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Elvio Romero

UN POETA BONDADOSO HA MUERTO


por Sergio Badilla Castillo



Humilde, sin las pretensiones de señorío de otros escritores latinoamericanos, llegó un día, Elvio Romero a la Radio Nacional de Suecia, donde yo trabajaba, acompañado de un grupo de compatriotas que vivían exiliados en Estocolmo y que como él sabían lo que era la transtierra debido a la larga dictadura de Stroessner. Me saludó como si nos hubiésemos conocido de siempre y la plática surgió espontánea a pesar de su mesura.

Era un hombre más bien discreto, que en lugar de hablar más bien escuchaba.

Departimos largo rato sobre Pablo Neruda, a quien Elvio Romero admiraba, tal vez, más que ningún otro poeta latinoamericano, tanto por su fuerza poética como por su compromiso. Durante la entrevista, aludió, reiteradamente, lo que significaba vivir fuera de su país, no poder estar con su gente, con su cultura bilingüe y todo aquello que necesita un creador para nutrirse de realidad, de materialidad. consanguínea

Con sólo 21 años había tenido que alejarse de su tierra y ese episodio, tan importante en su vida, marcó con evidencia su poesía.

Inicialmente residió en Presidencia Roque Sáenz Peña (Chaco), y allí su residencia se transformó en un alero permanente para muchos otros escritores que abandonaban el Paraguay de la intolerancia. Después de unos años decidió establecerse en Buenos Aires, donde estaba ya su amigo Augusto Roa Bastos y desde esta gran urbe comenzó a trascender hacia otras latitudes como una de las voces poéticas más destacadas de las letras latinoamericanas.

Al despedirse, luego de más de una hora y media de conversación, Elvio Romero nos regaló la antología poética que le había publicado la editorial Losada, la misma en la que publicaba Neruda. En una de las primeras páginas estampó una pequeña dedicatoria que reza ¨"A Carlos (el jefe de la sección) y a los amigos de la radio...Cordialmente...Elvio Romero. Debo confesar que por la admiración que yo siempre sentí por este poeta digno, el libro quedó en mis manos y me lo traje, con las escasas posesiones que había reunido en mis años de exilio, a Chile. Hoy , al saberlo muerto, hojeo las páginas de este libro y no deja de impresionarme su textura, algunos poemas gloriosos como Chaco, por ejemplo...Ah CHACO, arena, plancha de acero seca, piel de tigre cebado con las órbitas muertas!...y pienso que su magia poética sigue teniendo un vigor palpitante, que es justamente lo que sucede con los grandes vates.

Elvio Romero fue, el rapsoda del linaje guaraní. En una gran parte de sus textos se advierten las figuras taciturnas y palpables de los ascendientes originarios del "palmar y el horizonte": los toba, los sanapaná ñandeva, los nivaklé o los ayoreos que divagan con sus florestas y están enredados en el ensueño de la palamera azul. Lo único que me resta decir parafraseando a Elvio es: "Escribir para los de abajo, para los pobres de la tierra es como dar vuelta una lágrima..."


Santiago, 20 de mayo de 2004

 

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Elvio Romero: Un poeta bondadoso ha muerto.
Por Sergio Badilla Castillo.
20 de mayo de 2004