Manuel Silva Acevedo
 
 


ANTOLOGIA DE MANUEL SILVA ACEVEDO

Adriana Valdés señala acertadamente el parentesco que existe entre Silva Acevedo y Lihn, basado "en la tensa modulación entre poesía y antipoesía, entre ironía y desgarro"

por Guillermo Trejo


 .......... A la manera de un gran dibujo a mano alzada, el Fondo de Cultura Económica nos entregó el año pasado una magnífica antología de la obra de Manuel Silva Acevedo, poeta que se mueve entre lo profético y lo alegórico. El gravitante peso de su obra, junto con emocionarnos hasta la conmoción, nos despierta una lobuna rabia con nuestro medio, puesto que era de esperarse un gran revuelo de la crítica (por menesterosa que sea), un manifiesto regocijo frente a una obra que ostenta su trascendencia de manera fácilmente accesible, por la riqueza onírica, profética a veces, visionaria y enigmática en el devenir de las ensoñaciones que nos expone. Sin embargo, como suele ocurrir, un mezquino manto de silencio ha traslapado a este magnífico universo creativo.
.......... Este egoísmo crítico no sólo ha sustraído a muchos lectores del placer del diálogo íntimo y tan eficazmente secreto con el poeta, esta exquisita complicidad de coparticipación espiritual con una obra magna, sino que, además ha dado nueva cuenta de la pequeñez, no de la incapacidad, de nuestros comentaristas (que proliferan en ausencia de críticos) y del menosprecio de los medios informativos por calar en el quehacer creativo. En el caso de la obra en comento, este mal ha impedido, además, que los lectores conozcan el excelente prólogo de la brillante ensayista Adriana Valdés, un estudio lúcido, de minuciosas percepciones de la obra pletórica de connotaciones que es la poesía de Silva Acevedo.
.......... Adriana Valdés señala acertadamente el parentesco que existe entre Silva Acevedo y Lihn, basado "en la tensa modulación entre poesía y antipoesía, entre ironía y desgarro". Logra identificar la posible razón del desgarramiento que su lectura produce, a causa del vaticinio, la profecía y el temblor imbricados a través de formas irónicas en su enunciado. Creo que lo más conmocionante en el campo del vaticinio en Manuel Silva es el lazo secreto que se crea en "Lobos y ovejas", y que se va a definir en "Señal de cenizas", pasando por "Desandar lo andado". ¿Revisión? ¿Arrepentimiento? ¿Simple constatación? .
.......... Esta obra como toda obra completada -aunque todavía no completa-, nos muestra su peso a través de su experiencia contrastada. En toda ella estamos nosotros, pero no somos nosotros.Y nos completamos en un dialogar que nos invade. Lo que allí duela, nos duele. Cuanto allí acontece o se nos relata, nos acontece y la relación se nos encarna. Esto es lo que, para mí, aprendió Manuel Silva de Vallejo y antes, quizás, de la Mistral. Lo medular lo une y lo emparenta con la poesía descarnada de esos autores, y el enfoque formal deja percibir su deuda con lo antipoético y lodesacralizado que invade los entornos y los aires de su generación.
.......... El clamor de fe estuvo siempre allí, oculto en su sed de justicia y en esos dramáticos sentimientos de insatisfacción, de inseguridad, de violencia, Manuel -el Emanuel de nuestra poesía- es un hombre aparentemente blando; pero se puede presentir en él la fusión perfecta del lobo y la oveja. Están integrados en su ser y en su obra: suavidad y mansedumbre en la decisión y la acción, a la manera de los perfectos combatientes que, habiéndose vencido a sí mismos después de un largo proceso de formación, derrotan sin lucha a todo posible enemigo. Su obra es la participación generosa de su secreto con todos sus semejantes. La lección de un maestro.
.......... Una visión panorámica de la obra de Silva Acevedo -papel que cumple de manera perfecta y cabal esta publicación- nos revela una sorprendente captación de la vida y el mundo. Es una suma alzada para la visión de todos. Pero es más que una visión: es una coparticipación de todas las experiencias poéticas, puesto que éstas son recreaciones sacudidas por su propia naturaleza transfigurada por amor de la poesía. Quien toca esta poesía toca al hombre que la creó. Y puede sentir su corazón y su generoso ser respirando, latiendo entre las páginas. Es decir, un libro vivo de magna poesía dada a la luz, día a día, mediante los recursos de la ironía, el dolor, el amor y la fe secreta emergente que religa al ser con su Creador. Una simbiosis de entrañable riqueza vital.
.......... Finalmente, su poesía erótica merece aquello que Octavio Paz dijo de la poesía amorosa del mexicano-hispano Tomás Segovia: su erotismo está "ávido de realidad y cuerpo".
.......... Y para terminar, he aquí un poema, escogido entre muchos por el propio Manuel Silva Acevedo, tomado del libro "Terrores diurnos" (1982):

MEJOR NO PENSARLO

No hará falta que pase mucho tiempo / para que se cumpla esta profecía: / o todos de pie frente a la Puerta / o todos de cabeza al Abismo. / Ahora supongamos que no hay Puerta./ De pie ante qué entonces./ Peor aún, lanzados a qué abismo.
Si todos los abismos son espejos / mejor no pensarlo si llegan a quebrarse.

 

 

en La Nación, 26 de enero 1999

 

 
 

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letras.s5.com , proyecto patrimonio, MANUEL SILVA ACEVEDO: Antología de Manuel Silva Acevedo, por Guillermo Trejo, en La Nación, 26 de Enero de 1999.

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