Más que un estudio monográfico, César Vallejo. Un estudio introductorio, del destacado estudioso italiano Roberto Paoli, representa una apuesta rigurosa y apasionada sobre la obra del poeta peruano que revolucionó la poesía del siglo XX desde los márgenes de la lengua castellana y del sistema literario mundial. En una época de canonizaciones aceleradas, publicaciones automáticas y lecturas superficiales, este libro nos recuerda que leer a Vallejo exige tiempo, trabajo, responsabilidad ética e histórica.
El libro de Paoli tiene sus raíces en una publicación inicial en italiano en 1964, como resultado de una primera ola de estudios vallejianos en Europa. Según David Sobrevilla, esta edición sentó las bases para una lectura más sólida y sistemática de Vallejo. Paoli no solo tradujo 95 poemas, sino que paralelamente ofreció un estudio introductorio que exploró la vida y obra del poeta, estableciendo una continuidad en la evolución de su trabajo y corrigiendo errores previos sobre la supuesta unidad de estilo en Trilce. La publicación hoy de esta versión al español permite por fin restituir a los lectores de lengua castellana un ensayo que, desde fuera del mundo hispánico, ha sabido leer a Vallejo como pocos.
Como señalara David Sobrevilla en su artículo “Vallejo en Italia”, publicado en 1988 como parte del Homenaje a César Vallejo tributado por la revista Cuadernos Hispanoamericanos 454-455 (abril-mayo 1988, 221-234) (pdf), los estudios desarrollados en Italia sobre la obra de Vallejo alcanzan un nivel comparable al de las investigaciones más relevantes realizadas en el Perú (Xavier Abril, Alberto Escobar, Américo Ferrari) y en el ámbito anglosajón (James Higgins, Eduardo Neale Silva, Keith McDuffie, Jean Franco). Asimismo, las traducciones italianas rivalizan en calidad con las versiones al inglés de Clayton Eshleman. En contraste, Sobrevilla advertía que el desarrollo crítico sobre Vallejo en países como Francia, España o Alemania era sensiblemente más limitado. Esta evaluación permite situar la recepción italiana del poeta como un fenómeno de especial relevancia dentro de los estudios internacionales, tanto por la densidad analítica alcanzada como por la originalidad de sus enfoques.
Sobrevilla ubica este proceso en un desarrollo progresivo que se inicia en la década de 1950 y se extiende hasta mediados de los años ochenta (entre 1952 y 1985 concretamente), periodo en el cual diversos especialistas, traductores y académicos italianos comenzaron a incorporar a Vallejo como objeto de reflexión literaria. Desde entonces, nombres como Oreste Macrí, Raffaele Spinelli, Francesco Tentori Montalto, Dario Puccini, Giovanni Meo Zilio, Marco Ramat, Goffredo Fofi, Antonio Melis, Ferdinando Rosselli, Alessandro Finzi, Giuseppe Bellini y, especialmente, Roberto Paoli, han contribuido de manera decisiva a construir una recepción consistente del autor peruano. En este panorama, el libro César Vallejo. Un estudio introductorio de Paoli representa una pieza central: su sólida interpretación, conectada con las principales corrientes literarias contemporáneas, otorga a Vallejo una ubicación precisa dentro del canon moderno.
A pesar de esta densa labor académica, la difusión de Vallejo en Italia fuera del ámbito universitario ha sido limitada. Sobrevilla atribuye esta carencia a un persistente etnocentrismo estético, que tiende a privilegiar aquellas expresiones de la literatura latinoamericana que se ajustan a parámetros europeos más reconocibles, relegando así a figuras cuya radicalidad formal y filosófica –como la de Vallejo– resisten la fácil asimilación. No obstante, la crítica italiana ha sido especialmente sensible a la continuidad temática y formal en la evolución poética vallejiana, evitando compartimentalizaciones simplistas y reconociendo la trama interna que cohesiona sus distintos poemarios. Desde esa perspectiva, el trabajo de Roberto Paoli se inscribe como una contribución fundamental, que no sólo pone en diálogo la obra de Vallejo con las principales corrientes literarias de la modernidad, sino que a su vez contribuye a restituir su centralidad en la literatura universal contemporánea.
Desde las primeras páginas, Paoli adopta una postura clara: leer a César Vallejo no solo como un gran poeta, sino como un sujeto ético y político. No se trata, entonces, de proponer una lectura únicamente estilística o formalista, sino de articular una visión de conjunto que atraviesa tanto la evolución estética como el pensamiento que subyace a su escritura. Paoli sitúa a Vallejo en el corazón mismo de las contradicciones de su tiempo: la tensión entre modernismo y vanguardia, entre simbolismo y realismo, entre misticismo y materialismo, entre el yo y el mundo. En ese sentido, el libro es más que un comentario: es una lectura comprometida.
Uno de los grandes méritos de este trabajo es el rigor de su marco interpretativo. En vez de perderse en clasificaciones escolares o fragmentar la obra en períodos estancos, Paoli propone una lectura en espiral, donde las dimensiones formales, ideológicas y personales se entrelazan y retroalimentan. De esa manera, los poemas de Los heraldos negros ya anuncian temas que se radicalizan en Trilce, mientras que Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz no solo prolongan su búsqueda formal, sino que traducen ese camino en una ética del sufrimiento colectivo y del combate político. Vallejo es, aquí, no solo un testigo del dolor humano, sino asimismo su intérprete transformador.
La tesis central del libro se condensa en una idea clave: la poesía como rebelión. Una rebelión que no se reduce a la denuncia social ni a la retórica del panfleto, sino que opera en todos los niveles: desde la sintaxis y el ritmo, hasta la imagen y la dislocación del sentido, a través de la violencia que el lenguaje vallejiano ejerce contra sí mismo para abrir otra forma de sensibilidad. Paoli insiste en que esta rebelión poética no es un gesto individualista o irracional, sino una respuesta radical ante el dolor humano y una búsqueda de justicia universal. Vallejo, como ningún otro poeta de su siglo, encarna una ética del sufrimiento no pasivo: una poética de la compasión activa.
Paoli no disimula su horizonte ideológico; lo asume con lucidez y lo integra al análisis como una herramienta crítica comprometida, atenta a la dimensión histórica sin perder de vista la complejidad estética. Leer a Vallejo, para él, es también leer desde la perspectiva marxista del poeta, explorando su obra a través de su propia lente dialéctica, más que imponer una receta interpretativa externa. El Vallejo que emerge en estas páginas es el del conflicto: entre el individuo y la historia, entre la fe y el escepticismo, entre el amor a la humanidad y la experiencia de su sufrimiento. Y sin embargo, no hay aquí una lectura cerrada ni reductiva. El análisis del lenguaje, las imágenes y las formas poéticas es minucioso y respetuoso de la densidad del texto. La ideología actúa aquí como impulso de lectura: orienta la interpretación, la tensa, la hace productiva, permitiendo que el texto revele capas de sentido que no se agotan en la superficie.
En este punto es necesario señalar otro rasgo que distingue a este libro de otros estudios vallejianos: su lenguaje. Paoli escribe desde una prosa ensayística clara y vibrante. Es un lenguaje que transmite emoción intelectual, que no se limita a comentar, sino que busca descifrar con el poeta, interrogar su obra desde un presente siempre tenso. A diferencia de otras aproximaciones que fetichizan el estilo vallejiano o lo convierten en mero objeto filológico, este libro restituye a Vallejo su dimensión viva, palpitante, conflictiva.
A lo largo de sus capítulos, Paoli analiza con profundidad las obras mayores de Vallejo: en poesía, Los heraldos negros, Trilce, Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz; en prosa ficcional, Escalas, Fabla salvaje y El tungsteno; en reportaje, Rusia en 1931. También se ocupa de textos dispersos, crónicas, cartas y fragmentos. En cada caso, su lectura busca desentrañar el núcleo vital de los textos, sin disociarlos de sus condiciones históricas, sociales y biográficas. La insistencia en la dimensión histórica no impide la atención al detalle formal, y viceversa. Paoli lee a Vallejo con una mirada integral y dialéctica, capaz de articular forma y contenido, tiempo y lenguaje.
Pero este libro no solo debe leerse por su mirada sobre Vallejo como por el método de lectura que despliega. En tiempos donde la crítica parece a menudo separada de la vida, encerrada en un lenguaje autorreferencial, Paoli demuestra que es posible escribir análisis literarios desde la pasión y la responsabilidad. Que es posible leer a los grandes poetas no solo para admirarlos, sino para pensar con ellos los dilemas de nuestro tiempo. En ese sentido, este libro es además un acto político: se sitúa contra la banalización del pensamiento, contra la neutralidad cómplice, contra la domesticación de las voces radicales.
Quisiera destacar las notas que he incluido como editor al final del volumen (189–209), concebidas como un complemento que acompaña y amplía la lectura del texto original. A lo largo de esas páginas se desarrolla un ejercicio sostenido de contextualización, cotejo y revisión interpretativa. Muchas de las intervenciones apuntan a precisar datos de orden biográfico y contextual que, desde la publicación original en 1964, han sido afinados por la investigación especializada en torno a Vallejo. Se señalan, cuando corresponde, ciertas formulaciones ideológicas o interpretaciones que han sido revisadas o matizadas por la evolución misma del campo de estudios vallejianos. Lejos de modificar el texto, estas anotaciones buscan afinar su lectura a la luz de conocimientos hoy más consolidados y mantenerlo en diálogo con una tradición interpretativa en constante desarrollo.
Estas notas finales subrayan además el aporte pionero del libro en el estudio de Vallejo en Europa. En una época en que la poesía latinoamericana era leída desde marcos interpretativos exóticos o subalternos, el trabajo de Paoli reivindica a Vallejo como figura mayor de la poesía moderna mundial, a la altura de T. S. Eliot, Rainer Maria Rilke o Fernando Pessoa. Al mismo tiempo, su análisis evita la tentación de descontextualizar al poeta, manteniéndolo siempre anclado en su peruanidad, en su historia concreta, en su lucha como escritor del tercer mundo.
En suma, este libro se presenta como una contribución crítica que sigue vigente. A sesenta años de su primera edición, César Vallejo. Un estudio introductorio mantiene su potencia por la fuerza de su contenido y la precisión de su forma. Leerlo hoy es una manera de volver a leer a Vallejo con nuevos ojos, desde nuevos desafíos. Es también una invitación a pensar la lectura como ejercicio de responsabilidad, como acto de fidelidad a los textos, a la historia, y a las posibilidades de transformación que ambos ofrecen.
A la luz de esta consideración, en un mundo cada vez más marcado por la fragmentación, la indiferencia y el olvido, leer a Vallejo –como lo hace Paoli– es un acto de resistencia. Es recordar que la poesía no es un lujo ni un ornamento, sino una forma de conocimiento, de solidaridad, de rebeldía. Este libro nos devuelve esa convicción con inteligencia, con sensibilidad y con pasión.
Por eso, y por muchas razones más, celebro la publicación de este libro. Estoy seguro de que encontrará lectores atentos, inquietos, apasionados, como lo fue su autor al escribirlo, y como debemos serlo nosotros para honrar su legado.
Felicito al Fondo Editorial de la Universidad César Vallejo por publicar César Vallejo. Un estudio introductorio de Roberto Paoli y elogio a Renato Sandoval Bacigalupo por su importante traducción.


En la foto: Jorge Kishimoto, Paolo de Lima, Renato Sandoval Bacigalupo y Miguel Tejada García durante la presentación de César Vallejo. Un estudio introductorio de Roberto Paoli el miércoles 30 de julio en la Feria Internacional del Libro de Lima.
[*] Publicado originalmente en la página web Círculo de Lectores (19 agosto 2025).