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Entrevista más 7 poemas de Marisol Moreno del Canto

“La poesía es resistencia al odio, al terror y al olvido programado”

Por Ricardo Olave

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“Vine desde un punto no secreto / Y sin embargo no me conocen / Porque ciega / La luz de los túneles”, escribe Marisol Moreno del Canto en el poema “Vine”, incluido en Del error y de la luz, antología publicada por Editorial Cuarto Propio. En este volumen, la escritora y profesora de filosofía reúne más de cuatro décadas de trabajo poético.

A través de las páginas, los lectores pueden hacer un recorrido particular por los libros que Moreno ha publicado en estos años, pasando por “Kriptografías”, “El amor y la nada”, “CAOcentrismo” y “Del error y de la luz”, este último compilado entre 2018 y 2020 que abre la obra, dado que hubo una decisión de publicar a la inversa esta historia.

Esa decisión de inversión cronológica, explica la autora, busca también evidenciar ciertas continuidades poéticas que atraviesan su obra. Cada uno constituye un cuerpo poético que muestra los temas que han marcado su pluma, desde la peor cara de la dictadura, la búsqueda de una voz propia, el conflicto del patriarcado presente, y las preguntas que la filosofía encarna en la realidad.

 

 

“El libro Del Error y de la Luz es para mí un lugar en donde se une poesía y filosofía, para dejar finalmente a la poesía en un lugar solitario y preponderante —si es que es posible decirlo así”—, señala la autora a través de una conversación por correo electrónico.

“Al publicar los poemas en orden cronológicamente inverso quise mostrar una evolución en cuanto a la síntesis poética; por otra parte, el que mi universo poético sigue siendo muy parecido: abstracción, simbolismo, surrealismo, poca metáfora, poca narrativa…”, complementa.

“No sé si es posible hacer dialogar etapas tan alejadas en el tiempo. No releo mis libros, además. Sin embargo, me produce una humilde satisfacción constatar que escribiría nuevamente esos escritos de los 70. (Aun así, desde el punto de vista existencial, reconozco una cierta progresión, tanto en mi escepticismo como en mi nihilismo)”, agrega.

 



—En los poemas más antiguos se percibe un ambiente marcado por el exilio, la violencia política, las ausencias. ¿Cómo influyó ese contexto en tu escritura inicial? ¿Crees que, con los años, esa energía de urgencia y resistencia se transformó en otro tipo de impulso poético?
—En mi primer libro, La Estrella de Arcadia, está la marca de la feroz dictadura chilena de 1973. Desde un clima totalmente griego clásico, busca desentrañar los horrores de esa época de los 80 en Chile.

En el libro Del error y de la Luz se recopilan poemas desde 1978 hasta el 2020, también influidos por la desesperación del exilio, el terror, el sinsentido de la brutalidad militar de esos años. En tanto, los últimos poemas poseen una radical búsqueda de palabras que signifiquen el vacío existencial de nuestra época, una búsqueda que refleje nuestro lenguaje actual inconexo, entrecortado, insignificante; a veces evitando el ritmo y la narración. No sé si es o no evidente el cambio de acento en este punto, y si es importante en términos de consecuencia final para los poemas, pero a mí me lo sugiere.

Los impulsos poéticos son casi siempre momentos de hiperconciencia y sensibilidad. Y la poesía es esa arma cargada de futuro, la exigua esperanza que podemos entregar; la resistencia al odio y al terror, a la desmemoria, y al olvido programado. Es esa campana que no deja de sonar y que, en algún momento, se convierte en la música que necesitamos para poder sobrevivir.

No es que piense que la poesía deba ser una palabra sagrada, o bíblica (si es que eso tiene algún sentido), pero sí estoy convencida de que es una palabra que existencialmente nos acompaña, nos hace volver a experimentar emociones y sentimientos, y nos entrega nuevas visiones de las cosas, de la realidad, y de nuestra humanidad. (Visiones en un sentido aristotélico).

Tu pregunta es bastante amplia pero efectivamente, mi poesía hoy se enmarca en otras búsquedas, y la urgencia, para mí siempre es lenguaje, lenguaje que sea más interesante e importante que el silencio.

Finalmente, siempre la poesía es resistencia, a los lugares comunes, a la sordidez y mezquindad de la política, a las guerras, al patriarcado, en fin, a todo lo que nos impide ser mejores personas, y más felices.

—Cuarto Propio, la editorial que ayudaste a fundar en los años 80, no sólo ha acompañado tu obra, sino también la de otras autoras fundamentales como Carmen Berenguer, sobre quien escribiste columnas. ¿Qué significa para ti que esta editorial reúna hoy tu antología? ¿Qué rol crees que ha tenido Cuarto Propio en sostener una tradición de escritura crítica y feminista en Chile?
—En la Editorial Cuarto Propio trabajé un par de años, desde su fundación. Pero debo decir, y siempre lo digo pues ha sido una empresa realmente heroica, el mérito absoluto es de Marisol Vera, su fundadora y directora hasta hoy, que ha logrado mantener una editorial de calidad —y feminista— a lo largo de todos estos años, en un país como Chile, donde la cultura, desde la dictadura de Pinochet hasta hoy, sigue siendo la hermana ultra pobre de cualquier política pública, y/o educacional. ¡Ni qué decir la poesía! De manera pues, que me siento muy orgullosa de haber participado en los orígenes de esta idea, y privilegiada y honrada de que esta editorial publicara mi antología.

Con respecto al rol de Cuarto Propio en la escritura critica y feminista en Chile creo que desde el comienzo a desempeñado la tarea de poner en cuestión nuestro primitivo sistema de valores y tradicionalista y conservadora cultura, pero más relevante aun ha dado a conocer voces (Lemebel, por ejemplo) que no hubiesen encontrado cabida en otras editoriales chilenas. En ese sentido, repito, es que Marisol Vera ha sido revolucionaria, arriesgada y generosa; muy acertada con las publicaciones. Sin más, creo que hay que revisar el catálogo para confirmar lo que digo.

—¿Cómo sabes que lo que estás escribiendo es poesía? ¿Ha cambiado esa certeza —o esa duda— con los años? ¿Qué lugar tiene hoy la poesía en tu vida, en comparación con aquellos años en que comenzabas a escribir?
—No lo sé. Nunca he sabido si lo que escribo es poesía o si, a lo Parménides, es filosofía… Con los años me he acercado a lo que podría ser poesía. Mi poeta favorita, o una de ellas, Emily Dickinson, a veces escribe unas líneas en donde cabe el mundo, ¿es poesía? Me parece que sí, pero no me interesa, o no es interesante tomar una u otra definición. Los poetas y las poetas sufrimos esta manía de querer re-nombrar la realidad (y compartirla con alguien más para asegurarnos que no estamos locos del todo).

La poesía para mí es similar a lo que expresaba E. Dickinson respecto a leer significados peculiares de las experiencias comunes, y de la realidad en general, o como consecuencia leer el absurdo y el sinsentido de las acciones humanas. Ella decía que si un libro me enfría el cuerpo que ningún fuego puede calentar, sé que eso es poesía. O, también una definición que me encanta, de A. Carson, si la prosa es una casa, la poesia es alguien en llamas corriendo a través de ella.

A pesar de todo, para no resultar tan snob diría que estoy casi casi segura de escribir poesía. A veces me dicen que se acerca a la filosofía. Pero Filosofía es hoy lo que hacen y deshacen en las Universidades, mayoritariamente hombres, y curas.

Como digo, no me parece importante clasificar los o el tipo de escritura. Lo que me parece muy importante es el lenguaje. Que sea sintético, creativo, rebelde, disruptivo e imaginativo.

En relación a tu última pregunta. Mis largos estudios de filosofía han sido incomparables con la profundidad y las certezas que me ha dado la poesía. Desde mi temprana juventud mis lecturas de poesía han sido clases magistrales de vida, lenguaje, búsquedas de belleza y formas diferentes de ver las emociones y sentimientos, de sentir a otros y a otras. La poesía ha sido existencialmente muy muy importante para mí. Y escribirla es un arduo ejercicio y trabajo que creo no abandonaré jamás. Aun así, como Borges, creo que prefiero leerla a escribirla.

 


 POEMAS


CALLE

La calle Hamburgo no es como Hamburgo
Aunque aquí también hay barcos que encallan
Borrachos que hablan a voz en cuello
Y niñitos rubios que andan en bicicleta
Ni allá ni acá entiendo lo que hablan
Y me siguen interesando los puntos
A fuerza de esmerarnos en fracasos
Llegamos a esta calle
Lloraba durante meses
Desde los viernes a los domingos
(eran los días en que tenía más tiempo)
No por asunto de clase o barrio
Sino por desconocer sus ríos sus plazas sus bares
Los teatros y escuelas
los rostros y las direcciones del tránsito
Y por no tener ascensor ni mayordomo
Quería pensar en Hamburgo el otro
Pero mi cabeza daba giros interminables
Confundiendo al fin Hamburgo con Frankfurt
Entonces miraba por la ventana hacia el cerro Manquehue
Teñido de lila por el jacarandá que era lo único en el jardín
Parecido a los atardeceres de Hamburgo
El canal San Carlos no era el Elba pero el sonido del agua
Era igual al recorrido de tantas piedras yéndose al mar
Al fin y al cabo una burda metáfora, como todas
Que jamás se acercaría a los ríos platónicos
Tatuados en las venas desde Roma
Me fui conformando con este Hamburgo
Y no es que prefiera a los teutones
Mis hijos y mi compañero empezaron a caminar
Sus propias pisadas en estas cuadras
A mí ya no me interesa el Manquehue ni el jacarandá
al que los loros han comido todo el lila
Ni Hamburgo ni Hamburgo
Ahora miro en silencio las nieves eternas de El Plomo

 

ELLA

Encontrarán algún día
Cuando perdamos los miedos y la ternura
Los nombres las palabras
No la guerra
El deseo y las manos
La espuma
Afrodita

Al menos la marea te llevó varios minutos
Y se agitaron las olas
Tantas alegrías
Tu risa tus brazos alargados
Tu mano volando
Como ese dedo de Dios
Espuma aire y oleaje
Tormenta ciega

Eres ese bello secreto del horizonte
Y te sé también en todas las veredas

Mi lengua ya no puede
amor
Y me equivoqué
pues no tuvo caracolas
Río ni hielos ni pelos enmarañados
Ni relojes ni párpados en los símbolos precarios
Y sueños que parecían oleajes llenos de espumas
Pero de aire blanco

Producía mi voz
Una suerte de canto de sirenas
Que no conseguía amarrarte
Sólo libertad dudosa
Y engaño con Ares

 

HÁBLAME

"Hoy y no mañana, ¡Oh amante! ¿no ves que la enredadera crecerá ciprés?"
Juana de Ibarbourou

Deshiélame las palabras
los pétalos el tallo.
Háblame del sol deshecho
del perfume de las flores
y la nieve de las estrellas.
Invéntame la ternura latido por latido
la desnudez sobre la arena
deshiela la gramática.

Por favor regresa vivo
y habla del sol que hay que divisar.
Inventa palabras mayúsculas
que ensombrezcan los títulos
de la vejez.
Dame flechas sin adverbios
retazos de antifaces.
Vuelve a ser Presidente de la luna
dame los misterios de la Naturaleza
los lados oscuros.

Pondré luciérnagas amaestradas
que alumbren tus visiones
vocales derretirán la nieve
mientras te enceguece
el blanco de mi cuerpo.

 

FIDELITAS

Dormiré sobre la luna
abrazada a tus huellas
para que no lleguen astronautas
a cambiarme el firmamento.

 

RESISTENCIA

Luchar contra los uniformes
Me ha hecho resiliente
A la cuadratura del círculo
la obsesión es una máscara
Amar aniquilándote o queriendo
Hacer del sinsentido
Una forma de placer
Algo así como peces voladores
Poetisas felices
O unicornios
Con dueños
¡Conatus bendito!

No metería mi cabeza en un horno
Pero reconozco que mi autismo
Ha sido un galopar en balsas de madera
Siempre hundidas o abandonadas
Ese océano de piedra me reconoce
Mi cama reloj de Dalí se deshace
Entre flores y espinas

El agua cambia de color
Según su fondo y superficie
(¿O es que esos patos son cisnes
hadas del lago transformándose
en pulpos que asfixian toda creación?)
No hay salvación sin el desamparo
lo turbio me espanta
¿Es esa araña
que teje y desteje sin saber
que morirá enredada
en su propia saliva?

Los barcos y los vasos
De todos los poetas
No se comparan con los azotes
Del algodón hecho sílabas
Y mujeres que no han sobrevivido
¡Ni qué decir de las letras
que no han podido urdir!

He luchado contra las voces
Equivocadas
clichés
molinos de agua y viento
obsesiones o ideas
Sin corazón
Orgullosa
He amado sin ver y en esa ceguera
He insistido

 

A MI GENERACIÓN (II) 

A Nelson Schwenke

Cuando la nieve ya ha caído 
se levantan los muertos de sus tumbas. 
A la hora del deshielo 
insistimos en la vida.

 

ORACIÓN EN POMAIRE 

Abrir la bóveda 
celeste para asilarme 
en el lucero de la tarde 
ungirme de barro 
y que mis manos 
abiertas 
se secaran al sol. 
Permanecer en este suelo 
aunque sea 
como figura de greda.





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