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Territorios de piel como territorios políticos: el cuerpo
poético en Completa de Paula Ilabaca

Por Pedro Montealegre*


"Se conoce sola"
Paula Ilabaca Núñez

 

Primero: ¿cuerpo generacional o generado?

La vigencia del sistema generacional como principio organizador de las prácticas asociadas a la creación verbal hoy resulta cuestionada. La historiografía literaria chilena ha hecho uso de este método para definir la jerarquía, ingreso o exilio de autores y textos a un campo literario determinado; sin embargo, no problematiza las preguntas sobre el escenario, tiempo y espacio tanto de donde se da lugar el hecho literario como de su análisis. Esto se produce en la medida que esta plantilla no logra definir o abarcar aquellos textos que de algún modo se resistan a la administración de cualquier medida o modelo. Este sistema, más bien, corresponde al ejercicio del poder activo de quien, institución o sujeto, está investido por la autoridad -o por la violencia- para ejercer de comisario. Se reconoce así, dado que se lo permite un campo conformado por imaginarios simbólicos, discursos, representaciones e ideologías dominantes que construyen -y que a menudo niegan su calidad de conformación- lo que se llama literatura nacional o literatura chilena. Perpetúan y difunden con la mención y reproducción de ese canon(1) un aparato ideológico estatal que sustenta una idea de nación, país o república de las letras, promoviendo la estabilidad del mismo. Es así que del estudio de Ricardo Cuadros (2005), refiriéndose al trabajo de académico chileno Cedomil Goic -defensor del método generacional- se puede concluir lo siguiente: todo trabajo de periodización o de fijación de generaciones literarias está tamizado por las pre-concepciones estético ideológicas de quien hace esa categorización. Por lo tanto, de quien esta autorizado para ejercer ese poder(2).

Completa de Paula Ilabaca Núñez (Santiago, 1979)(3) no podría situarse en alguna generación. Los intentos(4) a partir del nuevo siglo por instaurar un modelo de poesía novísima en la que se incluiría esta autora -llamada Generación del 2000, aparentemente nueva y transgresora- no profundiza en la herencia o en las relaciones dialógicas de esos textos con sus condiciones de producción. Me refiero a los discursos que reactualizan y a sus referencias hipertextuales. O más específicamente, a la conflictiva multiplicidad de estéticas antecesoras y actuales invisibilizadas por el mismo afán clasificatorio o nominativo. Esto ha dado pie a que se validen sólo algunos autores -en desmedro de otros- en la medida que pertenezcan a tal o cual grupo. No podemos, de esta manera, justificar la elección de este libro salvo por su actualidad, por su aparición crítica en un contexto dominado por un discurso normalizador y estandarizante: el de la poesía joven y el de la poesía femenina chilenos. También lo consideramos a partir de nuestros objetivos, ya que nos permite hallar en él una relación entre cuerpo y territorios políticos del que se pueden obtener lecturas críticas y productivas en vista de cuestionar los cimientos culturales y simbólicos del orden patriarcal.

El libro que hoy nos interesa, parodia, ya desde su título, una política de la unidad metafísica entendida como dispositivo. O sea, como un sistema diseñado por partes con una finalidad determinada, cuyo correlato extremo en la literatura está dado por el monstruo creado por Mary Shelley(5). Para ser completa, de acuerdo a esto, hay que cumplir con los requisitos; es decir, con las condiciones de su posibilidad instrumentalizada por el deseo del otro. Éste es el que dispone las cláusulas, las estrategias de su diseño y producción para que así este mecanismo, o, mejor dicho "mecanisma", tenga razón de ser. ¿Resultará contradictorio que este libro se genere en relación a un otro especulativo y una otra especular, en la medida que su política de relación discute, al mismo tiempo, la noción de término o acabado del texto al truncarse el proceso comunicativo en la medida que algunos textos no finalizan? ¿Se entiende, por otra parte, la apropiación de los agentes literarios de un libro-cuerpo-territorio que les discute, les pregunta y dificulta su tarea en vista de que borra las huellas para su búsqueda o quita las asas para su manipulación? La parodia se desliza hasta conformarse en una ironía. La política de enunciación que gobierna este texto está dada por el uso de anacoluto retórico como una estrategia de creación y de acción poética. Ésta produce, al mismo tiempo, la analogía de este cuerpo retórico malogrado con la sujeción de un cuerpo humano, primero, a la misma posibilidad descentrada de afirmarse como sujeto/a, para luego reconocerse encarnado/a y limitado/a por él de modo problemático. No cabría ubicar este libro cómodamente en el diseño de una generación y su instrumentalización política. Utiliza un lenguaje en crisis para hacerse cargo de un cuerpo -que por extensión es un mundo- igualmente en crisis. Podemos decir, introductoriamente, con Nelly Richard:

"la reivindicación de esa presimbolicidad del cuerpo como zona anterior al corte lingüístico y a la legislación paterna del signo, lleva a muchas feministas a asociar lo femenino a lo biológico-natural de un cuerpo de origen: a re-esencializar el 'yo' de la mujer, atándolo a la naturaleza biológica de una femineidad primaria /…/ Más bien, lo femenino es la construcción móvil de una subjetividad en proceso que se va modelando en función de las circunstancias de acción y discurso que la involucran contingentemente y que le exigen maniobras diferenciadas y compuestas que se vayan reajustando tácticamente según las organizaciones de códigos llamadas a ejercer poder o la violencia simbólica". (Richard. 1996)(6)

A partir de lo que dice Richard, creemos necesario constar que este trabajo tiene como objetivo general dar cuenta de la filiación e interrelación que se produce, primero, entre una práctica de re-simbolización del cuerpo femenino pero no centrada necesariamente en la in-corporación de esos signos -o su cuestionamiento- a un campo cerrado de relaciones, a su radical biologización. Y por otra parte, considerarla inserta y en apertura hacia un contexto discursivo donde lo femenino se redefine conflictiva y políticamente en el juego de dialogías sociales y con respecto al lugar que ocupan los textos hechos por mujeres(7) al interior del campo de la literatura chilena. Creemos en una mirada descentrada para hablar de lo femenino como "algo que desmonta la ficción idealista de un yo unificado y de un sentido linealmente representativo de una supuesta coherencia de identidad" (Op. Cit.1996). O también, al hecho de considerarlo como "articulador simbólico" entre las periferias culturales y la misma política de (in)definición de subjetividad.

Pretendemos en este trabajo explorar las nociones de cuerpo poético y cuerpo físico como territorio de enunciación y acción políticos. Intentaremos analogar, por lo tanto, el texto Completa con un proceso continuo e inacabado de territorializaciones y desterritorializaciones del cuerpo poético -y por lo tanto, político- que intenta esbozar una subjetividad femenina. Para ello, nos proponemos aislar algunas condiciones de producción del libro: datos relevantes acerca de la historia y la historiografía crítica en la que él se inscribe así como también las particularidades discursivas del texto que den cuenta de nuestros objetivos. Enmarcaremos teóricamente este trabajo con una mirada interdisciplinar -entre la filología, la filosofía, la política y estudios culturales- y utilizaremos una metodología basada en el análisis general del discurso.


Segundo: género y poesía chilena de cambio de siglo

Una vez terminado el gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle(8) (demócrata cristiano, partido de centro-izquierda) y comenzando la etapa de Ricardo Lagos(9) (socialista), el año 2000 se caracteriza por la instauración del "modelo chileno": un neoliberalismo al parecer ad hoc y ejemplar, ensayado y fermentado durante la Dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). Éste, en apariencia, impulsaba la economía nacional a reconocerse social y políticamente solvente o segura, garantía ilusoria de estabilidad en la región. La situó, en realidad, de modo problemático en ese espacio dados los buenos resultados en los balances comerciales y produciendo, al mismo tiempo, la necesidad de consumir como pre-requisito para existir; es decir, la póliza aseguradora de una escogida representación de éxito. No consideraba, finalmente, las bolsas de pobreza, la miseria real pero escondida que no computaba para el cuadro de honor. Se emite el discurso enfatizado en un deseo de reconciliación y de vuelta de página -la llamada transición hacia la democracia- lo que propondrá, coincidentemente con lo anterior, la nueva situación de Chile con respecto a su propia (pos)modernidad(10) . Nos referimos al deseo modelado como motor de reconocimiento de una nación "ganadora", sintonizada con el modelo estadounidense o en su defecto europeo, sin conciencia de su hibridez ni de sus espacios irrealizados o inexistentes para quienes diseñan ese discurso. Las heridas de la dictadura no se encuentran aún saldadas, sobre todo considerando que dos años antes, en 1998, el dictador y hasta ese momento senador vitalicio, Augusto Pinochet, parte a Inglaterra donde comenzará su cuestionamiento abierto y "global". Esto reactualiza, aunque no estaban agotados, los debates y las discusiones sobre el tema.

Éstos tratan sobre un proceso de duelo, ajusticiamiento y reconciliación no terminado, y que reaviva los debates que el lavado oficial de la memoria chilena, una vez recuperada la democracia, fagocitó o hizo productivos -quitándoles su belicosidad y capacidad crítica- en vista de exportar un imagen oficial de desarrollo y bienestar sin conflictos ni asuntos pendientes. Los discursos poéticos durante el régimen militar dialogaban críticamente con el contexto de opresión reinante. Es durante esta época cuando la escritura femenina en Chile decide luchar en dos frentes. Ilustrativa nos parece la contextualización de Marcela Sandoval (2000). Ella asegura que para la literatura chilena, este período está signado por la censura y la autocensura, la fuga de lo coloquial y el retorno a lo no dicho(11) :

"Aparecerán entonces, formas fragmentarias para apropiarse de la página como único espacio posible de ocupar. Este recurso estético e ideológico tendrá una doble significación en las poetas que comienzan a escribir durante esos años: se trata de una poesía contestataria contra el régimen militar, pero a este mismo orden ellas le colocan el rostro del Padre castrador de lenguaje, el patriarcado". (Sandoval. 2000)

Estas formas de apropiación quedan caracterizadas en los libros de poetas tales como Elvira Hernández, Eugenia Brito, Carmen Berenguer, Teresa Calderón, Heddy Navarro, Soledad Fariña, Paz Molina y Verónica Zondek, Malú Urriola, entre otras.

Con la llegada de la democracia se produjo un cambio de intensidad en la belicosidad crítica de los textos de las poetas. El nuevo escenario proponía la aceptación consensuada de los sujetos del nuevo estado de cosas y, en cierta medida, dirigía el deseo en vista de que ellos se adecuaran a él acríticamente, considerando que, se suponía, arribaba una situación histórica comparativa y cualitativamente mejor. El cuerpo social permanece anestesiado ante el simulacro y la promesa de buenos tiempos venideros, lo que incidió en que los discursos de las poetas surgidos en esta época se volvieran "indeterminados" pero no por eso menos críticos. Es decir, la lógica de la disidencia manifestada en los textos de estas escritoras durante la dictadura militar, ya no se regía por las oposiciones políticas evidentes y operativas durante ese tiempo (en especial las caracterizadas por cuerpo/ sujeto, feminismo / patriarcado, sujeto /sociedad, estructura base / superestructura, opresión/ revolución). Se desactivaron, al decir de Javier Bello (1998), las posiciones confrontacionales y se produjo la hibridación de voces en un intento de religar los restos de la historia y el "cuerpo" nacionales(12) . Bello no se detiene específicamente en el debate sobre la escritura femenina en el contexto histórico que estudia, dado que en este espacio de mutación lo femenino como discurso -la reivindicación política de luchar contra el patriarcado- se disgrega en la aparición conflictiva de discursos que no se pueden catalogar. Esto se produce en vista de que ocupan un espacio heterotópico:

"Se trata de textos que no son neutros con respecto a ese contexto discursivo, como podría pensarse al observar su distanciamiento; en el "encierro" heterotópico, además de utilizar los discursos del medio para construir otro espacio que los vuelva reconocibles, se metaforiza ese "espacio del desconcierto" del que se habla en la imagen principal que recorre toda esta temprana producción y que pone de relieve la aventura vital que en estos tiempos protagonizan los jóvenes: el contemplarse 'perdidos'". (Bello. 1998)

De este modo, entre otras poetas de los noventa, la hablante en los textos de Alejandra del Río(13) se encuentra "ensimismada", aunque no llega a perder las relaciones simbólicas que la construyen como tal; Damsi Figueroa propone una sujeto que se "autorreconoce"(14) ; Verónica Jiménez habla de una voz que se sumerge para desaparecer(15) ; Antonia Torres sugiere "confusas instantáneas de la realidad"(16) . En este proceso de indeterminación, la tematización explícitamente femenina o feminista transa de forma crítica con la finalidad de producir en un espacio irrealizado lo irrealizable. El análisis fundamental que caracterizó la producción de poesía de este tipo en Chile ya no se entendió solamente con especificar la relación de un grupo estructural y culturalmente discriminado por razones de género, es decir, desde un ámbito construido e institucionalizado desde la cultura patriarcal dominante(17) . Se trata de la búsqueda de un cuerpo poético pero sin la necesidad aparente de órganos, lo que equivale a decir, del seguimiento de una utopía sin discursos fuertes o reconocibles en la estrategia de acceso o de exilio al poder, y por consiguiente, al poder de definir cuerpos y subjetividades. Ya no hay dolor ni placer en el deseo de ese cuerpo poético, esa subjetividad femenina en continua construcción (y destrucción). Sólo se trata de ese seguimiento: el de las trayectorias de distintas intensidades a través de una red rizomática; iniciar ese rastreo en un medio móvil en el que se da cita un juego continuo de hibridación y dialogías propias de ese (no) lugar heterotópico(18) .

A partir del 2000, esta lectura sobre múltiples estratos críticos e indeterminados que tensionan un espacio de negociación simbólica, sufre otro cambio de intensidad. Éste no se da en el sentido falsamente cíclico -la nostalgia de volver a un lugar originario- como ha querido dar a entender la lógica cultural del capitalismo avanzado(19) . Hemos propuesto(20) que el sujeto múltiple o híbrido, después del proceso de desterritorialización, finalmente se encuentra a sí mismo una vez comenzado el nuevo milenio. Toma conciencia de su hibridez (es decir, opta por asentarse en un topoi, en un lugar) así como de las lecciones del viaje o del naufragio. Es, entonces, que al comprobar las condiciones contemporáneas de dominación, al reconocer la hegemonía del poder económico ya no fácticamente dictatorial, sino que compuesto por otras dictaduras y microdictaduras desintegrando y alienando a los sujetos, el hablante opta por posicionarse. Esto significa que decide hacer de la escritura una práctica artística de intervención abiertamente política(21) : "y si es que existe un espacio de desconcierto precedente, éste genera Otro espacio, consecuente: el de la lucha; es decir, el tiempo en que la mirada abarca la hecatombe -también discursiva- y el tiempo en que decide llenar ese mismo espacio con voz: o de otro modo, con un contra-discurso, una contra-poética, y también una contra-dicción" (Montealegre. 2005).

Si bien es cierto existe un afán nominativo y clasificatorio en los intentos de deslindar una "nueva" generación de poetas, éste resulta mediatizado por el deseo de reconocimiento de una emergencia -entendida como emerger y también por su urgencia- antes que a condiciones perfectamente definidas de aparición cohesionada y totalizadora. Parte de su justificación se traduce en la confrontación directa con las voces "indeterminadas" de los noventa. No todas las que se consideran a partir del 2000 son las que hay ni todas se sienten representadas en los intentos de canonificación. No creemos que se tenga claro qué características previas han sido identificadas para que se produzca esta disensión no dialogada, aparentemente impermeable. Esto queda caracterizado por la infravaloración de los considerados Náufragos, o por el deseo de su rápido reemplazo a través de quienes (agentes, instituciones o editoriales) continúan, en su mayoría, con una relación agónica en vinculación a los discursos poéticos del periodo postgolpe: esta política niega y relativiza la legitimidad de los poetas a quien Bello (1998) congrega, se adscribe, y, de alguna manera, supuestamente representa(22). Sin embargo, parte de sus fundamentos teóricos tienen valor descriptivo al proponer un contexto de aparición en la que el capitalismo posmoderno ya no se disfraza de progresismo y democracia. Creemos que la valía del discurso crítico que pretende justificar la aparición de nuevas estéticas a partir del nuevo milenio no está en el hecho inútil de definirlas o encasillarlas en un grupo, sino en proponer como lugar de aparición un campo tenso y conflictivo de trayectorias que chocan con una lógica cultural que les oprime y restringe. Entonces, siguiendo a Terry Eagleton (1998)(23) podemos decir que surge la necesidad crítica de ocuparse de los argumentos políticos y no exclusivamente morales, es decir; se ocupan de los argumentos genuinamente morales que tomen en cuenta las relaciones entre las cualidades y valores individuales y todas las condiciones materiales de nuestra existencia. Así lo explica Héctor Hernández(24):

"Ellos y ellas han cruzado sus poéticas personales con políticas sociales y culturales. Pocos han publicado y los que lo han hecho ha sido en ediciones de escaso tiraje y casi nula distribución. Las temáticas se dispersan como zonas de demarcación de subjetividad dentro de un espectro de misma socialización. Hablan y se hablan. Desde el género, la pobreza, las fiestas pasando por la cita clásica y la parodia estas escrituras se presentan como factura y borde de un momento de la poesía chilena que se cruza con el mercado, los monopolios editoriales, el deseo de libertades éticas con respecto a las sexualidades y los cuerpos. La ironía, la risa y la descomposición de algo que se está gestando" (Hernández. 2004)

Las poetas que aparecen a partir del 2000 poseen también múltiples registros e intensidades, pero todas ellas enmarcadas en el proceso de (des)composición del que habla Hernández de una zona de factura y de fractura que se llama Poesía Chilena o Poesía Nacional. Francisco José Peña Rodríguez (2006) intenta caracterizar las particularidades discursivas de la escritura femenina de esta época como un fenómeno inscrito en las problemáticas ya no nacionales sino que en relación dialógica con el devenir crítico y conflictivo de los países latinoamericanos. Cree encontrar en los textos de ellas un: "verbalismo directo, 2) la falta de puntuación -en muchos casos- como trasgresión formal en busca de musicalidad, 3) temas más cotidianos -familia, la ciudad, lo americano e indigenista, los problemas diarios,...- y desde nuevos puntos de vista, 4) uso del lenguaje estándar, cotidiano e indígena, 5) rebeldía ante las convenciones estéticas y sociales, 6) yuxtaposición de poemas como fórmula de ruptura del poemario clásico, 7) formación universitaria e interrelación con otras disciplinas, 8) incorporación personal y estética a las nuevas tecnologías, y 9) compromiso social representado en la obra individual de algunas de ellas"(25). Consideramos que esta simplificación tiende a inmovilizar el discurso poético femenino en el encasillamiento de esas características -a pre-fijarlas en un cimiento monolítico y aparentemente sin discusión- lo que hace que su mención tienda a concluir o congelar el análisis y la exploración crítica. Sin embargo y al mismo tiempo, corresponde a una visión superficial de esa materialidad poética -la observación arraigada en su forma- no exenta de interés, ya que permite su utilización analítica como un pre-texto discursivo para negarla, afirmarla, o incorporarle matices.

Las poetas que comienzan a escribir en esta época son Paula Ilabaca, Gladys González, Úrsula Starke, Elisabeth Neira, entre otras(26).

Tercero: Completa: libro-cuerpo-territorio

Completa es un libro que no posee índice, año de publicación, ni inscripción en el registro de propiedad intelectual. La nota que normalmente advierte de acciones legales contra quien copie, reproduzca o difunda ilegalmente un libro está cambiada. Es decir, se promueve su copia y difusión a-legal siempre y cuando a los autores "se les avise". Esto da cuenta de la política de la publicación de una editorial independiente que propone un "libro libre"(27) , y que juntamente con otros títulos, sostienen y defienden una premisa conjunta: "la función del arte es anular la mercancía"(28). Esto significa que la factura del libro proyecta a su vez una paratextualidad que se inserta problemáticamente en los límites de lo legal. Es así que los editores de [contrabando del bando en contra](29) aseguran que: "El libro siempre será libro con su pro, sus contra y la contradicción de que se venda un libro de poesía, pero que al mismo tiempo ese libro desarticule la misma mercancía que es. Un libro contra sí mismo es un libro 'que vendrá'. El libro que se inutilice y que exagere las fisuras e intersticios del mercado. Un libro libre".

El paratexto en sí corresponde a la superficialidad más visible de un libro; se refiere a las costuras y remaches que constituyen su materialidad como factura y artefacto; es decir, como unidad objetiva y tangible que al mismo tiempo se ubica como material significativo en relación opuesta a otros en la oferta de la realidad. Para Gerard Genette (1989)(30) un paratexto es aquella relación que "una obra literaria, el texto propiamente dicho, mantiene con su /…/: título, subtítulo, intertítulos, prefacios, epílogos, advertencias, prólogos, etc. (...) y muchos otros tipos de señales accesorias, autógrafas o alógrafas, que procuran un entorno (variable) al texto". Tenemos, a partir de estas distinciones, la primera justificación para analizar la ironía que en el título se nos presenta: desde ya se trata de un libro incompleto puesto que rompe con la institución de Libro(31) como unidad accesible, rastreable e identificable. Este quiebre normativo se sitúa en un campo literario(32) de relaciones objetivas entre agentes y discursos que re-producen la norma de producción material del Libro y que definen lo que se considerará como tal. No se trata de un error en cuanto a su posible accidentalidad, sino de la utilización activa de él para cuestionar las lógicas de re- reconocimiento de un texto significativo en la política de identificación de lo literario. Esto implica que la ética inscrita en la producción de este libro -ahora hablamos de Completa- es poner en evidencia las partes abyectas u obscenas (lo que se ubica fuera de escena) que los mecanismos de simbolización hegemónicos relegan de un escenario de normalización política y democrática en Chile. Este proceso de negociación, se subentiende, se da no sólo aplicado a su filtración hacia la literatura. Resulta una ironía(33) expresa el hecho de que en algunas páginas del texto se reproduzcan discursos publicitarios dirigidos para la "Mujer" dueña de casa, con el acompañamiento iconográfico adecuado a esas estrategias, y que, por otra parte, se deconstruya ese discurso a través del texto: nos referimos a esa construcción de lo femenino mediante un libro que no se deja categorizar y que interfiere en ese mismo proceso per-formativo

Analogamos esta situación "anómala" en la superficialidad (o materialidad) paratextual del libro para referirnos a otra que también nos da cuenta de lo dificultoso de su definición. Para referirnos al cuerpo poético, consideramos igualmente relevantes los conceptos de materialidad del cuerpo físico(34) . Judith Butler (2002) asegura que:

"Si la delimitación, la formación de los cuerpos sexuados está animada por una serie de prohibiciones fundadoras, por la aplicación de una serie de criterios de inteligibilidad, entonces no estamos meramente considerando cómo aparecen los cuerpos desde el punto de vista ventajoso de una posición teorética o una ubicación epistémico, a cierta distancia de los cuerpos mismos. Por lo contrario, nos estamos preguntando cómo operan los criterios de sexo inteligible para constituir un campo de cuerpos y cómo precisamente podríamos entender los criterios específicos para producir los cuerpos que regulan"(35) .

La serie de prohibiciones de las que nos habla Butler, tienen que ver con el origen mismo de la filosofía considerada como constructora de realidades y, sobre todo, con la pregunta acerca de cómo esa edificación -a partir de Platón y Aristóteles- produjo el discurso que analoga a lo femenino con la materia y a lo masculino con la forma. De acuerdo a esto, la materia no sería tematizable ni podría existir por -o para- sí misma a no ser que reciba la acuñadura formal que la hace visible. A partir de eso, se pregunta si la filosofía originaria generada en base a esa exclusión produce un "exterior" en el cual ella misma como discurso queda autojustificada. Esto fundamentaría eternalizaciones y naturalizaciones ficticias pero investidas de poder, como el hecho de instalar el principio de inteligibilidad en el desarrollo mismo de un cuerpo sería precisamente la estrategia de una teleología natural que explica el desarrollo de la mujer mediante el argumento lógico de la biología. Lo femenino, de acuerdo a Butler, se resistiría a estas ontologías porque se trataría de posibilidades "desbaratadoras" no sólo excluidas de la binariedad materia / forma, sino que ni siquiera estarían consideradas para la negociación de su ingreso o exilio en esa economía. Esto nos da pie a pensar en la dialogía que se produce entre las prohibiciones fundadoras sobre la materialidad de un libro como Completa y las normativas que operan sobre el cuerpo de la hablante que en él se inscribe. Se produce un mismo repertorio de condiciones restrictivas que regulan esa materialidad, por lo que se nos produce la pregunta de si un libro de poesía es "otra cosa" no excluida ni aceptada en el juego del poder; si un libro de poesía como tal -y más aún considerando las posibilidades que nos brinda éste- no se relacionaría con lo genuinamente femenino. Dadas las características de la edición, nos preguntamos también si en efecto Completa no interfiere, al mismo tiempo, con las prohibiciones sobre la materialidad de un libro que supuestamente debe ser otra cosa. Nos referimos a las políticas chilenas sobre la producción editorial y producción, más aún, de poesía femenina Éstas, precisamente, alienan ese discurso -el cual incluso pretende huir de EL discurso- en aras de su transformación en mercancía. Hacemos la pregunta de si este libro como factura no será la materialización superficial de otra no tematizable que intenta complejizar la misma política que la define (sin considerarla) haciéndola circular reificada(37) . Señalamos a esos:

................... "pequeños silencios intermedio
5 .................quizás interferencias delgadas
................... sensación de vacío
................... de mucho vacío
................... y un espacio
................... grande"

(Paula Ilabaca. 2004. p. 15)

Creemos encontrar aquí esta consideración de lo femenino como el error necesario del Libro de poesía, deslizamiento o tropiezo de la gramática, anacoluto retórico, o como catacresis, al decir de Butler (2002) interpretando a su vez a Luce Irigaray. No es casual entonces que Completa no complete la gramática, huya del sentido o lo soslaye, y apele, en cambio, no tanto a la simbolización(38) como a la semiotización que se escapa precisamente de cualquier cota. Lo decimos con Antonio Méndez Rubio (2004), quien lee a su vez a Julia Kristeva: "lo semiótico se constituye como marca inestable: ni un significado, ni todavía un significante en consecuencia, lo semiótico no modela ni copia, ya que es anterior a toda figuración, a la manera de una matriz abierta de sentido"(39). Nos resulta interesante que se haya utilizado el término matriz como una posibilidad igualmente creadora pero fuera de la administración figurativa del símbolo construida, desde luego, a partir del falogocentrismo. Es significativo, a nuestro entender, esa invocación al silencio y al vacío tan parecido a la muerte y que, sin embargo, se enfrenta críticamente cuando se la vincula a una pulsión de este tipo. En el análisis freudiano(40) se la define como aquella inclinación del sujeto de volverse a lo inorgánico, es decir, a la materia misma. O de otro modo: que el objeto buscado por el sujeto sea la desintegración. Creemos encontrar en la descripción freudiana una relación binaria entre pulsión de vida (activa, vinculada con lo masculino o con la líbido metaforizada en los órganos masculinos que salen hacia afuera) y la pulsión de muerte (pasiva, vinculada a lo femenino, y su analogía con los órganos dispuestos hacia adentro, hacia la cavidad). Otra cosa es que esta última genere actitudes activas y pasivas en la búsqueda de ese objeto también representativo (el mismo hecho de desaparecer). Sin embargo, aún nos encontramos con una hebra binominal que opone vida y muerte. Conforme a esto, nuevamente nos referimos acerca de esa posibilidad de mencionar lo femenino como algo que problematiza al mismo tiempo la dualidad materia /forma, y por extensión, cualquier binariedad instalada desde una metafísica de la presencia. Ese vacío y esa nada corresponden a un espacio previo no considerado en la negociación de la realidad.

La muerte no es una posibilidad para la hablante, porque tampoco la vida parece serlo. Lo simbólico, como hemos dicho, tamiza una realidad a la que no podemos acceder. Ella nos es dada mediante lo simbólico. Y esa operación se hace desde una posición de poder. Entonces, ese vacío es también utilizado de forma activa para anteponer esas "interferencias delgadas" a las relaciones hegemónicas que determinan precisamente el orden simbólico. O como dice Foucault (1992)(41) : el orden del discurso. Es en esta organización de poder donde el vacío y la nada interfieren; a partir de esto, la pregunta productiva que se nos sugiere al apoderarnos de los anteriores supuestos es: dado el caso de que no se trate de una pulsión de muerte física a la que estos textos aludan, en la posibilidad de que se rechazara una lectura estrictamente freudiana, ¿no se tratará más bien de una muerte de la representación simbólica de una binariedad confeccionada desde el falogocentrismo, aludiendo precisamente a esa vuelta a lo inorgánico como una posibilidad descentrada de afirmarse como un/a sujeto/a sin la investidura formal de un cuerpo con-formado, y la propuesta consecuente de un cuerpo sin órganos, inorgánico, o desorganizado?

Se hacen útiles, a la formulación de estas peguntas, los aportes de Gilles Deleuze y Félix Guattari (2004)(42) . Para ellos, un cuerpo sin órganos está hecho de tal forma que sólo puede ser ocupado y poblado por "intensidades". Para estos autores, no se trataría de una escena o un lugar, ni un soporte en el que pasará algo. El cuerpo sin órganos hace circular las intensidades, las produce y distribuye. Vendría a ser materia que ocupará el espacio en tal o cual grado; es decir, vendría a ser materia no formada ni estratificada. Hace que la sustancia como unidad ontológica esté con-formada por multiplicidades. Se trataría del campo de inmanencia del deseo: "El CsO [cuerpo sin órganos] no se opone a los órganos, sino a esa organización de los órganos que llamamos organismo /…/ El CsO no se opone a los órganos, sino que con sus 'órganos verdaderos', que deben ser compuestos y situados, se opone al organismo, a la organización orgánica de los órganos" (Deleuze y Guattari. 2004). No encontramos con "las situaciones del hastío", texto que se repite 4 veces sin variar. Sólo reproducimos una parte:

"las situaciones del hastío

una casa llena de tedio el sinsentido arrebujado en el comedor no poder más la repetición como búsqueda del letargo y posterior descanso en el hastío no hay impresiones sólo inercia y movimientos pesados y llenos de ira sólo movimientos llenos de nada y de tedio siempre pesados hay que balbucear dentro de la casa que es el cuerpo la referencia al baño es porque es el lugar para el abandono el baño entrega seguridad y calor es tener un útero helado y brillante en una casa es volver a nacer es la solución lo pulcro es el querer la necesidad de" (Ilabaca. 2004. Pp. 26-27)


La materialización de este texto huye precisamente de la materialización de un sentido, al hecho de que esté sujeto a un orden y economía simbólicos. Se trata de un cuerpo donde no caben segmentos sino intensidades: lo que queda de gramática se distribuye al azar. Es por eso que se disponen de forma (in)acabada aquellas "fugas" oracionales y los sintagmas se suceden en un espacio de error, de manera que se produce una dinámica opuesta a la consecución de un cuerpo poético formal pre-establecido por la norma. No se trata de una escena, sino de un nodo des-organizado que no llega a ser organismo, pero que enseña el perfil o la huella de su (in)tens(c)ión, el choque conflictivo de esas intensidades y el sonido que producen. Creemos hallar un sinsentido(43) productivo. Y se produce esto porque el discurso fluye sin sujeto: ella no aparece mencionada. Leemos acerca de la anulación y de la desaparición de un yo poético, o de su presencia virtual, sólo a partir de su ausencia. Pero entendemos esa falta como la pregunta acerca de la relevancia de una subjetividad que no se quiere así o para sí, de un yo disgregado o de su propio cuestionamiento a partir de un texto que sigue el orden anárquico y rizomático del deseo. Éste se dice en relación a esbozar una identificación especular: la casa es un útero, pero, al mismo tiempo, como organización material levantada con cimientos, ella es susceptible de desmoronarse. Se transforma, por lo tanto, en la repetición intensiva del texto sin puntuación, sin hemistiquios, sin verso, sin final, como correlato de esa ira y de esa nada. No hay orden simbólico pero sí hay símbolos, del mismo modo que en el cuerpo sin órganos no es que ellos falten, sino que no se distribuyen de forma organizada para hacer de ese cuerpo un organismo. Entonces, a partir de ese útero, de esa casa, de esa nada y de esa ira, proponemos una hipótesis que no se puede comprobar más que en el mismo hecho de aislarla como una instantánea de ese juego de intensidades no abarcables: en esta "situación del hastío" se produce la pregunta acerca de la identidad femenina como un juego de materias que se reflejan unas a otras de manera que el útero es reflejo de esa casa; esa casa es el eco de la nada, y esa nada es el agenciamiento(44) del hastío. Se podría argumentar que la nada y el hastío no son materiales, pero creemos entender que se materializan en la medida que el deseo que aquí se expone, es el deseo por el lenguaje. Éste sí es material y, por ende, es antecedente para materializar. Pero lo hace en otro orden de inteligibilidad, de manera que estos cuerpos no pueden ser leídos desde la posición de poder(45) que actualmente los define.

Tenemos presente esa fuga y ese ingreso de intensidades en cinco fragmentos de Completa. Ejemplos como éstos son constantes y dan cuenta de aquel juego en el que también se nos hacen productivas las nociones de territorialización (T) y desterritorialización (D) propuestas por Deleuze y Guattari (2004): al describir T, no se refieren a un lugar específico sino a una posibilidad que excede la noción del espacio físico geográfico bajo alguna administración política. Se refieren a un proceso que no tiene finalidad, y que puede estar compuesto por varios lugares. Es decir, no se trata tanto de uno geográfico como de otro político inscrito en una posibilidad imaginaria: "el territorio remite a un centro intenso en lo más profundo de sí mismo; pero, ya lo hemos visto, ese centro intenso puede estar fuera del territorio, en el punto de convergencia de territorios muy diferentes o muy alejados. Lo Natal está fuera"(46) . El agenciamiento, para ellos, vendría a ser el primer lugar territorial, aunque también el primero de una desterritorialización. Ésta se define como la operación de líneas de fuga. Entre los procesos de D estaría el régimen del significante (negativa): dado el caso de que allí se efectúa, al mismo tiempo, todo un sistema de reterritorializaciones en el significado y en el propio significante: éste bloquea la línea de fuga y sólo deja subsistir una D negativa. Existe una D positiva cuando se afirma a través de las reterritorializaciones que ya sólo juegan un papel secundario aunque sigue siendo relativa: la línea de fuga que traza está segmentarizada y dividida en procesos, que pueden inclinarse hacia la catástrofe. La diferencia con los espacios heterotópicos de Foucault (1967) estaría caracterizada porque los primeros son espacios definidos que se desordenan y se interceptan unos a tros, mientras que los segundos son lugares territoriales que, creemos entender, no tienen posibilidad de abarcarse ya que su centro crítico es la utopía. ¿No existe aquí una contradicción productiva que haría limitar, finalmente, la teoría del rizoma, en una posibilidad intensa, pero existente del lugar territorial que es susceptible de alcanzarse?

Comenzamos con náusea de bestia:

........ ........./…/ la vainilla de mi leche infantil
........... ......se estira en su grumo hacia el vómito
............ .....yo continúo limándome las uñas
............ .....me las pinto con esmalte caro
5 .................en el baño sentada en la taza
............ .....esperando arrojar sólo arrojar /…/ "(p. 33)

Primera D: la náusea como condición previa al vómito implica la huida, la expulsión violenta de lo que fue el bolo alimenticio, ahora compuesto por líquidos, saliva, agua, jugos digestivos, etc. La hablante se sitúa en un recuerdo infantil, encerrada en el baño -la metáfora del útero-, pero se ve a sí misma limándose y pintándose las uñas, significantes de la normativa hegemónica de género para lo femenino. La sujeto inicia con esta desterritorialización un ajuste de cuentas con todo aquello que supuestamente la nutre, lo que proviene de una exterioridad que una vez interiorizada, (recordamos: el centro intenso en lo más profundo de sí mismo) necesita vaciarse para ser- renombrado de nuevo. La vainilla de la leche infantil corresponde al grumo nutricio que viene de un afuera controlado y controlador y que, sin embargo, por la acción desterritorializadora del vómito regresa a ese espacio con otra condición (los componentes siguen siendo los mismos). Irrumpe allí con un orden formal diferente. No podemos resistirnos a una interpretación política, en cuanto a la intención de la sujeto de parodiar una enfermedad asociada mayoritariamente a las mujeres, la bulimia, y con ello proponer una lectura divergente en cuanto a cuestionarse el valor nutritivo de los alimentos -aquéllos que hacen "crecer" a los niños y niñas- que viene determinado desde un afuera controlador y que define, al mismo tiempo, subjetividades y performaciones(47) de género.

O más adelante, en el texto titulado la dama rata, encontramos:

............... .."/…/ eyaculan miles regalos de cemento
.............. ...el vientre me crece y digo que no
15 ................. me siento en la vereda a parir ratas/…/"
(p. 35)

O También en cimiento de madre nos dice:

................."hay una textura distinta de noche
.................el patio es mi placenta anterior
.................un hijo se pierde entre las plantas
.................grito mi niño tragado no está
5 ................raspo la tierra las uñas
.................se vuelven pobres negras arando
.................un cofre pienso un cofre /…/"
(p.37)


Primera T: la eyaculación como una territorialización de lo externo -el semen proveniente del sujeto masculino- y que se metaforiza, al mismo tiempo, con el germen del dominio del ese afuera incontrolable, en apariencia, y cuyo poder está en engendrar sujetos similares a él(48) . Son al principio regalos -el antecedente doloso y tentador- que son rechazados por el vientre-matriz (símbolo de lo femenino) que devuelve la dádiva -desterritorializando esa posibilidad- en forma de ratas. Esto lo hace mediante un proceso abortivo. Se enmarca, de este modo, esa situación con la normativa que la define como una acción abyecta u obscena cuando se produce en el espacio público de la vereda. En ese acto creemos ver una acción expresamente sub-versiva. La hablante violenta una versión esperada y deseable -para quienes diseñan ese discurso- de lo maternal como espacio de acogimiento. No estamos de acuerdo con Deleuze y Guattari (2004) cuando consideran estos procesos desprovistos de carga ideológica. Precisamente porque existen lugares territoriales y agenciamientos, existe la utopía(49) poco estable, móvil, pero al fin de cuentas realizable. Ésta hace que la sujeto acontezca de acuerdo a opciones éticas enfocadas a accionar una T o una D. En el segundo caso, se produce una segunda D: si en un primer momento hablamos de ese aborto como respuesta desterritorializada ante una acción colonizadora por parte del "hombre" -y este acto es, desde luego, ideológico- aquí vemos cómo la sujeto va en busca del hijo antes abortado, arañando y agujereando la tierra (que se lee también como otra madre) para, en un acto inusitado y simbólico de in-corporación o redención, devolverlo a la matriz también metaforizada con la mención de ese cofre. Es decir, la estrategia de ataque de la sujeto femenina en estos poemas es hacer uso de su propia interioridad para descolocar el orden patriarcal a través de la expulsión de aquello que promueve su hegemonía. Pensamos en la mitología griega y específicamente en Medea, quien además de bruja y hechicera, mató a sus hijos para dañar a Jasón, el padre de ellos. Con Terry Eagleton (2005) podemos decir que "la ideología pretende revelar algo de la relación entre una expresión y sus condiciones materiales de posibilidad a la luz de ciertas luchas de poder centrales para la reproducción (o también para algunas teorías, la contestación) de toda una forma de vida social"(50) . Entonces, no existen sólo unas tensiones que se fugan en diversos grados para territorializar y desterritorializar una geografía de modo inocente. Se producen por algo, aunque ese origen sea otro territorio que ha dejado ver su cara o los remaches de su construcción, o las huellas de su paso.

En paseo de morgue aislamos:

............... ..."/…/ los hombres me amaban
20 .................hubo uno para variar en septiembre
.............. ....hubo uno y ocurrió por detrás /…/"
(p. 38)

O en Desparramo se dice:

............... ..."/…/me predico con la navaja
............... ...en la diestra ensayando
............... ...un nuevo mausoleo
............... ...la carne se hace hilacha
60................. empelotándome explora
............... ...mi pezón híbrido el vacío".
(p. 113)


Segunda T: en el primer caso vemos cómo el impulso de re-ubicarse en el ese espacio sin lugar, nuevamente toma forma del Hombre que ama y penetra por detrás. Ella da la espalda, y es de ese modo en que se hace efectivo el vínculo o la filiación. La hablante no exterioriza la reciprocidad de ese amor: ella sólo consigna un mes, como si sólo importara el tiempo, o más bien proponiendo que esas in-tens/ciones se encuentran arraigados en él. Se nos avisa de la objetualización de esos hombres -como moneda de cambio ante la deuda histórica- que sólo son juegos de intensidades sin otro porqué más que el mismo hecho de llegar, ocupar un sitio e irse. Es por eso que en el segundo caso, igualmente se produce una tercera T: pero esa tiene otra dirección dada por el hecho de que es la misma sujeto quien descubre nuevos territorios en la superficie de sí. Se trata tanto de un acto masturbatorio como de una forma de reconocimiento. Esta T se produce ensayando la táctica de investigación de una geografía -femenina- que necesita ser registrada pero de un modo no violento. O, mejor dicho, restándole violencia a la que de por sí implica esa navaja -igualmente significante de dedo o falo- utilizada para deshilachar carne. Creemos interpretar la acción análoga de entrar en ese mausoleo, o ensayarlo, como una acción liberadora al territorializar una geografía en ruinas, pero antes colonizada por una idea pre-concebida y dominante que, a partir de ese momento, se considera muerta y sepultada. Mejor dicho, se producen otras ruinas pero desde una posición distinta de autoridad y de deseo. Trasladamos la metáfora de ellas entendiéndolas en el sentido de discursos diseminados o de lo que ha sido deconstruido. Es entonces donde se da el caso de esta hablante que, una vez liberada de discursos pre-formadores o per-formadores, se reconoce como híbrida. Esto ocurre porque aún contiene en su superficie las huellas de aquellos conjuntos de códigos, gramáticas o hablas que la de-limitan: es decir, se expone la tensión de un estrato encadenado a otro que no se define más que por su confusión, en vista de que aún se conserva la marca geográfica específica de ruinas que comparten tanto unos como otras. Es por eso que ellas -esas escorias- también se fusionan con la idea de ese pezón que es tanto masculino como femenino.

Para Néstor García Canclini (2001)(51) la hibridación se lee, en el contexto latinoamericano, como una constante dinámica en que "procesos socioculturales en los que estructuras o prácticas discretas, que existían en forma separada, se combinan para generar nuevas estructuras, objetos y prácticas". Para él, estos procesos de hibridación incesantes, variados, llevan a relativizar la noción de identidad. (52) Nuevamente entroncamos con la definición de vincular lo femenino con un proceso desterritorializador ubicuo e intemporal no necesariamente dialéctico. Éste no ha sido considerado en las conformaciones filosóficas, sociales y culturales que promueven una norma hegemónica de géneros, por un lado, y su definición arraigada en la utilización dirigida e interesada por el poder/discurso de sus particularidades materiales encarnadas en una biología determinada. La hibridez de las que se nos habla Canclini también se podría leer de acuerdo a la definición de Donna Haraway (1991): "un cyborg es un organismo cibernético, un híbrido de máquina y organismo, una criatura de realidad social y también de ficción"(53) . Agrega que el cyborg es materia de ficción y experiencia viva que cambia lo que importa como experiencia de las mujeres a finales de este siglo.
Se trata de una lucha a muerte, pero las fronteras entre ciencia ficción y realidad social son una ilusión óptica. Es entonces que se utiliza esta hibridez como una aparente salida re-territorializada para así proponer un mundo mejor, como consecuencia de todas estas políticas insertas en el mismo acto -comunicativo - de la enunciación poética.

Cuarto: Conclusión

Completa es un texto en cuyo discurso se toma partido. Pese a que se expliquen sus mecanismos desorganizados mediante el deseo de englobar ese libro-cuerpo-femineidad con la descripción de una serie de territorios superpuestos(54) , creemos que finalmente esa acción tiene una pretensión política: es decir, que esa intención es utilizada como una política estratégica. Ésta, mediante su aparición crítica en un campo literario de relaciones objetivas(55) -que define la Literatura Chilena- produce confrontación crítica al interior del mismo, y conduce a que los sub-campos se movilicen, muten, o se trasladen a otra parte. Para Patricia Espinosa (2004)(56) , este libro "intenta desarmar la binariedad mediante la irrupción de esta mujer escindida, pero capaz de articular con intensidad su condición de sujeto. Ser es un espacio de praxis y es en la performance sincrónica y espacial de la diferencia, como diría Homi Bahbha, donde se reelabora la condición de sujeto y de la otredad". Ésa es, igualmente, la política de definición que nosotros creemos encontrar, y que en definitiva, describe a una hablante que quiere nombrarse pero no con las estrategias de subjetivación que les suministra el falogocentrismo. Es por eso que con el epígrafe de Completa que introduce este estudio, decimos que "ella se conoce sola".

La hablante se reconoce así, dado a que aparece en un contexto socio-político y discursivo que produce la alienación de los sujetos a partir de otra tiranía, no ya únicamente el recuerdo doloroso de la dictadura de Augusto Pinochet, sino la que constituye la instauración y la radicalización del postmodernismo entendido como la lógica cultural del capitalismo avanzado. El peligro y la constatación más visible es que finalmente esa lógica se inscribe en los mismos procesos de significación y de representación de la realidad(57) . Por lo tanto, forma parte de los mecanismos de exclusión sexual y de género Es por eso que en esta poesía no sólo "se ponen en relieves públicos de recepción textualidades que han sido anormalizadas, o, simplemente, silenciadas por maquinarias políticas, económicas o religiosas a través de una brillante metaforización de las condiciones políticas del proyecto moderno latinoamericano"(58) . Con el material excéntrico que esa conciencia provee, la publicación de este texto se desautoriza y hace lo mismo con las políticas que definen el Libro con parámetros comerciales, o con una paratextualidad reconocible por la ley. De ese modo hace correlativas la idea de un Libro en crisis con una identidad femenina en crisis.

Para conseguir esto, no se contenta la sujeto con trabajar en y desde la materialidad física del Libro -y ahora lo relacionamos con Completa- sino también en cuanto a producir igualmente un discurso que ponga de relieve las migraciones y exilios, territorializaciones y desterritorializaciones que implican el mismo hecho problemático de definirse como sujeto sin acudir a los símbolos que el poder ha modelado como espejo de reconocimiento. Creemos que la política del rizoma resulta más estratégica que utópica o heterotópica. Tras las diferentes y actuales discusiones acerca del los alcances del poder, nosotros entendemos que los sujetos -situados en una sociedad o cultura determinadas- devienen finalmente hacia una cota, probablemente otro territorio, que entronca con nuestros propios principios éticos. Compartimos la visión de Francisco Fernández Buey (2003)(59) al decir que: "Gramsci afirma que no puede haber actividad política permanente [que como práctica requiere de un arsenal ideológico] que no se sostenga en determinados principios éticos compartidos por los miembros individuales de la asociación correspondiente. Son estos principios éticos los que dan compacidad interna y homogeneidad para alcanzar el fin".

Este libro se sitúa críticamente en los intentos por definir, por un lado, una generación en la que se incluya, ya que partimos de la base de que en todo intento de etiquetación existe una política de la reificación(60) en la medida que luego sólo es posible acceder a esos productos culturales a través de la lógica mercantil, en los procesos de negociación de la realidad. No podemos ubicarla cómodamente en los esfuerzos por delimitar y definir una "poesía feminista" o "femenina" o una "poesía escrita por mujeres del siglo XXI" porque, como ya hemos visto, lo femenino de por sí es algo que huye de las categorías binarias y que no se instala con facilidad en algún proceso modelador que intente acotarla. Lo genuinamente femenino no es concebible en el proceso de fetichización global que, a partir de esta nueva fase del capitalismo, produce la realidad: nos referimos al mismo acto poderoso que intenta transformarlo en mercancía.

No creemos, de acuerdo a esto, que todas las éticas sean válidas, puesto que el falogocentrismo ha definido y ha perpetuado su poder -luego reforzado por el capitalismo, aunque haya pasado por diferentes fases económicas a lo largo de la historia- en base a la exclusión de las mujeres (los pobres, las minorías étnicas y sexuales) de los espacios públicos para así justificar en parte la hegemonía de su economía simbólica y su economía monetaria. Por eso, todo acto político incluye una ética (que finalmente es un agenciamiento más estable) que obliga a tomar partido.

En Completa se toma partido utilizando las posibilidades subversivas del rizoma anárquico que escapa de toda ley. Es cierto, por otra parte, que sus referentes huyen de todo orden simbólico, pero no así de uno semiótico. Es aquí donde se da lugar una doble lucha. La primera es por la lucha de clases (y de género) en la concepción misma del signo lingüístico como bien dijeran Voloshinov y Bajtín (citados por Antonio Méndez(61) ) y la segunda, por trasladarla a acciones igualmente performativas, como la misma parodia de este libro-territorio-cuerpo-sin-órganos que simula completar algo. No completa, de hecho, nuestra bibliografía.

 

 

NOTAS

(1) Dennis Quirós asegura que el canon literario es una selección de obras/autores que son un objeto privilegiado de lectura y que corresponden a determinadas categorías, modelos de imitación/socialización que forman parte de la legitimación del poder" (Quirós, Denis. Discusión sobre el Canon de la religión a la literatura. Publicado el 8-08-2002 en la Página Web Ilustrados.com. http://www.ilustrados.com/publicaciones/EpypupFpAkHsTwJYlL.php. En línea. Revisada el 2-08-2006). Harold Bloom afirma que "los cánones, que niegan la distinción entre saber y opinión y son instrumentos de supervivencia construidos para que resistan el tiempo, no la razón, son por supuesto deconstruibles; si la gente creyera que tales cosas no deben existir, probablemente encontraría el modo de destruirlas" (Bloom, Harold: El canon occidental. Anagrama. Barcelona. 1995). José María Pozuelo Yvancos, finalmente, nos habla sobre que las verdaderas obras de arte se resisten a cualquier canon (Pozuelo Yvancos, José María., Aradra Sánchez, Rosa María: Teoría del canon y literatura española. Cátedra. Madrid. 2000)

(2) Cuadros, Ricardo. Contra el método generacional. Artículo publicado el 2005 sin especificar día y mes en la Página Web Crítica.cl . http://www.critica.cl/html/rcuadros_10.htm . En Línea. Revisada el 19-08-2006.

(3) Paula Ilabaca Núñez es Licenciada en Letras con mención en Lengua y Literaturas hispanoamericanas y Licenciada en Educación con mención en Profesora de Castellano, ambos títulos obtenidos en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Ha participado en los talleres de destacados poetas y escritores chilenos como: Sergio Parra, Gonzalo Millán, Paz Molina, Raúl Zurita y Diamela Eltit. Perteneció al dúo performancístico "Antifaz", desarrollado junto a Héctor Hernández Montecinos. Es coautora y actriz principal en diversos y pequeños registros en video que se congregan en "La Cinemateca" (1999-2001). En el año 2002, aparecen poemas suyos en la antología Círculo infinito de Editorial Al margen. En el año 2003, publica su libro Completa en la editorial del Contrabando del bando en contra. En ese mismo año su poema la niña lucía aparece publicado como material inédito en la revista Plagio. En el año 2004 aparece en el disco Oscilación que une poesía y música electrónica. "la niña lucía" es el nombre del tema creado por Danny Jeffs, quien trabajó sus bases sobre el texto homónimo. Este mismo año, fue incluida en la antología realizada por Raúl Zurita, Cantares, nuevas voces de la poesía chilena. En el año 2005, su libro inédito la ciudad lucía es publicado casi íntegramente en la antología Cuatro cuartetos I: Cuatro poetas recientes de Chile, selección realizada por el poeta argentino Cristián De Nápoli y publicada en Buenos Aires. Durante los años 2000 al 2005, publica sus textos en diversas revistas literarias, tales como Mercado negro, Matadero, Estrago, Barco ebrio, Derrame, Plagio y Rocinante, todas de edición chilena. También apareció en la revista Oráculo, que se publica en ciudad de México. En el año 2005, participa en diversos encuentros literarios lejos de Santiago, tales como: Chillán Poesía, en la ciudad de Chillán, Salida al mar: Festival internacional de poesía, realizado en la ciudad de Buenos Aires y Patagonia escrita, realizado en la ciudad de Punta Arenas. Al comienzo del año 2006, participa en el encuentro AQpoesía, realizado en la ciudad de Arequipa, Perú. En este encuentro presenta una performance de lectura poética musicalizada junto a Her own private soundtrack. Actualmente se desempeña como profesora de Enseñanza Media y como autora en la escritura de libros de Lenguaje para niños.

(4) Nos extenderemos más adelante sobre los ensayos de Héctor Hernández Montecinos y de Felipe Ruiz que defienden la aparición de esta nueva generación. Ver: Hernández Montecinos, Héctor. Panorama Subjetivísimo de la novísima poesía chilena (14 -07- 2004). Sitio Web de Educar Chile. http://www.educarchile.cl/ntg/estudiante/1626/article-88161.html. En línea. Revisada el 22 de mayo del 2006. Ver también: Ibid. Chile antes de ser un país fue un poema. Quintarueda, año 1, nº1, junio de 2004. Artículo disponible en el sitio web de Letras.s 5. http://www.letras.s5.com/hh250904.htm. Revisada el 22 de mayo del 2006. Ruiz, Felipe. Poesía, democracia y contingencia. Articulo publicado el 14 de Diciembre de 2004 en el Sitio Web de Educar Chile. http://www.educarchile.cl/ntg/docente/1556/article-94853.html#comenta . En línea. Revisada el 2 de julio del 2006.

(5) Mary Wollstonecraft Shelley, (Londres, 30 de agosto de 1797 - Londres, 1 de febrero de 1851) Escritora británica. Estuvo casada con el famoso poeta Romántico Percy Bysshe Shelley. Su obra principal es Frankenstein, o El Prometeo Moderno. Ver: Enciclopedia libre Wikipedia.
http://es.wikipedia.org/wiki/Mary_Shelley. Revisada el 7 de agosto del 2006. En línea.

(6) Richard, Nelly. Discurso Feminista y crítica cultural: Nuevos desafíos. Revista Atenea. Universidad de Concepción: la Universidad, 1924-V, Nº 473 (1996)

(7) Hablamos de aquellos textos que se hacen mención de estas problemáticas.

(8) Gobernó entre 1993 y el año 2000.

(9) Su legislatura comenzó el año 2000 y terminó el 2005.

(10) Tomás Moulián (2005) aclara que: "hay un problema conceptual de fondo. Se ha tomado la mala costumbre intelectual de llamarle transición a cualquier cosa o, para ser más riguroso, a un acontecimiento importante pero que no marca un verdadero quiebre. En la tradición sociológica la noción de transición significaba el proceso de pasaje de un tipo de sociedad a otra. En Chile y en América Latina se ha optado por llamar transición a procesos que, por lo menos en el caso chileno, no generan cambios institucionales de fondo aunque signifiquen cambios de dirección y orientación en la cúpula del Estado. Es importante que el dictador Pinochet haya entregado el gobierno a un presidente electo y que la serie no se haya interrumpido. Pero conceptualmente no basta para identificar el comienzo de una nueva sociedad". Moulian, Tomás. El cierre de la transición inexistente. Artículo publicado el 18-08-2005 en el periódico digital El Mostrador: http://www.elmostrador.cl En línea. Revisada 3-6-2006.

(11) Sandoval continúa: "Podríamos señalar que estos años marcan al lenguaje con un signo de desconfianza y de culpabilidad, por tratarse de un momento en que todo el aparato estatal se vuelca a la censura cotidiana, donde no quedan exentas las expresiones literarias, porque todo puede ser sujeto de sospecha". Dice también: "Esto motivará a la escritura, sobre todo poética, a buscar otro lenguaje, formas de revelar y rebelar el dolor, la herida, la tortura, la muerte y la desaparición como marca permanente. Así lo explica el poeta Raúl Zurita cuando señala que "los nuevos escritores se vierten en la búsqueda de nuevos parámetros de lenguaje que puedan interpretar mejor la situación, partiendo sí de lo que se veía como otra instancia represora más: el mismo lenguaje". Ver: Sandoval, Marcela. El traspaso de la memoria al lenguaje poético: Aproximación a los primeros textos de Elvira Hernández y Eugenia Brito. Artículo prublicado en la Revista Cyber Humanitatis. Nº 19, 2000.
http://www2.cyberhumanitatis.uchile.cl/19/msandoval.html En línea: revisada el 3-6-2006
.

(12) Bello, Javier. Los Náufragos. Sitio Web de la Universidad de Chile. Ensayo publicado el 8 de octubre de 1998. http://www.uchile.cl/cultura/poetasjovenes/naufragos1.htm. En línea. Revisada el 8 de marzo del 2006.

(13) Montealegre, Pedro. Entre náufragos y bárbaros: los casos de Javier Bello, Héctor Hernández y Alejandra del Río en la poesía joven chilena. Revista Ítaca nº1. Valencia. 2003

(14) Muñoz, Luco, María Teresa. Damsi Figueroa: cartografía del éter. Revista El Ermitaño,
Año 2, Número 3, enero de 2004.

(15) Bello, Javier. Op. Cit.

(16) Galindo, Óscar. Antonia Torres: las estaciones aéreas. Presentación de libro hecha en Valdivia, el 19 de octubre de 1999. Se puede consultar en la página Cyber humanitatis. http://www2.cyberhumanitatis.uchile.cl/15/tx1.html En Línea: revisada el 3 de julio del 2006

(17) Prado, Traverso, Marcela. Para una historia de la literatura femenina latinoamericana. Algunas observaciones teórico-metodológicas. Nueva revista del Pacífico, Valparaíso, Chile, Nº 37, 1992.

(18) El término heterotopía es usado por Michel Foucault. Dice: "Las utopías consuelan.: porque aunque no tengan lugar real, se despliegan, sin embargo, en un espacio maravilloso y liso /…/ las heterotopías inquietan, sin duda, porque zapan secretamente el lenguaje, porque impiden nombrar esto y aquello, porque quiebran los nombres comunes y los encabalgan, porque arruinan de antemano la 'sintaxis', y no sólo la que construye las frases -la menos manifiesta, la que 'mantiene unidas' (juntas y enfrentadas unas y otras) las palabras y las cosas". Foucault, Michel. Espacios otros, utopías y heterotopías. Conferencia en el Centre d`ètudes architecturales, París. 1967 . Artículo disponible en:
https://e-revistes.upc.edu/bitstream/2099/425/1/P005p.pdf En línea. Revisada el 22-08-2006

(19) Para Frederic Jameson, esta nueva moda "hiptónica" nace como síntoma sofisticado de la liquidación de la historicidad, la pérdida de nuestra posibilidad vital de experimentar la historia de un modo activo. Ver: Jameson, Frederic. El posmodernismo o la lógica cultural del capitalismo avanzado. Paidós Studio. Buernos Aires. 1991

(20) Montealegre, Pedro. El anacoluto poético de Hernández. Artículo publicado el 7-08-2005 en la página web de Letras.s5. http://www.letras.s5.com/hhm070105.htm En línea: revisada el 22-08-2006

(21) Hannah Arendt consideraba la política necesariamente como un espacio de relación -habla también de dominación- con los otros, y los diversos. Ver: Arendt, Hannah. ¿Qué es la política? Paidós. Barcelona. 1997.

(22) Es así, que Héctor Hernández Montecinos acusa de "académica y literatosa" la supuesta generación del 90. Dice, también, en una entrevista en Letras 5 que: "me parece que carecen [los poetas de los 90] de riesgos al momento de escribir, no hay un afán de crear, de dar cuenta de las múltiples contingencias que son pertinentes después de una dictadura horrenda y asesina, o en el momento en que el mercado también lo es". Hemos dicho que las generaciones literarias corresponden a una administración política e ideológica por parte de los agentes de datos históricos vinculados a la literatura y a sus autores. Creemos que no se sustenta lo que dice Hernández, dado el caso de que los supuestos poetas de los 90 no constituyeron un grupo homogéneo de escrituras: no suscriben una misma poética; no hay manifiesto; no se validan cabezas generacionales que ejerzan influencia; no se pueden definir de forma certera. Ver. Hernández, Héctor. Op. Cit. 2004. Por otra parte, Felipe Ruiz propone el mismo escenario: asegura que la náufraga generación del 90 se trató de "un retroceso hacia viejas y superadas formas de poetizar, cancelando a muchas (y buenas) voces prematuramente. Para comprender estas poéticas que se retraen hacia el verso lírico y clásico, habría que pensar el papel que jugaron en el contexto de su década, incluso más allá de la calidad de sus poemas en sí. Evidentemente, el primer decenio de gobiernos de la Concertación (y sobre todo los primeros cinco años) no fue proclive a discursos contestatarios y belicosos". Ver: Ruiz, Felipe. Poesía, democracia y contingencia. Articulo publicado el 14 de Diciembre de 2004 en el Sitio Web de Educar Chile. http://www.educarchile.cl/ntg/docente/1556/article-94853.html#comenta . En línea. Revisada el 2 de julio del 2006.

(23) Eagleton, Terry. Una introducción a la teoría literaria. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires. 1998.

(24) Hernández, Héctor. Op.Cit. 2004

(25) Peña Rodríguez, Francisco José. Poesía actual de mujeres en Hispanoamérica: el Siglo XXI. Artículo publicado el 5-04-2006 en la página web Marca Acme:
http://www.marcaacme.com/articulo-view.php?id=110 En línea: revisada el 23-08-2006

(26) Algunas notas sobre ellas aparecen en el ensayo de: Hernández Montecinos, Héctor. Panorama Subjetivísimo de la novísima poesía chilena (14 -07- 2004). Sitio Web de Educar Chile. http://www.educarchile.cl/ntg/estudiante/1626/article-88161.html. En línea. Revisada el 22 de mayo del 2006

(27) La editorial [contrabando del bando en contra] ha publicado también los títulos: El barro lírico de los mundos interiores más oscuros que la luz, de Héctor Hernández Montecinos y Este libro se llama como el que una vez escribí, del mismo autor; Puta Poesía, de Pablo Anrré Carvajal; Aproximación a la situación anómala y oblicua del lenguaje, de Arnaldo Enrique Donoso y Del estado del Arte, del mismo autor; Frío en la noche Latina, de Pablo Paredes; Sangre Seca, de Estela Lamat y Yo la Peor de Todas, de la misma autora.

(28) Montealegre Pedro. Op. Cit. 2005

(29) Texto aparecido en el libro El Barro Lírico de los Mundos Interiores más Oscuros que la Luz, de Héctor Hernández Montecinos. En él tampoco consta el año de edición, numeración, índice ni registro de propiedad intelectual.

(30) Genette, Gérard. Palimpsestos. La literatura en segundo grado. Madrid: Taurus, 1989.

(31) Escribimos Libro con mayúscula ya que hablamos de él en general. Para hablar de Completa lo haremos con minúscula.

(32) Pierre Bourdieu asegura que: "La propia lógica del campo tiende a seleccionar y consagrar todas las rupturas legítimas con la historia objetivada en la estructura del campo, es decir las que son fruto de una disposición formada por la historia del campo e informada de esa historia, por lo tanto inscrita en la continuidad del campo". (Bourdieu, Pierre. Las Reglas del Arte. Génesis y estructura del campo literario. Anagrama. Barcelona. 2002).

(33) Suscribimos, por ahora, la definición de ironía de Rosamaría Martín (1996). "La ironía viene ser, por tanto, una especie de lenguaje en clave, pues se le exige al lector que rechace su significado literal, que vaya más allá del significado superficial, de modo que su desciframiento crea en el receptor la emoción del encuentro con un espíritu afín. Ello nos permite concluir que las construcciones de la ironía no se pueden reducir casi nunca, o nunca, a gramática o a semántica o a lingüística /…/ La ironía, más allá de un mero procedimiento retórico, obedece a una disposición profunda del ser total" (Martín, Casamitjana, Rosamaría: El humor en la poesía española de vanguardia. Gredos. 1996)

(34) Interpretando a Foucault, Judith Butler asegura que la "materialidad designa cierto efecto del poder o, más exactamente, es el poder en sus efectos formativos o constitutivos. En la medida que el poder opere con éxito constituyendo el terreno de su objeto, un campo de inteligibilidad, como una ontología que se da por descontada, sus efectos materiales se consideran datos materiales o hechos primarios" (Butler, Judith. Cuerpos que importan. Sobre los límites materiales y discursivos del "sexo". Paidós. Buenos Aires. 2002)

(35) Butler, Judith. Op.Cit. 2002

(36) Utilizamos la concepción de Mijail Bajtín para la dialogía: "Los lenguajes del pluringüismo se introducen en la novela en forma de estilizaciones paródicas impersonales (como en los humoristas ingleses y alemanes), de estilizaciones no paródicas, de géneros intercalados, en forma de autores convencionales, de skaz; y finalmente, incluso el indiscutible discurso del autor, por ser polémico y apologético, es decir por oponerse, como lenguaje especial, a otros lenguajes del plurilingüismo, se concentra en cierta medida en sí mismo; esto es: no sólo representa, sino que, también, se representa". Bajtín, Mijail. Teoría y Estética de la novela. Taurus. Madrid. 1989.

(37) Estas preguntas se podrían hacer operativas y extenderse al cuestionamiento crítico de toda institución cultural y política basada en el falogocentrismo, a la metafísica de la presencia, a la lógica de lo unitario.

(38) El símbolo lo podemos definir, junto a Thomas C. Greaves (2002), como un "vehículo comunicacional, en general, verbal o visual, donde emisor y receptor comparten una asociación adquirida y arbitraria entre la señal y un significado convencional. La comunicación simbólica es frecuente entre los humanos, y forma las bases no sólo de gran parte de la vida social, sino también de virtualmente todas las culturas y la creatividad humanas". Greaves, Thomas. EN: Payne, Michael Et. al. Diccionario de teoría crítica y estudios culturales. Paidós. Buenos Aires. 2002. De acuerdo a esto lo simbólico sería coextensivo al orden del lenguaje, y, siguiendo a Lacan, a la esfera significante. (Lacan, Jacques. Obras Escogidas. RBA Coleccionables. Barcelona. 2006).

(39) Méndez, Rubio, Antonio. Poesía sin mundo. Editora regional de Extremadura. Mérida. 2004

(40) Freud, Sigmund. Más Allá del Principio del Placer. Obras Escogidas. RBA Coleccionables. Barcelona. 2006).

(41) "Las prohibiciones no tienen la misma forma, ni intervienen de la misma manera en el discurso literario y en el de la medicina, en el de la psiquiatría o en el de la dirección de la conciencia. E, inversamente, esas diferentes regularidades discursivas no refuerzan, no rodean o no desplazan las prohibiciones de la misma manera" (Foucault, Michel. El orden del discurso. Tusquets Editores. Buenos Aires. 1992)

(42) Deleuze, Pilles; Guattari, Félix. Mil Mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Pre-textos. Valencia. 2004. Pp. 512-521

(43) "Para la filosofía del absurdo, el sinsentido es lo que se opone al sentido en una relación simple con él; hasta el punto de que el absurdo se define siempre por un defecto del sentido, una carencia (no hay bastante...). Por el contrario, desde el punto de vista de la estructura, siempre hay demasiados sentidos: exceso producido y sobreproducido por el sinsentido como defecto de sí mismo /…/. El sinsentido es lo que no tiene sentido, y a la vez lo que, como tal, se opone a la ausencia de sentido efectuando la donación de sentida. Esto es lo que hay que entender por non-sense". Deleuze, Gilles. La lógica del Sentido. Paidós. Barcelona, 1994. Pp. 90-91.

(44) Para Deleuze y Guattari (2004) el agenciamiento es el primer lugar territorial.

(45) Las definiciones de poder son múltiples y polisémicas dentro de los últimos estudios sobre cultura y sociedad: al mismo tiempo, posee connotaciones tanto negativas como positivas dependiendo del problema sujeto a análisis y al contexto político y cultural en el que surge. Lo resumimos de manera provisoria con la concisión que nos proporciona la Real Academia Española (1992): "Dominio, imperio, facultad y jurisdicción que alguien tiene para mandar o ejecutar algo", y sin desdeñar otra que precisamente se centra en cómo ese "alguien" llega a tener esa facultad y esa jurisdicción. Por eso también decimos con Teum Van Dijk (1994) que "la noción de poder involucra ante todo el concepto de control sobre dos instancias: los actos de las personas y la mente de las personas; es decir, hablar de poder es hablar de control. El control remite a la limitación de la libertad de acción de otros". Van Dijk, Teum. Análisis Crítico del Discurso. Ponencia UNESCO. 1994

(46) Op.Cit. (2004)

(47) Judith Butler afirma que: "los actos preformativos son formas de habla que autorizan: la mayor parte de las expresiones preformativas, por ejemplo, son enunciados que, al ser pronunciados, también realizan cierta acción y ejercen un poder vinculante". (Op. Cit. 2002)

(48) Pierre Bourdieu asegura que se crea el discurso de ese proceso natural y pasivo de la hinchazón de la mujer o la tierra, como un espacio y soporte que sólo exige de la mujer unas prácticas técnicas o rituales de acompañamiento, "actos continuos, normales, repetitivos y monótonos" (Bourdieu, Pierre. La dominación masculina. Anagrama. Barcelona. 2003 )

(49) Antonio Méndez, siguiendo a Ricoeur, define la utopía como aquella mirada a lo que existe a través de lo que no existe. (Op. Cit. 2004)

(50) Eagleton, Terry. Ideología. Una introducción. Paidós. Barcelona. 2005

(51) García Canclini, Néstor. Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad. Paidós Estudio y Sociedad. Barcelona. 2001.

(52) García Canclini (2001) asegura más adelante que: "cuando se define a una identidad mediante un proceso de abstracción de rasgos (lengua, tradiciones, ciertas conductas estereotipadas) se tiende a menudo a desprender esas prácticas de la historia de mezclas que se formaron".

(53) Haraway, Donna. A Cyborg Manifesto: Science, Technology, and Socialist-Feminism in the Late Twentieth Century" in Simians, Cyborgs and Women: The Reinvention of Nature (New York; Routledge, 1991) Disponible en castellano en:
http://manifiestocyborg.blogspot.com/ Revisada el 7- 07-2006

(54) Como ya hemos dicho, éstos se mueven de forma constante por espacios también móviles.

(55) Ya lo dijo Pierre Bourdieu cuando se refería a las relaciones objetivas entre textos, autores y agentes, y las políticas económicas, culturales y sociales que rigen los campos en donde éstas se dan cita.

(56) Espinosa, Patricia. Binariedades Efectivas. Revista Rocinante Nº 65, marzo del 2004

(57) Jameson, Friederic. Op. Cit. (1991)

(58) Hernández, Montecinos, Héctor. Op- Cit. (2004)

(59) Fernández Buey, Francisco. Ética y Política en la obra de Antonio Gramsci. Comunicación a un Congreso sobre Gramsci: Torino, XII/1997. Publicado en la Página Web de la revista Escenario, Nº 3, el 3 -03-2003. En línea:
http://www.escenario2.org.uy/numero7/etica_fernandez.html
. Revisada el 4 de abril del 2006.

(60) Estamos con Mary Ellen Bray al definir la reificación como una forma específica de alienación, en la cual la conciencia del individuo está tan agobiada con su identificación con los medios y el fruto de la producción, que se detiene el proceso dialéctico de identidad y se produce un bloqueo psicológico que niega el crecimiento individual, así como toda interacción social significativa": Bray, Mary Ellen. Reificación. EN: PAYNE, Michael Et. Al. Diccionario de teoría crítica y estudios culturales. Paidós. Barcelona. 2002.

(61) Op. Cit. 2004



 

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*Pedro Montealegre Latorre (Santiago de Chile, 1975).
En 1995 participa en el Taller Literario Fértil Provincia, a cargo de los Poetas Heddy Navarro y Bruno Serrano. Ese mismo año forma parte de la agrupación de escritores jóvenes Quercipinion, en la ciudad de Puerto Montt. En 1999 forma parte del Taller Literario de la Universidad Austral de Chile, a cargo del crítico y profesor Iván Carrasco y, paralelamente, al Taller Virtual de la Corporación Cultural de las Condes, dirigido por el poeta Raúl Zurita. En 1996, fue premiado con el segundo lugar, mención poesía, en el Primer Concurso de Literatura Pablo Neruda, del centro cultural homónimo, en la ciudad de Valdivia. En 1998 le es concedida la medalla Fernando Santiván, de la Universidad Austral de Chile, por logros artísticos. En 1999 obtiene el primer y tercer lugar en el Segundo Concurso Universitario de Poesía Navegando entre Versos, de la misma universidad y el hogar estudiantil Huachocopihue. El año 2000 es galardonado con el segundo lugar en el Primer Concurso Nacional de Poesía Joven Enrique Lihn. El año 2005 resulta ganador del IV Certamen de Poesía César Simón, en Valencia España. En 1999 publica su libro Santos Subrogantes (Ediciones de la Universidad Austral de Chile), y el año 2005 publica su segundo libro, La Palabra Rabia (Editorial Denes, Valencia). Ha sido incluido en los libros-antología: Neruda, la Lluvia, el Río (Valdivia, 1996); Hipocampos (EVA ediciones, Valdivia, 1998); Quercipinion (Ediciones de la Revista Trilce, Concepción, 2000); Ocio Increíble (autores premiados, Barba de Palo ediciones y editorial El Kultrún, Valdivia, 1999); Línea Gruesa (Pájaro Verde Ediciones, Puerto Montt, 2000); Sur Fugitivo: Antología de poetas de la Décima y Novena Región (Temuco. Editorial Jauría. 2004); El decir y el vértigo, panorama de la poesía hispanoamericana reciente 1965-1979 (Filodecaballos Editores, CONACULTA Fonca, México, 2005); Voces del Extremo, Poesía y Vida (Fundación Juan Ramón Jiménez, Moguer, 2006). Artículos de crítica y poemas suyos aparecen en algunas revistas chilenas y españolas. Pedro Montealegre es periodista y actualmente cursa el doctorado en Lengua y Literatura Hispánicas de la Universitat Jaume I, en Castellón y forma parte de la Unión de Escritores del País Valenciano. Reside en Manises, Valencia.

 

 

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