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Lunes 23 de Abril del 2007
Auditórium Universidad de Concepción
Vocalía de Derechos Humanos Federación de Estudiantes
¿Configuración de un escenario poético o intento fallido de vanguardia literaria?

EL FUTURO SE FUE

Pablo Paredes M.

El futuro se fue ese año 90,
nadie nos gritó vuelta vuelta,
vuelta de tortilla...
... entre libros y citas el futuro pasó.

Jorge González.

La noción de vanguardia parece funcionar como fantasía de algunos escritores y aún más como fantasía de la crítica. Lo primero, pues los escritores imaginan ser parte de una comunidad subversiva frente al statu quo literario/social. Y digo: imaginan ser parte de una comunidad como oposición a la posibilidad de: articulan una comunidad. Y lo segundo, pues la crítica (con)funde el concepto de transversalidad de una urgencia que genera reacciones artísticas similares con una comunidad articulada más propositiva que reaccionaria, que es lo que yo podría entender como vanguardia con el plural tácito y organizado que contiene esta palabra. Dicho esto puedo pasar a Jorge González que es de quien me interesa hablar hoy en Concepción. Una vez terminada la dictadura, con esa abruptez tan propia de la democracia representativa, proyectos escriturales (no hablo necesariamente de publicaciones) como los de Carmen Berenguer, Raúl Zurita o José Ángel Cuevas parecerían congelados como si ese No y el arcoiris, también hubiese derrotado a sus textos. Este convincente simulacro de cancelación fue extensivo al resto de las artes y Los Prisioneros representan el paradigma de esta operación. Así el disco Corazones, sería ampliamente resistido por las mermadas y ligeramente roqueras vanguardias políticas, pues no fue leído como reescritura o bifurcación del discurso de la izquierda en los Ochenta sino como su grosera cancelación al ritmo del pianito eléctrico de los Noventa. Pero ese disco comenzaría a levantar una sensibilidad política y emotiva que años después haría suya cierta generación de poetas o mejor dicho ciertos poetas de una generación. Al comienzo de los Noventa, Jorge González se alejaría de su banda y grabaría dos discos como solista. Uno, de repercusiones mediáticas nada despreciables para una estrella local, que diluía la reescritura planteada por el disco Corazones a través de la agüita del tema Fe. Y otro de casi nula difusión que constituye una pieza clave para entender gran parte de la actual creación poética santiaguina. El disco se llamó El Futuro se Fue y significó la crítica más audaz, y desde mi punto de vista, una de las más bellas al proceso de transición a la Democracia (que es también una transición a otro arte). Cito nuevamente a González:

Yo en verdad no sospechaba el concepto del poder
yo creía que el poder tenía que ver solamente con los ricos y los generales
con los empresarios
con los malos de la película.

Ahora tengo diez años de poder,
de un poder abstracto
yo creía que el de los escenarios de la palabra
de la choreza
de las ideas
y es un poder igual,
es un poder igual
y sangra y daña y mata y muerde
y te hace pedazos y hace pedazos a los demás
que les toca estar cerca
que les toca estar cerca...

... y yo que creía que el único malo era Walt Disney.

.. .. .. . .. .. .. .... .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .... El Poder, J.G

González que en aquel disco se construye desde su destrucción, profundiza en la trágica generalidad de la culpa y el poder. Proponiendo una nueva crisis (de exposición del autor) en donde actúen las escrituras, eliminando o anestesiando a la dictadura referencial como única articulación posible del mal referencial, por lo tanto, redefiniendo blancos en un momento en que el arte en general y la poesía en particular se mostraban incapaces de detectar una contraparte, entregándose así a una metalírica.

La nueva escritura entonces, en donde confieso me pierdo entre mi análisis y mi propia fantasía de articulación de vanguardia, al parecer consistiría en una reescritura del Baile de los que Sobran, en donde los pianitos eléctricos esta vez deben dar la corriente como instrumento de tortura y como juguete de niño a la vez. Esto es lo que, por el momento, puedo decir acerca de la pregunta que fuerza estas ponencias.

 

 

 

 

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