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  (Texto leído en la presentación de Berlin de Victoria Guerrero)
        Roger Santivánez
          23 de Julio de  2011, Lima de Feria
          
          
        
        
        
          Me interesa explorar la condición de  extranjera en Victoria Guerrero Peirano y su más reciente creación Berlin. Si nos atenemos a la dedicatoria  y al epígrafe –signos que pueden servir para empezar este viaje iniciático por  la poesía guerrera- vivir es en  realidad un subvivir –ser un subterráneo casi- con Lira y el recurso al  intertexto vallejiano en el ofrecimiento del libro al padre, podemos tener un  cuadro esquemático de ciertas variables a las que nos irá introduciendo la  poética de Victoria, y de combate en cierto modo.
          
          La riqueza de la herencia de  vanguardia manejada por nuestra poeta nos coloca ante un cartel que  informa   estamos abandonando la zona capitalista de Berlín. Desde este instante  ya sabemos que un interés central de esta poesía será la cuestión  político-social. En este contexto es un tema importante la separación de los  amantes y/o el conflicto de la pareja. Entonces se lee con resonancia  carmenolleana: “Yo solo corre tras heladeros o restaurants de menu barato / a  través de las cuales sobrevive la incursión diaria de ser:/ gorda / pequeña / imberbe / velluda /  transparente / / raquítica / potona / ojerosa..” Rimbaud y Edgar Poe,  Apollinaire aparecen como sombras tutelares en este poema titulado Testimonio  de parte (victorialand) que finalmente puede ser visto como una especie de  oración desde una conciencia poética y política..Sus guiños pop o literarios, no son ecos, sino  escencias nuevas trabajadas en su propio lenguaje experimentando. 
          
          Entremos a ‘La división de los  aliados’, donde encontraremos –entre otras imágenes- un lindo retrato urbano  referido al Hymarket –suponemos bostoniano, zona que habitó la poeta en los  Estados Unidos- el Mercado Central con su inglés “como una música tartamuda” y  el “trágico ulular de ambulancias inútiles” , y en medio de dicho tráfago  industrial postmoderno escuchamos lo que podríamos llamar el grito del humano  diciendo: “ Qué espero de todas estas lecturas / sino es que me hablen de un  estúpido amor? “ Caemos en la cuenta de lo que nos sucede a todos, como reza la  voz del Cónsul -en Bajo el Volcán- en letanía: No se puede vivir sin amor , tanto es así que cualquier experiencia  literaria o simplemente libresca pueda conducirnos –otra vez y  reincidentemente- a los angustiantes y solitarios paraísos  del conflicto amoroso y las relaciones sin  solución en amargura.
          
          El modo de composición guerrero es un  contrapunto de diversas escenas –por ejemplo aquí la de la pérdida de la  virginidad- en un conseguido uso de lo literario y/o culto o cultista  ensamblado a lo cotidiano. Otra perla: un esposo y una esposa “recitaron el  viejo poema del manicomio” el de Oquendo de Amat of course como ocurre en el texto denominado Baile donde Mallarme –rey del glam- es tambien implicado en la vida  diaria. Y entre estas páginas –exáctamente la 27- hallamos un verso que nos  reivindica la capacidad lírica de Victoria Guerrero: “mucho más fuerte que la  ola arenosa de un mar embravecido” nos entrega rotunda esta definición  metafórica de un hijo conceptual.
          
          El método creacional asume el legado  de la vanguardia en su –digamos- disgregado torrente de imágenes y escenas  engarzándose con el verso proyectivo y la composición por campo de Charles  Olson –línea que viene de Ezra Pound en los Cantos- y toma cuerpo peruano y/o  latimnoamericano a través de la poesía integral tal como fue entendida por Juan  Ramírez Ruiz, el gran cofundador del Movimiento Hora Zero de 1970. Y de hecho  –en el poema que comentamos- se plantea una lectura que provoca una versión  guerrera del famoso poema ‘El único amor posible entre un poeta latinoamericano  y una estudiante en la academia de decoración y artesanía’: “Tú clase pujante /  Yo burguesa de medo pelo / Tú miembro de la cofradía del Niñito / Yo poemas  cursis / Tú Tarkowsky Jodorosky y todos los que le siguen / Yo operación anual  y aparatos de tortura/ Tú mitología libros de historia tu madre exigiendo /  dinero llantos de tu amante en Boston / Yo mi madre mi abuela loca la / terapia  un amante en prisión etcétera” . En este sentido podríamos hablar de una suerte  de renovación conversacional. Lo nuevo estaría en la sensibilidad que aporta  Victoria Guerrero, su condición –aunque parezca una tautología- guerrera. Hay un punch que sólo viene desde el meollo de su fuego interior y su  democrática percepción de un mundo desgarrado por abismos sociales entre las  clases en pugna. 
          
          Una memoria de la infancia puede  colocarnos –de un solo trazo- ante la domesticación de la libertad a la que son  sometidas las personas mediante los aparatos de dominación del sistema:  “Estruendos de una cinta de kst / oída desde la niñez / Estudia / Haz la cama /  Lávate las manos”. Por otro lado, el tema del viaje inmigrante y el eventual  regreso al país de orígen, ocupa un lugar decisivo en este libro: “Entonces /  todos los aviones en los que has viajado quedan en el olvido /…/ Ninguno  de ellos te ha llevado a algún lugar utópico”. Los  conflictos internos, el autotormento implacable, la insatisfacción permamente  alumbran los pasajes que recorremos guiados por la poeta. Una de las paltas es  el sentimiento de no pertenencia, pero no sólo ciudadana sino metafísica y  concísamente producto societal: “Y almuerzo sola en cualquier resturante / Allí  los mozos piensan que soy extranjera / quizá porque tengo cara / de no haber  aprendido nunca a bailar una vieja salsa en la Máquina del Sabor” 
          
          Queda muy clara la conciencia frente  al entorno real que rodea a esta poesía. Victoria Guerrero es capaz de amar  intesamente al puebo – a las masas- y simultáneamente sentir una cierta  opresión de índole ontológica: “y mi corazón ebrio de tanta sinfonía popular /  que me aprisiona / en las combis”. Hay un cierto oxímoron sentimental cuya  sinceridad nos pone ante la transparencia de un arte poética que se interpela y  se interpreta al calor de la realidad, con el horizonte utópico insertado como  ‘la conquista de la belleza’  -según JC  Mariátegui o la callada voz de Martín Adán: “Solo yo alcanzaré un verso justo  El verso sabio del silencio’
          
          Hacia la parte final del poemario,  una perspectiva anarquista se luce en la meditación sobre el muro de Berlín, y  la muralla de cualesquiera país. Puede el sujeto poético estar en el Báltico y  sin embargo repetir: “Hoy estás en Lima / Hoy estás en Lima”. Una poética nueva  empieza a nacer de la Cortina de hierro en tanto separación humana, el brillo  de los escaparates capitalistas y las recientes tecnologías –situación prevista  por Vallejo, siempre Vallejo en el trasfondo de este libro-  ser de la clase media, ser comunista, ser  militante, ser madre; son indagaciones sobre las que gira y gira el  cuestionamiento que sobre sí misma se hace esta canción y sus múltiples  referencias, desde los Orkopatas, lo cholo y el avant-garde hasta la risa de JM Arguedas, enarbolando una crítica  frontal al Capitalismo en una síntesis que va desde la Alemania Nazi hasta la  guerra civil en el Perú, con sutil ironía. Los cuerpos humanos son mercancías,  cadáveres y objetos de cambio: liquidación  & saldos. Y todo ésto “todavía no ha terminado” se nos informa.
          
          Si con Deleuze decíamos al principio  que la condición extranjera expresa y marca esta poesía, comprenderemos como  afrima dicho crítico y filósofo, que toda creación literaria está escrita en  una lengua extranjera, máxime si lo extranjero no es sólo el lenguaje –creación  autónoma- sino una especialidad del ser: esa dimensión del talento personal de  Victoria Guerrero que aquí nos congrega.