Proyecto Patrimonio - 2006 | index |
Pavella Coppola | Autores |



Todos quieren ser Beat


Por Pavella Coppola Palacios
(Periódico Literario Carajo N°6, enero de 2006)

 


Afanadamente me propongo leer En el camino del escritor norteamericano Jack Kerouac, en dos días. Se inicia la lectura a fin de desenredar el tejido diseñado por la frecuente interrogante: ¿por qué tanta euforia literaria en torno a este texto? ¿Qué existe allí, quizás en el infratexto, en el lugar de lo no evidente que resulta tan apetecido para instalarse como lar privilegiado en la literatura, en el oficio del leer?

Kerouac insiste en la descripción, iniciada en otro libro de su autoría Los vagabundos del Dharma, de su incipiente estética beat y murmura pasos adelantados de la aventura humana de ese grupo de jóvenes iconoclastas, arrastrados por la concepción dionisíaca: amar hasta el desborde y vivir hasta más allá de la finitud. Si para ello, es necesario recurrir a las drogas o vestirse de manera estrafalaria para deconstruir lo existente a fin de insistir en el misterioso escenario de la innovación, los beat no dudan.

Es así como emprenderán la acuciosa tarea de ser distintos, autodegradados, disidentes de una cultura que los asfixia por doquier: extraviarse de una Norteamérica conforme al dólar. Evadirse de un establishment y apelar por otra cultura sin propósito programático, parecía consolar las almas sensibles de los estetas hipsters. Deseaban vivir, sin preguntarse quizás, la inmediatez de lo cotidiano. El tiempo era tesoro y por tanto lo mortal se percibía como algo connatural. El riesgo propio de la aventura vital emprendida suponía confrontar el caos inminente, el desenfreno implícito al apostar a cualquier búsqueda impulsada por Dionisio. Conforme a esta actitud que -digámoslo enfáticamente- no conforma propósito estético alguno, en el sentido de sistema, se va esbozando paulatinamente la escritura espontánea.

La carretera se torna símil de inquietud constante, como si requirieran nuestros héroes aferrarse simbólicamente a un ethos conmovedor, estos es al caos latente de sus existencias. Preparan su cacharro de débiles cuatro ruedas, un viejo Ford, para emprender el movimiento de la hilaridad, atravesando ese país que es Norteamérica de costa a costa. Lo recorren, sin un peso en los bolsillos, con ganas de describir todo lo que observan, aferrándose a la vida amada: un escenario vivo se despliega ante el lector, cierta cotidianidad rebalsando por bares atiborrados, saciando la sed de Neal Cassady, en la obra apellidado Moriarty, permitiendo el desenfreno de Sal Paradise, el mismísimo Jack Kerouac que aparece cual hilo conductor de un texto que no es novela, ni testimonio, ni diario de vida, ni crónica. En el camino no se estructura desde la virtud de estos géneros pero los abarca todos. La obra resulta ser una apología de la carretera, casi cuento movedizo del vivir, en donde el hombre, vástago de borracheras y de sudor de camas, registra su existencia como tesoro al oído del lector venidero, pues mansamente, sin proponérselo, Kerouac, apunta su devenir literario: el hispter de todos los tiempos bien sabía que esa aventura de En el camino sería significada; bien soñaba que la virtud del tránsito sobre carreteras simbolizaría cierta ecuación precisa de un estar sobre ruedas, ampuloso, anecdótico. Esta no-crónica, no-testimonio, no-novela promueve la noción humana acerca del tiempo; noción temporal ligada a la imperiosa faena de vivir con urgencia, de arribar sin arribar, sin anclas, de ser en la no pertenencia, aunque luego continúe una y otra vez el ciclo del tránsito, entonces es un devenir sin finalidad, ocupado de la experiencia en tanto secuencia en que se acontece el hombre-testimoniador, vaciado de proyecto, colocado en la inmediatez; casi ofrenda amorosa a la vida y desde las ganas de vivir resulta esta actitud, esta sostenida señal literaria. No estamos ante un nihilismo literario, ni ante una agresiva estética de la resistencia, se nos devela simplemente un afán vital.

El término beat hace alusión al ritmo del jazz, a una sensación de que la sociedad de post-guerra estaba en decadencia y al interés por nuevas formas de experimentar a través de las drogas, el alcohol y el misticismo de Oriente. Algunos libros esenciales son: En el camino, Subterráneos y Los Vagabundos del Dharma, escritos por Jack Kerouac; El almuerzo desnudo y Yonqui de William S. Burroughs; El aullido de Alen Ginsberg.

 
 

 

Proyecto Patrimonio— Año 2006 
A Página Principal
| A Archivo Pavella Coppola | A Archivo de Autores |

www.letras.s5.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez S.
e-mail: osol301@yahoo.es
Todos quieren ser Beat.
Por Pavella Coppola.
Periódico Literario Carajo N°6
enero de 2006.