Ernesto Sabato
 
 



PRIMEROS TIEMPOS Y GRANDES DECISIONES


En este ensayo -fragmento de uno mayor a publicar- hemos tratado de comprender desde el psicoanálisis las relaciones de los primeros tiempos en la vida de Sabato y las grandes decisiones expresadas en la realización de su obra. Con especial referencia al Informe sobre ciegos.

por Julio Woscoboinik

 

A los 86 años, en el segundo capítulo de su libro Antes del fin (1998) que Sabato titula precisamente Primeros tiempos y grandes decisiones, vuelve, una vez más, a las afligentes circunstancias de su nacimiento. Que bien podríamos subtitular De cómo los primeros tiempos marcan las grandes decisiones.
Allí expresa:

..... "Nunca tuve buena memoria, siempre padecí esa desventaja; pero tal vez sea una forma de recordar únicamente lo que debe ser, quizá lo más grande que nos ha sucedido en la vida, lo que tiene algún significado profundo, lo que ha sido decisivo -para bien o para mal- en este complejo, contradictorio e inexplicable viaje hacia la muerte que es la vida de cualquiera."
(Antes del fin, p. 21)

..... Embarcado en la significancia traumática de esa circunstancia quiso el azar presentarme un hallazgo inesperado y valioso: un sitio de Internet con la primera hoja original de ese segundo capítulo conteniendo correcciones manuscritas -tachaduras y agregados- del propio Sabato.
..... Se conocen las fundantes observaciones de Freud sobre distintos tipos de lapsus y fallidos como formaciones del inconsciente que posibilitan una preciada vía de acceso a su conocimiento. De la misma manera, las tachaduras se constituyen en núcleos inconscientes de significación. Asociadas a los movimientos de represión, negación y/o desmentida, trabajar sobre sus sentidos permite desentrañar los significados secretos que pueden ocultarse bajo las formas pulidas de la prosa final.
..... Lo dice muy bien el escritor Augusto Roa Bastos:

..... Las tachaduras (...) ahora desaparecidas en el volumen impreso, estuvieron integradas a la escritura. Continuan formando parte de ella sólo que en otro espacio abolido, el del manuscrito; se han convertido en una escritura secreta, en elementos de esa prehistoria del manuscrito que nadie (o muy pocos) podrán leer, interpretar y descifrar.
..... Las tachaduras, esos coágulos o sedimentos de represión, representan, a su modo, los tramos en los que la instancia consciente reflexiona sobre sí misma y borra los balbuceos iniciales, surgidos de impulsos inconscientes.
(1)

..... En el manuscrito original se lee:

..... "Me llamo Ernesto, porque cuando nací, el 24 de juno de 1911, día del nacimiento de San Juan Bautista, acababa de morir el otro Ernesto, el que aún en su vejez, mi madre siguió llamando Ernestito, porque murió siendo una criatura. Aquel niño era demasiado inteligente, (primero tacha demasiado inteligente para poner en tinta sensible, y después tacha todo) no era para este mundo. Con lo cual en el borrador queda: era... no era para este mundo. Y en la publicación final se lee Aquel niño no era para este mundo.
..... Ser... o no ser para este mundo, según decía la madre. Pero Sábato aclara que en realidad, era lo que solía ocurrir en la tercera parte de los chiquitos que morían, a falta de vacunas contra el tifus, la escarlatina, y el sarampión. Todo este texto es tachado. Sin duda, surgió espontáneamente para afirmar los verdaderos motivos de la muerte de Ernestito. Como si Sabato quisiera decir: aquel Ernestito no era nadie tan especial. No cabía en este mundo simplemente porque no había vacunas. Él, que sí era alguien para este mundo, ¿debería entonces no ser ni tan inteligente ni tan sensible para tener derecho a la vida?


E.Sabato y Doña Juana, su madre.


..... "Creo que nunca la ví llorar -tan estoica y valiente fue a lo largo de su vida- pero, quizá, (luego tachado) seguramente, lo haya hecho a solas". Eliminar el quizá, era
borrar dudas de que Mamá hubiera sido siempre estoica.
..... "Y tenía noventa años cuando mencionó, por última vez, a aquel chiquitito, (esto lo tacha y pone, con tinta, Ernestito, lo que también luego elimina), con sus ojos humedecidos, al remoto Ernestito (que agrega con tinta). Lo que prueba que los años, las desdichas, las desilusiones, lejos de facilitar el olvido, como se suele creer, en los hechos fundamentales y dolorosos, (es tachado) tristemente lo refuerzan."
..... "Aquel nombre, aquella tumba, siempre tuvieron para mí algo de nocturno, y tal vez haya sido la causa de esa existencia tan dificultosa, al ser abrazado (esto tachado y reemplazado en tinta por haber sido trastornado o transformado según puede adivinarse por sobre tachaduras). En la versión definitiva del libro escribe marcado. El juego de adjetivos abrazado, trastornado, transformado, marcado es por demás significativo.
..... ... ya que entonces estaba en el vientre de mi madre; y así, en parte, (tachado) motivaron quizá, (agregado) aquellos misteriosísimos pavores, cuando no sabía si estaba durmiendo o sufriendo, (tachado). En la versión definitiva: "pavores que sufrí de chico, las alucinaciones"... "aquellas alucinaciones en las que de pronto alguien se me aproximaba con una linterna, un ser (tachado y con tinta anciano)". En la versión definitiva: "... Un hombre a quien me era imposible evitar, aunque me escondiera temblando debajo de las cobijas; o aquella otra y reiterada (tachado) pesadilla...".
..... Hasta aquí, la única hoja del original que poseo.
..... La continuación de esta primera hoja sigue en la versión definitiva de Antes del fin:
..... "... o aquella otra pesadilla en la que me sentía solo en una cósmica boveda, tiritando ante algo o alguien -no puedo precisar- que vagamente me recordaba a mi padre. Durante mucho tiempo padecí sonambulismo. Yo me levantaba desde el último cuarto donde dormíamos con Arturo, mi hermano menor y sin tropezar jamás ni despertarme, iba hasta el dormitorio de mis padres, hablaba con mamá y luego, volvía a mi cuarto. Me acostaba sin saber nada de lo que había pasado, sin la menor conciencia. De modo que cuando a la mañana ella me decía, con tristeza -¡tanto sufrió por mí!- con voz apenas audible: Anoche te levantaste y me pediste agua, yo sentía un extraño temblor." (p. 25)
..... Y algo más adelante, agrega: "Con tal desesperación mi madre se había aferrado a mí para protegerme, sin desearlo, ya que su amor y su bondad eran infinitos, que acabó aislándome del mundo. Convertido en un niño solo y asustado, desde la ventana contemplaba el mundo de trompos y escondidas que me había sido vedado.
..... De alguna manera, nunca dejé de ser un niño solitario que se sintió abandonado, por lo que he vivido en una angustia semejante a la de Pessoa: seré simpre el que esperó que le abrieran la puerta, junto a un muro sin puerta.
..... Y así, de una u otra forma necesité compasión y cariño". (p. 26).
..... Una puerta, paso entre dos estados o dos mundos: lo conocido y lo desconocido, las tinieblas y la luz. El adentro y el afuera. Puerta cerrada de la falta de libertad, de la ausencia y del miedo. ¿Ansiedad culposa de esa madre que había quedado tremendamente dolorida y asustada con la pérdida de su hijo?
..... "Para mí, vivir era casi solamente mirar la vida por la ventana..." (1)
..... "Creo que Badelaurie dijo que la patria es la infancia. Y me parece difícil escribir algo profundo que no esté unido de una manera abierta o enmarañada a la infancia." (2)
..... Mauricio Abadi (3) sugiere que el destino es la protoimagen de la madre preñada envolviendo la criatura. Para Sabato ¿estará allí esa región enigmática donde se hacen y deshacen los destinos?.
..... En Abaddón, Sabato le confiesa a Bruno, personaje de la novela y alter ego, insistiendo obsesivamente en otros detalles de aquellas dramáticas circunstancias de su nacimiento:
..... "Mi madre estaba enferma cuando nací, y recién me inscribieron un 3 de julio, como si no se decidieran. Nunca supe después con exactitud si mi nacimiento se había producido el 23 o 24 de junio. Pero cuando un día en que yo la acosaba me confesó que era el atardecer y que se estaban encendiendo las fogatas de San Juan". (4)
..... La enfermedad de la madre es, presumimos, una referencia al cuadro depresivo, que hubiese obligado a postergar la gestión ante el Registro Civil. También, indirectamente, el indicio de un padre muy ocupado y ausente.
..... "-Pero entonces no hay duda: fue el 24, el día de San Juan- le decía
..... -En algunas partes también se encienden fogatas en la víspera.
..... Siempre me fastidió aquella incerteza, incerteza que me había impedido tener un horóscopo preciso. Y más de alguna vez volvía a interrogarla, porque tenía la sospecha de que me ocultaba algo. ¿Cómo era posible que una madre no recuerde el día del nacimiento de su hijo?
..... Le escrutaba en los ojos, pero ella se limitaba a contestar de modo dubitativo.
..... Pasaron algunos años después de su muerte cuando leyendo uno de esos libros de ocultismo supe que el 24 de junio era un día infausto porque es uno de los días del año en que se reunen las brujas. Consciente o inconscientemente mi madre trataba de negar esa fecha aunque no podía negar lo del crepúsculo: hora temible.
..... No fue el único hecho infausto vinculado a mi nacimiento. Acababa de morir mi hermano inmediatamente mayor, de dos años de edad.
..... ¡Me pusieron el mismo nombre! Durante toda la vida me obsesionó la muerte de ese chico que se llamaba como yo y que para colmo, se recordaba con sagrado respeto, porque según mi madre y Doña Eulogia Carranza, amiga de mi madre y allegada a Don Pancho Sierra, "ese chico no podía vivir". ¿Por qué? Siempre se me respondió con vaguedades, se me hablaba de su mirada, de su portentosa inteligencia. Al parecer venía marcado con un signo aciago. Estaba bien, pero por qué entonces habían cometido la etupidez de ponerme el mismo nombre? (p. 23) (lo remarcado me pertenece).

TRAUMA DEL NACER

..... Sabato consigue plasmar en sus creaciones literarias, vivencias arcaicas, catastróficas, ominosas que, conjeturamos fueron auscultadas en parte, en los últimos días de su paso por ese hogar-útero de una madre afligida, triste y lastimada por la pérdida sufrida.
..... Tanto desde el psicoanalisis como de otras investigaciones, se aportan valiosos estudios relativos a la importancia fundante de la relación madre-bebé en la estructuración del psiquismo. No sólo a partir del nacimiento sino de las experiencias y alternativas vivenciadas aún antes del parto. (5)
..... Observaciones realizadas con ultrasonido en mujeres embarazadas revelan, en el bebé, un espectro de emociones que incluyen tristeza, cólera, miedo, que se manifistan como taquicardia o aumento de movilidad. La activación neuronal se hace por vía química y a través de la placenta.
..... La voz de la madre lllega al feto con una leve distorsión. Incluso se pudo verificar la presencia de cierta memoria y aprendizaje desde antes de nacer. (6)
..... Estudios clínicos-experimentales realizados en niños cuyas madres sufrieron distintos grados de depresión durante el embarazo, presentan al nacer síntomas depresivos en proporción a los sufrido por sus madres.
..... Esto, por mencionar solo algunos de los estudios y conclusiones.
..... Si a estos conocimientos agregamos la conjunción de los problemas del psiquismo que en el período perinatal se expresan normalmente como regresión en los padres, veremos que todo nacimiento somete a una dura prueba al núcleo familiar y, especialemnte, a la pareja madre-hijo.
..... En este sentido, la madre de Sabato -que había sufrido la pérdida de su propia madre cuando tenía 8 años, con sus secuelas de desamparo y culpa inconsciente- pierde a Ernestito, de dos años, mientras transcurre un nuevo embarazo. No resulta difícil conjeturar, entonces, que durante los últimos meses del mismo fuera sacudida por fuertes sentimientos ambivalentes y confusionales, propios de esa siniestra circunstancia. En esos momentos pueden haberse reactivado movimientos pulsionales de angustia catastrófica y de tiránica culpabilidad. Los vínculos con el recién nacido se mantuvieron pero con gran sufrimiento. En función del duelo, el nuevo hijo es identificado al nacer con el mismo nombre del que hacía poco había fallecido. Ya no es otro el hijo que nace. Es el hijo que murió. Una madre, así deprimida y en razón de la natural simbiosis inicial, transforma al recién nacido en vector de sus propias ansiedades sufrientes y persecutorias. Entre los transtornos funcionales más frecuentes en los cuadros depresivos se encuentran los del dormir. Por asociación semántica: dormir-partir- morir - huir.
..... El sonanbulismo y los pavores nocturnos, sufridos y destacados muchas veces por el mismo Sabato, así parecen evidenciarlo.
..... J. Guyotat, en una valiosa obra -que sugestivamente para nuestro tema se titula Muerte / Nacimiento y Filiación-(7) ha estudiado en profundidad los efectos desorganizadores de la coincidencia deceso - nacimiento. Y destaca las secuelas de contrainvestidura de esta coincidencia: tanto la confusión vida - muerte como la confusión de los afectos correlativos. Guyotat advierte otra consecuencia significativa: la concepción de la temporalidad. Quien ha padecido la presencia de una madre deprimida tiende a consruir una interpretación según la cual no transcurre tiempo alguno para él y para el otro, entre nacimiento y muerte. El tiempo se precipita o se petrifica. Además, el contacto a través de la mirada, la palabra o el gesto es evitado de manera fóbica, como si fuese incestuoso. Es incestuoso apegarse y es mortal separarse. Madre y bebé están atrapados en movimienos oscilatorios reactivos, violentos e impredecibles, entre intrusión y desinterés, a menos que las cosas se petrifiquen y que el niño se totemice.
..... La madre, connotada por el duelo reciente de un hijo, puede amamantar al recién nacido, sintiendo la ambivalencia entre el placer de dar vida al muerto y la pena y el dolor de que no lo sea realmente; entre el deseo de contactar con el nuevo hijo y la culpa y el reproche por las fantasías de sustitución.
..... Muerte, duelo, depresión y consuelo. Resurrección, para la madre. Origen de conflictos para el hijo.

LA MIRADA AUSENTE Y EL COMPLEJO
DE LA MADRE CIEGA

..... En su libro El escritor y sus fantasmas, el autor escribe:
..... "Debo confesar que siento ante ellos (los ciegos) un extraño y antiguo sentimiento, como si estuviera ante un abismo en medio de la oscuridad. Sí, siento algo en la misma piel que no puedo precisar ni explicar (...) Felizmente, ya los lectores y los críticos y los psicoanalistas han empezado a explicármelo: la ceguera es una metáfora de las tinieblas, un descenso a los infiernos o un descenso al tenebroso mundo del inconsciente, es la vuelta a la madre o al útero, es la noche". (p. 18-19)

..... En el Talmud se lee que las tres o cuatro personas que se parecen a los muertos son los ciegos, los pobres, los estériles y los leprosos.
..... Están los ciegos por castigo divino: Tiresias, por mirar a Atenea desnuda; Edipo, como castigo a su doble crimen; Sansón, por faltarle a Yaveh.
..... En general, un ciego es considerado menos un lisiado que un extranjero.
..... Nuestra hipótesis: en Sabato, la ceguera evoca la imagen de la madre que, en razón del momento dramático que acababa de vivir, cuando miraba a Ernesto estaba mirando al otro, a Ernestito. Encerrada en su dolorido mundo interior, aunque no fuese físicamente ciega, lo era en realidad: era ciega para el recién nacido.
..... Además, en la línea de la extranjeridad, de lo ajeno y extraño, ¿pudo Sabato sentirse como el no esperado, el extranjero -ciego- a los ojos de sus padres?

..... André Green nos habla, en estos casos del complejo de la madre muerta. (8) Que en el contexto sabatiano, podríamos llamar de la madre ciega o de la fuente muda. (Alusión a una de sus primeras producciones literarias.)
..... Green aclara con precisión: "no se trata (...) de la muerte real de la madre, sino de una imagen constituída en la psique del hijo a consecuencia de una depresión materna, que trasformó brutalmente el objeto vivo, fuente de la vitalidad del hijo, en una figura lejana, átona, cuasi inanimada (...) y que gravita sobre su destino libidinal, objetal y narcisista". (Green p. 209). A la depresión por el duelo, se suma la figura de un padre sólo preocupado por la madre y que no acude en auxilio del bebé.
..... El niño se ve, entonces, obligado a instrumentar sus propios mecanismos de defensa, que se podrán expresar de distintas formas y con diferentes actitudes. Como vivencias de angustia que lo llevan a padecer agitación, insomnio y terrores nocturnos. Como desinvestidura del objeto materno, identificación inconsciente con la madre muerta y desplazamiento de la rivalidad edípica precoz en el padre, o en el objeto causal de la depresión materna. Como odio secundario que moviliza deseos de incorporación regresiva, o anal-expulsiva, teñida de sadismo maníaco, para dominar al objeto, mancillarlo y así vengarse. Como excitación autoerótica, placer de órgano puro, sin confluencia de goce compartido. Y bloqueo del afecto amoroso por disociación entre cuerpo y psique, entre sexualidad y ternura.
..... Nos interesa subrayar lo que en el caso de Sabato se hace evidente: la posibilidad que el niño se sienta constreñido a la búsqueda del (su) sentido perdido en el fantasear y en el pensar. La unidad comprometida del yo, que ha quedado agujereado, se realiza en el plano del fantasma, y entonces da origen abiertamente a la creación artística: o en el plano del conocimiento, y genera una intelectualización muy rica. Está claro que asistimos a una tentativa de dominio de la situación traumática. (Green p. 219). (Lo remarcado me pertenece)
..... Tratamos de comprender así algo de la vocación artística de Sabato y bastante de su fascinación por la secta de los ciegos.

 

NOTAS

(1) Roa Bastos, La escritura secreta de las tachaduras, Diario La Nación, 28/04/1991.
(2) J. Constenla, Sabato, el hombre, p. 86
(3) E. Sabato, El escritor y sus fantasmas, Buenos Aires, Aguilar, 1967, p. 54.
(4) M. Abadi, Renacimiento de Edipo, Buenos Aires, Nova, 1960, p. 159.
(5) E. Sabato, Abaddón, el exterminador, Buenos Aires, Sudamericana, 1975,. p. 22-23.
(6) A Raskovsky, El psiquismo fetal, Buenos Aires, Paidós, 1960. Trabajo pionero en este aspecto.
(7) D. Chamberlan, Life before birth, en Internet: www.birthpsychology.com/lifebefore/early.html
(8) J. Guyotat, Mort/naissance et filiation, Paris, Mason, 1980.
(9) A. Green, Narcisismo de vida, narcisismo de muerte, Buenos Aires, Amorrortu, 1986, p. 219.

 

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Mayo-Junio de 2001



 
 
 

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