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Poesía de Roxana Crisólogo

LUDY D

Por Dante Ildefonso

 

Roxana Crisólogo (Lima, 1966) es una de las voces peruanas más importantes no solo de la poesía de los 90. Luego de Abajo sobre el cielo y Animal de camino, nos entrega Ludy D (Ediciones Flora Tristán, 2006) compuesta de tres partes: Yo quería conocer el mundo, Arrojas tu historia como cáscara de fruta y Ludy D. La poesía de Crisólogo ha transitado por diferentes territorios, sobre todo los marginales o periféricos, en los que la pluralidad de sus imágenes cognoscibles y la multiplicidad de sus voces se articulan con esos espacios lacerados en los que palpitan profundas llagas sociales, que, a su vez, nos confrontan con las abisales revelaciones de los misterios del amor. Ludy lúdicamente es una mirada sentida por la anatomía de la mujer y del hombre y de este mundo cada vez más alejado de la poesía. Aquí nos entrega dos poemas, pero antes ella responde a dos preguntas:

1) ¿Cómo fue gestándose Ludy D? ¿Por qué el título?
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El título del libro proviene del nombre real de una compañera de estudios de San Marcos. Ella, como muchos y muchas jóvenes provincianos de los 80, llegó a Lima y se insertó en el mundo universitario, en su caso en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, aun con tantas utopías y deseos de cambiar el mundo, y de ser alguien. El ofrecimiento político para Ludy no fue lo que esperó ni tampoco Lima se parecía a la ciudad de sus sueños. Debía elegir entre una izquierda que a mediados de los 80 entró en un proceso de desintegración y crisis del que no pudo recuperarse y el camino de las armas. Con esta idea inicial, de pronto el poemario empezaba a parecer una novela sobre mí misma, sobre esta amiga, sobre unas adolescentes en San Marcos de mediados de los 80; así que decidí reformularlo.

El poemario, tal y como aparece, igualmente recoge la imagen romántica de la compañera Ludy D, "dispuesta a todo": su llegada a la capital, su enfrentamiento a injustas condiciones laborales y de vida que matiza con una siempre presente tensión ideológica. Ludy es un personaje que lo problematiza todo, su relación con dios, con el mundo, con sus vecinas, el aborto, su condición de madre; aunque en la vida real Ludy no llegó a cumplir los 19 años ni a ser madre. Si bien el escenario igualmente es la hostil Lima, las disyuntivas que afronta la joven Ludy no tienen tiempo ni edad en el Perú. ¿Se compromete o no?, ¿se deja vencer por la infección de la indiferencia o sigue adelante a pesar de todo? La opción final de Ludy no pretende ser una lección ni mucho menos una moraleja de lo que debería ser en términos políticos un compromiso. Su optimismo trágico, como lo fue el de muchas mujeres en este país, trajo tanta oscuridad como la que Ludy pretendió destruir.

2) Tú participas activamente en la movida poética desde los años 90. ¿Cómo recuerdas ahora aquellos años?
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Fueron años en donde pese a que en el Perú, y aunque en menos medida en Lima, se vivió la intensidad de un conflicto armado interno y nos encontramos con muchas limitaciones y peligros para circular por nuestro barrio, por nuestro país y que, de pronto, y con tanta violencia se nos impone como una razón única el discurso que dicta el fin de las ideologías, de la historia y aparentemente pone punto final a todo brote de disidencia, de optimismo o pensamiento diferente del neoconservadurismo que lo inspira; pese a esa atmósfera de pesimismo y violencia que nos tocó vivir, la actividad literaria nunca fue más plural, más intensa, quizás porque había tanto que decir, y que no se podía decir de manera convencional. La poesía hizo de válvula de escape pero también de punto de contacto. A los recitales de poesía no entraron los recortes de las libertades individuales ni de expresión; a través de la poesía se podía decir tanto y a la vez nada, estar y no estar en medio de apagones, toques de queda y el apuro de regresar a casa; en mi caso, con el miedo de encontrar nuevamente la hoz y el martillo en algún cerro de San Juan de Miraflores, y, en medio de esa oscuridad, una mano que me acerca un volante que da vivas al Partido o el empujón de un soldado exigiéndome mis documentos.

Los recitales eran interminables y con una diversidad de participantes increíble. Las universidades nacionales, uno de los espacios más azotados por las intervenciones militares y la violencia, sin embargo, fueron los que más vida le pusieron a esa movida de los 90. Mis recuerdos me llevan a los recitales organizados en la Universidad La Cantuta, dirigidos por el entrañable Cesáreo Martínez y el grupo poético Estación 32. También recuerdo con mucha emoción y orgullo los recitales organizados por mi entonces grupo poético Noble Katerva (NK) en la Universidad Nacional Federico Villarreal. Digo orgullo puesto que organizar cualquier evento en ese espacio, dominado por el régimen aprista aun durante el fujimorismo, nos podía costar un ojo verde o que misteriosamente desaparecieran nuestras notas. En ese sentido, NK fue un espacio de creatividad y resistencia en medio del caos y el autoritarismo; y la poesía, nuestra salvación.


(Ludy D)

Recuerdo sus jeans baratos y ajustados
sus blusas simples rosadas blancas y estrechas
recuerdo su revista rosa su bolsita cusqueña
cruzada como una metralleta de lana
recuerdo sus camisetas de hawai sus polos de mickey mouse
recuerdo las ganas con que miraba a los chicos guapos blanquitos
de la vanguardia al cabello largo y ondulado de josé

a los católicos impecables en la mente
a los delgaditos de bondad como una bandera
al john lennon de la mitad de sus narices
cómo los amaba y también cómo los odiaba
ella que deliberadamente se inició en el aprendizaje
anarquista de la disección a veces dispuesta
a demoler sus sombras cómo se miraba
y cómo me miraba
y cómo expectorando la mitad de su cuerpo
un paraíso negado a la desnudez
aparcó en los insondables desiertos de lima
la recuerdo un día en que el tráfico rural de un camión
la dejó sola en el mundo isleño de los vegetales
el sarro azul y bautismal del afinador de cuerdas
..... en el vello púbico de sus palmas
en la ciudad hipnótica

y la soñé hipnótica habitando una ciudad de
cuerdas
..... no te acerques a ella
no le digas..... no le cuentes..... no la toques

........................ la música era la misma
desmenuza todo menos su odio
todo menos eso que nos separa
incinera su amor que le quede algo que rebanar
que diga que piensa en sí y que tema
cuando se suelte el cabello y una nota acerada

desde el fondo maxilar de su cuello
crezca como un bozal en su piel
y se vea acholada achorada aniñada
estúpida escuchando a ese metiche
a ese designado por la dirección general del partido
a esa multitud que nos separa

 


Me separo de mi hija sin mala conciencia
la oscuridad no se detiene
hace lo que una bola de grasa
en un paisaje empantanado de ojos

yo terminaría esta novela
con una frase de bolaño

pero no es chile se trata del perú
y eso puede tomar tiempo
y el desierto no termina
y mi hija sabe que su madre
anda extraviada
en alguna carretera
de innavegados cactus
y me perdona

y levanta sus alas
las palomas arañan los edificios más altos
una antena con dedos de mujer
sostiene un monumento arcano a la sed
todos van colgados a una sed que no termina
como a un prójimo

el anuncio comercial
que me acuesta desnuda
..... sobre un botellar de cervezas
y me expulsa del paraíso

nadie sabe que desde ahí domino el mundo
del agua
desde mi triste traje de baño cantonés
siento frío y hambre
las jarcias son fronteras que difícilmente
me separarán del muelle
un lenguaje... una obsesión...que no termina


 

 


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