ROLANDO RIVEROS VIDAL
( República Independiente de Valparaíso )

 


EL AÑO AZUL



I. Estival

¿dónde el tigre de tus ojos
abre el corazón de las piedras?

el azul en verano
es el aire en el agua
la mansedumbre de arenas en el cielo
el calor de estrellas en la playa
el diálogo de alondras encendidas
el arpa cristalina de sus plumas
las cuerdas azules de sus cantos
mirad cómo el sol se inmiscuye gentil
y al mismo tiempo
la vida de los peces
pasa a ser asunto mío
se convierte de inmediato
en escamas y anhelos propios
mirad cuánto espacio
cuánta sementera salvaje
y cuánto animal
cuántos pájaros y naranjas
besa tu infinito azul de las palabras
y saluda al otoño con tu verbo...

II. Autumnal

¿dónde la tarde de tus manos
recoge las nubes ardientes?

El azul en otoño
es el viento en las hojas
el frío inminente de las gaviotas
el vino envejecido de sus venas
el fuego destrozado de sus alas
ánimas de los barcos deslizándose
como una flama sobre el agua
mirad cómo el sol se aleja candil
y al mismo tiempo
el crepúsculo de las aves
pasa a ser asunto mío
se convierte de inmediato
en poemas y vuelos propios
mirad cuánto silencio
cuánto solitario paisaje
y cuánta expectativa
cuántos destierros y desaires
besa tu nave azul que zarpó
y saluda al invierno con tu verbo...

III. Invernal

¿dónde la lluvia de tus cabellos
cabalga el sueño de los Andes?

el azul en invierno
es el agua en el aire
la caída de estrellas en la playa
la huida de palomas en el cielo
los vidrios conteniendo esas lágrimas
la nívea arena de los montes
jugando con los rayos húmedos
peinando la cabellera helada en la ventana
mirad cómo el sol nos abandona
y al mismo tiempo
la humedad de los cristales
pasa a ser asunto mío
se convierte de inmediato
en refugios y exilios propios
mirad cuánto tiempo
cuánto diezmado follaje
y cuánta quimera
cuántos nombres y apellidos
besa tu azul secreto desvelado
y saluda a la primavera con tu verbo...

IV. Primaveral

¿dónde la miel de tu boca
canta los dioses de los hombres?

El azul en primavera
es el rocío en las rosas
el amanecer irrespetuoso de los gallos
el inexpugnable aroma de las flores
la abundancia de espigas y cigarras
la habitación de los sueños en movimiento
el susurro de las garzas en el universo
mirad cómo el sol arrecia de frente
y al mismo tiempo
la alegría de los dioses
pasa a ser asunto mío
se convierte de inmediato
en casas y caminos propios
mirad cuánto andamio
cuánta flor arrebolada
y cuánto almácigo en el suelo
cuántos niños y manzanas
besa a tu azul amado
y saluda al poeta con tu verbo...

 

(Premio de Honor Universidad de Valparaíso,
Homenaje a  Rubén Darío, Concurso de Creación Literaria “Joaquín Edwards Bello”, 1998)

PARAISO

¿por boca de quién los peces hablan
de bares y olas en lenguas muertas?

el agua apaga el fuego y enciende el río
el río suena porque trae piedras
las piedras lloran en silencio

el fuego enciende el agua y nace el ciego
el ciego es una palabra en el poema
los poemas son piedras en el río

¿y aquellas escamas rojas son mudas acaso?

El cielo no deja ver el bosque
el bosque es la casa del ciego
el ciego roba el fuego a los dioses
los dioses dan palos de ciego
el cielo es la sangre en el río

¿cuántas lenguas de fuego caben
en la sombra del ciego?

El ciego lanza la primera piedra
la piedra estalla en la hoguera
la hoguera ilumina los fragmentos del río
el río rueda las llamas frías
la cordillera es un incendio de piedras

¿y el océano no es el cielo de los peces?

Las hojas verdes caen de un árbol azul
los peces saltan a las piedras del cielo
el cielo es la morada de los dioses
los dioses abren el corazón de las piedras
las piedras son letras muertas de colores

¿por ojo de quién los ciegos sueñan
colores y océanos en piedras vivas?

El ciego sueña que es una gaviota
la gaviota sueña que es el martes
el mar sueña que es un globo

todos los globos son hijos del aire

las plumas del ciego son olas
las olas del globo son plumas
 de la boca del pez nacen globos
los globos son los ojos del ciego

el aire es ciego

¿por qué los ueños del ciego duermen
y despiertan sobre piedras de colores?

La casa del ciego nunca está quieta
su puerta es un pez que bosteza

su ventana es una escama que observa
su techo es una hoja que arde

nadie sabe si las casas caminan
si las puertas hablan de golpes
si las ventanas se enamoran de los barcos
si los techos se acuestan con las estrellas

¿y las gaviotas no son la fiesta del ciego?

La casa del ciego despierta en el cerro
su puerta cerrada es la muerte
la casa del ciego pasea por la costa
su ventana abierta es la vida
la casa del ciego descansa en la arena
su techo despeinado es el amor

todas las casas esperan algo ciego

el ciego sale de la muerte hacia la vida
los peces esperan debajo de las gaviotas
las gaviotas son el mar del ciego
el ciego baila la música de las olas
el ciego dibuja en la arena su sueño
el dibujo es una casa que desaparece

todos los peces florecen en el cielo

el sol golpea la cara del ciego
las gaviotas estrellan la noche
la roca estalla en la boca
la ola es palabra de pez

todas las flores piensan en el martes
los cerros bajan del cielo
los dioses bajan de los cerros
el bar paraíso es un vino divino
el vaso es un corazón de cristal
el corazón contiene la sangre de los peces
el ciego se bebe el sol de un trago

todos los poetas son peces ebrios

 

ARQUITEXTURA

PARAVENTO

en la plaza echaurren
duermen las palomas y los abuelos
a eso de las tres de la tarde
inventan sueños de lomas y vuelos
a barlovento

ola
gaviota
estrellada
ola
ascensor
escalado

zzzzzzz


a sotavento
ola
ojo
rosado
ola
piojo
volado

currucurru


peldaño 1 ventas
peldaño 2 ventana
peldaño 3 ventarrón
peldaño 4 ventanilla
peldaño 5 ventisca
peldaño 6 ventisquero
peldaño 7 ventolera
peldaño 8 ventura
peldaño 9 venturoso
peldaño 10 ven no más

a barlovento
ola
mano
estirada
ola
dedo
cortado

zzzzzzz

a sotavento
ola
viejo
aburrido
ola
vieja
loca

curru curru

peldaño 11 vino dulce
peldaño 12 vino amargo
peldaño 13 vino fuerte
peldaño 14 vino malo
peldaño 15 vino tinto
peldaño 16 vino blanco
peldaño 17 vino corriente
peldaño 18 vino arreglado
peldaño 19 vino no más

a barlovento>
ola
océano
del vino
ola
marea
del viento

zzzzzzz

a sotavento
ola
sueño
palomado
ola
sueño
abuelado

curru curru

paso 1 van los niños a ser piratas
paso 2 van las niñas a ser sirenas
paso 3 van los piratas a ser abuelos
paso 4 van las sirenas a ser palomas
van no más
van todos a la plaza echaurren
a eso de las tres de la tarde
bajan de las lomas volando
como en un sueño




ARQUITEXTURA

BARPARAMATRIZ

1

Suenan las campanas de La Matriz en el instante en que acaban los amanates. Por la ventana de la oscura habitación de la prostituta se cuela el brillo del campanario dominical. Ella lava su sexo del amor y luego baja como del infierno a la misa del Pepo.

Suenan las campanillas del reloj de pared del Bar Liberty, al momento en que el borracho se echa un último trago de vino tinto de esos que matan como el amor. Al salir a comulgar, el aire marítimo de la Plaza Echaurren alienta los pasos de un bohemio hacia la iglesia de los enamorados.

El padre Pepo recibe el cariño de los feligreses a la entrada del templo. Es el momento de la comunión entre el cielo y el infierno. Ella mira de frente al bohemio con una profunda nostalgia. Ambos sentados escuchan el sermón de los cerros.

A la salida de la misa los pelusas lanzan papel picado a la pareja original como deseándoles abundancia de sueños.

2

Un par de zapatos lentos y sucios se arrastran a un bar cualquiera y antiguo. Unos tacones altos se pasean en una plaza como esperando un milagro.

El bohemio pide un trago frío y solitario; bebe allí su sangre blanda y solitaria; vierte sus pecados en el vino antes de irse al cielo. Paga mientras conversa consigo mismo.

Aquellos solitarios zapatos se alejan solos hacia la noche, hacia donde nadie los espera, en la ninguna esquina, en la nunca habitación, en la jamás compañía. Esa sombra que deambula por la calle, que pisa y pasa nuestra vereda, esa sombra va herida de vida y ella lo sabe.

El bohemio y su sombra suben al cielo por la escala Serrano. En un primer descanso una pareja de enamorados escuchan un bolero de Lucho Barrios. Un segundo descanso y una pareja se despide; el estibador lleva su casco y una merienda bajo el brazo, con la otra mano alisa los cabellos de su amada que en bata de levantarse le da un beso cálido para protegerlo del frío porteño. Un tercer descanso lo lleva a una imagen televisiva; allí crucifican a un hombre pobre por amar a los que lo asesinan. En el cuarto descanso una puerta abierta llama su atención. Se asoma y ve su vida pasar fugazmente: “La vida de Juaniquillo”. Al final de la escala y casi tocando el cielo, dos sombras se le acercan y piden que entregue su ofrenda. Entonces 12 puñaladas dan los carniceros. Es medianoche, y suenan 12 campanadas en la torre de la iglesia de La Matriz.

3

Como en el tango de Goyeneche, cuesta abajo en la rodada de Castillo, un ángel inseparable acompaña la caída negra y roja de un bohemio hasta el final.

Bien herido de muerte intenta, con las fuerzas que da el olvido, llegar hasta la iglesia. Ladran unos perros como agoreros de la luna.

Cae exánime en la escala de La Matriz; ella sale a su ventana, posterga el orgasmo y baja casi como un ángel en auxilio de su compañero.

El moribundo la siente a través de sus heridas y la ve más bella que nunca. El ángel lo acoge entre sus alas y sella sus ojos rojos de tanto beber de la vida.

Suenan las campanas fúnebres y se ilumina ese cuadro de la Piedad.

La Matriz, 1998

 

 
 

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