"Revoluciones" no es un poema fácil porque el lenguaje que se despliega en él es hondamente divergente del uso cotidiano y práctico del mismo. Un rasgo formal que asoma, de entrada, es que las palabras de los versos no siguen el orden convencional, pasando a ocupar aqui distintas ubicaciones en la línea, generando huecos y llenos dinámicos y sinuosos. No es un gesto nuevo. Pero Juan Manuel Silva Barandica (1982) lo emplea con vigor, soltura y gracia. Las palabras están dispersas, pero en cierto modo danzantes. La danza que la visualidad de las letras traza sigue un ritmo, es quebrada, ligera y rápida. En otras ocasiones el diagrama se torna melancólico y reposado. La poesía es, entonces, reposada, diáfana y reflexiva: "Somos los restos/ de un gran proyecto/ créeme, no miento, aquí estoy/ y siento que me voy apagando/ como nuestro relato".
Esta dimensión visual, irreproducible en un diario, hace que las citas acá den cuenta solo restrictivamente de los sentidos.
Pero el autor también construye imágenes visuales de modo poderoso, las cuales, por vía de la repetición y variación, van dando una estructura al poema. Así, por ejemplo, una lectura posible es leer el poema a la luz de la imagen del perro cavando un hoyo mientras miles de larvas le devoran el cerebro, una suerte de brutal memento mori, un poner la muerte y, en singular, la muerte del padre en el centro del poema. Esa imagen y lo que la rodea son un eje. La visión del poeta es la impermanencia, el todo cambia siempre y el cambio más impronunciable es la putrefacción de la carne humana.

Juan Manuel Silva
En tanto, por el lado de los modos, el poeta no cede ante un decir que se disuelva con el mundo en el aparecer más superficial y hollado de la realidad. Este libro tuerce, escarba, ve bajo el agua turbia y también sobre la luminosidad de las cosas, construyendo sentido mediante el montaje complejo de imágenes. En una nota a pie de pagina, escrita en verso, el autor atribuye a Pound haber cambiado el paradigma poético de la metáfora por el del montaje.
En el libro hay una reflexión sobre el poetizar mismo. En la obra va dejando caer pequeños poemas, los cuales forman un esbozo de poética. En todo caso no se plantea acá un poetizar seguro de sí mismo, salvador de lenguaje, la casa del ser, ni menos guardián de los mitos de la tribu, sino en
descubrir los sentidos posibles de lo real: "Esto tampoco es un poema/ sino una exploración de las formas de lo real/ a través de las formas del poema/ las formas de la semejanza/ y las formas de la luz"
Dice en otra parte: "Dar o recibir el mensaje/conocer tu posición en el universo./ De eso hablaban los viejos/ con sus versos musicales./ Nosotros cojeamos sin compás ni guerra (toco madera)". Es que la divergencia no solo es respecto del lenguaje en su tráfico cotidiano sino también respecto de un estilo de poetizar —el de los viejos.
"Revoluciones" es presentado como un "poema largo" y la unidad en la extensión se daría, según la contraportada del libro, por la construcción de un mundo (la tesis es de John Berryman). Las cinco partes en que se divide el libro (aunque no menciona que sean "partes" o "capítulos) se titulan en una secuencia temática que alude a las estaciones del año: otoño, invierno, primavera, verano y verano tardío, llevando cada uno, a su vez, un subtítulo sugerente compuesto por el nombre de un animal y un color, si bien este libro elude lo lineal y abierto, sino que se la juega en lo que Roland Barthes llama el matiz: "Esa diapasón/ esa voz en una letra/un mundo que entra al molino de las mutaciones".
Esta referencia a la naturaleza se relaciona con una idea importante del poema, la cual presume que la realidad entera se sintoniza con el orden, los ciclos, la multiplicidad de causas de la naturaleza en un circuito de nacimiento, crecimiento, decadencia, muerte y de nuevo nacimiento. La aproximación a aquella a partir de esta abre al descubrimiento de un saber esencial sobre las cosas. Este fundamento del poetizar de Silva Barandica conecta con los epígrafes del poema, que parecen señalar un camino de interpretación, epígrafes que pertenecen a citas de Nicolás Copérnico. Sin embargo, en la instancia poética el ciclo natural aparece alterado, no calza exactamente, como si la ley que rige la naturaleza tuviera en el poema deslizamientos y explosiones, como si sí misma padeciera de semejantes patologías que la realidad. No se advierte aquí la convicción de que el poema es una suerte de objeto autónomo que se plantea cara a cara de la realidad, que tampoco sabemos, a cien y a ciertas, lo que es.