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Marcelo Pellegrini:

Tres poemas

 

Teoría y práctica fluvial

Ella dijo:

Me han traído a país sin río,
tierras-Agar, tierras sin agua

pero siempre vivió cerca
del tajo de agua
que habitaba en su cabeza.

Así nosotros en el río
imaginario por donde
se deslizan las miradas
y las sílabas entre rocas, montes, dunas

blancas

sagrado río sagrados meandros

del pensamiento

praxis de agua sin cobijo
frente al humo que se eleva,

teoría de su curso
hacia el mar, hacia sus ojos.

 

 

Un pájaro golpea la ventana

Al comienzo un extraño sordo ruido
como si una uña intentara escarbar
el aire que se refleja en la nada
como en un espejo nuestra callada
sorpresa al ver a ese pequeño pájaro
golpear la ventana que da al patio
para seguir el curso de la luz
su alada hermana en el aire y el éter
(el otro aire) una y otra vez otra
y otra un dos tres el niño abre su boca
para que entre el pájaro y qué busca
con ahínco de Narciso que no sabe
el duro seco beso en el cristal
en la mano ahora extendida del niño
que comienza tumba y termina nido
el pájaro insiste en ese camino
obstáculo no impedimento sí
nosotros no dejamos de mirar
ojos cerrados boca abierta manos
extendidas huesos hacia la nada
cómo en las praderas nunca sombrías
un pájaro golpea la ventana

 

 

Bur Oak, Quercus macrocarpa

Mi pequeña barca arribó por fin a la orilla
en que se encuentra el árbol más hermoso
orilla de calma no es el mar pero sí un filo
de agua que se confunde con el cielo
quizá el océano de este lugar
su oleaje un beso traspasado de nubes
“Este árbol es un dios” centenario o milenario —no sé—
catedral donde los pájaros ofician el misterio de su canto
Quercus macrocarpa como dice el signo que nos informa
sobre su origen roble nativo de este lugar
bajo su sombra el viento es una bandera invisible
que en el otoño despega las hojas de las ramas
hojas de amor en fuga
que corren sobre el silencio
entre tibias sílabas de espuma
el aire es un niño que danza
en las raíces de este abuelo roble
recién nacido en la tormenta
el aire es la humedad del beso
que se conjuga en las primeras gotas de lluvia
una caricia de árbol
lenta seda que arde en un país
perdido con sus ojos
sombra que navega liviana
estremecida por el agua
sus pequeñas manos penetran
las ramas encantadas como una luz a la deriva
su copa es la corona
del musgo perdido
la canción dicha en silencio
que rumia loas joyas tronco muerde el cristal
la sorna de un cuervo contra la nieve
que nos habla de Poe en el frío de Baltimore
never more
                        never more
estamos aquí a la hora de la incandescencia
en el minuto en que los grillos reverberan
el árbol nada dice
a pesar de nuestro oído atento
al frenesí de las galaxias
que espejean al borde del cielo
sílabas razones dudas sentencias
incendio taciturno del amor
el agua un firmamento
el rumor cristalino deshaciéndose
árbol en el margen del cielo
un río fluye entre las nubes
compañía de los dioses
bajo los párpados los triángulos
del sueño flor del invierno
fruto del cielo en el lugar de todos los lugares
porque “este árbol es un dios”
el fuego y la rosa son uno
como una sustancia venida de lejos
entre burbujas como espejos
ojos abiertos en su lágrima
húmedo archipiélago
que susurra al oído del árbol
.... .. .. la límpida agonía se transforma
.... .. .. en tenue y dura gema sin aliento
.... .. .. de un costado sigue la voz del viento
.... .. .. y su luz se la lleva hacia otra forma
a lo que el árbol responde
.... .. .. deja que me arrulle vacía cuna
.... .. .. lágrima y mejilla no tierna luna
.... .. .. escuchando todas las sumas voces
.... .. .. tierno clamor es atrapado en goces
así se inició el júbilo de las cosas
el croar incesante de las ranas
entre el fuego y el grito de los insectos
las flores y la hierba
acariciando el árbol entre la sed
el cerezo cercano
la estatua firme en el adiós del viento
las montañas a lo lejos
adustas moles caídas del cielo
el verde extendido sobre la tierra
el sol que ha negado sus dones para el sacrificio
la araña y sus leves tentáculos
amasando la nada
la ciega mosca de mil ojos
la flor tenue del suspiro
la hojarasca dorada
sobre la curva del aire
el pájaro que perfora el oído del cielo
peste y luz zafiro y heces
en el duelo insuficiente
para el abrazo del árbol
que se detiene y dice
.... .. .. toda una palabra como el comienzo
.... .. .. en esa voz que quiere su final
.... .. .. varado en esta tierra canto y pienso
.... .. .. en la bocas que besan mi tendal
la luna establece su camino de plata
marea de una luz desconocida
dos cuervos en vuelo sobre la playa
en sus alas la sombra de Edgar Allan
sobre su áspero papel
nacen constelaciones de tinta
helado celaje
simetría angélica o demoniaca
sombrío alto vuelo
palabra blanca en la página negra
veneno del amor
veneno de la lengua
veneno de amor en la lengua
veneno de lengua de amor
maraña en los recodos del beso
el arco del sol se completa
la noche desciende atareada en su labor
se deposita en nuestros hombros
con una sonrisa que desconocemos
a esta hora el rayo y el grito de las aves
son caricia de lentas alas brillantes
que estremecen el cielo
nada se parece a sí mismo
jornadas del vapor
del canto del respiro
perdido en la noche y sus ojos
aquí a los pies del árbol más hermoso

 

 


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