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Festival Latinoamericano de Poesía, Salida al Mar, 2 versión,
Buenos Aires, Argentina. 21 al 24 de Julio.

Salir al Pacífico entrando por el Río de La Plata
(de chismes y poesía)



Por Pablo Paredes M.

¿Están en pedo?
Sí, están en pedo.
Todos merecemos estar en pedo.

Damián Ríos

Buenos Aires estaba Frío y permanentemente narrándose las intimidades a si mismo. Estaba todo lleno de gente bonita, caritas higiénicas y europeas. Tanta lindura incomoda a los poetas chilenos, pues aquí la inconfundible cara cuica vitacuriana parece transversalizarse, impidiendo, o quitando certeza, a tan útiles prejuicios para festivales breves. El portuñol, de boca de Douglas Diegues, parece imponerse como un MERCOSUR alternativo:

animales que dan lucro
animales que no dan lucro
animales que dan flores
animales que no dan flores

animales que se alimentam de animales
animales refinados – ou bestiales
animales feitos de bosta y mistério
animales terrestres y aéreos

animales eróticos ou paranóicos
animales comunes ou exóticos
animales que dan leite
animales que non existem
parece até una peça del gran Ionesco
animales pra animal ninguno botar defeito

Mientras un joven cuentista chileno, en un café me dice con su bella soberbia: el español debería comerse al portugués, nada más horroroso que la ínfima gravedad de esa lengua. En la sobremesa las poetas peruanas Roxana Crisólogo y Ericka Ghersi me cuentan del taxista que no les creía que eran peruanas porque decía que en Argentina todas las peruanas eran horribles. Los poetas Héctor Hernández Montecinos, Víctor López y Diego Ramírez hacen comentar a la galucha trasandina lo mucho que se repite la palabra Chile en los novísimos textos chilenos. Al tercer día llegué a la casa del poeta Germán Garrido, hurgueteando en su computador o en su biblioteca se puede encontrar alguno de sus poemas:

CARTERA MARRÓN (mientras dormís)
Me encanta poder acabar en tu alfombra, después echar al suelo de la cocina, mientras leo el diario, la gotita de pis que me venía chorreando
Me encanta abrirme para vos como una cartera marrón que venís a robar

La noche anterior he descubierto una cosa terrible mientras comía milanesa en casa de unos amigos en Avellaneda: no vimos los mismos dibujos animados que la juventud argentina, ellos no vieron Marco de los Apeninos a los Andes, ni La Abeja Maya, ni Angel la niña de las flores. Creo que he descubierto uno de los causantes de la bifurcación de las sensibilidades de las jóvenes poesías del cono sur. El poeta alemán Timo Berguer lee un poema emparentado con los versos de la ausente Gladys Gonzáles, Timo dice: aquí sí hay glamour y bares franceses para escritores, poco a poco parece que Buenos Aires se va convirtiendo en la antítesis de lo que entendemos por Latinoamérica, cuestión que se cae a pedazos con solo tomar el tren urbano a J. Suárez. En el festival mismo, la cosa es rara, un par de jubiladas desarrollan las teorías de poesía y política más interesantes y ridículas que he escuchado, pero en el Goethe nadie se atreve a decirle a las señoras que están hablando tonteras, es el monstruo de la tolerancia y las buenas maneras desparramando sus tentáculos viscosos y censuradores. Este año Germán Carrasco no está, se fue a leer a Chile, los más suspicaces compatriotas dicen que lo hizo para no toparse con los jovencitos chilenos, pero eso no es más que mera y vulgar especulación. El potente poeta brasilero Guilherme Zarvos, bellísimo y gigante alcoholizado, parece importarle un carajo que el resto no hablemos portugués, él nos cuenta su vida, nos recita y yo intuyo que ahí hay algo bueno y terrible. La última noche con el vozarrón lleno de risa, me dice que si no le regalo el libro que le prometí me raja la cara, por supuesto yo se lo regalé en ese mismo momento. En una de las mesas de lectura, quizás el viernes, Victoria Guerrero de Perú y Laura Lobov de Argentina, se cruzan con poemas de sietemesinos, la primera cita violentamente y la segunda desarrolla con una ingenuidad no menos agresiva:

Soy sietemesina, todavía
me falta un poco
para persona. Nací
como un pez, me guardaron
días en una cajita
para que todos me miren
… en la escuela
era buena, dos veces
llevé la bandera y dos
fui en penitencia
… siempre soñé ganar una beca
para comprar ropa y pasear
todo el tiempo…

En la periferia del encuentro me topo con algunos bellos personajes y más tarde en el viaje de vuelta, intruseando los papelitos me encuentro con sus poemas, lo de la bonaerense Violeta Kesselman felizmente me perturba, en particular su Diario de Hula, del que aquí cito un pequeño fragmento:

Miércoles, 21:27
Hoy pude casi verme el ano. Éste fue el mayor logro hasta ahora. Pero no es un logro.
Viernes, 14:21
Primera helada. Murieron dos pollos. Siempre pasa esto, siempre hay uno o dos que mueren. Suelen morir antes de la salida del sol, cuando hace más frío y son más vulnerables, pero sus compañeros no se los comen. No quieren morirse ellos también comiendo al caído, quedar ahí y ser vistos con ojos voraces, violentos, por sus compañeros que no se atreven a salir y picarlos, hasta que uno se atreve, sale y muere, y así sucesivamente. Esto realmente puede ocasionar una muerte masiva, hasta que queden nada más que uno o dos, los que mejor supieron aguantarse el hambre, o los que tenían el estómago más lleno a la hora de irse a dormir.
Sábado, 15:43
Me vi el ano. Como la muela, es un objeto delicado. Entre todos los pelos pude verlo, rosado, una flor oscura creciendo en la parte de abajo de un cuerpo, donde uno creería que sólo podría haber líquenes y moho.

O el caso de la también porteña, Ana Mazzoni quien hace un dibujo terrible de lo cotidiano a partir de frutillas:

Jueves

caminata al centro, calor de mediodía:
frutillas aplastadas en un cajón
por la vereda se ven hilitos de jugo: sangre de frutillas
como las meadas de los perros por las canaletas de las baldosas.
la cara de Dios en el fondo del cajón de frutillas,
el cuerpo de Cristo derramándose por alcantarillas,
yo le piso la sangre a Jesús
y luego escribo un poemita
para confesarme

Esta segunda versión del festival de poesía Latinoamericana, empieza consolidar la red de poetas jóvenes latinoamericanos (no a los poetas jóvenes latinoamericanos, aclaro) que se ha configurado a partir de este encuentro, el Poquita Fe en Chile y el De Sur a Sur en Perú (a lo que habrá que agregarle el Sé que estoy Afuera de México). La promiscuidad comienza a instalarse en la lírica sudaca y eso, probablemente, traerá enfermedades que intentarán superar tanta salud poética e higiene política, prueba de esto el nombre de este encuentro: Salida al Mar, sugerente nombre para la chilenidad presente. A diferencia del 2004 esta versión sí convocó a un par de poetas bolivianos, calladitos, bellos, transparentes de no ser por la noche de borrachera que trenzó a golpes a la orilla seca altiplánica con la caricatura brasilera del mar.

Siempre me imaginé como una película vieja la escena en que Hernando de Magallanes cree que encuentra el paso entre el Atlántico y el Pacífico y su fiesta se acaba abruptamente cuando el agua se le comienza endulzar.

El canal de panamá déjenselo a los buques de carga, nosotros seguiremos intentando por el Río de la Plata.

 


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Página Oficial del Festival

http://www.salidaalmar.tk/


 

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