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SER EN EL MUNDO, nivolina de Salvattori Coppola.


por Pavella Coppola Palacios

 

Una afección trágica en la escritura de estas notas: un pesar de este título SER EN EL MUNDO que, a contrapelo y provocativamente, Salvattori le pidió en préstamo a Martín, el heideggeriano. En el espacio de los tiempos traspuestos, la escritura lapidada entre la vida y la ficción emerge con precisión, para permanecer como un acto esperanzador, tal como lo habría deseado Salvattori Coppola.

Esta nivolina, tal como la clasificó su autor, es un libro que registra a ultranza una historia no contada; depara en la posibilidad de otorgarle a la opción moral, a la praxis -también- el no vergonzoso asidero de la angustia. Esta nivolina no resuelve nada, porque nunca fue pretensión lo resolutivo. Declama un ajuste de cuentas con el yo desgarrado, con la posibilidad de fortalecer la derrota como un lugar en el mundo, donde el escritor se hace personaje para transitar su propia existencia sin olvidar, en ningún momento, su autodeterminación y la responsabilidad que le urge sabiéndose parte de otros.

SER EN EL MUNDO, es una obra política ; desmiente, por todos lados, los esfuerzos por hacer de la narrativa política una caricatura desolada. E, insiste en que la obra ante todo es una composición estética, una maestría del escritor por transformarse en hombre de oficio mediante la configuración de la palabra, utensilio tan difícil de ocupar, tan exigido para limpiar lo político de todo borrascoso panfleto.

Dividida en tres partes, y cruzada por tres niveles dramáticos, a saber, el escritor que no es personaje y que sí se muestra escribiendo, El Cuentimoniador, personaje en constante acción dialógica con Miguel Tipay, figura principal, y una suerte de Alter Ego del propio escritor, esta nivolina resignifica un capítulo de la historia de los años ochenta de nuestro país, pero más allá de sus fronteras. Este no límite aparente es el que fortalece al arrojado Coppola, al insolente, al políticamente incorrecto, al escritor fuera de todo cálculo.

Extraviado de la patria, Miguel Tipay, opta por el internacionalismo y da cuenta de esas luchas, resistiéndose constantemente a la tentación fantasmagórica de edificar su subjetividad desde un intento mesiánico. Miguel Tipay, es la contracara, la figura dialógica interpelando al escritor bautizado como Cuentimoniador:

" - Es un "Bien oír voces" entiéndelo de una vez, cabeza dura.
-¿Qué diantre..? Te confundes.
-Para nada. Agonistas y protagonistas han ido dando origen a la dinastía que puebla SER EN El MUNDO, mis personajes habitan esa República. Este Cuentimoniador y sus dedos gruesos procuraron alivio a los tendones de su cuello, masajes inútiles, agudas puntadas laceran nervios y vértebras dañadas por golpes antiguos, y se interponen en su afán por hallar orden a los pauteos, una pocas páginas garabateadas."

Coppola se vuelve personaje una vez más, tal como lo fue realizando a lo largo de su última etapa escritural. Y, en tal espacio dialógico, la corriente interna de cada personaje va machacando como taladro ostensible y ruidoso la ocupación del ser en su polémica existencia. Y, como lo dialógico le sobreviene a Coppola, la ingeniería del libro, recurre a un andamiaje estructural en que los tiempos y escenarios se cruzan constantemente para exigir del lector una concentración a prueba de balas. Quien conoció a Salvattori Coppola, mi padre, sabrá bien que tal ingeniería cruzada en la composición de su narrativa, le era también un rasgo distintivo a la hora de conversar. Cuando nos hablaba, parecía descender lentamente a buscar la palabra a una suerte de subterráneo, demorándose en llegar a la superficie con su palabra precisa entre las manos; a veces, sin embargo, sucedía que en tal ir y venir, olvidaba la salida previa y optaba emerger por otro derrotero, confundiendo de este modo a su interpelador. Debo decir, que tal rasgo laberíntico se transformó en el sello escritural de Coppola: una escritura y voz fragmentada, garante así, de su vehemencia.

Por lo mismo, la obra de Salvattori se aleja de la lectura fácil, se distancia de una narrativa directa y lineal; requiere - ante todo- volver al infratexto, al subterráneo semántico para exigir más de una lectura y desde allí definir los giros necesarios a fin de dar con la arquitectura escritural.

Pareciera ser que aquél título "Arquitectura de la Búsqueda", publicado el año 1966, libro de poesía, cumplía con su función premonitora: Para palpar el andamiaje y configurar el diseño de la novela de Coppola debemos olvidar la narración planísima, hay que resolverlo desde una búsqueda imperiosa: capítulos, subcapítulos, paréntesis entre los cuales se desarrollan las interpelaciones del propio escritor desdoblándose una y otra vez, junto a una sintaxis cercenadora de verbos innecesarios, hacen de la escritura de Coppola, una escritura difícil de transitar. Él estaba consciente de ello, y sabía , que su obcecación sintáctica le impedía en este escenario el encuentro con sus pares.

En la última parte, nominada Epílogo y Regreso, Salvattori se expone a ultranza: arremete críticamente y da cuenta que la muerte de estos jóvenes chilenos internacionalistas es también la muerte de su propia existencia. Hay responsables de ello, más allá del enemigo evidente, más allá del cálculo histórico. Se trata de una crítica despiadada a los consejeros del discurso irresponsable.

Este SER EN EL MUNDO es una novela programada; no existe candor en ella: todo se escribe de ese modo y no de otro; su travesía radica, justamente, en soportar como Titán las consecuencias de escribir y publicar una novela cuyo sentido es un ajuste de cuentas, una resignificancia de lo político en lo escritural, en tiempos en que los escritores más bien sucumben ante la coquetería de eufemismos dialogando con sí mismos, más acá de lo público, más acá del desgarrado sentido trágico de la vida. Coppola, entonces, lo asegura, en uno de los tantos paréntesis cruzando el texto:

"Recién, entonces, haciendo de tripas corazón, interpolo la propia y personal desolación de mi escritura:
- De qué tamaño, Miguel Tipay, el absurdo de tus interrogantes, y las mías, si tu vida que cuentas en este libro hablado hubiera presentido, siquiera, que aquella indestructible Cárcel General de Santiago pocos años más tarde desaparecería demolida por el progreso, por El Parque de Los Reyes?".

Consciente de su sello literario, nuestro escritor sumó a su obra un capítulo más en formato de novela corta, pues esta sumatoria fragmentada en varios libros, recoge esa visión panorámica propia de todo escritor totalizador. SER EN EL MUNDO se acopia, entonces, a la problemática política que tanto le angustió y que fue registrando a lo largo de su existencia literaria.

Una suerte de trilogía culmina esta obra; tríada que venía desarrollándose a partir de la publicación en 1994 de su novela MARENGO y la novela EL PAÍS QUE DEVORA, el año, 2000. De este modo, SER EN EL MUNDO no debe ser retirada de sus acompañantes, pues resulta ser la tercera ala de un retablo, que en su conjunto proporciona los componentes temáticos y escriturales de una hecatombe que aún nuestro ojo contiene. Y, en consecuencia, la factura literaria reconoce la huella de una misma mano.

Esta nivolina es iniciada con dos epígrafes pertenecientes al filósofo alemán Martín Heidegger, a quien mi padre tanto admiró. Quizás resulte esta conjunción aberrante para algunos, dichosa para otros. Pero, más acá de toda apreciación, cierto es que en él se fue mostrando paulatinamente la conjunción de dos habilidades nunca contrapuestas: el ensayista-académico y el escritor .Quizás, aquí radique la riqueza de su trabajo literario, justamente en este no límite, justamente en el encuentro de estos dos mundos, a veces tan ajenos.

Perteneciente a la generación literaria de los años 50, Coppola habita un capítulo de nuestra tradición literaria. Serán otros los que estudien su obra . Me conformo, en este instante, con la ofrenda de estas palabras.

Permítanme revelar ciertos secretos: Dos cosas supo mi padre durante su desvanecimiento: una, que su SER EN EL MUNDO estaba en editorial, lista su nivolina para ser difundida y , luego, que esta presentación significaría reverdecer su obra , siempre, siempre, siempre antes de la muerte.

Santiago, 15 de junio, 2006. .........................

 
 

 

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Santiago 15 de Junio de 2006