Miguel Serrano

 
 

 

 

Distintas miradas, un mismo hombre
JUNG Y EL AMOR

Es difícil lograr una idea más amplia y objetiva de la misteriosa y profunda personalidad del doctor C. G. Jung, alguien que dijo: "Sólo los poetas me entenderán"


Por Miguel Serrano
en El Mercurio, domingo 13 de julio de 2003.


El profesor William McQuire, de la Universidad de Princeton, en Estados Unidos escribió hace años un extraordinario libro, "C. G. Jung Speaking", donde coleccionó todas las entrevistas que le fueran hechas durante su larga vida. Entre ellas, las de Victoria Ocampo, de Argentina, y las mías, dedicándome dos capítulos y varias citas a lo largo de su obra. Este libro ha sido traducido al castellano y publicado recientemente por la Editorial Trotta de España, con el título de Encuentros con Jung.

Deseo referirme a esta obra debido a dos publicaciones hechas en El Mercurio, los días 10 de mayo y 1 de junio, en la Revista de Libros, el primero, y en la sección Actualidad Cultural; el segundo, con los titulares de "Tras la Huella de Jung" y "Biografía Revela al Jung Espiritista y Orgiástico". Ambos se basan en el libro El Cristo Ario, de Richard Noli, autor, además, de Jung Cult.

Es importante hacer ver que para lograr una idea más amplia y objetiva de la misteriosa y profunda personalidad del doctor Jung, se debería leer también Jung, el Gnóstico, de Stephan Hoeller, y la completísima biografía de Gerhard Wehr, C. G. Jung. Su vida, su Obra, su Influencia, en las que se me dedican también dos capítulos, declarando "que a nadie dijo lo que a mí, recibiéndome cuando ya no recibía a nadie, ni a sus discípulos ni a sus familiares". Además, está Vida y Obra de C. G. Jung, de Aniela Jaffé, su secretaria, con el subtítulo de Jung y el Nazismo, y su extraordinario epílogo, de Sir Laurens van Der Post. Y más que todos estos libros, mi Circulo Hermético, al que continuamente se cita en la obra de McQuire, como se ha dicho, y en Jung, el Gnóstico, de Hoeller.

En un importante comentario de los libros de Richard Noll, escrito por el siquiatra de Wesport, Connecticut, ex presidente de la "C. G. Jung Foundation" de Nueva York, Dr. Jeffrey Satinover, y publicado en la revista Fist Things, con el título "Jung Love", este autor inicia su importante estudio lamentando que Noll no se refiera a mi obra, a pesar de que, según él, la confirmaría, en lo referente al amor y la alquimia; es decir,el "amor alquímico". Para lo cual reproduce el siguiente párrafo de mi libro:

"Nada es posible sin amor me dijo C. G. Jung. Nada, ni siquiera el proceso alquímico. Porque sólo el amor predispone a arriesgarlo todo...". Al revivir Jung los trabajos de los gnósticos y de los alquimistas,él mismo entró a participar de sus misterios".

Y Jeffrey Satinover agrega:"Serrano confirma la apreciación de Noll de que Jung fue un exponente del pangermanismo ocultista que precedió y alimentó el resurgimiento del Nazismo..."

Y continúa citando:

En la filosofía alquímica existe la idea fundamental de la Soror Mystica, o sea, la mujer que ayuda al alquimista a mezclar las sustancias en el Atanor... Al final se cumple la Boda Mística... la misma fisión se cumple en el proceso de Individuación entre el paciente y el analista, en el "Laboratorio" junguiano... Es un "Amor Prohibido" que solamente puede realizarse al margen del matrimonio. Y aunque es verdad que este amor no excluye el cuerpo físico, el amor físico debe transformarse en un rito. Como en las prácticas tantricas de la India, donde los magos Siddha intentan alcanzar la unión síquica. El ritual tántrico es complicado y misterioso. Por lo general, la mujer es una prostituta sagrada. Y así como el fin de la Alquimia es convertir el plomo en oro, el coito mágico (Maithuna) intenta despertar el fuego mágico (Kundalini) en la base de la columna vertebral... La mujer es una sacerdotisa del Amor Mágico, cuya función es despertar los shakras del Héroe Tántrico. El hombre no eyacula el semen, sino que se impregna a si mismo, pudiendo así invertir el proceso de la creación, al mismo tiempo que le pone fin... Y el producto de este Amor Prohibido es el Andrógino, el Hombre Total (Individuado, según Jung), con todos sus centros ahora despiertos... Sólo Jung, el mago, ha hecho posible para nosotros tomar parte en estos misterios, que nos llevan de vuelta a la legendaria tierra del Hombre-Dios...

Esta relación viene al caso para desvirtuar las especulaciones de un artículo sobre el Jung "orgiástico", que hacen aparecer a Jung predicando el desenfreno sexual y la poligamia. El profesor Jung me habló también sobre la poligamia. Su concepción era que "el hombre, por su naturaleza y sumisión, es polígamo, por ser el que «entregaba» (el semen), así como la mujer era monógama, por ser la que «recibía». Y agregaba: "Sólo por el espíritu el hombre es capaz de superar su naturaleza y amar a una sola mujer". Para la eternidad, como Tristán. De igual modo, "sólo por una superación espiritual, la mujer se hace polígama". Como la Reina de Saba.

En cuanto al "Cristianismo Ario", de C. G. Jung, también él me explicó su especial creencia. Al preguntarle quién era Cristo para él, me respondió: "Es el Self, el Sí-Mismo", Es decir, el Hombre-Total, el Hombre- Absoluto, el Super-Hombre, el Sonenmensh, el Hombre-Sol, o los Hombres-Solares. El Hombre-Dios, en la cita de Jeffrey Satinover. Y esto era posible alcanzarlo "trasladando el acento de la conciencia a un punto equidistante entre el Yo y el Inconsciente; o sea, el Self, el Sí-Mismo, a la vez que se despierta la Serpiente Kundalini (de los gnósticos ofitas, la que aparecía en su anillo) reactivando todos los shakras, o «centros distintos de conciencia». Reviviendo el lado derecho del cerebro. Alcanzando al Hombre-Total. O sea, a Cristo".

Una vez Nehru me dijo: "También nosotros podríamos llegar a ser Buda, como lo fue el Príncipe Gauthama". Y Jung: "Podremos llegar a ser Cristo; como lo fue Jesús...".

Este era su "Cristo Ario", su "Cristianismo Ario". (En mi último libro, El Hijo del Viudo, he tratado este tema in extenso).

Desde aquellos lejanos días de nuestro encuentro, en la distante Kusnacht, en Suiza, junto al lago de Zurich, nunca he dejado de seguir conversando con el profesor C. G. Jung, en algo así como en el "Concierto de Dos Violines", de Bach.

Él me dijo, al momento de despedirse: "Sólo los poetas me entenderán"... Sí, querido profesor Jung, yo le comprendo y lo defenderé de los que no son capaces de entender su gran poesía del pensamiento.

 


 

 

 
 

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