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EL LEVISTERIO DE PERSUS NIBAES Y UNA FORMA DE REACTUALIZAR EL MITO CHILOTE

Por Claudio Maldonado



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Cuando yo era niño, en los 80, ¿Qué sabía de Chiloé? ¿Qué sabía de su mitología y sus laberintos insondables, desde aquí, desde el valle central? Seguro que más de algún profesor me hizo dibujar el Caleuche, quizás me reí del poder amatorio del Trauko y en una fogata  en Iloca sentí miedo con esa Llorona que podía estar en cualquier parte del mundo. Eso era, también disfrazarme de chilote o sacarme un 5.0 por cantar el gorro de lana. Eran los horribles ochentas  que no querían irse, tiempo en que también comenzó,  a toda nave, la explotación acuícola en ese archipiélago, bajo el capote de nuestro sistema neoliberal, irrumpiendo feroz en una sociedad fundada por siglos en el trueque y su consiguiente autonomía familiar y alimentaria. Esto lo he conocido con los años, al igual que en todo Chile, las tradiciones de Chiloé se han tenido que ir acomodando, con el Gana la gente, con el Crecer con igualdad, con el Viva el cambio, con los Tiempos mejores del empresario de turno.

El escritor y académico Sergio Mansilla, en su artículo Mutaciones culturales de Chiloé: los mitos y las leyendas en la modernidad neoliberal isleña, señala que la construcción mitológica de Chiloé ha ido mutando, pero que está lejos de desaparecer, más allá de  ver las tradiciones como inútiles al progreso  (olvido) o también más allá de tomar el  camino de ver estos saberes como un producto de consumo. “Las realidades de la imaginación mitológica son mucho más potentes”, señala Mansilla, ya que estos discursos están afincados a  través de un   método fundado en la conversación (oralidad) para  defensa de la integración y la diferenciación  cultural.

Dicho lo anterior, con el fin de asentar mi  inquietud lectora ante El Levisterio Brujos y corsarios en el Chiloé del siglo XVII (Editorial Austrobórea 2018) del escritor Persus Nibaes, es que me pregunto: ¿Qué podría hacer la Fiura, el Invunche, la Volaora, o el Rey Chacho con esos nuevos barcos explotadores si a sabiendas que hace tiempo los medios de comunicación han hecho  que el discurso del imaginario mitológico chilote del nativo  sea ahora dominado por el discurso de la imagen visual y por el de la literatura escrita?  Anulando lamentaciones (de pasado mejor o peor)  creo que este es uno de los  grandes méritos de la novela: la posición política del autor al reactualizar el mito, suspendiendo la diferencia entre la ficción y la no ficción. Algo muy propio de la literatura contemporánea, pero por lo menos, según creo, algo nuevo en la forma de entender el imaginario de estos mitos y leyendas chilotas, que como dije al principio de este escrito, siempre parecen estar cargadas de la caricatura fragmentada de sus personajes y de la noción limitada del misterio de la verdad o la mentira. A continuación analizaré cuatro claves argumentales de la novela que considero vitales para fundar la idea del deseo  de reactualización por parte del autor:

1) La Asociación ilícita: La novela plantea la forma como opera un sistema de control, vigilancia y administración dirigido por una estructura jerárquica compuesta por brujos de diferentes características y funciones: el brujo Jesucristo que tiene poderes milagrosos, El brujo del Monte es el  virrey, El brujo Chacho el rey, sus asistentes domésticas como las Volaoras y operarias logísticas como la bruja Fiura. La base de comando se configura al medio de la isla en la cueva de Quicaví , protegida por un guardia que es el Invunche, el funcionario protector que cada cierto tiempo debe ser cambiado por algún bebé raptado de la isla y que debe ser torturado y deformado hasta conformar una bestia que no sienta piedad por ningún ser. Esta asociación pareciera operar en el under de la isla, ya que los brujos son funcionarios del gobierno, hacendados, o profesionales que se desenvuelven libremente en la sociedad. Sin embargo hay signos en la novela que más que un principio de ocultamiento por parte de la organización hay una aceptación silente por parte de toda la comunidad: “sabemos quienes son, pero no hay nada que hacer, lo mejor es callar y agachar el moño “. El Vikingo es unos de los pocos habitantes que se rebela, pues los brujos le han raptado al bebé para darle de comer al Invunche. Incluso hasta la familia protagonista (ejemplo de la solidaridad chilota) al principio se muestra reacia a ayudar. El miedo absorbe a la población. Sus libertades y derechos son restringidos por estos injertos del mal, que a pesar del repudio son los que también protegen los intereses económicos de la isla, estableciendo relaciones pacíficas con los españoles y espantando a las flotas piratas ávidas de un oro que no existe. En EL fondo tanto chilotes como indígenas terminan aceptando, en cierta forma, ser la carne de cañón en la recta provincia. La ciudad de Castro es incendiada y para todos parece que no había remedio, mejor diablos conocidos que diablos holandeses por conocer.

2) La ambición y el honor del Corsario Hendrix Brouwer: La historia de la colonización americana podría estar resumida en este personaje del Levisterio. Un viejo lobo de mar holandés bajo el protectorado de la corona portuguesa decide conquistar los mares del océano pacífico atravesando tierra del fuego para así llegar a Valdivia y derrotar a los españoles. Es su último deseo, y a pesar de que ha tenido que matar a uno de los suyos por instar al motín y de combatir día a día con la destrucción de su salud, a pesar del frío, el hielo y los arrecifes, a pesar del miedo de no lograrlo y que en Amsterdam se burlen de su recuerdo,  el capitán tiene un plan que no puede fallar. Llegar a la isla de Chiloé, capturar la mayor cantidad de indios para esclavizarlos y llevarlos a Valdivia y apertrecharse con alimentos. Hasta el momento todo va bien, usará la táctica de regalos exóticos para los indios y atacará a los soldados españoles para tomarse los principales pueblos. Pero cae un error, en una tierra que por razones obvias nunca ha sido rica en minerales, el oro prácticamente no existe. El viejo lobo de mar es engañado, el mito supera al pragmatismo, y aconsejados por los brujos, los indios les regalan un entierro: un cofre lleno de joyas infectadas por una hierba venenosa. La ignorancia del foráneo sucumbe ante la resistencia (que no mentira) de la isla misteriosa. A partir de lo dicho pienso en esos seudo místicos que hoy van realizar turismo espiritual en la isla buscando un tercer ojo no existe, también pienso en ese emprendedor del conti que termina aburrido y arruinado porque su negocio de charguarma no le funcionó.

3) El escritor del Levisterio: El padre Bruno Kulczewski es de origen polaco, cree firmemente en que para destruir al mal hay que conocerlo en todas sus facetas, vivirlo, hacer el mal, impregnarse de dolor y violencia. El padre Bruno ha recorrido América buscando ese momento Borgeano en que se sabe por primera vez quien se es en este mundo. El padre ha concluido que el satanás está en el sur de Chile y que la única solución es convertirse en un brujo para llegar al trono de la Cueva del rey Chacho y destruirlo. Para eso se somete a una serie de ritos,  por ejemplo, estar cuarenta días bajo una cascada para desbautizarse y  y así pactar con el diablo. Entregarse como brujo principiante a los de la recta provincia y matar al ser que más quiere en la isla: el viejo Alvarado, el que estuvo con él en la destrucción Osorno y donde encerrado por los indios y el rigor de la hambruna tuvo que comerse los restos de un bebé recién parido. El acto final es beber la sangre de una niña de tres años, la nieta del viejo Alvarado. ¿A tanto ha llegado el deseo de combatir el mal? ¿O más allá de este sacrificio no hay un afán sostenido en una fiebre intelectual por conocer los secretos de la brujería? Antes de morir, se señala en la novela, que en Europa  Kulczewski es considerado simplemente un loco, es decir, ni el fanatismo de la Inquisición creerá en estas crónicas que dice estar escribiendo desde la isla para buen conocimiento de la santa iglesia Católica y el Rey. Son más de mil páginas de Levisterio,  donde están todos los secretos de la magia y la brujería de este lado del mundo. Así lo escribe el padre Bruno, así lo afirma este polaco mientras come milcao y mariscos en la casa de los Alvarado: “el mal es terrenal y el bien es celestial” Sólo hay que ver como actualmente la curia católica indica sus abusos sexuales como “errores” y como estos se deberían comprender desde una fe que desde el cielo pareciera caerse a pedazos.

4) La forma y sentido de la familia Chilota: En la novela la familia está compuesta por el Viejo Alvarado la Chola, Luisito, María, el Alvarado nuevo, la Rosita y el Cholga. De acuerdo a las formas de comunión, de los afectos y el sentido de pertenencia que conforma el núcleo familiar, también podríamos incorporar al Tosca (el vecino) como un integrante más. Percibo una génesis basada en la mezcla de identidades que dan vida, por ejemplo, a la riqueza de las conversaciones que estos tienen mientras comen o hacen sus actividades cotidianas. El viejo Alvarado después de huir de la destrucción de Osorno ha capturado a una niña mapuche: La Chola, que después de 40 años mantiene sus atuendos y tradiciones. No hay que obviar que el viejo Alvarado abusa de su poder y escapa a los confines con esta suerte de sirvienta-esposa. Ahí comienzan a nacer los hijos, trabajadores, respetuosos del orden cotidiano y orgullosos de haber incorporado como hermano a un foráneo: al Cholga,  un niño rescatado en las costas de la isla, hijo de indios chono del extremo sur, que ya en su juventud quiso conocer a sus verdaderos familiares, pero que al final vuelve a la isla, porque ahí están los suyos, su familia, su identidad presente y futura.  Pero si existe una génesis familiar también hay una destrucción del núcleo. Los motivos de esta desintegración se desprenden de los tres puntos anteriores: de las acciones de los brujos, del peligro que representan los piratas holandeses y del plan oculto del padre polaco. La tragedia comienza con el rapto de niña, con el asesinato del Viejo Alvarado, con el embarazo de María cuyo padre puede ser el Trauko o tal vez el Tosca que también ha muerto por rebelarse ante los brujos.  No es casualidad que la última esté escrita por un integrante de la familia, que ha quedado ciego, quizás como una metáfora de que es mejor no ver el mal y seguir con la simulación, que los brujos no existen, pero de que los hay los hay.

 


  Texto leído en la presentación realizada en Talca el primero de Junio de 2018.



 

 

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El Levisterio de Persus Nibaes y una forma de reactualizar el mito chilote.
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