Proyecto Patrimonio - 2004 | index | Miguel Serrano | Autores |


El autor cree que su literatura está fuera del tiempo
Miguel Serrano: 'Estamos viviendo en un mundo extrañísimo'


El Mostrador
12 de Noviembre del 2004

El líder del nazismo esotérico en Chile editó este año por primera vez en nuestro país La Flor Inexistente (1969). A sus 87 años, mantiene una mirada mítica sobre el mundo y enarbola teorías sobre el control psicotrónico de la población.

Miguel Serrano vive conectado al lado derecho de su cerebro. Sin desligarse del izquierdo, y la racionalidad que ello implica, el líder espiritual del nazismo esotérico en Chile, mira el mundo desde una perspectiva mítica que para cualquier mortal se vuelve simplemente incomprensible. Y a veces hasta inverosímil.

“Estamos viviendo en un mundo extrañísimo. Estamos viviendo en la superficie. Parecerá un chiste, una broma, pero la mayoría de la gente son clones, no son seres humanos, y actúan dirigidos, teledirigidos para lograr fines especiales”, dice Serrano, quien a su lado hoy tiene a Isabela, una española -gallega, para más datos- que le organiza todos sus trabajos y con “magia blanca” anula la “magia negra” del computador. Su historia es demasiado larga y polémica para reseñarla en un par de párrafos.

Baste quizá con decir que fue diplomático en diversas países del mundo, por ejemplo, en la India, donde se ligó al mundo del budismo y las religiones orientales; miembro del llamado Círculo Hermético con Herman Hesse y Carl Jung; y el líder nazi de más peso y trayectoria en el país, aunque nunca conformó un partido. Sin embargo, un “desorganizado” grupo lo sigue y comulga con su hitlerismo esotérico. Mucho antes de todo eso, fue parte de la generación literaria del ’38, muy cercano a la surrealista Mandrágora y a Vicente Huidobro, y editó un polémico libro: La verdadera antología del cuento chileno.

De vez en cuando su nombre es mencionado, con alto aprecio, por algún escritor. Sin ir más lejos, Armando Uribe antes de ganar el Premio Nacional de Literatura 2004, dijo que, a su juicio, quienes debían recibirlo eran David Rosenmann Taub o Miguel Serrano. Y alabó la prosa poética de este último, pero en realidad justamente su postura política hace imposible pensar que lo reciba alguna vez, pese a los méritos que pueda tener su obra. “Jamás me lo van a dar. Yo dije un día, en Mis Memorias, que a Volodia Teitelboim no le iban a dar nunca el Premio Nacional, porque si se lo daban a él, me lo tendrían que dar a mi también. Pero resulta que él es comunista. Es decir, está dentro del establishement, de lo correcto. A mí jamás me lo van a dar”, afirma.

Mundos paralelos

La bibliografía de Serrano es una extensa lista de libros que no pueden ser incluidos en un solo género. Cruzan la prosa y la poesía, atraviesan las memorias, la filosofía y mantienen una veta esotérica, misteriosa, constante. Sus lectores son muy pocos. Recién ahora fue editada en Chile por primera vez La Flor Inexistente (Beuvedrais 2004), un libro clave dentro su obra y que por primera vez se lanzó en Inglaterra, en 1971.

“El libro ha circulado bastante. Ha llegado donde debe llegar, los libros tiene su destino. El destino de los libros es como el de las personas, misterioso. Le llegan libros a uno que le pueden cambiar la vida, no sabe cómo.”, asevera Serrano, que en realidad tiene una idea bastante radical sobre el público.

“No me importa la gran masa. Son animales. Todos hipnotizados. En este país la mayoría de la gente anda bajo la hipnosis, que se produce en una de estas torres. De la embajada norteamericana hasta la torre telefónica y proyectan con la maquinaria más avanzada, psicotrónica. Logran lo que quieren, hacen que la gente piense lo que ellos quieren. Y las cosas están decididas, quien va a ser el Presidente…”, dice.

Experto en descubrir las conspiraciones secretas, desde hace años insiste en que Douglas Tompkins ha venido como el primer emisario para que el sur chileno se convierta en otro país. “El sur de Chile se está perdiendo a pedazos porque ahí van a establecer un nuevo país. Y quien es el que actúa ahí: un clon, Tompkins. Quién lo maneja, Rockefeller”, sostiene y agrega, que esto, claro, lo sabe el presidente Ricardo Lagos.

Si su idea de los clones manejados psicotrónicamente es radical, lo es más su idea de los dobles. Serrano está seguro de que los nazis lograron duplicar científicamente a las personas y que tras la caída del régimen, los mayores líderes –Hitler incluido- se fueron a la base alemana en La Antártica. Es por eso que ahora tiene su mirada puesta en el viaje que Claudio Teitelboim realiza junto su grupo de Centro de Estudios Científicos hasta el continente blanco.

La hipocresía chilena y el nazismo

En términos más contingentes, Serrano también tiene una percepción sobre el Informe de Prisión Política y Tortura. Muy lejos de todas las opiniones comunes de repudio que se han vertido, asegura: “Eso ha existido siempre. La hipocresía del chileno. Existió durante Gabriel González Videla, durante Ibáñez. Ibáñez los tiraba a los maricones. Los torturaba y los tiraba al mar. Entonces qué se espera hoy día. El Ejército hace eso, que se espera hoy día. Y que pasó con el MIR, cuando lo pillaban a uno, pobrecito, pobre de ellos. Entonces no es nada más que una vuelta de mano. Dentro de la hipocresía del chileno aparecen como que no sabían nada. Entonces ahora hacen un enorme libro, que para lo único que sirve es para liquidar a nuestras Fuerzas Armadas”.

Sin embargo, la resistencia de Serrano ante los giros políticos del mundo al parecer no son más que planteamientos teóricos. Su condición de líder nazi le significa mantener una serie de amistades y seguidores, pero jamás un organismo: “Me dicen ‘por qué no creas un partido’, jamás: nos infiltran. Nos infiltran los servicios de inteligencia; entonces, nos hacen cometer crímenes y nos culpan. Lo que hay que hacer es no hacer nada. Me preguntaban la otra vez, cuántos son ustedes: millones, pero no los conozco. Y como están organizados: no estamos organizados, estamos de la mejor manera”.

En realidad -y quizás desde siempre- para Serrano hoy ser nazi es mantener una postura por lo menos misteriosa. “Tratar de hacer trabajar el lado derecho del cerebro. ¿Para qué? Para tratar de tener contacto con los que antiguamente llamarían los dioses, llamémoslos los arquetipos. Eso es ser nazi”.

Escritura eterna

La activación de lado derecho de la mente también ha sido su pretensión al escribir, que en realidad no tiene una intención puramente literaria. Serrano escribe para la eternidad para abrir compuertas, como si estuviera desplegando un conjuro. “Yo he escrito un solo libro que se sigue desarrollando. Todavía me falta”, dice y se hace imposible no pensar que Serrano es uno más de los personajes que creó Roberto Bolaño en el libro La Literatura Nazi en América.

“Mi escritura está fuera del tiempo, más allá del tiempo o en otro tiempo. Si uno se mete en la gran poesía, está hablando para la eternidad, no tiene tiempo. A mí no me preocupa el tiempo, no me preocupa la recepción ahora; dejó que los libros sigan su camino propio. Cuando uno está metido en la poesía, en la verdadera poesía, no se preocupa por el tiempo”, dice.

El peligro de Serrano, intemporal o no, es que como sus pares de la generación del ’38, después de convertirse en una simple caricatura de otro tiempo, sea olvidado. “No, no me va pasar por una razón muy simple, porque estoy más afuera que aquí. A ver, ¿me irá a pasar? No. No porque si uno se conecta con los arquetipos de la vida, permite que los arquetipos actúen a través de uno. Ellos se encargan, porque los arquetipos no mueren y se encargan de resucitarlo a uno, de evitar que muera. Yo no voy a morir nunca, además”, asegura.


* * *



Miguel Serrano: Eterno, aunque tardío retorno

por Adán Méndez
Revista de Libros de El Mercurio, viernes 15 de octubre de 2004

Inédita en Chile por 40 años, La flor inexistente, mítica obra del escritor nacional, llega ahora a hacerse cargo de su leyenda.

En el interesante y prístino postfacio a este libro, Armando Uribe destaca las facultades poéticas de Miguel Serrano, y entrecoge una buena cantidad de fragmentos poéticos que encuentra en La flor inexistente, señalando que fácilmente podrían multiplicarse. Y es así efectivamente, sin duda el mérito mayor de este libro —descontando el saber oculto que pueda o no contener, del que poco sé— es su poesía. Poesía en el más acrítico de los sentidos: una poesía hipnótica, aquello que precisamente suelen las mayorías silenciosas entender por poesía. En casi todo aspecto, cabe señalar, algo enteramente opuesto a la poesía crítica y autocrítica que el propio Uribe practica.

Además, se trata de una narración. No estoy nada seguro que tanta poesía, así entendida, sea virtud en un relato. El lirismo tiende a diluir en el ensueño, a crear un medio indiferenciado, en el cual, de partida, los personajes tienden más a desaparecer que a distinguirse, y sin personajes no hay drama. Sostengo que más de cinco páginas sin drama, empiezan a serlo. Una novela de iniciación, género de por sí catete —aunque muy capaz de entregar obras maestras, como Encuentro con hombres notables, Las enseñanzas de don Juan, Demian—, necesita sostenerse en un individuo concreto, una persona reconocible, que va aprendiendo algo, con familia, situación económica, pulsiones personales, enamoradas, amigos, enemigos, poseedores también de semejante contexto. Y el humor siempre es necesario. En La flor inexistente no encontramos nada de esto, sino sólo buenas —y a menudo, muy buenas— alegorías, más o menos hiladas unas con otras. Y magnífica la última, “Los confines”, a la que un saludable influjo kafkiano convierte en el quizá mejor momento del libro. Notables también algunos monólogos de náufragos y capitanes.

El diseño de la edición, bonito, pero algo alejado de los diseños inteligentes que luce la editorial Beuvedráis, incluso puede llevarnos a asociar este libro a esa, horror de horrores, “literatura infanto-juvenil”. En este ámbito, Miguel Serrano irrumpiría como un elefante africano para pánico de los pigmeítos de Isabel Allende. Y por cierto, infinitamente preferiría que fuera este libro la lectura recomendada para los niños de mi patria. Sin embargo ello no ocurrirá, porque los profesores pensarán que es difícil, que se nombran demasiados héroes, dioses y culturas; porque intentarán encontrar algo más allá de su música sublime y única, por lo cual preguntar a sus alumnos, y no lo hallarán. Yo tampoco, pero quisiera que esos alumnos conocieran esta música.

Cuarenta años permaneció inédita en Chile La flor inexistente, pero brota ahora para regocijo de los selectos y crecientes lectores de Serrano; entre los cuales contamos varios que consideramos a la literatura iniciática o de revelación —“mistagógica” señala Uribe— un género entre otros. Un género ni más ni menos importante que los relatos policiales, por ejemplo; o que, también por ejemplo, los picarescos. Un género, en definitiva, que no debiera prestigiar de por sí a los libros que a él se adscriben. En su género, a eso quiero llegar, La flor inexistente es una obra más bien menor, aunque de un autor indudablemente mayor, y logra por momentos despertar el bovarismo que siempre despierta la gran literatura.

 

 


Proyecto Patrimonio— Año 2004 
A Página Principal
| A Archivo Miguel Serrano | A Archivo de Autores |

www.letras.s5.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez S.
e-mail: osol301@yahoo.es
Miguel Serrano: "Estamos viviendo en un mundo extrañísimo".
En El Mostrador,
12 de Noviembre de 2004.