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Octubre de Octavio Gallardo Cantillana
(Ediciones Tácitas, Octubre-2004)

Por Ernesto González Barnert

 

La dotada música de sus palabras, la soltura de su verso como señal de fuerza poética, la claridad sutil de sus armados y la intimidad penetrante en sus atmósferas y discernimientos hacen de Octubre un poemario ejemplar. Un libro que es también una educación sentimental, un diario de vida, un poemario de amor, un cancionero. Nunca ingenuo y, sin embargo, sentimental. Que sabe representarnos. Y también ampliar nuestra observación y espacio de pensamiento.

Un libro que también sabe que toda traza es un viaje. Todo buen libro es también una política y nos fuerza a someternos a su perspectiva a punta de sugerencias y giros contemplativos estupendos. El humor siempre tiene que ser esa  carta bajo la manga como respuesta a la desesperanza. El rencor es necesario pero no esencial, le pone techo a la poesía.

“Lo que era, lo que quería y lo que no quería lo supe sólo escribiendo” dice T. Mann. Y me parece que tras terminar “Octubre”, Octavio Gallardo (San Antonio, 1974) dice lo mismo. Y nosotros somos también un poco él mientras poemas suyos repican en nuestra cabeza, nos percatamos que cerramos su libro otra vez sin usar el lápiz rojo.

 


SELECCIÓN


Ves que fui un idiota,
arruiné el espectáculo
y ahora son las moscas.
Mis moscas, - las que eduqué
con esos instrumentos de viento
en el jardín, durante las malditas noches-
las que se prometen amor para siempre.
No dejo de estar triste o acurrucado
entre las sábanas.
Por esa razón
fumo y tanteo. Tanteo y narro.

 


ANTONIA LEE POEMAS DE AMOR

I


Solamente un libro para que lea Antonia
Y celebre su cumpleaños el primero de
Noviembre
Sentada y desolada sobre un bote
Antonia lee poemas de amor el día de
los santos
Y prende velas a la memoria de su autor
Su autor preferido
El mismo autor que soñó con ella todas
las noches de su vida
Soñó con ella y escribió poemas eróticos
sobre la muerte
Antonia dice que los cuervos no tienen
cabida en esos textos
Y hace crítica literaria para no bostezar ni
dormirse.


II


Antonia finalmente se durmió
Pero antes abrió su bitácora y narró
Su propia pasión Su agonía Su muerte
La voz de Antonia se oyó en todas las
radios
Tocó cada puerta  Cada corazón.

Antonia narró 30 páginas de una edición
Sin género ni categoría
Permitió que volviera a llover sobre la
literatura.


III


Antonia está conciente de sí misma
Piensa en las flores
Su cuerpo se haya extendido Depositado
en un cajón de madera
Rezan por ella todos sus amigos Sus
familiares Sus hijos

La belleza de Antonia es impensable pero
natural

 


EL DIVERSIONISTA

Flexión de piernas ante el público y fingir:
“Soy el que pinta las caras allá atrás,
nunca lanzo estas pelotas al aire
ni dejaré de reír en estos momentos ante ustedes,
aunque la misma gravedad que decora el espectáculo
derribe los objetos
y se apaguen las luces del show
antes que hayan lanzado las flores”

 


SANTO

Duermo solo cada tarde a partir de las tres
de esa manera olvido a carcajadas el
.. .. .. .. insomnio
de la noche anterior, amanezco y
.. .. .. .. anochezco
en comunión con la rutina, soy un Santo
que se divierte con las noticias de la
televisión

 


RAZA

Sr. Ud. es un santo
Ud abrió la caja de Pandora
Elevó su corazón a la categoría de un barco
Elaboró una tesis sobre los ausentes
Fue solidario con sus parientes
Creyó en los mimos


Últimamente he hecho algunas apariciones
en el comedor de mi casa
de esa manera anuncio el estado salvaje en que me encuentro
a cada uno de mis parientes.

El fútbol, los asados, la lotería y el ajedrez dominical
son las mejores fotografías que guardo como recuerdos de mi mismo

Pero nada que yo tenga permanece
y es un hecho que duermo más horas de las estrictamente necesarias para olvidar
(ese increíble zumbido que hace el equilibrio en mis oídos
es seguramente, la fuente de todos mis desequilibrios)
Por otro lado la casa es un laberinto
donde se refugian adecuadamente mis imprecisiones
y Todas aquellas cosas que realizo diariamente,
se sitúan al margen de la enfermedad que poseo

Fumar por ejemplo, es un rito sagrado, pero al margen
ver T.V. también es un suceso que bordea los espasmos de la oración
¿y la suerte? Es indecible, chispea los dedos o desaparece.

No hay conexión definitiva entre lo aparente
y el gato que me acompaña por las noches
Una luz o un artificio provocan de la misma manera
a mis amados parientes
Al parecer
sólo para mi los artefactos han sido dispuestos
como ilusiones sobre el escenario
y únicamente las moscas poseen un
parecido a mi carácter.

 


LEVIATAN VAGO

Un ahínco más torcido
en la conjetura de los días
donde yazgo, y definir alegremente la pobreza
que guardo en los bolsillos.
Merodeo la luz que me salva,
y soy incapaz de presentir
la imaginación que falta
en este lugar del paraíso.

Convengo con las moscas en el entre - texto
A ese lugar convido las moscas a beber un poco de té, sólo un poco
Me divierto y hablo - sin hablar - con ellas

(las maravillas del mundo, el asqueroso contexto de la mendicidad)
Los iconos de la ciudad en que vivo son más oscuros cada día
y asomado - como un niño - a ese acontecer, repliego esa cantidad
miserable de certezas a otro lugar. Yo no soy de aquí (supongo) me trazaron (supongo)

Para mejorar la situación una pastilla un candelabro un remezón
el cauce de un río azul que llegue hasta la mar y se regrese.


B)

¡Sólo las moscas faltaban para decorar las nimiedades del espectáculo
¡- esas pequeñas cosas que suceden sobre las calles, durante la tarde -
¡De manera que los artificios de la ciudad deriven en literatura,
¡o provoquen amor entre los espectadores que leen en lo oscuro y simultáneamente

Algunos seres transitan de una manera semejante a las luciérnagas,
reconozco el sol que anduvo en ellos (el sol - dicen - es una bola
amarilla que reboza sobre las espaldas). Llueven artefactos, además.
Y las moscas me coronan.

Bb)

Dulce alegoría, donde se percibe el espantoso sonido de la geometría subiendo.
Los edificios escalan sobre si mismos, el enjambre donde se percibe la dulce alegoría.
Ser el ademán que hacen los temerosos insectos para declarar su estadía, ver mil veces.
Exactamente, la misma escena sobre las tablas del escenario. Me conmueven los adelantos.

 


RODAR

Es absurdo, absolutamente absurdo, pero las causas
se derrumban y las moscas merodean occidente cuando amanece
Luego hay una ventana para que la transparencia corrija los errores de la geología
Y un viaje rumbo al norte.

“Agujeros en el insomnio; inmensos túneles
que luego se reducen a la vastedad del desierto
Un viaje al norte delineado por la costa y los ademanes,
torpezas que hace el viento para prevenirme de las moscas
que reciben los turistas al otro lado de los puentes”

(El desvarío de las nueces con que absorbo
las luz natural sobre los muelles)

El paisaje es semejante a una galería abandonada
sobre las especies.

 


FIESTA

Dormir con las especies en cautiverio,
como antes,
cuando la ruta incluía los desiertos

(el sol flameando)
La sequedad, que tiempos aquellos!



Son escasos los sucesos, la tarde tantea en
los pliegues el equilibrio; bebo cerveza
para postergar las alucinaciones y la fiebre,
todo lo demás sugiere arrogancia y transición,
escasez real del alimento, pobredumbre esencial y torpeza.
Por eso
 /celebro.

Mañana vestiré impecable frente a los espejos, alzaré la copa
y besaré mis labios dulcemente,
antes de que aclare la ciudad.

 


DOS ABEJAS ÚNICAS

Tendidas sobre el blanco matinal
De esa manera tan inexperta
Inexplicable

 


ERES


A lo sumo; confieso/ la hermosura de sus pies es preclara
confieso. Yo la recuerdo, por ahí, comprando frutas
verduras para la cena, para celebrar quizás que,
tal vez el desparpajo y la estreñes de las ciruelas
entre su boca, un día donde el sol tergiversa las escenas
o las trajina.



Sin Afanes


Precoz en ti la imaginación, innecesaria,
inútil para traducir los sucesos verdaderos,
los acontecimientos diarios: el pan en tu boca, por ejemplo;
testimonio natural que sana el hambre
 y me conmueve.

 


ANTES QUE AMAINE

Ante la proximidad de los acuerdos, vente
que lloro si recuerdo los embates del mar en la ribera
donde nos desprendimos como piedras asidas
a la enorme fragilidad de la noche
(como el va y viene de los arrebatos en el mar)

 


UN BESO BAJO LA TORMENTA

Hay aflicciones demasiado turbulentas
en medio de sus ojos, donde cabe un dardo

Pero apropiadas, como son en ella, las emociones
sugiero permanezca en ese estado doloroso

Porque sus lágrimas son increíblemente semejantes
a una almendra que derrite sus encantos bajo el sol

Y ese goteo permanente, abre de una vez
las puertas transparentes de este acuario

Entonces salgo yo a nadar por sus sufrires
y aporto caramelos.

Luego tomamos un café, fumamos un poco
Y tendemos nuestros cuerpos sobre la hierba
En la ribera para descansar.

 


NAVIDAD


Mira esos obsequios bajo la luz del faro
en la callejuela,
y a mi madre de pie, silenciosamente
al sur de la avenida, esperándome.
Es Navidad, pero la pobreza desmiente
aquellos gestos tan humanos.
todos éramos torpes, recuerdo, especialmente torpes,
incluso, talvez yo mismo no llegue esta noche,
no cruce la ciudad para ver sus ojos tristes, otra vez

 


AROMAS

Luego,
Después de repasar esa sonrisa irreal
Y sus ojos azules, sus ojos abiertos
Corrí a balancearme bajo los árboles
Mientras el tren recorría la costa, tiernamente.

Las sombras
Agitadas por el viento de esa tarde estival,
Como todas las manías que luego produjo la costumbre

Por eso le regalo ese gato a mi madre,
Para que recuerde con plenitud y encanto
Y vuelva a oler ese mar permanente
Que impregnaba los claveles y ahuyentaba a los bañistas
en verano.

 


ARENGA Y NUECES

Suena como cascabel en el umbral de la puerta
Y abre el no nacido el no poeta: una sombra
Zigzagea en el umbral a contraluz. Huele las nueces,
Padre, y deletrea esa palabra. Que algo salga de tu boca
alguna vez y postergue las noticias.
Vamos a espumar las olas por la noche,
aunque no podamos percibir
otro aroma distinto al de las nueces en el aire.

 


LA TROPA

Mientras pulse la tropa
sigo el rumbo
De las moscas
Hacia el desastre

 


DESBORDES (INUSUAL)

1/A pesar del mestizaje, a pesar de la bruma insolente;
veo mi calma caminar sobre los puentes y contar los pasos
hacia la muerte, - El río traduce el canto de los pájaros, para celebrar –
Allí radica la suma de los hábitos, lo que hoy reflejan los espejos, el mar. Cuando era niño y veloz corría por éstos, los mismos puentes, sin pensar necesariamente en posibles sacrificios. Un par de ranas y culebras lancé al vacío, monedas, insignias, escupitajos, palabras. Nadie vio, además, las trepaduras ni los equilibrios, sólo el brillo de mis ojos guardó el silbido de los vientos y el peligro de caer a otra dimensión:

¡volar por los extremos y nadar, ser el sol cayendo, ser el mar, la ruta en que el mar revienta, la rebelión!

Entonces la rosa abrió. Entonces la rosa abrió los amarillos. Recuerdo esa muchacha parecida al puerto, las pequeñas marcas del encaje en las costillas, la inflexión, sus labios a contraluz y el humeante delirio más allá de los océanos. En ella crecieron enormes pesadillas, húmedos tumultos que sin embargo desaparecieron precisamente con el sol. No hubo melancolía después de la tarde y la noche ungió con sus desvelos el amorío.


2/Persigo formas urbanas para modelar el juego de las sombras sobre el muro, Flores ciegas, libertades profanas, animales. Un eclipse pasa por Santiago; oculta el derrumbe pero trasluce los mapas. Veo la tala descomunal y las moscas merodeando el suceso. Son horrorosas y pervertidas alucinaciones, aliteraciones del desenfado, drogas. Más allá duermen mis hermanos, bajo los códigos, súbitos remansos del parentesco, esquina torpe donde los dados caen por añadidura y zigzaguean.


3/Quizás los desplazamientos acostumbrados por la ribera,
Horas antes de despertar, sean manías que no disipan el hastío.
Seguramente, a esta misma hora, los peces han hecho su trabajo.

Yo aún no levanto la cabeza para despertar, ningún movimiento
a pesar de la marea, - ese vaivén con que inicio el viaje cada mañana
en busca de mis muertos – el tambaleo.


4/Sobre la mesa un ángel coqueteaba con mis parientes, mi madre anunciaba su vejez en la cocina y una hora más tarde todo estaba en calma, en silencio. Entonces los juegos paralelos levantaban la cabeza y bebían: sólo yo/sólo yo, adosado al enjambre de su voz para siempre, sexo inicial tras la comisura, prisa, orfandad. Esa bruma que dibuja sombras en el medio día junto a los santos que niegan los arrebatos y la sed, esas aves amarillas que comulgan allá a lo lejos con el misterio, además, la vanidad timbrada como un suceso permanente en la memoria, que aun transparenta la fugacidad de los designios y los describe mediante balbuceos, merodeos, cifras.

 


RUTAS ABIERTAS (E INCONCLUSAS)

Yo beso sus mejillas por cortesía - la dama hundida en el tropel, la maravilla – ella es un atentado sigiloso que cautiva y triza: la rusa, la mexicana. Entonces lloro y mis amigos son el río que humaniza y moja las estampillas, el periódico nacional, las noticias. Como aquel que silbó a voluntad sobre los puentes, al borde de la muerte por desidia. El reeducado, único en su hábitat, desprotegido del ambiente, a la deriva de sí mismo, sólo en ese momento, en esa exactitud, en esa precisión, como en la gran máquina, la rueda total donde la producción cautiva y el dinero sana la estrechez de los aprecios.

Yo soy su boca, si, su boca roja, la que besa entre la luz de los relámpagos, esa noche, el primero de ese mes, bajo el influjo de la luna que ilumina la zona abierta de su cuerpo e instala allí la cósmica bondad, el éter.

Ella es la suma vanidosa de la paz y el vapor de los misterios, el barco marginal donde amanece.

Entonces río,
como un payaso que tropieza
en medio de la gala y fuma,
antes y después de la merienda, río,
sin pensar en el mareo ni en la asfixia,
río entre vecinos y parientes,
río para abrir los espectáculos
y cerrar los afluentes.

La inexistencia matinal de las especies supera la extrema gravedad de los sucesos. Ella asiente, suspendida en los fracasos de la bella juventud, estrictamente similar a los ambientes donde estoy, donde sitúo las labores permanentes, acosado por la pequeña magnitud insolente de los versos que provoca, la extrema reducción de los sonidos, la sequedad, el fulgor de los desiertos. Allá afuera todo está en calma, el mar, la gente. Todo está en calma y llueve.


Recordaba el caos anterior, sinceramente,
pero la noche inunda todos los pozos, - la
ciudad es un pozo, la adversidad es un pozo -
y aún esa sonrisa que no veo, rebosa


Sólo por encanto y conmovido por la luz
que producen los azulejos en el barranco,
terco y adosado a la lumbre que genera
cierta vida en los cigarros, voy y respondo:

 

Noviembre 2001

 

 

 

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"Octubre". Poesía de Octavio Gallardo Cantillana.
(Ediciones Tácitas, Octubre-2004).
Por Ernesto González Barnert