............ ....


[ A PAGINA PRINCIPAL ] [ A ARCHIVO URIBE ]

 


A PEOR VIDA

Armando Uribe

.......... La voz que habla en la poesía de Armando Uribe tiene un estatus sobrenatural: es la de un muerto con algo de vida o bien de un vivo medio muerto. El primer poema de colección lo previene:

Los muertos que fuimos ya se aburrieron
de estar muertos. No renacimos, sino que nacimos
mal hechos unas furias maltrechos...

.......... No es la primera vez en la tradición poética que llega a nosotros algo parecido: los muertos que hablan a Ulises (en el capítulo XI de la Odisea), los personajes de Dante y Dante mismo en su Comedia, para nombrar dos ejemplos centrales.
.......... Esta doble pertenencia, agónica y borrosa -como las figuras que se intercalan en el libro- proporciona un tono, una fuerza y posición únicos a esa voz para lo que tiene imperiosamente que decir y para la manera de decirlo. Desde esa curiosa instalación, viniendo de aquí para allá y viceversa, cualquiera sea el asunto que aborde, la muerte aparece acompañando a aquella voz, como un personaje cotidiano que, ya en Odio lo que odio, rabio como rabio y hasta A peor vida circula entre sus versos, habla, es invocada, imprecada, maldita, meditada:

Busco en vano la puerta: no hay umbrales
todo e suelo y lugar donde solía
jugar conmigo mismo a juegos tales
que no me atrevo a recordar hoy día.
Golpeo el suelo con el puño, fuerte
y se abre un hoyo cuyo nombre es muerte.

.......... La visión de Uribe del "mas allá" semeja ser más homérica que propiamente cristiana. La otra vida es peor vida, un hoyo que devora, región lóbrega. Allí, los muertos no hacen nada; ni las acciones cotidianas (toser, perder los anteojos, sonarse, encender la luz) ni amar. El deseo de morir, "el muero porque no muero" que atraviesa incesantemente estos poemas, no es, al modo de poesía mística clásica, un anhelo y reclamo apremiantes por un más allá bienaventurado, sino por una verdadera muerte ("tres muertes quisiera") que ponga término a una vida en suspenso y a una incapacidad de morir, propia de esta persona a la vez "viviente y ya muriente".
.......... En uno de los versos más hermosos del libro el poeta declara : "muero de amor por lo que ya no quiero", contradicción que recuerda el "Odio y Amo. Si me preguntan como ello es posible. No lo sé. Pero sucede y me atormenta", de Catulo o al "odio a la vida por amor a ella", de Fernando Pessoa, en el Libro del desasosiego. Las críticas fluyen desde ese complejo de emociones, distinto al simple desdén por la vida de "acá" de cara al amor por una vida de "allá". Hay un desgarro, que el poeta experimenta y siente en grado extremo, porque aun siendo esta vida muriente ("lo que ya no quiero"), es vida preferible, en cierto modo, a la muerte reclamada ("peor vida") y muere de amor por ella.
.......... En un poema situado al centro mismo del libro, el poeta se describe e invoca a sí mismo como ya muerto:

No soy viudo, soy el muerto
que deja viudos a sus alrededores.
La agonía conozco, la del huerto.
Lo sé muy bien: He muerto. No me llores.
Armando Uribe yaces sin dolores
ya desde el día de tu concepción...

.......... En este diálogo del poeta con Armando Uribe muerto, las referencias a Nerval y, sobre todo, a Vallejo, se unen nuevamente a esa visión de sí mismo ("No me llores") como un muerto que yace "sin dolores ya desde el día de tu concepción" y desde ese momento vive en agonía ("la del huerto").
.......... Mencionar la tradición en la poesía de Uribe no es accidental. El mismo en algún ensayo ha puesto hincapié en la importancia de la pertenencia a ella: tradición poética chilena (una de las más largas) y a la de Occidente. A lo cual habría que añadir, a la tradición del propio poeta. En efecto, A peor vida difícilmente puede ser entendido y estimado si no es a luz de la poesía entera de este poeta y, sobre todo, de la serie de publicaciones que se inauguraron con Odio lo que odio, rabio como rabio. No es insensato conjeturar, a mi entender, una unidad (de asuntos, de estilo, de formas, de tono) entre estas obras que permiten construir un solo poema atravesándolas, poema que quizás se prolongue en otras obras venideras.
.......... Uribe emplea un castellano directo, seco, sin elocuencia ni desbordes, en el cual se advierten los trazos de una época, de formas de sociabilidad y ambientes identificables y concretos, los de aqui de Chile, de sus gentes y lugares y modos de ser. "Gargüero", "Trutro", "leche nevada", "mocho del hacha", "la hilacha que cuelga", son algunas de las palabras y expresiones que usa, sin eludir a veces la cacofonía.
.......... En esa tradición el poeta es fiel a opciones formales que le son propias: la rima asonante y consonante, las aliteraciones y paranomasias y otros recursos de la poética tradicional. Uribe emplea estos antiguos medios de manera libre, combinándolos en cada verso y poemas según las necesidades internas de éstos. Queda claro que no podría poetizar sin esas formas. Incluso cuando quien habla -como se dijo- es un "muriente", un agónico, Uribe introduce un orden, una musicalidad, una regla rítmica, a la que esa voz -que podríamos pensar musitante, estertórea, incoherente- queda sometida.
.......... Quizás ese orden sea la contención que el resto de amor a la vida oponga a la "peor vida" de la muerte. Hay, pues, una insistencia en sobreponer el orden del poema a las fuerzas fragmentadoras y aniquiladoras de la muerte y de la crítica lanzada desde la muerte-vida. El equilibrio alcanzado entre esas dos tensiones proporciona poemas belísimos tales como los antes citados o el siguiente (en que el eco evangélico es imposible de no sentir):

Madura el trigo
pero las uvas están verdes.
No se hace pan sino se muele el trigo
y tú no serás tú si no te pierdes.

.......... Pero es difícil no advertir que aquella insistencia a veces se trunca y falla. En algunos poemas la idea poética se debilita y pierde originalidad y la forma no consigue el efecto porque parece ser un esquema verbal impuesto casi con violencia sobre las palaras. Parecen incomparables, así...:

Uno más uno es más que uno más uno.
Cada oveja tontona se apareja.
Cada oveja entontece a su pareja.
Entre abismos no puede haber un itsmo.

.......... Con ese magnífico que cierra el libro:

Padre mi padre el travesaño
de la cruz en mis manos al espíritu
mi espíritu encomiendo. Me haces daño
sin que yo te haga daño siendo
que yo soy niño tu hijo y que me rindo
por qué me has hecho daño y me tienes muriendo.

 

 

El Mercurio, 2 de junio 2001

A PEOR VIDA
LOM Ediciones, Santiago, 2000
214 páginas.


 

 


[ A PAGINA PRINCIPAL ] [ A ARCHIVO URIBE ]

letras.s5.com , proyecto patrimonio , Armando Uribe : Un muriente en versos, por Cristobal Solari

mail : oso301@hotmail.com



Te invitamos a conocer la poesía de David Rosenmann Taub, el mayor poeta de habla
hispana según Armando Uribe.
Comunícate con nosotros y haznos saber tus sugerencias y comentarios