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Fábulas de la Muerte, de Santiago Bonhomme

Por Jorge Rosas Godoy
Chillán-Chile



PRIMERA FÁBULA: GÉRNESIS.

Gérnesis desnudo nos miró a los ojos
la lámpara apenas iluminaba su cuerpo.
posamos flores y ungüentos a los pies de Gérnesis
fui yo el que más gritó su nombre

"En el principio creó Dios
los cielos y la tierra"



En esta, casi transrrealidad; el hablante lírico es el mismo "transhistórico" espacio de la creación o del comienzo, es decir, "estoy empezando", "abran camino" que aquí vengo yo con una nueva visión de mundo, con una nueva verdad: Gérnesis, que no sólo es un lugar transhistórico sino que es un sujeto, transhistórico envuelto en un mitopoiesis que genera la nueva transrrealidad, sin ser, por cierto, Transrrealista, sino simplemente joven idealista y creativo que se cuestiona este mundo de cosas más allá del simple capitalismo, como lo harían todos los jóvenes de su edad; incluso no inscribirse en los registros electorales porque no creen en los políticos, y no creen en ellos por que la utopía ha desaparecido en ellos, dando paso a la distopía (al infierno), y esto es lo que nos muestra Santiago Bonhomme, como el gran Santiago que muestra el camino a la victoria y como el "Buen Hombre" que cree y busca en un mundo enclavado en la distopía, lejos inclusive de la modernidad tardía o la lógica capitalista de Jameson, a pesar de que el sujeto lírico aquí no tiene otro interés, más que el de revelar, denunciar la cronotopía prescrita por la condena del infierno hasta los márgenes de la historia y límites del hombre, es decir, una acentuación de actualización de un mito (como primer acto de la narración) o adaptación a una realidad generada.

SEGUNDA FÁBULA: PECAVIMUS.

Ya sin fuerzas hemos pecado.
la colección de gemidos está en venta,
una herencia nueva, para quien todavía no crece
inhumanos la mujer y el hombre.
A otra tierra la pureza fuimos a sepultar,
a otras manos los cuerpos ajenos,
que siempre fueron nuestros
y que se derrumbaron en la primera vocal,
ceniza del habla.

En este primer poema de la segunda fábula podemos apreciar de inmediato la fuerza del pecado, y que no sólo es religioso sino humano; vale decir, lo divino no es lo cuestionado, esto está superado por el mismo acto de poetizar o mitopoiesis, es la realidad la que se cuestiona como resultado del sujeto moderno produciendo una "transrrealidad postmoderna", pero que no es ni transrreal ni postmoderna, sino simplemente real (como apropiación del mundo).

Y por otra parte, puede que el sujeto lírico: Gérnesis nos conduzca por la distopía para sentir "residencialmente" el mundo y poder buscar la solución: la utopía.

En definitiva Pecavimus, no sólo es una muestra sino que es una denuncia, inclusive a partir de la cultura machista:

Terminamos con la inocencia
y empezamos a escribirles del mundo que conocimos
para tentarlas a que apaguen sus flores
con nuestra sangre derramada en los vestidos.



TERCERA FÁBULA: LOS VENCIDOS.

Como explicarle a los vencidos
que los nuevos días vendrán
a tocar la puerta húmeda
y que las calles se llenarán de espinas,
y reiremos como niños al pisarlas
las nubes pasarán a un nuevo establo
y el cielo se repintará con el color de los ojos de las madres
que botaron hasta el último pensamiento envuelto en lágrima.

Aquí, en esta última fábula nos enfrentamos a la esperanza, pero de un joven idealista, de alguien que cree que la vida es utopía desde la locura de jugar de jugar como niño pisando las espinas, realidad que no sólo es dolorosa sino que es desautomatizadora y por lo tanto aleccionadora para poder levantar un mundo-otro; con sangre nueva, llena de dolor, pero nueva.

No obstante ello:

Y a los que quedamos bajo tierra
se nos obligará a vestirnos de negro
con corbata negra, con abrigo negro,
con los pies negros de tanta sangre arrastrada

Ya que:

La corte no huele lo mismo que nosotros,
lo racional que somos
la corte no bebe, ni come lo que nosotros
bebemos y comemos,
pálido el último pecado.
confesamos a esa voz
que dejamos este lugar
para quitarle los velos al tiempo.

En suma, queramos o no, jóvenes o adultos, poetas o cuentistas, no podemos realizarnos en la "no-palabra", ya que la condena de la modernidad, de la ilustración y de la historia humana no se puede separar, aún, de la verdadera historia racional del hombre y la mujer que quieren gobernar este mundo.

Por lo tanto la utopía no podrá ser:

No es que la urna se haya cerrado
y que el párpado caído desde antes
dibuje corazones en la tierra,
es solo el destino que llega a avisarnos
que un lugar no extranjero
viene sobre coronas de guijarros.

Probablemente este poemario pase sin pena ni gloria entre nosotros, ya que obedece a una primerísimo intuición del autor, novato en estas lides, puesto que es su primer libro; y por cierto, le critiquemos la osadía y la no- animalidad literaria que se le exige a todo ser escrib/iente//ano//idor/ pero lo que dice el pequeño poeta es precisamente esto:

La no-palabra no es bastante
na no-palabra y la quietud con que se toca el sueño al amanecer
no es bastante.
Se imprime la hoja en la frente
y no es bastante recordar que fuimos niños ególatras atrincherados al invierno.


Invierno e infierno son un mismo significado, sólo se ha modificado su morfología significante: la /v/ por la /f/ y cuya fonación es muy similar. Y es a partir de esta mínima realidad significativa que nos trasladamos a la realidad mayor, y que no es la oración precisamente, sino la no-posibilidad o condena de la no- superación racional de la historia, y que llegado el momento no se puede traspasar de generación en generación sin provocar una carga negativa: la Caída desde el Paraíso.

 

 



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