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Mauricio Wacquez: Hallazgos y desarraigos
Perverso polimorfo


Por Camilo Marks
Revista de Libros de El Mercurio, viernes 11 de febrero de 2005.


Benevolente con la narrativa chilena, Wacquez destaca en sus ensayos por el gusto ecléctico, la profundidad y cierta ironía caballerosa.

El creciente número de admiradores de las novelas de Mauricio Wacquez publicadas recientemente en Chile -Epifanía de una sombra y Frente a un hombre armado, quedando aún por reimprimirse Toda la luz del mediodía y Ella o el sueño de nadie- estará feliz tras la lectura de Hallazgos y desarraigos, un libro estimulante que producirá alegría y también más de alguna incómoda sorpresa. La vasta recopilación de ensayos, en torno a los más diversos tópicos, se debe a Paz Balmaceda y posee la gran ventaja de que se puede abordar empezando por cualquier parte, aunque, como siempre, es recomendable una revisión inteligente, pausada, desde el comienzo hasta el final.

Para un crítico literario, la primera sección resulta la más atractiva, pues bajo el título "Las fronteras de la lucidez" se agrupan análisis sobre distintos autores y textos, mostrando el gusto ecléctico, la profundidad y cierta ironía caballerosa de un Wacquez radicado en Europa y nunca desvinculado totalmente del suelo natal. En "Borges, comentador y antólogo de Dios", el narrador chileno logra el milagro de decir algo novedoso sobre el tantas veces citado autor trasandino. En cambio, "El irónico cielo de Cortázar" es un breve obituario, donde, sin aspavientos, recuerda la amistad que le unió con el otro gran maestro argentino. Y aun cuando Wacquez tenga una deuda generacional con Sartre, los tres extensos estudios que dedica a Marguerite Yourcenar - sobre todo a la monumental autobiografía El laberinto del tiempo- , demuestran su mayor cercanía con quien fuera, tal vez, la más insigne prosista francesa del siglo pasado.

Desde luego, muchos se saltarán páginas, con lo cual se perderán los notables pasajes inspirados en literatos tan disímiles como Cocteau o Hemingway. Esta prisa obedecerá al deseo de conocer qué pensaba Wacquez acerca de la actual narrativa chilena. En general, es benevolente, a veces elogioso e incluso admirativo, si bien, cuando se refiere a Isabel Allende y Ariel Dorfman, expresa: "En mi opinión, el problema de estos dos escritores es que si se dedicaran a cualquier otra actividad cosecharían quizás el mismo éxito". Sin embargo, lo más valioso es el aporte de Wacquez a la literatura nacional, sea en la memorable evocación que hace de Antonio Skármeta, sea en la preclara interpretación del conjunto de los títulos de José Donoso o la introducción a Los convidados de piedra, de Jorge Edwards; la conciencia generacional, la común sensibilidad, el grado de intercomunicación con estos pares prueban que Wacquez navegaba por nuestras letras como un nativo más. Hallazgos y desarraigos, en todo caso, se ocupa, casi en sus dos tercios, de aspectos políticos y filosóficos, contenidos en los capítulos "Distracciones de época" y "Vestigios de un espíritu en movimiento", siendo estos últimos la parte más copiosa y gratificante de todo el volumen: una detallada reflexión alrededor de la cultura como forma de seguridad y una investigación del lenguaje de San Anselmo (Wacquez hizo clases en el país cuando ya era doctor por La Sorbonne). Pero en "Súper literatura" se permite ser liviano y divertirnos con observaciones evidentes y un tanto paradójicas: "La economía es una ciencia de derechas. No se puede jugar con ella, ni despreciarla ni mediatizarla. El concepto 'economía revolucionaria' tiene una contradicción en los términos. Como también nos parecía insensato hablar de democracia revolucionaria, pues la adjetivación nos hacía temer que tendríamos que pasar por... la dictadura del proletariado, previa a la sociedad sin clases". Más extraño parece todavía, en alguien que se declara un anarquista liberal la afirmación de que "es posible advertir una contradicción profunda en la preferencia electoral europea por los socialistas... para eso están los socialistas, para arruinar al país..."

Poco antes, Wacquez había rendido un homenaje a la antigua previsión social, la vivienda popular, la salud y la educación gratis en Chile, que le permitieron vivir en una época irrepetible. Hallazgos y desarraigos es, además de lo antes dicho, un testimonio de esa época, que produjo una mente tan lúcida, tan perversa, tan multiforme.

Mauricio Wacquez
(1939-2000) nació en Colchagua y estudió Filosofía en el Pedagógico y en la Universidad de La Sorbonne. Se radicó en España a principios de los años 70. Fue traductor y autor de novelas y cuentos.

Hallazgos y desarraigos
Mauricio Wacquez.
Universidad Diego Portales, Santiago, 2004, 384 páginas.

 

 


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Perverso polimorfo. Mauricio Wacquez: Hallazgos y desarraigos.
Por Camilo Marks.
Fuente: Revista de Libros de El Mercurio.
11 de febrero de 2005.