Jorge Teillier

 
 

 

 

CRÓNICA DEL FORASTERO
Imprenta Arancibia Hnos.
Santiago de Chile, 1968
Premio Crav de Poesía

(En memoria de Jaime Lazo.
Y a Enrique Bello, Rolándo Cárdenas, Floridor Pérez,
Jaime Quezada, Francisco Galano y Juan Guzmán Paredes)


CRÓNICA DEL FORASTERO
(Fragmentos)


I

En el fondo de toda lejanía se alza tu casa ..........
Hermann Broch ..........

"No hay que silbar en la oscuridad".
Sí,
no debo llamar al perro ya desaparecido.
Debo regresar solo.

La casa se abre
y es una fosa donde dormir
amparado por las hojas,
un manantial interminable
para el desierto mediodía.
Mi rostro quiere recuperar la luz que lo iluminaba
en el verano traído por la corriente del río.

Frente al molino
descargan los sacos de una carreta triguera
con los gestos de hace cien años.
Los gestos son los mismos
aunque la tierra se llene de cohetes
que llevan hacia otros mundos.

En el patio invadido de colas-de-zorro
un caballo se acerca a oler
la trilladora mohosa.

Frente al umbral
recibo la volcada copa de vino añejo
del sol de un nuevo día.

Los gallos me despiertan
y sus cantos
prometen ayudarme a alzar la casa.

II

Veo pasar un rostro desconocido
en el canal que corre frente a la casa.
Ese rostro
será mi rostro un día.

Surge un primo muerto, jinete en un tordillo.
Ahora desaparece en la polvareda de los eternos eneros.
El abuelo se mira en el canal.
El abuelo grita que cierren la puerta
y en la galería bebe su blanco vaso de aguardiente.

III

Los yuyos derrochan su oro al viento.
Estoy buscando caracoles para ponerlos al sol: "Caracol, caracol..."
El primer barco es detenido por un guijarro.
(Quien va a reparar nunca esa pena).

... Te hablo a tí, que has muerto.
... Tú has muerto, tu perro ha muerto ahogado.
... Pero si cierras los ojos vendrá a encontrarte a orillas del río.
... No temas: te hallarás con el niño que vivía a orillas del río.

Vives frente al molino.
La mañana está llena de carretas cargadas de trigo hasta el cielo.
El polvillo de la molienda inunda el patio.
Los mapuches pacientes esperan vender su escaso trigo.
Te asomas a la bodega a ver dormir los sacos.
Cavas la tierra en busca de tesoros guardados por los gnomos.
Si comes toda la sopa te llevarán al circo.
La primera vez que fuiste al cine te dio terror:
soldados en paso de parada se precipitaban sobre ti.
Te enseñan a saludar con el puño en alto.
Es en 1938 y va a triunfar el Frente Popular.
Una vez te llevaron a la iglesia, pero sólo sentiste miedo ante
las imágenes sangrantes.

Una anciana te dio una lámpara.
Durante años has buscado su luz,
para que te saluden las sombras de otro tiempo.

... Una lámpara humilde
... que revele las raíces,
... que haga crecer la oscuridad protectora
... contra la luz cruel y sin memoria.

En los ojos de los bueyes
ves hundirse el río la calle donde creciste.
Te llevan al cementerio
a dejarle flores a la hermana.
Había que arreglar la tumba familiar.
Restos de pequeños huesos chocaban con la pala.
Se sabe sin embargo, que la vida es eterna.

Mañana de verano (harina y lomas amarillas). Subes a la carretela del panadero.
Yo te veo
doblar la esquina
perderte
una mañana de pájaros y leche.

X

Vamos a pasear por los extraños pueblos ..........
Eliseo Diego ..........

La noche era un trozo de carbón a punto de arder.
Nada más hermoso que ver al fogonero lanzar paladas.
El horno cambiaba el carbón por oro.
Te dejaron subir a la locomotora.
Hay que amar a la locomotora como a un gran animal doméstico,
amar sus resoplidos, sus nubes de vapor,
la lluvia de hollín con que te bautiza cada estación.

Pero ya han pasado todos los trenes. Han pasado los trenes, la segura rotación de los juegos de las cuatro estaciones: el trompo, el volantín, las bolitas, el emboque. Todo eso es triste. Mientras escribo unos gatos nuevos maullan tristemente. Y recuerdo el placer de poner mi nombre en los cuadernos el primer día de clases.

Te asomas alarmado a la ventanilla del vagón.
Tu padre bajó al andén para hablar con un amigo,
temes oír de un momento a otro el silbato de partida.
Empiezas a conocer los pueblos de la Frontera.
Tienen nombres que en la lengua de la Tierra
quieren decir: "Guanaco echado", "Río de brujos", "Lugar de cenizas".
Viste apolillarse los columpios de una plaza de juegos.

Un zapatero nos saludaba con la V de la victoria.
Se hablaba de la pelea de Godoy con Joe Louis y de la batalla de Stalingrado.

Hubo un desfile celebrando la caída de Berlín
y la Bomba Atómica era el fin de todas las guerras.

En un pueblo alojabas en casa de una tía y leías el "Pacífico Magazine" con noticias de la Guerra del 14,
en otro viste que al atardecer la gente iba llevando sillas para asistir a una función de cine,
en otro escuchaste a los músicos de la Banda Municipal tocar "Titina" en un kiosco a punto de caer.

Días de descubrir las aldeas
como más tarde el sabor de cada bebida,
peligrosos como los cercos de alambre de púa en donde uno puede enredarse al salir de caza.
Aldeas que he recorrido
por calles fangosas que llevan a las afueras.
Allí hay gente que muere sin haber visto nunca el mar.
Hay muchachos jugando fútbol.
Se cantan rondas que ya no se escuchan en las ciudades:

... Yo me quería casar
... con un mocito barbero.
... Me sentaron en una silla
... y me cortaron el pelo...

En el bar del Hotel estuve esperando las campanadas que anuncian la llegada del tren.
Pero los nuevos amigos hicieron llegar nuevas botellas.
Y allí estuvimos hasta el alba de los trenes de carga.

Una vez aguardando la llegada de un tren, bajo un aguacero,
me hice amigo de un pobre organillero.
El viento, el frío y la lluvia velaban con nuestra espera,
antes que subiéramos al carro de tercera.

Sí, he vuelto a los pueblos tantas veces
porque el tiempo me suele tener en su guarda.
Y siempre llego por calles barrosas a las afueras
donde los hijos de mis compañeros de curso
juegan el mismo eterno partido de fútbol.

XIV

Hé Dieu! Si j'eusse étudié ..........
au temps de ma jeunesse folle
.........
Francois Villon ..........

Somos los ociosos que en la tarde
se reúnen en la plaza. Entraremos
a ver las llovidas películas que llegan de provincia.
Canta Jeanette Macdonald y responde Nelson Eddy.
Reírnos con Laurel y Hardy. Y de pronto "El Muelle
de las Brumas" y "Grandes Ilusiones".
En los barrios bajos, negras ollas sin fuego.
Se habla del Centenario del Manifiesto Comunista.
Hay campos de concentración y un Fantasma recorre el mundo.
Un zapatero nos presta libros y diarios perseguidos.
Sabemos —más allá de las puertas que se empujan o cierran cada día—
más allá del parloteo alrededor de la sopa de cada día
cuando en la mañana vemos la hierba encanecida y quebramos la escarcha de la jofaina
que se debe esperar, esperar.
(Teníamos años y años por delante
y esperanzas y esperanzas como las calles interminables y las estrellas sobre nuestras
cabezas).
No soñamos con ser médicos ni abogados, ni
empleados de banco. Para otros está
el pasear como tenientes con las buenas muchachas
del pueblo (sin embargo, cuánto daríamos para que
apareciera una mujer en el frío lecho de estudiante).
Leemos a hurtadillas bajo el pupitre, o bajo las sucias
ampolletas de las pensiones a Dostoievski, Hesse, Knut Hamsun...
Somos los que viven
al otro lado del río o de la vía férrea...
Tarde en la Feria de Entretenciones. Un frío viento
nos hace envolvemos en las bufandas. Miro
a la muchacha del Tiro al Blanco que coquetea con
los conscriptos. La rueda gigante
nos invita a huir del cielo y de la tierra.

La lluvia dispersa a todo el mundo, sin dejarnos ganar
ni una botella al juego de las argollas.
Un millón de blancas palomas de maíz
va a iluminar los sueños de los niños del barrio.

Adiós muchachos. A medianoche
esa canción en la victrola a cuerda del prostíbulo.
El dinero alcanza sólo para una cerveza (remolino
de turbina amarga dentro de la piel fría del vaso).

Estrellas tiernas
nacen entre los cerezos. Los caballos mojados
de los carabineros
dan topetones a los cercos. Una prostituta
habla de su novio y de su casa junto a un lago. Otra
discute su precio con un pastor evangélico. Adiós muchachos.

Esperábamos algo, sin duda,
algo entre las puertas que abríamos y cerrábamos,
cuando tras romper la escarcha de las jofainas
el día nos saludaba con un muro a punto de caer,
noticias de nuevas guerras;
algo al no creer en la rutina de los mayores
y escribir en los cercos por la paz, el pan, la libertad.
Crecían bajo nosotros raíces de nuevos mundos.

Ahora,
uno me escribe: Vivo en un pueblo donde me llaman
el loco y los niños me tiran piedras cuando paso por
las calles. Otros son oscuros oficinistas y yacen
en una pieza de pensión con toda su familia. Otros
explotan la Revolución que no quieren y viajan
a su costa por el mundo. Otros sueñan con ser gerentes.
Otros duermen en vagones de carga y necesitan
tratamientos antialcohólicos y psiquiatras. Adiós
muchachos...

Y yo
juego con los recurdos
a la gallina ciega.

Abramos las manos:
las larvas son mariposas blancas
volando sobre las tumbas
sobre las cuales
jugamos brisca.

Veo un amigo tratando
de atrapar una trucha en el estero.Hemos
hecho la cimarra para buscar digüeñes.
Y dejamos que el cielo
libremente haga madurar nuestros rostros.

Nos reunimos en las afueras del Convento
que estuvo cerrado por el crimen de un cura. Una muchacha
se asoma entre los visillos de la ventana de enfrente.
Una muchacha debiera sonreírnos.

Quién soy yo? Quién pensabas tú que yo sería?
- Déjate de jugar a los recuerdos. Aquí estás después
de años y años.De tantos días con olor a ropa mojada
y tedio infinito en las salas del Liceo. De viajes
de un pueblo a otro. De prostitutas que hablaban
de novios y casas a orillas de un lago. De horas
acodados en las vidrieras de los almacenes.Y si
yo hubiera sido un buen alumno, no recordaría
el olor a ilang-ilang -fantasma adolescente-,
las lágrimas por nada en estaciones vacías,
el cuerpo de mujer deseado en el cuarto de pensión,
el vino y la lectura compartida con los artesanos.

Vuelo blanco
de una mariposa que muere
entre habas nuevas.

XV

Ninguna ciudad es más grande que mis sueños.
Volveré al invierno del sur
cuando las raíces blanqueadas por la lluvia
muestren la calavera del tiempo
bajo el sorpresivo vuelo de carbón y nieve
de queltehues que no se cansan de pedir agua.

Pasado el Puente del Malleco
mi amigo me invita a comer de sus provisiones.

Hablamos con nuestros compañeros de banco:
un militar jubilado y un campesino de manta de Castilla.
Nos invitan a tomar pipeño.
Nos desafían a jugar brisca.
El tren se detiene.
Trazo un círculo en la ventanilla
borrando el aliento de la noche:
No hay estrellas.
Sólo un pobre nido de luces sobre una estación.
Alguien despierta y mira como si nunca hubiese viajado.
Atravieso el Bío-Bío y avanzan pueblos terrosos
que no me doy el trabajo de mirar.
Entrego mi pasaje al conductor.
Los vagones forman un largo cortejo.
En la madrugada entumecida de Chillan tomamos café con aguardiente.
El sol del alba nos levanta los párpados cerca de Rancagua (allí vimos una vez predicar al Cristo de Elqui).
El mismo ciego de la infancia sigue tocando su guitarra.
Se llega a la Estación Central perdido entre el gentío.
La ramazón de fierro retiene el eco de nuestros pasos para mascullar oscuras canciones.
Vagaré por las calles y sin querer me detendré frente a una bodega.
Hay un libre olor a tierra tras la lluvia, vuelvo al patio donde saludo la nubecilla enviada por la última locomotora a vapor.

XVI


Ils m'ont demandé si j'avais le travail facile ..........
Ce ne sont pourtanít des imbéciles. ..........
El cependant ce qu'ils m'ont demandé est bete, ..........
Comme on voit bien qu'ils n'ont jamais été poétes! ..........

André Salmon ..........

Se empieza a saber
que sólo sirven las lámparas
que congregan a las sombras.

El invierno de la realidad oculta una Bella Durmiente
y ella despertará con las palabras
de los poetas de hace uno o dos mil años.
Las palabras del pobre estudiante Villon, condenado a muerte tras gastar sus monedas en putas y vino en la ciudad rodeada de lobos y de nieve.
Las de Rimbaud apareciendo en medio de una eternidad de cálidas lágrimas,
los puentes levadizos se alzan ante sus plantillas de viento,
lo veo rapado como un presidiario en Abisinia,
dejando entrar Genios y rosales por las ventanas de Bruselas,
Francis Jammes habla con los asnos rumbo al Paraíso,
Edgar Poe delira por las calles puritanas de Baltimore,
Esenin escribe con sangre su último verso.
Milocz entrega sus palabras venidas como gorriones de otro cielo
y habla de madrugadas que sorprenden en un amargo
frío arrabal con el Hiperión en las manos.

Y tú empiezas a sentarte delante de páginas en blanco condenado a perseguir palabras
más difíciles de atrapar que moscardones entrando en diciembre a la sala de clases.
Hay que escribir "aferrándose a ello como el maníaco a la droga",
sin pretender recibir siquiera "el inútil premio de la eternidad"
ese premio que un poeta vio esperando a Li Tai Po, siglos y siglos hasta con las pestañas escarchadas.

Recuerda que tu casa puede desvanecerse como el oleaje rojizo de los ciruelos.

Pero escribe como el poeta que a los ochenta años
envió su mensaje al mundo diciendo "que el mundo se vaya al diablo"
o como el poeta de la aldea
que nos leía sus versos guardados años y años en un armario
y en la mañana de otoño se olvidó de ellos
cuando vinieron a avisarnos que había una carrera
de caballos a la chilena.

XIX

A Pierre de Place ..........

Sangre color planeta muerto.
Ves correr la sangre de tu mano herida por alambres de púa.

Conoces la sangre que destilan los pinos,
aquella confundida con el pecho imperial de la Iloica,
la de las tablas en el aserradero
y sabes que los ríos son heridas infligidas por el cielo a la tierra.

Los mayores aman salir de caza.
Te despiertan temprano.
Todo el día pasará de potrero a potrero, se treparán los cerros.

Ves echar aves aún palpitantes al morral.
Tus pies van a añorar los esteros
y la pureza adánica de la mañana
reluciente como una escopeta recién bruñida.

A veces te dejan disparar
y aún te duele el hombro con el rechazo.
Te enseñaron que frotando pedernales se enciende una fogata.

Una vez pasaste un puente de cimbra.
Para ir a la escuela atraviesas un puente
que el viento hace interminable.
Aprendes a leer en diarios que anuncian la Segunda Guerra.
Semana a semana leerás "El Peneca" ilustrado por Coré.
A veces lo irás a comprar a la estación para saber más luego la suerte de tus héroes.
Llegas atrasado al colegio por ver a Dick Turpin
galopando por los caminos reales de Inglaterra.
Tus sueños están iluminados por las linternas que agitan en la "Hispaniola" los piratas.
Desde una guardilla oyes el bastón del ciego golpear el hielo.
Afrontas tempestades en la Malasia junto a Yáñez y Sandokán,
sufres junto a Coretta y Garrón en el libro "Corazón"
y hablas con Gulliver, Robinson Crusoe y Herne el Cazador.

Todos los domingos vas al cine en matiné,
sigues las seriales en doce episodios.
Sabes que hay mundos más reales que el mundo donde vives:
cualquiera calle puede ser una calle del Far West.
Surge Buck Jones jinete en Silver.
Buffalo Bill lucha a muerte con los Sioux.
Oyes la sirena del auto del Avispón Verde.
Si piensas en los muertos
ellos resucitan junto al reloj de pared como los abuelos de Tylil y Myltil.

Vives cerca de un convento iluminado por antorchas.
Los viajes de Flash Gordon harán que no te asombres de ninguna conquista espacial.

Mira los puentes que la lluvia hace transparentes.

Anda al patio a oír crecer los naranjos.
Quedé solo en medio de un bosque.
El bosque ya no me reconocía.
Hermanos y amigos partieron
hacia los cuatro brazos del horizonte.
En la lejanía se encendían fogatas en círculos de piedra.

Me senté junto a una hoguera a punto de extinguirse
sin poder recordar
cuáles eran las piedras de donde nacía el fuego,
esas piedras que me enseñaron a frotar
una mañana de caza.

El bosque se estremece soñando
con los grandes animales que lo recorrían.
El bosque cierra sus párpados
y me encierra.

 


 

 

 
 

[ A PAGINA PRINCIPAL ] [ A ARCHIVO JORGE TEILLIER ] [ A ARCHIVO DE AUTORES ]

mail : oso301@hotmail.com



letras.s5.com , proyecto patrimonio, JORGE TEILLIER: Crónica del forastero (1968)

proyecto patrimonio es una página chilena que busca dar a conocer el pensamiento y la creación de escritores y poetas, chilenos y extranjeros, publicados en diarios, revistas y folletos en español

 

te invitamos a enviar tus sugerencias y comentarios