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vuelo subterráneo
Talca, 2005

Mario Meléndez




 



Más allá de la guitarra
a Víctor Jara

Más allá de la guitarra
están las manos separadas de la patria
un sonido de alas que arde
y quema mis zapatos
una invitación a orinar sobre la tierra
con la semilla pura del canto
Más allá de la guitarra
la sangre dibuja una música violenta
y la cabeza del cantor se llena de agujeros
y de besos con olor a muerte
Más allá de la guitarra
los caminos lloran
la lluvia llora y cae de rodillas
porque el hijo de la tierra
no completará sus pasos
Más allá de la guitarra
más allá del estallido
que apagó los corazones
más allá de este poema
y con la herida inolvidable
de un tiempo inolvidable
los ojos buscan a Víctor
más allá de la guitarra
y de la patria

 

 

Vincent 1993
a Vicente Huidobro

El gran poeta de las vanidades
se mira al espejo y dice
no hay otro mejor que yo
no hay otro más hermoso y delicado
más burlón, paradojal e irresistible
Y cuando voy por las calles
me persiguen y me piden autógrafos
se aglutinan en torno mío o se desmayan
porque soy más inmortal que las agujas
y en mi boca suspiran las estrellas
Así, cada montaña es un pelo en mi oreja
y cada nube una escalera de emergencia
donde subo y bajo como un mago
persiguiendo su conejo sin darle jamás alcance
No obstante los helicópteros me adoran
me adoran también las escolares que diviso de reojo
me adora el trapecista de un circo desahuciado
me adora la azafata de un vuelo imaginario
me adoran los enanos, los duendes, los fantasmas
y todos gritan "Ahí va Vicente, ahí va
con su cara encerrada en un sombrero
ahí va, el que se orina en los astros
el que respira copihues
y cambia de color hasta volverse inaguantable"
Y yo me río como un Buda chocho
cuando arrojan flores a mis pies
y me lleno de números telefónicos
y de mujeres que darían sus propios pechos
por rozar mi frente de amante multitudinario
o por mirar mis cabellos salidos de un arcoiris de fruta
Tengo unos cuantos lunares en francés
y un gato que me habla en un idioma postumo
y un perro que me muerde y me lame las antenas
y un cilantro preguntando quién soy
y yo le digo "No me busques
no hagas caso de la rosa deshojada
tú tienes tu propia sabiduría
tu propio olor
tu apellido en la cazuela del domingo
y no necesitas ser tan hermoso
para que ellos te respeten
cuando con sólo probarte
tienes ganado el cielo
y un espacio en mi garganta"

Ahora me marcho en mi paracaídas
me marcho en mi aeronave de plumas anónimas
me marcho a pellizcarle las nalgas a un piano
a dormir una siesta en un ataúd de huevo

 

 

Me sobra un muerto
a Pablo de Rokha

Me sobra un muerto, me sobra
me sobra un muerto y no soy yo, quién es
y viene de la levadura y de los precipicios
me sobra un muerto „
un muerto martillándome la piel
me sobra un muerto y no soy yo
porque estoy vivo y lo presiento
lo respiro y cae de la manga de otro muerto
y cae y cruza mi camisa, y da la vuelta
y sigue y sigue en mi esqueleto, un muerto
un muerto en mi esqueleto, instalado de por vida
un muerto me sobra y no soy yo
y llora y grita y ríe con su carcajada demoniaca
un muerto, un muerto sagrado
un muerto en el gemido del espanto
un muerto derramado en mi garganta y en mi sed
con su ceniza de elefante
en el vinagre, en el aliño de los años
un muerto arañando los cristales
entre tábanos y hormigas y gusanos hambrientos
defecando un muerto sus palabras
o en la suma de las voluntades o en ninguna
o en la roca de las rocas, trapicado el invencible
el muerto agujereado por los otros
inmutable en el zarpazo, en la estocada del olvido
me sobra, me sobra un muerto y no soy yo
porque patea y raspa
engulle con su dentadura cavernaria
hasta rozar por fin la sal del universo

 

 

La playa de los pobres

Los pobres veranean en un mar
que sólo ellos conocen
Allí instalan sus carpas
hechas de mimbre y celofán
y luego bajan a la orilla
para ver la llegada de los botes
curtidos de adioses
En la playa
la miseria se broncea boca abajo
el hambre toma sol en una roca
los niños hacen mediaguas en la arena
y las muchachas se pasean
con sus bikinis pasados de moda
Ellas tienden sus toallas de papel
y se recuestan a mirar el reventar de las olas
que les recuerda la forma de un pan
o una cebolla
Mar adentro nadan los sueños
Y ellas ven al vendedor de helados
acariciando sus pechos
o a ellas mismas en un viaje hacia la espuma
del que regresan con vestidos nuevos
y una sonrisa en el alma

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Los pobres veranean en un mar
que sólo ellos conocen
Y cuando cae la tarde
y el horizonte se desviste frente a ellos
y las gaviotas se desclavan del aire
para volver a casa
y el crepúsculo es una olla común
llena de peces y colores
ellos encienden sus fogatas en la arena
y comienzan a cantar y a reír
y a respirar la breve historia de sus nombres
y beben vino y cerveza
y se emborrachan
abrazados a sus mejores recuerdos
Mar adentro nadan los sueños
Y ellos ven a sus hijos camino de la escuela
cargando libros y zapatos y juguetes
o a ellos mismos regresando del trabajo
con los bolsillos hinchados
y con un beso pintado en el alma
Y mientras ellos sueñan
el hambre apaga sus fogatas
y se echa a correr desnuda por la playa
con los huesos llenos de lágrimas

 

 

La última cena

Y el gusano mordió mi cuerpo
y dando gracias
lo repartió entre los suyos diciendo
"Hermanos
éste es el cuerpo de un poeta
tomad y comed todos de él
pero hacedlo con respeto
cuidad de no dañar sus cabellos
o sus ojos o sus labios
los guardaremos como reliquia
y cobraremos entrada por verlos"

Mientras esto ocurría
algunos arreglaban las flores
otros medían la hondura de la fosa
y los más osados insultaban a los deudos
o simplemente dormían a la sombra de un espino

Pero una vez acabado el banquete
el mismo gusano tomó mi sangre
y dando gracias también
la repartió entre los suyos diciendo
"Hermanos
ésta es la sangre de un poeta
sangre que será entregada a vosotros
para el regocijo de vuestras almas
bebamos todos hasta caer borrachos
y recuerden
el último en quedar de pie
reunirá los restos del difunto"

Y el último en quedar de pie
no solamente reunió los restos del difunto
los ojos, los labios, los cabellos
y una parte apreciable del estómago
y los muslos que no fueron devorados
junto con las ropas
y uno que otro objeto de valor
sino que además escribió con sangre
con la misma sangre derramada
escribió sobre la lápida
"Aquí yace Mario Meléndez
un poeta
las palabras no vinieron a despedirlo
desde ahora los gusanos hablaremos por él"

 

 

Todos amaban a Cristina

Todos amaban a Cristina
porque tenía los senos blancos
porque su vientre semejaba
un dulce cáliz
donde se ahogaban las oraciones
y los salmos
"Yo soy la eternidad y la vida"
decía Cristina
mientras los días
comulgaban en su cuerpo
y un río de hostias
florecía entre sus piernas
iluminando las aguas del recuerdo
y del olvido
"Todos amaban a Cristina"
repetían los pájaros
"Todos amaban a Cristina"
garabateaban los peces
al desangrarse en la arena
y ella se descolgaba de su sombra
como una mariposa de miel
llenando el aire de caricias
y de pétalos azules
quemando con su aliento
la camisa de los siglos
desenterrando el esqueleto del viento
en una plegaria de besos
en un canto de amapolas tristes
que sólo sonreían al verla
Porque ella era la paz en la carne de los templos
era el vino en la misa del domingo
era el pan en la mesa de los sueños
Todos amaban a Cristina
porque clavada desnuda en la cruz
sus senos blancos iluminaban el mundo

 

 

Canción de ayer
a Stella Corvalán

La loca guardó el amor en una cartera
quiso dejarlo allí por años
que se pudriera
entre las costuras atormentadas
de su existencia
en el veneno de su delirio
Pero no pudo
En esos instantes de lucidez
en que se miraba al espejo para encontrarse
para enumerar sus gestos abandonados
ella recordaba aquel amor y suspiraba
entonces lo sacaba de su cartera
para quitarle las telarañas
para vestirlo y para afeitarlo
y para ordenar sus cabellos
y salir con él tomados de la mano
hacia la eternidad de los atardeceres
y recorrer los hoteles y los teatros y los puentes
y recorrer aquellos lugares
donde los sueños quedaron tatuados
donde la ausencia sembró de caricias
los espejismos incurables
Y ella fue feliz
ingenuamente feliz, perdidamente feliz
Y ya no escondió el amor en una cartera
esta vez se lo regaló a la noche
para que todas las estrellas
se acurrucaran en él

 

 

Porque en mi casa ocurre de todo

Aquí se baila al ritmo de las estufas
se canta como los grillos más desesperados
se aprende a desnudar al viento
que nunca nos muestra su trasero
y en noches de luna llena jugamos a ser felices
midiéndonos los colmillos
Porque en mi casa ocurre de todo
y los pocos ratones que existen
están condenados a seguirnos la corriente
unos vestidos de superhéroes
otros haciendo gárgaras
con los bigotes de un gato muerto
Y así como las ampolletas aportan lo suyo
las sábanas también observan
más allá de sus narices
y ven miles de piojos sentados en el patio
y pulgas tomando sol
entre las patas de una gallina
y caracoles reunidos en una gota de champagne
cuando la tarde estira sus piernas
por encima de los vivos
Pero nos faltan aún las bisagras
y algunas flores que no han sido entrevistadas
y están las escaleras y el baúl de los recuerdos
y aquella hormiga pacifista
con sus dotes de gran oradora
Y no se asusten si a ratos quedamos a oscuras
son los zancudos que apagan la luz
y vuelan con su coreografía hacia otra parte
Porque en mi casa ocurre de todo
y todos tienen derecho a voz y voto
desde el baño a la cocina
desde mi cama al hueco dejado por las arañas
antes de hacer sus maletas
Todos sonríen de alguna manera
y se conforman con lo poco y nada que poseen
Porque en definitiva aquí pueden estar tranquilos
y saben que es peligroso cambiar de domicilio
cuando han logrado el respeto de este pobre poeta
que bien los tiene en su Santo Reino

 

 

Los buenos muchachos

El cadáver del poema se parece demasiado
a la página en blanco

El cadáver del poeta se parece demasiado
a la fosa que lo espera

El poema y el poeta no caben en la misma fosa

Eso ya te lo advertimos .... repiten los gusanos
corta las patas del poema y la cabeza .... si quieres
nosotros nos ocupamos del resto

Qué te parece .... cholito

 

 

 


LA POESÍA DE MARIO MELENDEZ

Por Xavier Oquendo Troncoso

 

Lo conocí en Santiago. Tenía en sus ojos eso que unos llaman entusiasmo, pero que yo prefiero llamar luz para las cosas, para los objetos. Así como debió ser Víctor Jara, cuando caminaba por las calles y le apetecía saludar, así Mario prefería mirar las cosas, y hacer que las cosas oscuras, fúnebres, enormes, sean luz. La luz de su mundo, de su poesía. Lo recuerdo tan entusiasta y tan sano, tan libre de egoísmos y de itsmos infiltrados siempre en las poses de los hombres talentosos que tiene nuestra América. Apuesto cualquier cosa que Meléndez ahora mismo está tramando algo en amor a la poesía. Está queriendo construirse unas escaleras locas "para sacarle los clavos/ a Jesús el nazareno", a ese utópico evento que nos cambia la vida cada día, que es la poesía.

He releído su poesía y he hecho que muchos la lean. Me encanta que sea tan franco con él, con nosotros, con el lenguaje. Que diga las cosas que hay que decir, con absoluta astucia, con un aire de suficiencia, como que con su trabajo podemos salvarnos, y nos salvamos. Mi amigo y compañero Mario Meléndez, es un poeta desde cualquier perspectiva.

Vamos a enfrentarnos a él desde lo literario, solamente, para vincularlo en el tiempo y en el espacio.

Primer recurso: la expresión directa, aquello que otros llaman la direccionalidad del discurso. En Meléndez hay un rasgo dúctil y diáfano que ayuda a que su discurso sea directo, casi a lo antipoético, es decir, desusar aquellas imágenes crípticas para asumir, inclusive, el lugar común, como un recurso nuevo y establecido que asombre. Este recurso es la metáfora insólita. El discurso de Meléndez es inaudito para muchos, pero siempre deja una dosis de enorme bifocalidad, de aquello que el lenguaje tiene en su matriz, pero que no todos podemos usarlo siempre, que es la connotación sobre el hecho denotativo. Este es su principal recurso.

El segundo recurso es netamente social: el enfoque de los temas sobre la unidireccionalidad que, parece, pasa por todos los subtemas que sus imágenes entregan a lo largo de un poema. Recuerdo tanto aquel bello poema dedicado al maestro Huidobro, en el que Meléndez se aferra a un sentido primero que es la autocontemplación desde el poeta grande hacia el aprendiz, para terminar hablando del mundo en su substancia.

Tercer recurso: el ritmo. Sin su propio ritmo no entenderíamos a Meléndez. Ese ritmo tan arrítmico, desde la visión total del ritmo que lleva a rima. En Mario se produce un efecto (para mí lo mejor de su poética) de depuración absoluta en el corte de los versos, en las pausas, en las cesuras exactas, que nos hacen a sus lectores navegar en aguas de absoluta libertad creativa, ajustándonos a un inusual ritmo.

Esta es la voz nueva que propone. La que dice algo nuevo. O lo mismo, pero de distinta forma. Esta es la voz nueva de la poesía chilena que ha logrado "torear" la excelsa sabiduría de la poesía de los grandes referentes chilenos. Un poeta total, que lleva la luz de la palabra en su poesía que navega en quien la lee y la escucha.

Ni más ni menos.

Quito, Ecuador
4 de agosto de 2002

 

 

 

 

Mario Meléndez (Linares, Chile, 1971). Estudió Periodismo en la Universidad La República de Santiago. Entre sus libros figuran: "Autocultura y juicio" (con prólogo del Premio Nacional de Literatura, Roque Esteban Scarpa), "Apuntes para una leyenda" y "Vuelo subterráneo". En 1993 obtiene el Premio Municipal de Literatura en el Bicentenario de Linares. Sus poemas aparecen en diversas revistas de literatura hispanoamericana y en antologías nacionales y extranjeras. Ha sido invitado a numerosos encuentros literarios entre los que destacan - el Primer y Segundo Encuentro de Escritores Latinoamericanos, organizado por la Sociedad de Escritores de Chile (Sech), Santiago, 2001 y 2002, y el Primer Encuentro Internacional de Amnistía y Solidaridad con el Pueblo, Roma, Italia, 2003, donde es nombrado miembro de honor de la Academia de la Cultura Europea. A comienzos del 2005, es publicado en las prestigiosas revistas "Other voíces Poetry" y "Literati Magazine". Durante el mismo año obtiene el premio "Harvest International" al mejor poema en español otorgado por la University of California Polytechnic, en Estados Unidos. Parte de su obra se encuentra traducida al italiano, inglés, francés, portugués, rumano, persa y catalán. Actualmente trabaja en el proyecto "Fiestas del Libro Itinerante".


 



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Vuelo Subterráneo.
Poesía de Mario Meléndez.