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La Vida Entera

"Explicación de todos mis tropiezos" de Oscar Bustamante.


por Javier Pinedo
La Época, domingo 21 de enero de 1996.

 


Novela en primera persona. Novela personal, novela del funcionamiento de una sicología en particular. Oscar Bustamante, pone en juego a un personaje capaz, por su "extrañeza" de mostrarnos que la vida no sólo es cuestión de satisfacciones. También de derrotas.


He leído en estos días la última novela de Oscar Bustamante, Explicación de todos mis tropiezos (Sudamericana, 1995) la que me parece la mejor de las escritas por este autor. Bustamante es un caso especial dentro de la literatura chilena: habiéndose iniciado tarde, ya tiene tres novelas publicadas y posee un notorio talento narrativo.

La obra narra parte de la vida de un personaje de las élites sociales chilenas: origen inglés, buenos colegios, familias poderosas, fundos, casas, muebles, idiomas, gustos, opiniones. Pero, contrariamente a lo que se podría esperar, Carlos Overnead, el protagonista, no logra insertarse en ese mundo y decae social, sicológica y físicamente.

En mérito mayor de la novela, está constituido por su estructura de cinco cartas, que Carlos envía a su primo Francisco, y aunque el género epistolar es una forma narrativa peligrosa, en este caso es una excelente manera de presentarnos la vida y circunstancias del personaje. Bustamante podría haber recurrido a muchas formas para entregarnos su historia y lo escueto y directo que resultan las cinco cartas, evitan toda inútil explicación, vuelven dinámico el relato, y por sí mismas nos explican los cinco momentos de su vida. Novela en primera persona. Novela personal, novela del funcionamiento de una sicología en particular.

LOCURA DE CUELLO Y CORBATA

En la literatura anterior de Bustamante el tema de la "locura" se presentaba en personajes exagerados, descontrolados, violentos o excesivamente melancólicos. Sobre todo en Recuerdos de un hombre injusto (1994), aparecen personajes que si no son propiamente dementes, están al medio entre la normalidad y el desborde.

En el caso de la obra que comentamos, el personaje bien construido, tiene interesantes matices: un tipo cuyos principales intereses son "leer, escribir, conversar" -¿alusión a una antigua nobleza de toga?-, un hombre que sabe distinguir chaquetas Harris Tweed, zapatos ingleses, etcétera. El drama comienza al ser permanentemente derrotado por el mundo real, visto como mediocre: "...es que aquí la ralea de gente es de bajísimo estrato". En este contexto conseguir un empleo y mantenerlo, pagar un arriendo, comprar un auto, o aún saber comportarse de la misma manera, por un par de días, se transforma en un asunto épico.

El loco en su fracaso contra el mundo cotidiano se vuelve una conciencia moral conservadora, pero al mismo tiempo se transforma en el único capaz de "ver" y revelar la realidad, aún en sus pliegues más ocultos. El loco todo lo ve, todo lo juzga, todo lo recuerda: "...conmigo no vale la palabra olvidar. Yo no olvido nada. Nada".

LA LOCURA ES EXPLICABLE

Una de las razones que se señalan para explicar la locura de Carlos es el conflicto con su padre, tema muy presente en las obras anteriores de este autor. Pero curiosamente es el loco, el perdedor, el que al final termina conociendo la vida "entera", también en sus manifestaciones negras. Tema también presente en las otras novelas del autor: la vida no sólo es cuestión de satisfacciones. También de derrotas. En la descomposición del protagonista es posible ver algunos lejanos resabios del naturalismo que planteó que la herencia humana era un elemento inmodificable en la conducta de los individuos, y la literatura se llenó de hijos borrachos de padres borrachos.

Sería un error pensar que la locura no tiene método. Por el contrario, el protagonista tiene una explicación para las cosas. Y aun su demencia (¿lo es?) no le impide tener buenas reflexiones sobre el país ("En esta estrecha faja territorial somos discretos debido a que la Cordillera de los Andes nos tiende una mano protectora contra la frivolidad..."), sobre la sociedad actual, o lo que sea.

Bustamante se acerca al personaje con cariño, señalando su desproporción y desubicación en el medio social, pero todo con simpatía, casi como si se tratara de un pariente al que se le perdonan sus rarezas. Pero no vale la pena hacer un diagnóstico sicológico del personaje pues en muchas ocasiones delira, y en general, razona, aunque equívocamente.

Otro de los méritos de Bustamante es incorporar el humor en su novela. De la distancia entre lo que le ofrece la realidad al personaje y sus propias pretensiones surge el humor: "...y yo de obrero, tal vez, recogiendo las redes, no iba a ir. Tan abajo no estoy. De capitán tal vez, pero de navegación tengo que admitir que no sé nada". El problema de Overnead es que se enfrenta personalmente al mundo para rectificarlo. Corregir el mundo es un asunto personal. El determina que la vida de la burguesía es un espejismo. El conflicto de vivir se convierte en burla y nos reímos de la ingenuidad del derrotado, sobre todo en una sociedad muy marcada por las diferencias sociales plenamente aceptadas: "..hizo alusión a su condición social, recalcándole que era una siútica y que ese alcance de apellidos con un presidente de comienzos de siglo era una coincidencia..." El autor conoce estos secretos de la sociedad chilena y los utiliza con gracia.

Las referencias histórico-socíales en la novela son más bien escasas. Sin embargo, se muestra un sector de la historia nacional, desde el interior de una familia y el mundo privado de los ingleses en Chile: las institutrices, el Country Club, el comercio en Valparaíso.

LA GRAN PREGUNTA FINAL

Oscar Bustamante tenía un buen tema en las manos y lo desarrolló con inteligencia y talento narrativo, optando por una narración profunda y entretenida: componer una novela explicando cómo funciona una sicología particular. Lo mejor de la novela, en mi opinión, está en las últimas páginas: la vida trashumante por miserables pueblos del interior de Venezuela, donde Overnead finalmente encuentra la vida de verdad, en que las dudas se resuelven en un ring, pegando o recibiendo. Durmiendo de mala manera, comiendo peor, gozando del favor de prostitutas. Bien narrado, ágil, con algo de Hemingway: "Son instantes únicos, primo, en que tú sabes que la vida está en juego (...) la verdadera vida, la que está escondida..." En estas páginas Bustamante encuentra su estilo, conoce a fondo sus personajes, sus debilidades y grandezas, los quiere, los deja solos.

La gran pregunta final es, ¿por qué algunos individuos triunfan y otros, hagan lo que hagan, fracasan: "...y me pregunto, siempre me lo pregunto, ¿qué tiene mi primo Francisco, que navega con tanta serenidad los mundos en los cuales yo he naufragado?". Aunque en las últimas páginas nadie sabe si el primo Francisco, con su estabilidad emocional y económica, con sus éxitos y su sólida opinión, es más que el derrotado Carlos Overnead, viviendo como un vagabundo perdido a orilla de los ríos venezolanos, donde, sin embargo, alcanza una cierta forma de profunda sabiduría...

 


Oscar Bustamante.
Explicación de todos mis tropiezos.
Editorial Sudamericana.
Santiago. 1995.
189 páginas.


imagen: Oscar Bustamante.

 

 

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"Explicación de todos mis tropiezos",
por Javier Pinedo,
Fuente: La Época,
domingo 21 de enero de 1996.