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MAHA VIAL

Por Ana Traverso
Publicado en EL INSULAR, Chiloé, 14 de septiembre 2007

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Me voy de viaje.
El animal les dice adiós.
El hombre se queda.
No pasarán por mi cadáver.
Me mantendré en forma.
Besos saludos.
En este siglo estuve yo.


Maha Vial es una poeta de Valdivia que ha publicado cuatro libros y actualmente trabaja en un quinto. Sus textos abordan el tema sexual, los roles de género y los estereotipos femenino-masculino, el orden y encasillamiento de las estructuras sociales, la fijación de estos moldes pese a los intentos de liberación de los individuos y la discriminación de ciertos grupos como las lesbianas, las locas, las feas, las pobres, las prostitutas. Esta imposibilidad de cualquier transformación puede ser deprimente (y oprimente) para sus lectores, pero ella nunca pierde el sentido del humor. Por lo mismo, la frescura y liviandad de su risa a la larga deviene en indiferencia y cinismo.

 

 

Sexilio (1994) es una especie de apología al sexo heterosexual en un mundo que amenaza su libre práctica. Se visualiza la sexualidad como una utopía y se anuncia al inicio del libro que "sexo y libertad despertarán en un mismo lecho". Así, están los libres sexuados y revolucionarios, por un lado, y los asexuados (los saprotrofos, como se los Ilama en el texto), los carentes, los tiranos... los malos. La dicotomía que une sexo у política se refuerza en el título del libro y en un poema en que los revolucionarios sexuados denuncian y reclaman que al sexo se lo que ha querido "sifilizar", dando a entender que existiría una política de parte de las estructuras de poder (suponemos que las sociales y, tal vez, religiosas) que perseguiría a los practicantes del sexo libre.

Su defensa de la libertad sexual nos retrotrae al discurso de la década de los sesenta, así como otros anacronismos: el "sifilizar" podría actualizarse por un "sidalizar" y la heterosexualidad podría ampliarse a otra variedad de prácticas que probablemente fuesen más "condenadas" o "perseguidas". Por otra parte el imaginario de los roles sexuales femenino-masculino (y sus respectivos genitales) es fiel al estereotipo más clásico: ella es para su amante la "putita mía" y él (para ella) un "culiador de estirpe". Por cierto, el sexo de ella siempre es un "pez rosado", "labios que llaman", "puerta abierta", mientras que el varón está orgulloso de poseer una "metralleta", su "arma", un "tallo que se yergue" y se lo califica de patriótico. Pero tal vez lo más tradicional (e incómodo de aceptar) es la idea de que la construcción de la identidad femenina, es decir, el reconocimiento de sí misma (y para los demás) como una mujer, tiene su origen en la penetración. En otras palabras, lo que la define ni siquiera es su biología reducida a los órganos sexuales (para qué hablar de "género", entendiendo por ello su práctica social como mujer), sino que estos órganos, más bien, su vagina, exclusivamente, estaría hecha para ser penetrada, y por tanto, es el hombre quien la nomina, le da existencia y sentido. Así, dice ella en el acto sexual: "y clávame clávame clávame / para calmar este corazón / lleno de amor / y ser yo /y ser yo/ UNA MUJER".

La liberación sexual que se propone parece afirmar una práctica menos vigilada, pero no pretende cambiar ninguna de las estructuras de dominación y sometimiento entre los géneros.

 

 

Jony Joi (2001), su tercer libro, continúa la temática sexual, pero esta vez ampliada a otras prácticas y escenarios. A partir de la estructuración del texto, se nos presenta una clasificación que organiza a las mujeres en putas, lesbianas, locas y casadas. Sobre ellas están los hombres (a quienes prestan sus servicios) y más arriba Dios, que vigila y supervisa el cumplimiento de este orden. Nadie quiere ni pretende modificarlo; se acepta más o menos resignadamente dependiendo de los beneficios que de esta estructura se reciba.

Así, las putas no se hacen mayores problemas con este ordenamiento. Son el grupo más beneficiado mientras sean jóvenes y deseadas. Reciben su pago ("me gano mi billete y trato de pasarla bien") y se encargan de construir la masculinidad de ellos, hacer que se sientan y se sepan hombres: "y yo moviéndolo sin cesar les voy diciendo que son ricos / que son hombres sobre todо que son hombres".

Las lesbianas, por su parte, podrían pertenecer al grupo más insubordinado en la medida en que se excluyen, al menos sexualmente, de la "dominación masculina". Pero aunque libres y satisfechas porque eligen su opción sexual, por lo mismo, deben permanecer ocultas de la sociedad y del ojo de Dios. Tras los tormentos de tener que ocultarse, prima el sentido comùn, la liviandad y el clásico tópico del "carpe diem", que termina por naturalizar el aislamiento y la marginación.

El grupo de las locas está compuesto por las viejas, las feas y las pobres. No son deseadas ni queridas por los hombres ni por las lesbianas. Tal vez entre ellas se comprenden y acompañan en su "infierno" (como lo llama la poeta). No reciben ningún favor, ni siquiera a través de los lamentos y la compasión de Dios: "y entonces Dios cansado de lloros y quejidos / cierra sus ojos pensando: / tan locah".

Por último el grupo de las саsadas responde al estereotipo de la mujer más tradicional: sólo desean el matrimonio que prontamente mostrará su cara más aburrida y vacía. Son monógamas (lo cual tiene una connotación muy negativa en el texto) e insatisfechas sexualmente, "se pasan películas" y tienen síntomas de histeria. Sus vidas están dedicadas a las actividades domésticas y a la crianza de los hijos (a los cuales no se les da ninguna importancia en el poemario); se las compara a una gallina con sus pollos, que engorda y que descubre que el "paraíso de la vida matrimonial" consiste en un "cielo" "(...) lleno de ollas sucias / calcetines rotos y ropа sin planchar", "mientras Dios le canta / este es el paraíso, nena". La insistencia a lo largo de toda la sección en desmitificar y desprestigiar la vida matrimonial con afirmaciones como "Todas íbamos a ser escobas" (parafraseando el conocido poema de Mistral, con el cual ya en 1938 había puesto en cuestión los sueños de felicidad del matrimonio) sólo terminan reforzando ese imaginario conservador y retrógrado que los lectores y lectoras del siglo XXI pensábamos (y esperábamos) que ya hubiera sido superado.

 

 

Maldita perra (2004), su último libro, vendría a ser un zoom, una mirada en detalle de la sección de la locas de Jony Joi, que reitera las mismas penurias y pellejerías de las pobres y malditas mujeres.

Nos quedamos con un epígrafe (en uno de sus libros) de la cantante Daniela Romo que dice: "Desde que te vi mi identidad perdí" y nos preguntamos: ¿qué identidad puede haber perdido si no hay en este inventario ningún grupo de mujeres que la tenga o la haya tenido alguna vez? Su crítica al modelo tradicional de mujer se hace a través de una imagen tan caricaturesca, lamentable y unívoca, que contrasta, pensamos, con las ambigüedades y contradicciones de la experiencia de ser mujeres y hombres en la actualidad. La supuesta "crisis de la masculinidad" que debaten tantos hombres como mujeres, con la experiencia (difícil, misógina y machista) de tener una mujer en la Presidencia de la República, junto a la vida profesional y laboral que asumen gran parte de las mujeres chilenas de hoy, son algunas de las realidades que podrían problematizar el estereotipo victoriano que Maha Vial nos presenta en sus poemas.

Sin embargo, hay que reconocer que los debates que ponen en crisis los estereotipos tradicionales, así como la experiencia profesional de algunas mujeres, corresponden a un grupo privilegiado de la sociedad chilena. Lamentablemente la mayor parte de las mujeres de nuestro país experimenta las discriminaciones, atrocidades y violencias que describen estos textos. Por ello creemos que el trabajo de Maha Vial es una importante denuncia que por desgracia aún está vigente.

 

 


 

(Fragmento de "Sexilio" Poema en un acto, Ediciones Kultrún, Valdivia, 1994):

(las muchachas caminan
con sus paños cubiertos de sangre
las muchachas llevan sus pechos descubiertos
las muchachas sonríen mientras cae la tarde sobre sus
pies desnudos y son ana inés pa
tricia carla andrea ana inés pa
traen el deseo la pasión el ardor mutilado
y van llorando un no sé qué de silencio
y mojan todos los pubis del universo pubis amarillos
violetas castaños negros intensos y son ana inés pa)

 

(Extracto de "Pasen pasen niños" en: Jony Joi, 2001):

Mis dulces mis pequeñas Mis doloridas Mis abiertas de piernas
Mis sexuales magreadas Mis calladas de amor Mis gritos de
Mentira Quejidos subidos al vaivén de placeres ajenos Mis
vendidas por un trozo de vestido oropel por monedas eyaculadas
En el fondo en lo oscuro de la vagina profunda vagina solitaria
Mis bésame con tu ojo muerto para no perecer en el vivo
Mis doradas cabelleras de sol teñido Mis de la vidita fácil
Mis hazme gozar para eso te pago Mis sonrisas Mis lamedoras
de culo de falos sucios blancos banqueros maestros poetas
osadores que no tocan a la novia a la esposa la limpia la de la
ley Mis negadas por cualquier saludo incluyendo el divino
Mis adorables castigadas por el caniche amado Mis negadoras
del trabajo honesto las que sólo saben culiar Mis solas Mis
olvidadas Mis cuartito azul Mis vomitadoras después de tanto manejo
Mis bésame con tu ojo muerto para no perecer en el vivo
Mis expresiones ocultas Mis bésame con tu maldito ojo muerto
Maldito bésame
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . mis (s)

 

(Extracto: "Piden queso, les dan hueso" en: Jony Joi, Ediciones Kultrún, Valdivia, 2001):

Echádala sobre la cuenca de la vida esa energúmena fantasiosa
terríbleda fea y pobre más encímela vagando por las callejolas
añorando amores prohibídelos tantos requerires rogándolos
entre tantas bestianas hermosas lozanas no hay salú ni que
fuera una rockoide maldita si por lo menos hablara inglés
Pero la locala insiste en su balbuceo de niñoca caprichosa
contaminando el aire con su cargádala de orinaca no hay salú
pa' los respetabloides ciudadacos que pagan contribuciones
y escuchan al Mozart sin entender la huevádala mientras la
otra en esa otra realidad continúa llorándola dejando vegetar
los mocoides y la miseria que se niega a morírela

 

la lala

Manchada de sangre
Muerta en medio de la calle
con este amor que gotea a través de la herida
Viendo difusa y embriagada
como tu rostro se diluye lentamente
Mis manos te buscan y son dos pájaros heridos
Mi voz apenas te nombra
y tú avergonzado y temeroso del destino
me dejas tirada al son del asombro
Anudada a mis propias
Musitando lejano yo no la conozco yo no la
Conozco yo no
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . agónica vieja y abandoná

 

salir a caminar con la mala conciencia

perseguido x su sombra
enardecida el alma
a tropezones x la vasta tierra
yerta tierra bajo pálida luna
a solas con la mala conciencia
como un fulgúreo cuchillo
incrustado entre las costillas
abrirse al espacio estrellado/
atomizado gregario entumecido el cuerpo
seguir el curso de los acontecimientos
dejarse estar en la basura
las heces pegadas a los tobillos
respirar la grandiosa vida
respirar y mascullar ira
ausencia . . . podredumbre diversa y dispersa
recordar el oprobio/ la vergüenza
cierta monotonía en lo que se dice/
en lo que alguien te dice
escupir al perro que pasa/ patearlo
hacerle tragar la baba mientras se escucha
el sufriente ladrido
. . . . . . . . . estallar la sangre
abrir tripales / lanzarlos al viento
continuar caminando
con la mala conciencia
como un cuchillo ardiendo
en el otro espacio
del vacio

 

 

 

MAHA VIAL: Poeta y actriz. Realizó estudios de literatura en la Universidad Austral de Chile, Valdivia.

Como actriz, formó parte del elenco permanente del Taller Municipal de Teatro de Valdivia y fue co-fundadora del Grupo de Teatro Altazor. Participó también en el proyecto Audistorias, de Eugenia Neves, grabando textos literarios.

Su poesía aparece en las antologías Poetas Actuales del Sur de Chile, Oscar Galindo y David Miralles (Paginadura Ediciones, Valdivia, 1993); Héroes Civiles Santos Laicos, Palabra y Periferia: Trece Entrevistas a Escritores del Sur de Chile, Yanko González-Cangas (Ediciones Barba de Palo, Valdivia, 1999); y en Poesía Universitaria en Valdivia, Iván Carrasco y Yanko González Cangas (Ediciones Universidad Austral, Valdivia, 2000).

Ha obtenido premios en Valdivia (Concurso de Poesía Semana Valdiviana) y en el Concurso de Poesía Apollinaire de Valparaíso.

En 1995 publicó su primer libro La Cuerda Floja (Ediciones U.D.E.S., Unión de Escritores del Sur, Valdivia, 1985); posteriormente Sexilio (Ediciones Kultrún, Valdivia, 1994); Jony Joy (Ediciones Kultrún, Valdivia, 2001 y Maldita Perra (Proyecto CONARTE 2004, Edición Kultrún, Valdivia, 2004).

En 1999 obtuva la beca del Fondo del Libro y la Lectura para terminar de escribir Jony Joy.

En 2006 obtuvo la beca del Fondo del Libro y la Lectura para terminar de escribir su libro de poesía El asado de Bacon.

En 2007 obtuvo el fondo CONARTE, de la Corporación Cultural Municipal de Valdivia para publicar su libro El asado de Bacon.




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