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Reeditan “Purgatorio”, el primer libro de Raúl Zurita

“Hay que volver a ser extremo y demente”

Por Javier García
La Nación, Domingo 6 de Mayo de 2007

A más de 25 años de parir el poemario, su mejilla autoquemada es la tapa del volumen. El Premio Nacional cree que “ahora la cordura es pura resignación y derrota”, y mientras cierra una obra de más de 700 páginas, donde se pasea por el infierno y el paraíso, el poeta le pega palos a la derecha y la Concertación.

En el baño de su casa y con un fierro candente enrojecido por la llama del calefón, y luego de haber sido pisoteado por los milicos, Raúl Zurita decide quemarse la mejilla izquierda de su rostro barbudo. La foto de Zurita angustiado ilustra “Purgatorio”, su primer libro publicado en 1979. Volumen que ahora se reedita por Ediciones Universidad Diego Portales.

A más de 30 años de ese acto solitario, el poeta siente una especial cercanía con su libro. Y no sólo por el Parkinson que padece, sino porque “nuestras vidas se están consumiendo, pero ¡a fogonazos! Frente a cosas que valen tan poco... Hay que volver a ser jugado, extremo y demente, porque ahora la cordura es pura resignación y derrota, y ese primer libro obedece precisamente a la no resignación”, narra a la vez que su café es un ojo humeante y negro sobre la mesa.

“Purgatorio” trae las “circunstancias desesperadas” que recuerda hoy su autor. Una obra escrita ante los episodios más dantescos de su vida, como las torturas que sufrió en la dictadura, que lo tuvieron junto a una multitud en la bodega de un barco en Valparaíso. O la denigración y pateaduras que lo dejaron mirándose en el espejo de su baño. Ahí está “Arcosanto”, informe de una sicóloga que deriva a Zurita a otro doctor, y hacia el final del libro, los encefalogramas con frases como “mi mejilla es el cielo estrellado”.

ENRIQUE LIHN Y LA VIRGEN DEL CARMEN

“Cuando aparece ‘Purgatorio’ me trataron de loco, marginal, sicótico. ¡Yo estaba profundamente lúcido! He estado cerca de la locura cuando no he podido escribir, cuando no se te agrupan los pensamientos”, dice abriendo los ojos para contar que está terminando un libro de más de 700 páginas que se llamará “Zurita”.

Pero antes de hablar del volumen cuenta una historia que arrastra “Purgatorio” con el poeta Enrique Lihn, quien presentó el poemario a la Editorial Universitaria para su publicación. “Lo que pasó después con Lihn fue una cosa bien amarga. En una lectura pública se tiró en picada contra mí, dijo que yo andaba sacando el nombre de Chile como las viejas sacan a pasear la Virgen del Carmen. No sé de dónde saqué fuerzas y le contesté: ¡Eso me inició de manera brutal en lo que son las peleas literarias!”.

Ahora vuelve y bucea en ese mamotreto en el que está metido. “Hay pedazos y personajes de mi vida, malos recuerdos, escenas tremendamente duras, pero siento que es lo máximo que puedo hacer. Son dos impulsos: una indagación en la forma y en las experiencias que logro contar. Ahí están el infierno y el paraíso”.

“EL CAPITALISMO ES EL INFIERNO”

Agregado cultural del Gobierno de Patricio Aylwin, hoy está decepcionado de la política. Siente que el panorama actual es bastante desolador; “pero será más desolador, más atomizado, en la medida que los artistas claudiquen ante la cordura. La labor del poeta es desordenar, introducir la demencia y la locura. No es ser Viera-Gallo o Belisario Velasco, no es introducir la conciliación, sino exactamente lo contrario”.

Además, opina que la derecha ha sido “tremendamente hábil, donde, por ejemplo, ‘El Mercurio’ (y sus páginas llenas de articulistas, que no es sino el disimulo de la negación de un pensamiento profundo) se reserva su pequeño espacio para la disidencia, y eso le da cierta verosimilitud, pero en realidad lo que se muestra con esto es la ausencia de un proyecto y de un sueño, cuestión que también ha ocurrido con la Concertación. Hoy día, uno siente a nivel político que sólo se actúa para salvar el día”.

Zurita, con el tazón de café entre sus manos, cree que el “Purgatorio” de hoy “es entender de verdad lo que es el capitalismo, que es la religión de la propiedad privada, cuestión que es el único pecado original. No hay otro. Ése es el infierno, la religión del infierno. Por eso entiendo al que atenta contra ella, como a un joven que compra un libro pirateado, ¡que vale diez veces menos! ¡Bolaño a cinco lucas! El que no lo hace que se meta a cura. Todas las políticas oficiales en ese sentido son de un servilismo a la derecha, y finalmente al capitalismo más feroz”.

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DE SOBREMESA

NAÍN NÓMEZ:
“‘Purgatorio’ clausura la poesía anterior”

“Aunque la publicación de ‘Purgatorio’ no puede desligarse de la publicación de ‘La nueva novela’, de Juan Luis Martínez, se puede decir que representa, junto con esta última, no sólo una clausura de la poesía anterior, sino también el fin del oscurantismo editorial que mantuvo la dictadura durante su primer período. El texto supera la noción tradicional de texto, para incorporar el espacio del cuerpo y la realidad como soportes de la escritura, explorando también las posibilidades traumáticas del dolor como metáfora de las agresiones sufridas por el cuerpo social”.

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ADRIANA VALDÉS:
“Un libro desconcertante y potente”

“Puedo contar una anécdota personal, pero ilustrativa. Conocí ‘Purgatorio’ en un manuscrito que Zurita había dejado, en 1974, en manos de Enrique Lihn. Enrique me lo prestó por una sola noche, diciéndome ‘es un gran libro’. Me amanecí leyéndolo y durante un tiempo sentí que me había exigido mucho, que había hecho de un libro de poesía un descubrimiento más allá de la poesía misma, que era un libro desconcertante y potente. Con el tiempo se puede leer de manera distinta, pero sigo considerándolo un libro notable”.

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Bruno Vidal:
“Zurita era un Cristo en persona”

“Impresionante la lectura que uno hacía en esos años. ‘Purgatorio’ te coagulaba la sangre en un dos por tres. Por supuesto, el orate le ponía color. Zurita impactaba al rebaño, recitaba y todos calladitos; los lectores lo devocionábamos en la liturgia. ‘Purgatorio’ ‘era el texto’ de los que teníamos vocación de víctimas propiciatorias. Zurita era un Cristo en persona. ¿Cómo no seguirle el amén? Se nos caía la baba, no teníamos idea de que estábamos pisando el palito: no advertíamos que las catorce estaciones nos maleaban a todo ritmo. Leamos ‘Purgatorio’, releámoslo, la cara no se nos caerá de vergüenza; percibiremos imperceptiblemente un hecho luctuoso: la puta Raquel no se perdió en el camino, golpea las puertas del infierno”.

 

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XXXIII
(De “Purgatorio”)

Les aseguro que no estoy enfermo créanme
ni me suceden a menudo estas cosas
pero pasó que estaba en un baño
cuando vi algo como un ángel
“Cómo estás, perro” le oí decirme
bueno –eso sería todo
Pero ahora los malditos recuerdos
ya no me dejan ni dormir por las noches

 

 

 

 

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Reeditan "Purgatorio", el primer libro de Raúl Zurita.
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