde,
 ni  el agua hierve o corre
 de  manera distinta
 un  viernes de un domingo.
 Bajo  los nombres de los díasnos  sentimos al abrigo
 de  los meteoros mayores,
 los  años y las décadas,
 cuyos  nombres son números,
 cantidades  enormes.
 Algún  día diremos“hasta  el lunes”
 y  no viviremos para entonces.
 Si  yo te llamo “Pedro”
 y  tú te llamas “Pedro”,
 tú  respondes.
 Si  yo le llamo “Lunes”,
 el  tiempo no me oye.
   CAMA Esta  cama es un árbol en estado de coma:cuando  quiere ponerse de pie
 la  inundan la abulia y la melancolía
 y  entonces adopta la forma resignada que se deja llevar.
 Otras  veces, harta de permanecer,
 no  se adhiere a su destino a la deriva
 y  hunde sus deseos en el suelo:
 quiere  definitivamente despertar o morir,
 dar  fin a las tareas que la ligan
 al  firmamento y los hombres,
 perder  para siempre las patas
 que  la separan de la tierra:
 la  cana esta cruzada por rayas
 de  día y noche, de tigre y cebra.
 ¿Cómo  entrar al sueño al  que nos invita la cama,
 aliada  de la noche y de la tumba,
 mestiza  de sueños y de pesadillas?
 ¿De  nuestros sueños, de nuestros amores y desamores,de  nuestras pepeas y reconciliaciones sabe esta cama?
 Siento  que me dicta los sueños: su  madera tiene pesadillas de fuego
 yo,  afiebrado, sueño con agua.
   FÁBULA Nos  dio el gato y la liebre para  que supiéramos
 la  distancia
 entre  lo que se puede tocar
 y  lo intocable.
 Quizás  los conejos, para  que no confundiéramos
 gato  con liebre.
 Al  leopardo le debemos la  belleza de la caza
 solitaria,
 y  los lobos fueron el don
 para  que aprendiéramos
 a  cazar en jauría.
 La  red de la araña,dicen  los chinos,
 nos  la dio
 para  que aprendiéramos
 a  viajar por hilos de seda
 y  hacer sopa de nidos de golondrina.
 Sin  los animales seguiríamos  en la planicie de la especie.
 ¿Por  qué nos hizo nacer?¿Por  qué nos devora?
 Hay  que darle las gracias, sin  preguntarse demasiado,
 y  bendecir a las presas
 que  pasan,
 como  pasaremos nosotros,
 por  su vientre.
   RAYAS Para Eduardo Lizalde No  conocen los tigres el sueño absoluto del oso, los  tigres no duermen por entero
 y  en su vigilia acechante
 hay  una capa de luna y de silencio.
 En  el sueño más profundo de un tigre,
 un  tigre está despierto;
 para  él los días y las noches
 son  franjas de un eterno retorno,
 de  un nirvana amarillo y obscuro.
 El  tigre es más tigre en las horas nocturnas,
 en  ellas todo el tigre se despliega:
 inaudible,  invisible, obscuro, ensangrentado.
 Cuando  busca sus presas, cuando las embosca,
 cuando  salta abatiéndolas, el tigre es un sonámbulo.
 El  tigre sueña con la caza cuando sueña y cuando caza,
 y  devora a sus presas con ojos traslúcidos de sueño:
 todo  tigre tiene una capa de luna y de silencio
 para  cazar dormido con los ojos abiertos.
   Antonio  Deltoro (Ciudad de México, 1947). Fue jefe de redacción de la revista Iztapalapa  (1979-1983), miembro del consejo de colaboradores de la revista Vuelta y coordinador cultural de la Casa  del Poeta Ramón López Velarde. Ha escrito ensayos sobre autores contemporáneos  y publicado los libros de poesía: Algarabía  Inorgánica (1979), ¿Hacia dónde es  aquí? (1984), Los días descalzos (1992), Balanza de sombras (Premio  nacional de poesía Aguascalientes, 1996), Poesía  reunida (1999) y El quieto (2008).
 * * *
 
 
 
  
 BLANCA LUZ PULIDO
 (Ciudad de México, 1956)
 
          
            Siembra el sudor sus grietas laboriosas.Como el paisaje, la piel ensaya
 un temblor de agua.
   DEL  FUEGO Toda  la noche vi crecer el fuego.José Emilio Pacheco
 Toda la noche vi crecer el fuego y no pude tocarlo
 ni sumarme a su encuentro luminoso.
 Toda la noche supe de su danza de su comercio con el viento
 y no quise sumarme a su llegada
 ni celebrar su magnífico retorno.
 El fuego es la renuncia de las cosas a su aspecto tenaz, a su dibujo.
 Toda la noche vi crecer el fuego y no conocí su voz
 ni apuré su llama.
 Y aquí estoy en este paisaje de cenizas.   FIGURA La noche traza su ecuación de sombras, rigurosa y distante geometría.
 Otra lenta figura, otro tacto se cumple entre nosotros,
 cifra pasos, calles, nombres,
 ciudades que serán nuestras miradas,
 dibujando
 el arduo desencuentro,
 la misma álgebra oscura
 que otra repetimos sin saberlo.
   PÁJAROS  Despierto en un país de invisibles pájaros que tejen un baile entre las ramas
 de los árboles vecinos.
 Sus voces dan alas a mis horas,mas sólo encuentro, espiando entre las ramas,
 fragmentos dispersos, grietas, huellas
 del mundo paralelo en que otras leyes
 gobiernan su materia.
 En medio de la altura prendo estas líneas a sus ojos
 para que me alcen de la tierra.
   A FILO DE LA LUZ 
 A filo de la luz
 siempre hacia adentro
 debajo del torrente subterráneo
 en el espejo cedido por la claridad
 fundirse con los sueños
 abandonar el día
 y en el último latido
 viajar perderlo todo
 dejar hasta la sombra
 mirar las playas sumergidas
 las rocas certezas inauditas
 a la orilla del mar que nos espera
 y volver
 con minerales tesoros en las manos
 la mirada presa en los prodigios
 a iluminar el aire del deseo
 en la mañana abierta y nueva.
 
 
 CANTA EL AGUA 
 Recuerdos de luz
 en una gota de agua
 en la mirada que atesora
 la brevedad y la frescura
 que derrama mínima
 en el día
 
 El día
 que repite sus dones intocados
 en las miradas jóvenes del agua
 
 Canta el agua y su voz es una plegaria
 que repite clara y cercana una pregunta
 
 Una pregunta que dejamos olvidada
 esperando la llegada de la lluvia
   SUEÑO EN FUGA 
 Soñé que me soñabas,
 que tu voz como estela de naufragios
 amanecía en mi aliento.
 
 Que era mío el silencio
 de cada madrugada cómplice
 en tus párpados cerrados,
 el secreto
 que rindes a tu almohada,
 el pensamiento
 que traicionas en mis brazos.
 
 De ese sueño sin fin
 ya no despiertes:
 que el alba nos encuentre suspendidos,
 sin voz, sin figura, sin recuerdos,
 habitantes
 de un sueño en fuga
 hacia su propia muerte.
   PUNTUAL COMO LA  LLUVIA ES EL SILENCIO 
 Puntual como la lluvia es el silencio
 con que tus ojos observan mis recuerdos.
 Nada puedo decir, nada es ya mío
 de las antiguas costumbres que los días
 dilapidaron sin ti en algún pasado.
 
 Eres el tiempo del trigo y la vendimia,
 eres el verde y el oro del verano.
 
 Ya a mis sentidos los tuyos encadenan;
 beben mis labios las gotas de esta lluvia
 que extiende dulcemente tu memoria
 en las oscuras horas que no te conocieron.
   PRESAGIO 
 Nada en el mundo te alcanza todavía:
 son tus labios de sombra,
 y tu voz un fantasma.
 
 Has surgido a la luz para mis ojos,
 y te aumenta mi sangre,
 y te encumbran mis venas.
 
 Ya sin saberlo te acercas a tu forma,
 y encenderás la llama
 en la incesante noche que te espera.
 
 Y sin saberlo escribirás tu nombre,
 tu no nacido nombre, entre mis labios.
   NOCHE
 La noche inmemorial, pródiga noche
 de los pactos oscuros, innombrables,
 de las siniestras, ocultas voluntades
 que a la mención del día empalidecen;
 la noche feraz, la noche cómplice
 que despliega su sombra como un manto
 sigiloso y ambiguo, torva noche
 agazapada en las márgenes del día
 anticipando su reino silencioso:
 pero la noche débil, turbia espera,
 aire que corre en el país de nadie,
 tierra del eco, junta de fantasmas:
 cántaro negro que en la luz se rompe.
 ES EL tiempo sin voz que en sí florece,
 un silencio de muros vegetales,
 una sed que en su incendio se consume;
 es la sangre precisa y concentrada
 de la llama voraz de la granada.
 
 
 MURO
 
 El muro del jardín rodea la casa:
 en sus grietas y pliegues entreveo
 un mundo de pasos que no alteran
 el hábito seguro de sus vidas
 por mi contemplación ociosa
 
 Patas alas zumbidos y chasquidos
 me cercan, mundo animal que habita el muro
 como yo la casa:
 desconocidos
 nos acompañamos
 
 
 CONJURO
 
 Lo invisible gobierna lo visible:
 así en el aire
 el ansia de volar se encarna en ave,
 así en la noche
 el pálido sueño se ilumina
 con resplandores ocultos de intenciones
 que ausente calla el día.
 Pero en secreto las sombras se complacen
 en su denuda oscuridad
 y las palabras rotas
 que abandonas calladas a su suerte
 labran en las ficciones de la noche
 tu inacabable hastío
 y tejen innumerables y afanosas
 tu antigua, tu legítima derrota.
 Blanca Luz Pulido (Ciudad de  México, 1956). Poeta, traductora y ensayista. Estudió Lengua y Literatura  Hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México. Entre sus libros  destacan: Fundaciones (1979), Ensayo de un árbol (1982), Raíz de sombras (1988), Estación del alba (1992), Reino del sueño (1996), Cambiar de cielo (1996), Los días (2003), Pájaros (2005) y Al vuelo (2006) Fue miembro del Tercer Programa para la Formación de Traductores del  Colegio de México. Ha publicado traducciones, ensayos y poemas en diversos  suplementos literarios y revistas de divulgación cultural, así como  traducciones del inglés, francés y portugués En 1998, Breve Fondo Editorial  publicó el libro Amor al arte,  traducción de una selección de aforismos y textos breves de Gustave Flaubert.  Ha sido invitada a diversos congresos y encuentros de escritores tanto en  México cono en el extranjero. En la actualidad forma parte del Sistema Nacional  de Creadores de Arte del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes.
 
 * * *
 
 
 
  
 HUMBERTO GARZA
 (Montemorelos, Nuevo León, 1948)
 
 
          
            LOS MÚSICOS  ¿De qué tierra vinieron estos músicos  tristes,con voces incisivas y ojos de lunas frías?
 Su música tortura corazones felices
 y hace llorar imágenes de mármol y de arcilla.
 
 ¿Qué nefario artesano les dio esos instrumentos
 henchidos de quejidos e inmensas agonías?
 Al oírlos, recuerdo las cosas que están lejos
 y solitarias noches en cabañas vacías.
 
 Todas las tardes llegan a esta posada lúgubre,
 sus lenguas, cual flamas de inquietos candelabros;
 hablan con el sigilo de una monja que encubre
 de un amor juvenil los pasados milagros.
 
 ¿De dónde sacan ellos el sentimiento amargo
 que impregnan en sus voces al emitir sus cantos?
 ¿Es que sienten más hondo, más profundo y más claro,
 o es que tienen un timbre más perfecto y exacto?
 
 Su música pausada gotea en la penumbra
 y ataja los destellos en todas las miradas.
 El daño de otro tiempo todo el espacio inunda
 y en un rincón del mundo ¡Lloran todas las almas!
 
 
 
 EVOCACIÓN
 Nos amaremos más cuando  la hierba crezcay envuelva los caballos  que asustaban al aire,
 y envuelva aquellos  potros que iban cual cometas,
 convulsionadamente, en un  macabro baile.
 Le robaré tus besos a  meteoros de Australiay a electrónicas lluvias  que bañan pastizales,
 y gritaré, radiante; que  la suerte no es mala
 porque la suerte tiene  para andar  muchas calles.
 Buscaré tu figura en los  ríos del tiempo¡mitológico aspecto de  excéntrico donaire!
 Buscaré tu figura para  llevarla lejos
 a mirar los canguros a la  tierra de nadie.
 ¡Persistente locura! En  los días aciagoscobra vida el fantasma  disuelto en la memoria,
 y empieza a galopar como  hacen los caballos
 después de haber pastado  en los campos de euforia.
 ¿Llegan a tus oídos las  palabras de mi alma?¿Llegan a ti las voces de  viejos caminantes?
 No me respondas hoy,  respóndeme mañana,
 cuando esté más tranquila  tu celestial imagen.
 Ayer, al recordarte,  sangró la vieja herida.En esta gran planicie ¡No  te deseo menos!
 Pienso: ¿Estará soñando  como estaba Cristina,
 sentada en la llanura,  mirando siempre lejos?
 Amazona vehemente  cabalgando en el ríodonde purpúreas alas de  cardenal se baten;
 libera la serpiente que  muere en el delirio,
 hazla volver de nuevo al  trópico de antes.
 Te sigo imaginando en la  cara del aguaproyectando a la vida  ambarinos colores.
 Te sigo imaginando,  conflictiva adversaria,
 dentro del receptivo  cóctel de medianoche.
 
 
 EL ÁRBOL
 Se está vaciando el árbol por la herida más grande,
 por esa herida vieja que ya no cicatriza.
 Los caracoles suben como vendajes largos
 por la dura corteza, a salvarle la vida.
 
 Se está quedando solo en la llanura verde,
 allá en el desamparo de oscuros mediodías.
 Un tesoro de ritmos le llega desde lejos
 y un aroma impreciso le cae desde arriba.
 
 En medio del silencio que satura a la tarde,
 burla sufre y desprecio de extrañas comitivas;
 al querer explicar sus agudos misterios
 las palabras del árbol se manifiestan frías.
 
 De caridades vive, pero tal vez lo ignora,
 poco a poco la sombra deja de ser su amiga;
 su languidez proyecta sobre la fresca hierba
 una ilusión que a todos causa piedad y risa.
 
 Sopla para los otros abanico del aire,
 este árbol perdió su piel de melodías;
 la falda de la noche ocultará su viaje,
 estas últimas horas que vive... son las mías.
 
 
 POEMILLAS
 Esta noche no duermas.
 Grupos de niños y mujeres
 vuelan por encima de las calles.
 
 Es muy extraño todo…
 yo no puedo explicarte.
 Algunos me dijeron
 que se ha enfermado el aire.
 
 Esta noche no duermas,
 no salgas como antes;
 defiende bien tu nombre.
 Hasta oír aleteos
 de querubines y ángeles.
 
 II
 
 Un sol cansado
 veía desde el oriente
 mujeres sin arreglo.
 El amor había muerto
 entre sus pechos.
 
 Mi vida se iba con el tiempo.
 El último minuto,
 tercamente
 volvía sus ojos
 como un duende rebelde.
 
 Yo seguía adormecido
 sobre un óleo joven,
 observando un fantasma
 terriblemente enorme.
 
 
 REGRESO 
 Ramas altas del día, donde cantan los pájaros
 canciones que lastiman dolientes corazones,
 mis poemas se mueren en los brazos del sábado
 cuando el aire dormita en la piel de las flores.
 
 Yo no quiero volver una noche de luna
 y encontrar mis calandrias y mis pobres gorriones
 ateridos de frío en la palabra: “Nunca”,
 recordando la magia de la palabra: “Entonces”.
 
 No quiero resbalar en ranuras del tiempo
 y perderme en los ecos oscuros de la vida,
 quiero habitar el rostro del formidable espejo
 que el porvenir presenta en las puertas del día.
 
 Quiero llevar fanfarrias a míticos edenes
 que muestran espejismos y rayos de esperanza,
 y estar bajo del árbol que vive para siempre
 vedado por el filo de flamígera espada.
 
 Y cuando las alondras de los bosques festivos
 lleguen a los contornos de mis prados mejores;
 declamar solamente para viejos amigos
 lo escrito alguna vez... no sé cuándo ni dónde.
 
 
 AÑO  NUEVO
 Tal vez tú me recuerdes en los poemas largos
 que abrieron apariencias en tus sabidurías.
 Tal vez experimentes el temblor de otras manos
 que se agitan con ritmo diferente a las mías.
 
 En otros Años Nuevos, cubrirán tus miradas
 rosados horizontes de nubes en reposo.
 Y vibrará tu cuerpo, y vibrará tu cara;
 lejos de mis gemidos y mis suspiros hondos.
 
 En la tenue llovizna que separa a diciembre
 alguien dirá algún nombre con relación al tuyo,
 y buscarás la voz que repetidamente
 decía, tiritando; que te quería mucho.
 
 La misma lluvia lenta, devorándolo todo:
 la distancia, los sueños y el entusiasmo adicto;
 devorará implacable mis besos temblorosos
 y los ecos lejanos de mi último grito.
 
 
 EL NIÑO MUERTO
 El niño amaneció muerto, sentado en el columpio.
 El aire lo mecía, dándole un ritmo justo.
 Ayer gustaba mucho en este territorio,
 ahora, es difunto.
 
 La escarchada mañana
 se despertó con gritos
 que hacían poros en el cielo,
 con ruido de altavoces
 y rugidores vientos.
 
 Fui a caminar al mar, para olvidar al niño;
 los gansos pasaron
 en ordenado vuelo,
 trayendo a mi memoria
 otros niños ya muertos.
 
 Cuando abrieron los bares,
 actores y cantantes habían vuelto;
 -enviados por los Hombres del Oeste-
 todos entonaban la canción
 que me asustó a principios del milenio.
 
 Nadie comprendía mis palabras
 cuando alzaba mi copa
 brindando por el alma
 del niño muerto.
 
 Humberto Garza (Montemorelos, Nuevo León, 1948). Reside en Houston,  Texas, Estados Unidos, desde temprana edad. Es editor de www.los-poetas.com, una importante página  que se publica a través de internet, donde aparecen parte apreciable de los  poetas más destacados del idioma. Ha sido incluido en diversas antologías. Sus trabajos han sido difundidos en importantes  publicaciones literarias y radiales, y leídos por destacados declamadores.  Parte de su obra está contenida en la edición de su primer libro «Un tiempo  escondido», publicado en el año 2003. Su poesía refleja la influencia que en él  han ejercido renombrados autores mexicanos, españoles y norteamericanos, como  Acuña, García Lorca y Poe, entre otros. También algunos de sus textos han sido  musicalizados.
 * * *
 
 
 
  
 María del Socorro Soto Alanís
 (Durango, 1957)
   
          
            AMAZONA
 Soy mujer,
 porque así se acomodaron mis hormonas
 Desde entonces,
 una cicatriz traigo en el ombligo
 y una herida se abre
 cada treinta días
 
 Jugué a amamantar a mis muñecas
 a volar como amazona,
 igual que la gaviota
 levanto mi estructura curvilínea
 
 Mis sueños de muchacha
 chorrearon mes a mes
 mientras crecía,
 la luna se colgó de mis ventanas
 y cuando desnuda salí del río
 fluyó el deseo
 la soledad
 el miedo
 
 Los libros son ahora mis amantes
 y un beso enciende las ideas
 
 Después de nueve meses
 mis caderas se abrieron
 Soldadera de la vida
 De las montañas azules
 salió una savia blanca
 con la cual soñaba desde niña
 
 Soy tierra
 madre
 raíz
 mujer
 luna nueva
 pequeño instante del planeta
 
 A veces juego
 siempre sueño,
 Soy transgresora de las reglas
 Valentina con el rebozo de mi abuela
 Al templo de mi madre cansada regreso,
 entro en su cama
 para sentirme en su matriz,
 madona
 
 Quiero la libertad como bandera
 El amor por catecismo
 Una estirpe de guerreras me protege
 En el manto de la luna
 acurruco los anhelos cada noche
 Vuelvo a esa posición fetal
 mi favorita
 para soñar
 creer
 volar desnuda en el viento
 
 Metamorfosis entra por mi entraña
 ¿Quién soy yo?
 ¿Soy yo?
 ¿Soy?
   PISO TU ORILLA CON  MIS PIES DESCALZOS Piso tu orilla con  mis pies descalzos
 el comal de tu vientre se asolea
 vistes de barro tu espalda
 corredores y surcos encendidos
 senos de miel y ambrosías
 si abres tus piernas el trigo germina
 tierra roja
 seca
 donde la campesina entregó su rebozo
 puso su deseo en el membrillo
 y la golondrina se tapó los ojos
 El crepúsculo sangra  por la herida
 fuego que reza al amanecer
 desiertas las alondras
 el llano descalzo se santigua
 Yo, silenciosa  contemplo tu santuario
 ¡Buenos siglos!
 canta la mañana
 Los huesos de la tierra están de fiesta
 el vino de Baco las chorrea
 hojas de eternidad
 granos de ausencia
 Eurínome y las frutas del paraíso
 bailan con cada árbol que de noche llega
 y ahí engendran la sandía,
 el durazno
   EL MUNDO EMPEZÓ  CUANDO TÚ LO QUISISTE El tiempo es una  máquina que guarda los recuerdos
 La memoria detiene al tiempo
 Todo es un sinsentido, no puedo alcanzarte tiempo
 Pedimos tiempo para parar el juego
 En el estanque  quisiéramos atraparte
 El pasado nos dice  que vendrás, te has ido
 Hoy, eres apenas un vacío
 El mundo empezó  cuando tú lo quisiste
 Desde entonces, todos subimos la escalera
 ¡Hágase la luz!  Dijiste
 y el sol encendió los focos del universo
 Eres como un inmenso espejo
 donde todas las mañanas busco mi imagen para saber si vivo
 o muero
 Navegamos mar adentro
 hasta que se te ocurra romper el cristal de mi reloj
 y llevarme a otro tiempo, donde la risa no exista
 ni tengamos prisa
 Cuando la hora no importe me quedaré quieta
 tu seguirás
 ahí estaré. . .
 será mi tiempo
   CORDILLERA AMERICANA 
 Porque juntos habremos de formar
 la Nueva Arcadia
 donde los ríos acaudalados
 cubran a nuestro hijos
 
 Para que la patria se extienda
 desde la cordillera chilena
 hasta el Valle del Anáhuac
 y el canto del cóndor
 inunde al mundo
 
 Hay una nostalgia marina
 que recorre el continente
 murmullo andino que canta:
 ¡sobrevive!
 ¡levántate y resiste!
 
 Deja atrás la pesadilla
 el horror sembrado por las botas
 recuerda tan sólo al esmeralda
 que cubre tus montañas
 
 Cuando te expulsaron de tu propia tierra
 no previeron
 que el nomeolvides
 se vendría en el bolsillo
 la madreselva en los zapatos
 y la poesía de Neruda en cada célula
 
 Desde Mesoamérica
 le canto a Allende
 salvador de nuestra Patria Americana
 fue inútil que las balas te cruzaran
 porque el fuego incendia las nostalgias
 
 Una quena toca no sé donde
 por su herida brotan los recuerdos
 un olor a bosque invade el hemisferio
 utopías, luchas cotidianas
 
 ¡Malditos!
 Cuando metieron a la cárcel las ideas
 ellas se revelaron ante el acero
 le rompieron la cara al miedo
 y de entre los barrotes
 surgió la resistencia
 
 No pudieron matarlos con los tanques
 porque su corazón lo escondieron en la mina
 y a todo el continente
 nos cubrió su angustia
 
 Hermanos del salitre
 de la uva
 del charango
 os quiero dejar hoy estas palabras
 
 
 AURELIANO BUENDÍA
 A Gabriel García Márquez,  amorosamente
 
 Cuando Aureliano Buendía conoció el hielo
 era la tarde de su fusilamiento
 vio una sábana congelada
 que tenía la virtud de desaparecer
 ante la magia de Melquíades
 
 Todos patinamos en la pista de agua
 desde entonces
 trepando al carrusel de las gitanas
 laberinto que gira y gira entre mil colores
 
 Mientras, cierto olor a guayaba
 juega a la tómbola
 un imán nos reacomoda y nos voltea
 es la fatalidad
 destino misterioso
 
 La orfandad de este continente de naufragios
 dura ya cien años
 
 Sobre el hielo
 todavía los Aurelianos
 .c
 ..a
 ...e
 ....n
 
 fusilados
 
 María  del Socorro Soto Alanís (Durango, México, 1957). Ingeniera con estudios de  maestría en Ciencias Políticas en la UNAM. Entre sus libros figuran: En el día  tercero se hizo el agua, 2005; Fin de milenio, 2001; Desnuda en el viento,  1998; En estos días, cinco ensayos, 1994. Es Fundadora y colaboradora de las  revistas literarias: Revuelta, Cordillera y Contraseña. También es  editorialista en El Sol de Durango, con la columna semanal titulada “Palabra de  Mujer”. Ha publicado en La Jornada Semanal y El Sol de México, como también en  los periódicos locales El Sol de Durango y El Siglo de Durango. Tiene una  Mención Honorífica en Concurso Nacional de Ensayo sobre la Mujer y una Mención  Honorífica en el Premio Estatal de Poesía “Olga Arias.” Ha realizado lecturas  de su obra poética en las ciudades de Colima, Guanajuato, Durango, Zamora, en  las Ferias del Libro de Aguascalientes, Ciudad de México, Montreal y Ottawa.  Participa en el Seminario de Cultura Mexicana, donde presentó su tesis de  ingreso sobre la pintora mexicana Frida Kahlo, y en la Sociedad de Escritores  de Durango, de la cual fue presidenta en el período 2000-2002, con una amplia  participación política de la izquierda mexicana.
 * * *
 
 
 
  
 MAX ROJAS
 (Ciudad de México, 1940)
   
          ELEGÍA COMO GRITO PARA UNA TARDE DE DICIEMBRE A María Elena Desbaratado el grito, el  silencio que cruje en la escalera, el sonido que llega de  repente para decir no hay nadie,
 nadie grita tu nombre,  nadie te espera, nadie camina
 por la calle recogiendo  tu sombra partida en pedacitos,
 tu esqueleto partido en  pedacitos, nadie te extraña,
 puedes echarte a caminar  mascando tu tristeza,
 puedes perderte para  siempre en tu tristeza,
 nadie grita tu nombre,  nadie te espera,
 sólo el silencio que baja  y te destroza,
 sólo el silencio que baja  y te aniquila,
 el sonido que llega de  repente para decir no hay nadie,
 nadie camina desde la  oscura zona del derrumbe,
 nadie te espera, di  buenas noches, estoy triste, busco a Elena,
 la he buscado en todas  las grietas de la tarde, no la encuentro,
 estoy palpándome ceniza y  no la encuentro,
 busco a Elena, no vendrá  nunca, dile que venga, no vendrá nunca,
 llámala hasta que el  musgo te nazca en la garganta,
 llámala hasta que tu  garganta sea de musgo, no vendrá nunca,
 di su nombre, repítelo  hasta que la lengua se te caiga,
 repítelo hasta que los  dientes se te caigan, no vendrá nunca,
 sólo el silencio que  cruje en la escalera te acompaña,
 el sonido que llega de  repente para decir no hay nadie,
 nadie te espera, di  buenas noches, tengo miedo, busco a Elena,
 puedes echarte a caminar  buscando tu tristeza,
 puedes perderte para  siempre en tu tristeza, no vendrá Elena nunca,
 di su nombre, graba en la  noche su perfil de sombra,
 su rostro de neblina, su  cuerpo sepultado en caracoles,
 di su nombre, repítelo  hasta que los dientes se te crujan,
 clávalo en tu memoria  como una enredadera de moluscos,
 di su nombre, guarda lo  casi nada que te queda, el último sollozo,
 el recuerdo como una  abandonada calavera, el llanto en pedacitos,
 pregunta por Elena,  desbaratado el grito,
 desbaratados tú y tu  sombra que se hunden bajo el grito crujiendo en la escalera,
 el sonido que llega de  repente para decir no hay nadie,
 sólo tu soledad que llega  crujiendo en la escalera,
 no está Elena, besa la  oscura zona de sus labios,
 no está Elena, muerde su  sombra fría, no vendrá nunca Elena,
 seguirás esperando,  seguirás caminando su oquedad con los dedos,
 seguirás consumiéndote en  tu furia, no vendrá Elena nunca,
 recoge su tristeza,  envuélvela en su grito,
 dile que busque a Elena  por las calles,
 dile que llame a Elena en  las esquinas,
 no vendrá nunca, seguirás  esperando,
 seguirás caminando los  muros de la noche,
 seguirás destrozando las  paredes del sueño,
 di su nombre, repítelo  hasta que el miedo te derrumbe,
 no hay remedio, bajarás  con tu sombra al fondo de la tarde,
 beberás en la tarde del  grito que te ahoga, desbaratado el grito,
 el sonido que llega de  repente para decir no hay nadie,
 no vendrá nunca Elena,  desbaratado tú y tu cuerpo, no vendrá Elena nunca,
 sal a la calle y grita,  búscala en donde sea,
 rompe las puertas,  destroza las ventanas, derriba las paredes,
 no ha venido, pregunta a  los que pasan, no ha venido,
 asómate al espejo, Elena,  ven, gritando al borde del espejo,
 no ha venido, seméjate a  su sombra, parécete a su ausencia,
 no vendrá nunca, todo  duele, nada importa,
 desbaratado el grito, el  sonido que llega de repente para decir 
            no hay nadie
 nadie camina subiendo la escalera, no vendrá nadie,
 sólo tu soledad que sube crujiendo a tu esqueleto,
 sólo tu soledad crujiendo en tu esqueleto, desbaratado el grito,
 desbaratados tú y tu cuerpo, y el grito con que gritan,
 mira tu cuerpo que se hunde en el espejo,
 mira tu cuerpo que se hunde tras tu grito en el espejo,
 entrarás al espejo, seguirás a tu cuerpo que se hunde tras  su grito en el espejo,
 te hundirás tras tu cuerpo y tras tu grito en el cuerpo de Elena, oculto en el espejo,
 volverás del espejo con el cuerpo de Elena metido entre tu cuerpo,
 ámala y sálvate, ámala y quiebra tu alarido, no vendrá Elena nunca,
 seguirás esperando, seguirás escarbando entre la noche en  busca de su cuerpo,
 no vendrá Elena nunca, quedarás para siempre roída la conciencia,
 amargo el llanto, fúnebre el recuerdo, no vendrá Elena nunca,
 sólo la sombra de su sombra habita en el espejo,
 sólo la sombra de tu sombra baja crujiendo la escalera,
 el sonido que llega de repente para decir no hay nadie,
 no vendrá nadie nunca,
 puedes echarte a caminar mascando tu tristeza,
 puedes perderte para siempre en tu tristeza,
 nadie jamás te llamará en la noche,
 nadie jamás recogerá tu cuerpo partido en pedacitos,
 tu esqueleto partido en pedacitos,
 desbaratados tú y tu calavera abandonada,
 un sonido de luna se derrumba, un sonido de espanto se desploma,
 vete por el espejo, Elena, ven, gritando en el espejo,
 ámala y sálvate, ámala y quiebra tu alarido, no vendrá nunca,
 ámala y húndete en la furia, no vendrá nunca,
 desbaratados para siempre tú y tu cuerpo,
 desbaratado el grito, el silencio que cruje en la escalera,
 el sonido que llega de repente para decir no hay nadie,
 no vendrá nunca nadie,
 y cerrar esta puerta.
   EL TURNO DEL AULLANTE A Lourdes y Antonio Gazol .. .. .. .. .. .. .. .. .  I Lo furioso, lo  verdaderamente animal que me sostiene, lo que  me guarda en pie
 con el rencor crecido,  esto como de hueso,
 como de dientes que se  muerden
 después de haber mascado  el polvo,
 esto de sangre, esto de  grito ahorcado
 como un aullido en la  garganta,
 esto como un muro, como  un sollozo
 largo de noche sin  hogueras, lo animal,
 lo verdaderamente bronco  que me duele en los ojos.
 Dije que el mar es algo  así como esa diaria muerte de mi cuerpo. Hoy me sale  lo bronco
 y me revuelvo, hoy me  sale lo herido
 y me desgarro –perdón por  esta forma
 de amargura, pero es que  hoy
 de muy adentro me sale lo  animal desbocado,
 la verdadera furia que me  empuja:
 esto de maldecir espinas  por la boca
 lo formalmente triste,
 lo exactamente amargo como  el llanto.
 Ahora me vuelvo y me  despido y me regreso.
 Voy a buscar mi sombra  entre la sombra,
 porque mordí sin tiempo  un corazón de niebla,
 y lo bronco,
 lo verdaderamente animal  que me sostiene
 está dolido.
 
 V Hoy tengo que  saber algunas cosas,averiguar ciertas  costumbres de las aves,
 ciertas  maneras de la tarde que no entiendo.
 Debo saber -es un ejemplo-  aquello que concierne
 a las  personas a la hora de la lluvia,
 su modo de perderse entre  la niebla, su tristeza,
 su  nostalgia sombría como el viento;
 quiero saber, también, las  causas de la muerte
 del  erizo, su manera tan fiel de arder a solas,
 su sollozo;
 después,  tengo que averiguar algo pluvial
 que llega en las palomas,  algo que duele,
 algo  que suena hueco y sabe frío:
 un caracol que se hunde en  un espejo y un lamento:
 la  destrozada forma de un rostro que me escalda
 y todo aquello:
 el  hosquedal de pájaros que empieza,
 el viento en la ventana  dando miedo
 y  esta manera de llover que parte el alma.
 (de  “El turno del aullante”, 2003)             SOBRE CUERPOS Y ESFERAS(cuerpos dos)
 fragmento
 Sorber la médula espinal a grandes lengüetazos,hecha jugo,
 vorazmente,
 beber a esa mujer hasta que no le quede nada adentro,
 vaciarla toda  ella ferozmente,
 apetecerla hasta que sea una flama y queme todo
 y ardan los territorios de la noche y arda ella,
 grave y seria,
 desgarrarla  muslo a muslo ávidamente,
 desesperadamente,
 liquidalmente convertirla en líquido
 y hundirse en ella
 y morderla todo y convertirla en nada
 pero en nada hirviente,
 viva,
 amor en lo absoluto,
 vorazmente mordisquear muslos y nalgas,
 pechos,
 labios,
 a grandes dentelladas,
 lengüetazos recios,
 a puñados
 -náufrago,
 tremendamente quemazón bajo la luna,
 terriblemente luna en quemazón ardiente,
 ferozmente apetecer la luna
 y  chamuscarse.
 (de “Cuerpos”, 2007)   Max Rojas (Ciudad de México, 1940). Es autor de los  libros de poesía: El turno del aullante (1983) Ser en la sombra (1986), y Cuerpos (2007). Se ha desempeñado como  director del Museo-Casa de León Trostky (1994-1998). Sus textos aparecen en  diversas revistas literarias y han sido incluidos en antologías como: Dos siglos de poesía en México, Poetas de una generación: los 40s, y Poesía de la ciudad de México. Ha  realizado un sinnúmero de actividades de promoción cultural, entre las que  destacan su participación en la organización del Consejo de Fomento Cultural en  Iztapalapa y el Circuito Museos del Sur, A. C., entre otros. Actualmente, es  miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte 2006-2009 y acaba de publicar Antología de cuerpos, con fragmentos  de sus siete primeros libros de poesía. Escribió también la novela inédita Vencedor de otras batallas y ha  publicado una serie de artículos periodísticos bajo el seudónimo de Carlos  Manrique.  Como antologador publicó La poesía  de Renato Leduc. Ha sido comentarista en radio UNAM y articulista en varios  periódicos nacionales. 
 
 
 * * *
 
 
 
 
  
 FRANCISCO HERNÁNDEZ
 (San  Andrés Tuxtla, Veracruz, 1946)
   
          EXTRAÑO TU SEXO…Extraño tu sexo. Piso flores rosadas al caminar y extraño
 tu sexo.
 En mis labios tu sexo se abre como fruta viva, como voraz
 molusco agonizante.
 Piso flores negras al caminar y recuerdo el olor de tu sexo,
 sus violentas marejadas de aroma, su coralina humedad
 entre los carnosos crepúsculos del estío.
 Piso flores translúcidas caídas de árboles sin corteza
 y extraño tu sexo ciñéndose a mi lengua.
 
 
 FANTASMA
 Amo las líneas nebulosas de tu cara,
 tu voz que no recuerdo,
 tu racimo de aromas olvidados.
 Amo tus pasos que a nadie te conducen
 y el sótano que pueblas con mi ausencia.
 Amo entrañablemente tu carne de fantasma.
   LA PRIMERA MUJER QUE RECORRIÓ MI  CUERPO… La primera mujer que recorrió mi cuerpo
 tenía labios de maga: labios verdes y azules,
 con sabor a fruto silvestre,
 con señales indescifrables como la miel o el aire.
 Muchas veces incendió mis cabellos con siete granos y
 siete aguas, con ensalmos que sonaban a campanillas
 de barro, con nubes de copal que se mezclaban al embrión
 que recorría mi frente coronada por ramos de albahaca.
 Toda la noche ardía la pócima bajo mi cama.
 Al día siguiente, un niño nacido después de mellizos
 la arrojaba al río, de espaldas, para no ver el sitio
 donde caía ni el vuelo repentino de los zopilotes.
 Entre tanto, mi madre me contaba
 lo que Colmillo Blanco no sabía de la nieve
 y el recuerdo del mar era un espejismo bajo las sábanas.
   (DE CÓMO ROBERT SCHUMANN FUE VENCIDO POR LOS DEMONIOS)
 Hoy converso contigo, Robert Schumann,
 te cuento de tu sombra en la pared rugosa
 y hago que mis hijos te oigan en sus sueños
 como quien escucha pasar un trineo
 tirado por caballos enfermos.
 Estoy harto de todo, Robert Schumann,
 de esta urbe pesarosa de torrentes plomizos,
 de este bello país de pordioseros y ladrones
 donde el amor es mierda de perros policías
 y la piedad un tiro en parietal de niño.
 Pero tu música, que se desprende
 de los socavones de la demencia,
 impulsa por mis venas sus alcoholes benéficos
 y lleva hasta mis ligamentos y mis huesos
 la quietud de los puertos cuando el ciclón se acerca,
 la faz del otro que en mí se desespera
 y el poderoso canto de un guerrero vencido.
 
 XI Ovillada sobre la piel de tigre, la gata sueña que  persigue aun tigre bajo los cortinajes del obispado y por  los corredores
 de la sacristía.
 Desgarran sotanas, vuelcan la pila bautismal,  suben al
 púlpito, ruedan sus peldaños, rompen monaguillos  de yeso y
 derriban una larga hilera de cirios hasta quedar  mirándose
 dentro de la tristeza del confesionario.
 Ella lo ve con obediencia, se acomoda bajo su  vientre y hace
 que la monte una y otra vez hasta que la fiera es  sólo ardores
 y cansancio.
 Reposan un segundo que dura siglos: el tigre huye
 nuevamente.
 Sube a lo alto de la torre, destroza la yugular  del campanero
 y se arroja al vacío para internarse en otro  sueño…
 
 SÉPTIMO Sabes que no miras lo que ves, porque tus ojos sonúnicamente lo sombrío dejado por el vendaval en el
 mantel polvoso, en lo que tiene de abandono  aquello
 que nos observa desde la visión.
 Lo que no ves resulta el combate nocturno que  inicia la
 cigarra contra el girasol bajo el degüello de las  granadas.
 Lo que sin ver te mira corre por la tersura del  durazno
 acodándose en el pensamiento redondo de tu imagen.
 El ramo que te vigila desde su vaso sabe que has
 olvidado tu primer recuerdo entre los párpados
 translúcidos de la oscuridad completa.
 Tus manos están llenas de élitros para el  silencio: giran
 sin recorrer los pétalos caídos y se detienen  sobre el
 pequeño resplandor del fruto donde el cristal se  astilla
 sin saberlo.
 ¿Miras así porque tu reflejo se aproxima a la hoja  en
 blanco que es un sediento témpano de hielo?
 Callas así porque cuando se cierren los ojos de  las
 cosas, no podrás contemplar tu repentina desaparición.
 
 MUJER TRAS  UN CRISTAL Con ojos de otro tiempomira el paso
 del otoño en el parque.
 No hay cordillera
 frente a su pensamiento.
 La rodea un resplandor
 de luz extinta.
 Su aliento dibuja
 en el cristal
 puertos de bruma.
 Escucha la respiración
 de los árboles.
   PARA MATAR UN PÁJARO Para matar un pájaro toma unas tijeras tan grandes
 como su envergadura.
 No se las claves en el pecho
 ni tajes su garganta.
 Corta sus alas.
 La nostalgia del vuelo
 hará que se arroje
 por el desfiladero.
 
 XXI -Dios está podrido en dinero dice en voz baja un comerciante del pueblo.
 En sus eternos ratos libres, se entretiene devorando
 la imaginación de quienes no tienen para comer.
 ¿Quiere retratar al Todopoderoso?
 Meta su cámara en la boca de un pobre.
 
 II Los labios de Sonia tocan la flauta de  la luzy de las notas altas bajan claridades.
 Esta flauta viene de un mundo donde la  culpa
 hace del vino su saliva, donde los  genitales de los
 ciervos descansan sobre abetos  escarchados.
 Al entrar en contacto con tus labios,
 la flauta de la luz traza dos puentes.
 Uno va de los latidos impalpables a la  base del cráneo,
 otro viene de cunas con almohadones  negros al hospital
 donde el cuchillo viaja desnudo.
 Pero la flauta de la luz es también la  flauta de la muerte.
 El silencio recurre a la ceguera
 para poder anticiparnos su presencia.
 Por donde el aire pasa, emigran los  sonidos.
 La música, entonces, es un placer  ambiguo;
 no puede el viento dejar en paz al  caramillo derribado.
 ¿en la flauta de la muerte se  concentran
 los gemidos más graves, las oraciones  del descenso
 y el vaho que deja intacto los  cristales?
 Llega la oscuridad, sin permitirle  sitio a las preguntas.
 De la garganta de Sonia hasta sus  dedos
 fluye un hilo delgado y luminoso.
 El grito del nonato resulta muy  cortante.
 Oh la flauta de la luz, oh la flauta de la muerte.
 
 LA GARGANTA DEL ÁNGEL I Me tiendo a descansar. El ángel canta.  En el aire invernalflota la muerte que ciegos pordioseros  representan
 colgados de arbotantes sin fijeza.
 La garganta del ángel me contiene. El  canto se adelgaza
 en el sonido de nuestro amor en calma:  es el conjuro que
 repite la boca que se inflama.
 ¿Pierde belleza el ángel si enmudece?  ¿Es terrible su voz
 cuando se aleja?
 las respuestas provienen de los sueños  que, con sus ecos
 de cristal cortado, perfeccionan la  música vertida en la
 canción que alumbra mi reposo.
 
 II Me tiendo a descansar. El ángel calla.  No se percibe nadade su aliento humeante, de su timbre  perfecto donde rojos
 vitrales se astillaban.
 Siento su lejanía en la garganta como  el agua que falta en
 el desierto. Busco su libertad entre  la hierba, miro su
 esclavitud en las estrellas, por los  frescos del templo lo
 confirmo: el ángel canta si te sueña  mudo y en estatua de
 nadie te convierte al ver sobre la  curva de tu espalda su
 esbelta sombra de árbol derribado.
 
 PALABRA FUNERARIA Cuando no escribe, acude a una funeraria llamada
 El cielo abierto.
 Allí se encarga de pulir los féretros,
 de acomodarlos,
 de establecer identificaciones
 con letras de plástico
 en el pizarrón de la entrada.
 Por su vivienda se le ve
 con aspecto de zombi.
 En cambio, en el trabajo
 conversa con los difuntos,
 da color a la paz de sus facciones
 y si no le contestan, los escupe.
 Al tratar con mujeres
 desliza endecasílabos procaces
 a lo largo de sus muslos helados,
 sin dejar de medir
 la curvatura de sus caderas.
 Traza versos con uñas de tres dedos,
 corrige con abejas africanas,
 borra con margaritas derretidas.
 Cuando el entierro parte por fin
 al cementerio, coge una hoja de papel,
 saca la pluma fuente y deja este recado:
 “Vida, te esperaré hasta el último instante.
 Me voy volando a la casa. Estoy muerto.”
 
 GRITAR ES  COSA DE MUDOS Carajo, esto es el acabose.Aunque ignoro si sea el momento exacto
 -uno nunca sabe
 cuándo cerrar la boca o cuándo unas palabras  graves
 nacerán en la frente- pero a dar curso vengo
 a todo lo que se está ahogando dentro y fuera de  mí:
 las escamas infantiles,
 el sabor de miseria,
 la impasible visión de los espejos.
 Bajo el viento abro el tercer postigo.
 Veo cómo las hojas se espuman y se esfuman;
 veo caballos del alba pasar a tumbos
 sobre el lomo del río;
 niños sin frazadas; árboles huecos
 que cayeron del cielo;
 gritos hundidos dentro de sí mismos: los veo ser
 descubiertos
 por luciérnagas y alertados por un perro de aguas
 que conoce años ha la suerte de los náufragos.
 ¿Y?
 Ahora yo, oteando tu cadáver a última hora
 vestido con ropa limpia, oigo el triste silbato
 que me obliga a bajar apresuradamente de la  cubierta
 para oler el aceite que te untaron en las orejas.
 En tu garganta hay címbalos,
 peces que no conocían la superficie del mar.
 Y ahora yo el desterrado lluevo sobre los cirios,
 doy vueltas y vueltas a tu cuerpo sin sangre
 y me detengo.
 Como si entrara a una librería desconocida
 hojeo tus párpados en busca de la última palabra
 cuyo significado te dolía.
 ¿Quién se cortó la lengua ante el espejo?
 Mis huesos, sin otra cosa que calor,
 se van agazapando en las esquinas.
 Mis cabellos cuelgan de la levadura
 de los árboles, mis duelos se nutren en el plato
 del vagabundo y llego ante él sin vísceras.
 Con el pellejo temblando como gelatina
 me empotra en la pared: lo escucho.
 Sólo su nombre retuerce mi ocio y me reanima.
 Pero yo, siempre yo por debajo de todo,
 sigo pensando que gritar es cosa de mudos
 y que escuchar es intercambiar ecos
 con barcos fantasmas o con muertos
 que han perdido la esperanza de vengarse.
 
 Francisco Hernández (San Andrés Tuxtla, Veracruz, 1946) Es una de  las voces más representativas de su generación. Ha publicado, entre otros  libros: Gritar es cosa de mudos (1974); Portarretratos (1976); Textos criminales (1980); Mar de fondo (1982); Poesía reunida (1996), que da cuenta de  los primeros veinte años de su trabajo; Mascarón de prosa (1997); Antojo de  trampa (1999); Soledad al cubo (2001); Óptica la ilusión (2002); Diario invento (2003) y La isla de las breves ausencias (2009). En  1982 obtuvo el Premio Nacional de Poesía de Aguascalientes, en 1993 el Premio Carlos Pellicer para Obra publicada, en 1994 el Premio  Xavier Villaurrutia,  y en el premio  iberoamericano de poesía Ramón López Velarde. Actualmente es becario del  sistema nacional de Creadores de Arte del FONCA. Por su trayectoria ha sido  invitado como jurado del premio Nacional de Poesía Aguascalientes, el más  importante del país, durante los últimos tres años. Su columna Diario invento,  se publica semanalmente en el periódico capitalino Milenio. Parte de su obra ha  sido traducido a diversos idiomas.
 
 * * *
   
  
 JEANNETTE CLARIOND
 (Chihuahua, 1949)
   
          MINA 1004 Arder, yo vi a mi abuela arder.Agosto. Chihuahua, 1963. Ella ardió,
 su fuera y su dentro, ardió en la calle Mina 1004.
 Vi a mi padre envolverla en una sábana, el colchón ardía;
 las cortinas, la alfombra, su vestido
 ennegrecieron. Todo lo recogió.
 <<No hagan ruido, su madre está cansada>>.
 Lo vi salir de luto esa tarde de agosto con su corbata negra.
 La recogió. Ceniza y llanto recogió.
 El humo de la abuela en el zaguán, las tíassorbiendo, ásperos, los grumos del café.
 Había que borrar lo oscuro que dolía,disolver la sal, el llanto, abrazarse,
 sofocar el temblor del viaje, escuchar
 a Paul Anka, por ejemplo, a falta de pulso,
 rayar el disco de 45 revoluciones por minuto.
 Por instantes vivía, por instantestodo fue púrpura: la mujer, el
 cansancio, las frondas de los álamos. Después
 el vidrio, el vidrio en el  cedro,
 el rostro quemado bajo el humo.
 También mi madre ardió. En lágrimas su sonrisa apagada:<<Arréglame el pelo, me dijo, déjame salir a ver si ya está  seca la ropa>>.
 Tuve miedo. De que sus pasos lentos no volvieran, de la tersurade la hoja, del sigiloso carcomer,
 del reseco peso de la hiedra, ya sin muro, del
 florero en la cocina, sin flores. De ese cuarto ciego con su muerte  tuve miedo.
 De mí misma y el filtrarse del viento
 que se llevaba el polvo de los  sicomoros.
   BOW RIVERTodos los  colores son, a fin de cuentas, blanco.
 Armando Reverón
 
 Cómo  cristalina el agua llega hasta la orilla,
 trasluce  las piedras, el pasto sumergido
 en su  movimiento.
 
 Un tronco caído bifurca la  corriente.
 
 La lentitud  del águila entre nubes se esparce.
 Hallo huellas  de alces entre ramas caídas.
 Por el negror  de los cedros sé que un día hubo fuego.
             No siempre es frío este lugar.
 Frente al  puente la terraza donde un viejo se mece.
 Y lejos, como  enormes perros echados en el agua,
 dos montículos  aguardan el deshielo.
 
 El río se hace angosto conforme  crece.
 Una vaga nostalgia se precipita,estalla y  fluye
 hacia esta  orilla, en donde tiemblo
 
 al apacible aliento de la luz.
   MI HERNANA  Pasaba las horas recostada en el sofá, ella era lluvia y cascada del alero.
 Subía el volumen para no oír los pasos
 fatigados en el pasillo.
 Ella sabía correr y llenar de aire sus pulmones, hundirse cuatro metros bajo el agua
 hasta obtener altos trofeos de bronce.
 Alguna vez pensé lo peligroso que es detener largos minutos el  aliento,llegué a creer que desaparecería para siempre.
 Vivía la ilusión del no regreso: sumirse por debajo del nivel,
 unos  centímetros más abajo del nivel. Nadie se siente bien a la intemperie siempre.
 Para permanecer es necesario el descenso.    LINDEN 197  El mar está solo, como nosotros los nacidos en el agua.En él se hunde la noche bajo la luna creciente
 (su polvo en nuestros rostros).
 
 La primavera es la estación de la muerte.
 Inscribimos el  epitafio, en alto nuestros nombrespara hacer  creer a los desnudos cielos que al menos una sabia palabra
 resbaló de  nuestras angostas bocas, junto a unas cuantas flores.
 Venimos a deshojar, no a contar latidos. Enredados los cabellos, maltrechos nuestros cuerpos
 regresan a la voraz melancolía.
   PRIMER ESBOZO DE SED --Tengo sed.--Háblame de tu sed.
 --¿No ves que está seca mi lengua?
 --No quiero que bebas del agua.
 --Mi sed está en mi voz.
 --No vayas al papel, usa tu memoria.
 --Necesito que me escuches.
 --Te escucho.
 --Sólo los muertos escuchan.
 --¿Y yo?
 --Tú no me puedes entender.
 --Quiero que me hables y que no bebas del agua
 --¿Hablas de mi desierto?
 --Hablo de lo que ves.
 --Desierto y sed. Mis labios están secos, siento una fina tela  blanca
 en el techo de mi paladar.
 --Háblame de eso: de tu sed de caricias, de ternura…
 --Lo dije en el poema.
 --¿Me lo puedes dejar?
 --No, quería leerte lo que escribí en el vuelo.
 --¿Lo traes mañana?
 --Mañana seré otra.
   TORMENTA EN MARZO  Frío el viento silbaba en la luceray afuera
 la ventisca borraba los edificios, los cables,
 el brillo metal de los portones.
 Recorrí Madison y Park como quien lee un libro vacío.
 Seguro Emily hubiera gritado Dios y en la blancura invocaría a Blake
 con ardor de tigre nocturno: Qué  mano, qué ojo inmortal.
 Empañados cuerpos blancos,
 bufandas a rayas,
 tiesas gotas de vaho, era mi incertidumbre.
 En Central Park una espiral de perros lanudos
 y el viejo sujetaba sus brazos contra el viento.
 Desnudas mujeres como maniquíes adornan las vitrinas. Una de ellas, ahí, mostrándome sus senos.
 Lajas de frío caen sobre mis huesos.
 The New York Times anuncia un concierto en Carnegie Hall,aguardo en la fila, jóvenes y veteranos sacuden la nieve de sus  botas
 en un domingo de única función.
 Sonata para piano de Alban Berg. El último brindis.Hubiera deseado que la música no cesara jamás.
 Después Shöenberg. Con el índice seguí las líneas en alemán:
 ¿Y Rilke? “Ninguna cosa es ella misma.” Y la nieve, siempre la  nieve.
 Al término pregunto por algún restaurán. En la puerta un cartel: “Private Party”.
 De nuevo el viento heló mi cara,
 disonancias como secos esqueletos de pájaros.
 Alguien desde su ventana habría visto la caída.
 Voces, el pianoforte, la agitada exhalación en la butaca vecina. Rumbo al hotel un hombre triza el hielo a la entrada de un garage.
 Temprano un Mercedes tomará la misma ruta sin enlodarse.
 Después de todo, para qué cambiar su destino; sólo ha caído
 una tormenta de  nieve en Nueva York.
 Marzo 10 / 2006 / NY   FRÍA LLAMA  Como si palpitara un silencioel oro de las luciérnagas entre abetos
 llameaba.
 Caía la luz sobre el agua y tú te alejabas como quien sale de una escena
 sin su cuerpo.
 Lumbre en el centro del agua,trazabas una estela sin saber
 que el sol te miraba
 por vez primera.    HISTORIA  ¿Quieres que te hable de mí,de las piedras pulidas,
 de mis abuelos,
 de la historia de una redención,
 del árbol de la permanencia?
 Déjame volver al agua para recobrar la quietudque tus ojos resguardan.
 Nací abrazada a un dolor de extendidas raíces
 cuya verdad es mi vida.
 Ese antiguo dolor me sostiene.   TRANSCURRIRDéjame sentir ancha hora
 la extendida lentitud de sus brazos,
 descubrir en la flama de sus ojos
 jardines de turgentes anturios:
 pistilos que recorran mi piel
 y abran paso hacia vías encendidas
 donde jóvenes amantes ríen
 y sus vasos llenan.
 Cantar quiero entre tus hojas
 que de elevadas ramas descienden,
 llorar entre tus flores,
 en tu seno de tierra
 –néctar, ojos, selva–
 cuando el dolor de tu partida
 mi juventud alimenta.
 
 
 
 ECHAR A ANDAR LA LUZ
 
 Echar a andar a la luz es abrirse de brazos a lo oscuro,
 entrar al corazón de la semilla,
 a lo profundo en la sal.
 Buscar el calor del huerto,
 sus nervaduras de olvido,
 volver la mirada al fruto
 quebradizo en raíz.
 Frágil materia los sueños
 que de noche roban la memoria
 y todo se vuelve idéntico a lo que no es.
 
 
 
 MUDANZA
 a Carmen
 A la orquídea
 le han cambiado su sitio
 y no logra
 encontrar la dicha a contraluz.
 También de soledad arden corolas.
 Algo muere en cada fruto
 cuando le quitan su lugar:
 deja un anillo de nostalgia en la loseta.
 Y aunque el chorro de agua
 anime la tarde
 no puede borrar las horas
 del espacio que ocupaba.
 ¿Y qué hacer con el ciego gusano
 que de pronto perdió su reino?
   EPÍLOGO  IAgua. Agua sin luz a la sombra de la luz. Agua creciendo desde el  fondo.
 Borbotones manan bajo el puente.
 Las pilastras toleran la calamidad. Luego del remanso el fluir
 de los reflejos en el río.
 Hablas de la primera voz, y no la escuchas.
 El río deja su estela doliente
 y avanza.
 Caminas la orilla y observas el coro de los pájaros,
 el brillo dorado sobre las piedras.
 Te detienes frente al cristal.
 Un pequeño insecto de cuarzo te recuerda que existe un destino.
 Preguntas la fecha, anotas el día sobre el papel,
 sales de la tienda y sigues el curso del agua.
 IIIDas un sorbo y la espuma
 revienta en tus labios.
 Mirar el río bajo el puente te consuela,
 el óxido en las efigies de los reyes,
 la corriente deslavando las pilastras de sillar.
 Cae el sol y mancha el orode las tejas.
 VAh, si sólo pudieras llenar tu casa de bellas cosas de otras épocas,  repetir
 las palabras del propietario:
 “Esto perteneció al archiduque y a su nieto…”, simular una historia que armas como el poeta el rompecabezas,
 contar una y otra vez el derrumbe de la casa quemada,
 el colchón ardiendo, la tía ciega gritando desde el zaguán… No,  nadie te creería.
 En poesía la historia es calumnia. Las cosas de la estirpe se  callan.
 Son otros los momentos del agua.
   Jeannette Clariond (Chihuahua, 1949). Poeta, traductora, ensayista y  antologadora.  Es licenciada en Filosofía, Maestra  en Metodología de la Ciencia y Maestra en Letras Españolas. Actualmente reside  en EE.UU. Su obra poética abarca los siguientes libros: "Mujer dando la  espalda", 1994, "Newariariame", 1996, "Desierta  memoria", 1997, "Todo antes de la noche", 2000, "7  visiones", 2004 y "Nombrar en vano", 2004. Por su labor literaria ha obtenido importantes  distinciones como: el Premio Efraín Huerta 1996 y el premio Gonzalo  Rojas en el año 2000. Ha traducido y antologado a importantes  escritores: Roberto Carini, Alda Merini, Primo Levi y Charles Wright, entre  otros. En colaboración  con Harold Bloom publicó recientemente una antología traducida de poetas  norteamericanos. Ha participado en diversos congresos de literatura dentro y fuera del  País. Sus escritos se han publicado en diversas revistas y periódicos  nacionales y extranjeros como La Jornada Semanal, Letras Libres, El colibrí,  Armas y Letras de la UANL, Deslinde, Espacio Escrito (Badajoz), el ABC de  Madrid, La Vanguardia, El País, entre otros. Es Miembro del Consejo para la cultura de Nuevo León.  |