Quedó hecho el depósito de ley
La mamá le decía que era su joya.
Una noche el enano comenzó a sospechar, sobre
todo cuando ella le vertía oro derretido sobre el cuerpo.
El enano se hacía el dormido. Levantaba un solo
párpado, pues el otro se le había quemado.
La mamá le cantaba:
. . . . Hijo reluciente de mi corazón
. . . . serás el adorno perfecto
. . . . en mi solapa de visón.
No se entendía por qué el enano se movía cada vez menos.
Hasta que un día los costados de la cama lo apretaron.
Tenía unos garfios amarillos sobre el pecho y la boca llena
de perlas y le era muy difícil llamar a su mamá.
Pasaba largos meses encerrado en un cajón de terciopelo.
De pronto le cegaba otra vez la luz. Lo que más le llenaba
de alegría eran estos momentos, cuando su adorada mamá
le pasaba una franela para sacarle brillo y luego lo prendía a su abrigo.
¡Ah, cómo es de bello el otoño!
El cuento de los progenitores sádicos
Érase que se era una mariposa azul.
Soñaba con llegar a ser un marinero.
Cada navidad papá y mamá mariposeros, venían
con una pinza de sacar cejas y la desprendían del
alfiler que la sujetaba a la pared.
La mariposa azul se teñía de rojo fosforescente, daba
tres vueltas bajo el techo de la mesa y se paraba
a descansar sobre la cola del gato.
Luego abría los pedazos que le quedaban de sus
alas y se dejaba arrastrar de nuevo, dócilmente, hasta
la pared, donde la esperaba el alfiler.
Este alfiler no la engañaba. Lo conocía bien.
Quizás la mariposa azul era la única que se había
dado cuenta en todos estos años que él tenía los cabellos
oxigenados.
Documento de un acuerdo oficial sobre el escritorio
La gallina empolló a un gato. De repente quebró el fondo
de la fuente de su vida ... tenía el poder de emerger
sorpresivamente.
Se apoderó en cuanto pudo de los instrumentos del
rey-demonio para utilizarlos con fines contrarios.
Pero el triángulo resultó excesivo.
Como respiraba por un solo agujero de la nariz se dio
cuenta de la superioridad de la tangible.
Con todo era mejor que muriera en un suburbio del Sur
pues según la Geomancia ese día no era auspicioso.
Aunque siguió trabajando durante toda su vida no se sabe
por qué, meditó veinte años, gastando siete asientos de meditación.
Se decían de él muchas cosas, aunque nadie abrió las ventanas.
Un día su gran oreja llegó a la Capital.
No sigo. Es muy feo estar leyendo los pensamientos del autor.
Cómo debe abrirse un libro
"Coloque el libro con el lomo sobre una mesa lisa; deje caer la tapa o cubierta del frente, después la cubierta posterior, sosteniendo con una mano todas las hojas unidas. A continuación abra el libro; dejando caer primeramente unas cuantas de las últimas páginas, después deje caer otras cuantas páginas de las primeras, continuando abriendo alternativamente las páginas de uno y otro extremo del volumen, apretando suavemente las secciones que va abriendo, hasta llegar al mismo centro del libro. Haga esta misma operación dos o tres veces, y con ello obtendrá el mejor resultado. Si usted abre un libro nuevo violentamente y sin mayor cuidado, corre el riesgo de romper la costura del lomo, y hacer que las páginas se suelten. Nunca fuerce el lomo de un libro, por resistente que sea su encuadernación."
Este suelto de un periódico nos demuestra hasta dónde ha llegado la cretinidad del periodismo en el siglo XX. ¿Hasta cuándo se han de batir tan fuertemente estas dos personas que deberían reproducirse en perfecta identidad? ...


