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La "infame" elite cultural en Suecia


Por Omar Pérez
Utopista pragmático 26, diario La Nación, Junio 2002, Chile

 


Llegó la guapísima primavera de Estocolmo. Los poetas se convocan en el clásico Gamla Riksdagshuset, el Viejo Parlamento, para leer poesías. De pronto es el turno de un chaval de 23 años, pelo desdeñado, vestido de jeans y ojos brillosos y radioactivos. En lugar de recitar poesías leyó un manifiesto:

"Bueno, Ustedes han organizado esto para demostrar que la poesía vive. Pero toda la vida que se debe mostrar ya está muerta (...) En este parlamento se ha mentido por décadas y se ha humillado a toda oposición posible. Ahora se les ha ocurrido desempolvar la Tía Poesía e invitarla a un largo y aburrido paseo dominical. (...) A pesar de las diferencias entre conservadores y comunistas, todos los poetas reciben aquí el mismo aplauso: los periodistas culturales de pacotilla, los lateros realizadores de puzzles, los escritores de libros escolares, los sotanillas o los sentimentales en decadencia. El viejo parlamento ha convertido a la poesía en algo cándido y sin sentido."

En ese instante un disparo rayó la noche. Bang. El poeta cayó al piso manchado de sangre. Unas damas chillan histéricas mientras se llevan en andas al sangrante bardo.

El público sorprendido, le costó darse cuenta que todo era una fabricación, un happening. Las balas eran de fogueo y las histéricas, actrices.

Era el año 1974 y el poeta se llamaba Bruno K. Öijer, uno de los magnos líricos suecos contemporáneos.

Con amigos había fundado la editorial Guru Papers y publicaba folletos duplicados en esténciles con la consigna de "aplastar a la infame elite cultural". Fue un fino éxito. Bruno se cambió a un pequeño departamento y se transformó en su oficina y hogar. Estaba invadido de gentes día y noche. El pasquín logró algo: puso en movimiento a la joven poesía. Otros empezaron a replicarlos. Surgieron nuevos periódicos. La gente aceptó que ese desvarío, y reconoció que no había una universidad que enseñe a escribir, ni menos, mucho menos, que decir.

-"Muchos en este país escriben sólo para sacar un libro y frotarse con la elite cultural."

En 1973 publicó su primer libro de poesías Sång för anarkismen, Canción al anarquismo. Se imprimieron en esténciles 300 ejemplares. La mitad la distribuyó gratis entre los choferes y guardias de los buses comunales de Estocolmo.

En 1976 publicó su tercer poemario c/o Night. La editorial Bonniers lo premió con 6.000 coronas. Bruno cambió 4.000 coronas en monedas. Se fue a la principal estación del metro de Estocolmo, T-Centralen a la hora del taco. Allí las lanzó a la gente. Gran batahola. "Bonniers le ha robado la plata al pueblo- es mi tarea devolvérsela". Para el pueblo lo que es del pueblo. Con las 2000 coronas restantes pensó el vate emborracharse con sus amigotes. Pero olvidó su dinero en una caseta telefónica.

El grupo Vesuvio fue otro de sus caballitos de batalla. Se fue de gira por provincias. Leía poesía live con música. Su show poético era provocador. Gritaba en sus poesías, como un novel Majakovskij-punk, su abominación a la elite cultural, a la burguesía y la izquierda cínica de esos años.

Curiosamente, su sentido musical influenció a los rockeros suecos, sobre todo a los rockeros punks. Todo hacía pensar en los beatnik americanos como Kerouac y Borroughs. El era underground. Negro como la noche.

El poeta despreciaba el ruin sindicato cultural: los periodistas culturales amañados, los oficinistas de las grandes editoriales, los burócratas que se sientan en los consejos y en los jurados de los concursos estatales y los escritores rastreros que revolotean alrededor de ellos, esperando alguna prebenda, alguna miga.

Sus poesías escupían desprecio contra el aburrimiento y lo establecido.

-"Nunca volvimos al mismo lugar donde habíamos estado. Los organizadores no nos querían. Ellos esperaban algo así como la conciencia socialista. Nosotros, en cambio, hacíamos happennings, tirábamos petardos al público. Yo no puedo leer poesía simplemente, yo hago teatro de la lectura de poesía."

En 1978 publicó Chivas Regal, una novela sobre un viaje por Europa. La crítica lo condenó: "Es mejor comprar un Chivas Regal en la botillería", dijeron. En 1979 publicó el poemario Spelarens sten, La piedra del jugador, y dos años después Giljotin.

"en la guía de teléfonos
están todos
crucificados en
orden alfabético"
(Giljotin, I Confetti: CI )

En 1995 publicó Det Förlorade Ordet (La palabra perdida). Ese año recibió el premio De Nio. Finalmente, el año 1999 recibió el prestigioso premio Bellman de la Academia Sueca, el principal representante de la elite cultural sueca, que él tanto ha castigado desde su época de Guru Papers. El año 2002 recibió el premio Erik Lindegren

El mito no estaba muerto, andaba de parranda. Un mito oscuro y mágico, hermético y difícil, en insólita mixtura con la mordacidad política. "Vivimos en una cultura de humillación, impregnada con imágenes vacías y superficiales talkshows. Estamos rodeados de ridículos rostros mediáticos, llenos de alegrías malsanas y risas forzadas".

Bruno K Öijer (se pronuncia Bruno Koiyer) llena teatros completos en Suecia con sus lecturas y no deja a nadie insensible. Pero recuerdo, hace ya unos años atrás, también en el Liber/ Arte de Buenos Aires, repleto de gente magnetizada con la lectura en sueco de K Öijer, mientras las traducciones eran leídas por el argentino Christian Kupchik.

Bruno K. Öijer
A los desarmados (sin partido)

Cuando John Black dijo que odiaba toda violencia &
Y que prefería mirar hacia la costa
el consejo militar soltó sus
obedientes oficiales, que destruyeron
cada estatua de afrodita del local & empezaron
a implantar miradas rotas en las
restante manchas verdes...

Los vimos ayer en el premio por la paz
(& todas las minas explosivas exportadas)
& lo único que ellos realmente lamentaron
fue que no hubieran más leyes,
para evitar poner el índice en el aire
cada mañana & sentir
de que lado el dinero sopla.

Cuando la tristeza de los desiertos &
las estadísticas de suicidio del regimiento una vez se silencien,
iremos como aseadores & destruiremos las columnas dóricas
del parlamento & cosecharemos las parras del mapa del mundo...
imposible despertar al parlamentario correcto
ellos nunca han entendido la palabra conciencia &
duermen inquietos en las noches

Ps. las maestras de escuela
se ha hecho viejas. gritan toda la semana a
los niños: "pongan la otra mejilla",
pero es una larga caminata a sus departamentos
& cuando el orgasmo llega (mis amigos)
son ellas las primeras en celebrar a los CARNICEROS.

Nada hemos dicho sobre la razón
todos son nubes cúmulos & locos
& seguridad burguesa en sus entrepiernas

De Canción al anarquismo, 1973
Traducción del sueco: Omar Pérez Santiago

 

 

- Bruno K. Öijer: Oye Ángel (Noche sin un juego gratis por las calles de Nueva York) Traducción del sueco de Juan Cameron.

 

 

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