Proyecto Patrimonio - 2004 | index | Omar Lara |
Jorge Teillier | Autores |


TRILCE
Nº1.-Tercera Epoca Junio 1997


Número especial dedicado a Jorge Teillier


Director: Omar Lara

Relaciones Públicas: Adriana P. Loyola

Comité de Redacción: Carlos Cortínez, Francisco Lussich,
Mario Rodríguez, Tomás Sánchez, Federico Schopf, Enrique Valdés

Representantes: JorgeAriel Madrazo (Argentina), Juan Carlos Mestre (España) Juan Armando Epple (USA), Juan Octavio Prenz (Italia), Hemán Burgos (Canadá), Juan Garrido (Australia)

Correspondencia: Casilla 2501, Concepción, Chile
Fax: 56/41 -233778

Portada e Ilustraciones: Germán Arestizábal

SUMARIO

-Buerras Noches, Jorge: ... Omar Lara
-No es demasiado tarde para llamar a alguien por teléfono: ... María Nieves Alonso
-Viendo “Casablanca’’ donde Lorenzo Peirano: ... Jorge Teillier (inédito)
-La otra realidad de Teillier: ... Jaime Valdivieso
-Materias y ensueños de la poesía de Jorge Teillier: ... Guillermo Quiñones
-Leer a Jorge Teillier: ... Gilbert0 Triviños
-Hotel Nube, la aldea lárica en ruinas: ... Mario Rodríguez
-Teillier en la memoria: ... Francisco Véjar
-Homenaje a Jorge Teillier: ... Francisco Véjar
-Jorge Teillier en mi experiencia poética: ...Juan Villafañe
-Las utopías están vigentes (entrevista): ... OmarLara
-23 de abril de 1996 : ... Lorenzo Peirano
-En cada estación de tu poesía: ... Walter Rojas
-Jorge Teillier en el recuerdo: ... Enrique Valdés
-Réquiem para Jorge Teillier: ... Sergio Hernández
-A Jorge Teillier: ... Sergio Hernández
-Reflejos: ... Alexis Figueroa
-Correspondencia pendiente con Jorge Teillier: ... Floridor Pérez
-Homenaje a Teillier: ... Juan Carlos Mestre, Niall
Binns, Andrés Fisher, Gonzalo Santelices
-San Bogart: ... Germán Arestizábal ..




BUENAS NOCHES, JORGE

Omar Lara

Buenas noches
Jorge
Te busqué en el Hotel Orly
como quedamos
No estabas en Buenos Aires y te hubiese gustado
El estallido de la hojarasca del atardecer
Tú estabas en La Ligua
Tú estabas en el Hotel Nube
Con tu traje de caballero de Cautín
El que vestías en el último abrazo
Junto a la tumba de tu padre
Cuando algo como un ángel se tendió a nuestro lado
Que no sea este un homenaje ampuloso
Que no sea siquiera un homenaje
Que sea como pasar junto a ti y saludarte
Con un gesto de la mano
Mientras nos apresuramos a ninguna parte
Buenas noches Jorge
Me pregunto cómo te sientes en la otra Frontera
Creo que sonríes
.................... que encoges los hombros
Pero con simpatía
Con algo de piedad por ti y por nosotros
sobre todo con gentileza y con bondad
Arrullado como estás por nuestros corazones
Llenos de amor y gratitud
Por lo que eres y serás.


(Abril de 1996)

 

 

VIENDO “CASABLANCA” DONDE LORENZO PEIRANO
(inédito)
Jorge Teillier

Rick el “boss”
no recuerda en donde estuvo anoche
y yo tampoco.

Lorenzo junior me pide que en vez de escribir
me coma los papeles en blanco.
Debo llamar por teléfono
pero no me acuerdo del número de ningún teléfono.

Hoy día murió Modugno
“Ciao, ciao bambina, non ti scordare
vorrei trovare parole nuova
ma piove, piove
sul nostro amor”.

“Bueno, uno entra y otro sale”
“El mundo siempre acoge a los amantes”
Eso escucha decir Ingrid a Boggie.
“Todo se derrumba y nos enamoramos”
“El país está lleno de traidores que buscan un líder”.

Siempre tenemos que hacer algo
mejor que lo que de verdad debemos hacer.
Estamos en un mundo
donde siempre podemos ser detenidos por sospecha.
Los alemanes han perdido todas las guerras
.......................... que iniciaron
y también sus discípulos
a pesar de que imiten su paso de ganso
en parques con olor a chicha y a fritangas.

¿Cómo habla un boss?
¿Habrá ñoquis hechos en casa?
¿Habrá salido Miguel Antonio del corral?
¿Hablaremos del pazzo Campana
o de la bella suicida Antonia Pozzi?
De ellos traerá noticias
el armado Padrino Volpe.

Hasta luego, hasta luego.
Voy a juntarme con Montale y Dora Markus
en la casa de los Aduaneros.

“Toca otra vez Sam.”
Tal vez todo esto no es más que una simple melodía
y nadie debiera recordarme.
“Toca otra vez Sam.”

 

 

 

CORRESPONDENCIA PENDIENTE CON JORGE TEILLIER

Floridor Pérez

¿Qué fue de la foto del niño que fui? Me gustaría verla ...
todos los álbumes desaparecieron tras la diáspora...

J.T. carta de julio 20/77

Tu foto de infancia se extravió en el diario.
Los duendes del taller me arrebataron
ese regalo de tu madre.
Desde ahora sólo conservaré la imagen
del niño que conocí en un carro de tren
detenido en la estación de Lautaro
ese verano del 48,
mientras don Fernando y don Tomás
se transmiten noticias
en una frecuencia difícil de sintonizar.

Sólo entiendo que por culpa de una Ley Maldita
las malditas enfermedades de sus mujeres
los embargos por deudas y el fantasma
de los destierros a Pisagua,
la situación tendría un desenlace impredecible
como su partida de ajedrez
por el campeonato de Victoria en los años 30,
suspendida para llevar al altar sus damas blancas
que amarillean en el álbum familiar.

Así las cosas no es raro
que tengas la edad de mi hermana mayor
a quien regalas la Historia de Chile
de Luis Galdames que llevas bajo el brazo,
despertando mi envidia
con ese gesto que a medias te hiciste perdonar
con dedicatorias y dedicatorias posteriores.

La frase “adjunto mi último libro”
se repite en tu correspondencia.
En tus Poemas Secretos el 66, anotas:
Separata de 50 ejemplares.
No es para crítica ni comercio.

Sólo ahora, 30 años después, descifro ese mensaje:
no viviste para la crítica ni el comercio
ni escribiste para el comercio de una crítica
que arriscó la nariz ante el aroma limpio
de tus hojas que caen con el cielo del país
que está más allá de las apariencias cotidianas,
pero oculto en esas mismas apariencias
y que nunca jamás
se revela a los que olvidan
las palabras heredadas de padres, vecinos, abuelos
dichas en la forma más directa,
como escribes en carta del 63.

Ya el 65 los médicos se alarman
pero a ti sólo un riesgo te quita el sueño:
ser abstemio para toda la vida,
no poder acompañar un asado al palo con un buen trago
es cosa de vida o muerte.

No sé cómo resolveré este problema.
Y no lo resolviste, o se resolvió solo -a costa tuya-
como un complejo problema de Mate en 3 Jugadas
que resolvías de pie junto al tablero, hablando de otra cosa
con un vaso en la mano, sin tocar una pieza.

Diez años después escribes:
tu carta la recibo en un lugar bastante apropiado
aquí se necesita compañía...

y lo repites diez años después, en otra clínica
y diez años después, un 22, suena el teléfono de abril
en esta capital tan parecida a una clínica siquiátrica,
donde cometo la locura de vivir
mientras tú juiciosamante regresas
a un pueblo de verdad
con calles y caminos de verdad,
donde el pie humano todavía deja huella.

Por uno de esos caminos polvorientos de tus poemas
te llevan al cementerio,
pero ahora las flores no son para la hermana,
son para el forastero que regresa
-había que arreglar la tumba familiar-
repartida por el mundo,
mientras yo elijo estas palabras claras y tranquilas
y espero hablar contigo bajo las raíces del aromo
o en esta misma calle Corrientes
que íbamos a recorrer juntos,
pero una vez más, tú volaste más alto.
Buenos Aires -Santiago, abril de 1996


 

ESTACION DE TU POESIA


Walter Rojas
A la memoria de Jorge Teillier

Lejos del molino y de la higuera
El otoño deja caer
Su última hoja
Su más querida hoja

Los trenes que viajan a ninguna parte
Te escriben breves cartas de amor
La lluvia cobija tu risa pajarera
En algún polvoriento camino rural
Y el cálido leño de la memoria
Guarda esas pequeñas palabras que volaron sin edad
De tus manos húmedas de tierra
En cualquier mesa
En cualquier pueblo

Lejos del molino y de la higuera
La muerte corre veloz
A beber de un sólo trago
La luz de tus ojos
En cada estación de tu poesía

 


REFLEJOS
Jorge Teillier (1935 - 1996)

Alexis Figueroa

He aquí un lugar; un huerto personal de sangre y calcio donde vivir hasta el momento de dormir sin despertar; ordenado el lecho donde el YO reposará.

Y así, una vez bajo la tierra, viene el tiempo de la imagen. La imagen, el fantasma, que como un espejo oscuro muestra los signos del recuerdo. A disposición de las voluntades y los mitos, a disposición de los deseos, a disposición de quienes prefiguran una historia donde el artista, el poeta, el escritor, es la moneda del país de la memoria. Estampas necesarias para el decorado del teatro en que el arte vive e imagina. Al final, una especie de ficción. Ficciones son los episodios de la vida de un artista, ficciones son sus “biografías”, la presunta huella personal que deja a su paso y que luego atesoran los amigos. Algunas señas inscritas en papel, como el mensaje de Alguien traído por el mar en la botella. Algunas señas, que mientras más y más aguarden, permaneciendo en su reino literario, acumularán más laberintos sobre sí, más densidad, confeccionando una galería de reflejo inagotable. Algunas señas, escritas con la vocación de quien comparte el eco, la nostalgia, escritas muchas veces bajo una hora azul de atardecer. Algunas señas, que fueron pequeñas historias de resignación heroica ante una imagen de la vida: un rodar lento, hacia la destrucción final, un camino abajo hecho desde el momento de nacer, iluminado de cuando en cuando por la luz. Y esta luz, los instantes de cierta comprensión, en donde el juego de hacer marca el desaparecimiento de la muerte. Hasta que entonces pestañeas y como despertando un sueño adentro de otro sueño, vuelves a repetir una y otra vez una palabra. Y terminas escribiéndola, amplificada, disfrazada de más y más palabras como haciendo en su substancia el camino de tus días. Ahora viene el tiempo de la imagen, del recuerdo. Una obra, una persona. Ambas ficciones. Quedan unos signos, extensamente dispuestos conformando letras, sílabas y frases encima de un papel. En ellos buscaremos la posibilidad de un ensueño que nos diga y nos permita mantener, mostrar: “Ahí está el arte”. Ah, sí, ahí está el arte, en este orden de palabras, en estas imágenes del alma en una mañana azul, dorada, entre visajes de humo y leña. Pero ahora, como siempre, no hay humo, leña, ni mañana. Entrecerrando los ojos, recuerdo las voces de los niños. Alguien corre de pantalón corto sobre un sendero de grava desdibujado por la lluvia. Como un gemelo de Funes, el memorioso, alguien que lee cierra el libro y recuerda un mundo ido para siempre: lo reconstruye lentamente atesorando cada imagen que ha quedado encerrada como la pulpa de una nuez en las palabras. “Esto es aquello” dice la gramática, y “aquello es eso otro”, la invitación que hace al mundo por los nombres crece y todo se alista para el Teatro de la luz. Identidad, identidad, “qué es eso,” alguien pregunta, pero pasa el tiempo y ya no hay nadie, sólo espacio incomprensible, niebla sobre el agua en una pintura ciega. Alguien que lee, encerrado en la alquimia del lenguaje vuelve a crear al escritor. Pasarán los años los años y un día serás tierra. A los muertos que aún amamos se les honra en el silencio y la intimidad.



 

A JORGE TEILLIER

Sergio Hernández

In Memoriam

Pulsando sus mandolinos
y entonando sus cánticos,
los evangélicos
han cruzado la anocheciente
tarde de domingo.
Una nostalgia incierta
se ha quedado en nosotros
como las violetas moradas
del invierno
en tumbas olvidadas
y un rumor metafísico
se ha esparcido en el aire.
Pasó la plenitud
que nunca fuera tanta
unos pocos fulgores
ardiendo como ascuas
y unas gotas de pena
que van cayendo
al alma
algo se nos va yendo
en esta tarde amarga
y esas piedras que brillan
al fondo
de la infancia
fueron los días plenos
de la noche estrellada.

 

 

HOMENAJE A JORGE TEILLIER

Francisco Vejar

Vámonos a un pueblo de madera -me dijiste-
Mientras paseábamos por un sendero de buganvilias
Hoy recojo en tu nombre aquellas tardes
Y echo de menos la llave que perdiste en el canal de la luz
En esta ciudad que no existe para nosotros
Aquí a nadie le importa que hasta los parques nacen para morir
Y ahora que vuelvo a la vigilia de los sueños
Sé que has estado en Brocelandia
Y que la nieve al caer no te pidió pasaporte.

 

 

SAN BOGART

Germán Arestizabal

Era ya de noche, cuando entré al Joe’s Place,
Bogart estaba en la barra escuchando el viejo tema,
el cigarrillo colgante, el sombrero echado hacia atrás, pidiendo
otro Gin Tonic,
me senté a su lado en silencio,
me miró por el espejo y entredientes me dijo:
“es un trabajo de vagos el nuestro”,
asentí callado,
cogió su impermeable arrugado y me lo pasó,
a ver si te queda chileno
te dejo con él algo de mi santidad de vagabundo,
puesto que estás de acuerdo conmigo
en lo que respecta al trabajo del artista.

 

 

 


Proyecto Patrimonio— Año 2004 
A Página Principal
| A Archivo Omar Lara | A Archivo Jorge Teillier | A Archivo de Autores |

www.letras.s5.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez S.
e-mail: osol301@yahoo.es
TRILCE. Revista Literaria,
Nº1 Tercera época, junio de 1997.
Número especial dedicado a Jorge Teillier.