No Tocar 
            Víctor 
            Hugo Díaz
            Ed. Cuarto Propio, 2003
            42 páginas 
          No Tocar es el cuarto libro publicado por Víctor 
            Hugo Díaz (1965), miembro de una promoción que inicia 
            su trabajo escritural bajo el rigor de los dictatoriales años 
            ochentas y que también  integran, 
            entre otros nombres, Guillermo Valenzuela y Sergio Parra.
integran, 
            entre otros nombres, Guillermo Valenzuela y Sergio Parra. 
            
            Desde un punto de vista, No Tocar es un texto sobre el espacio. 
            "Escribo caminando y me siento a corregir" reza el epígrafe 
            que lo abre y define el procedimiento de su factura y la orientación 
            de su mirada. Actualizando la tradición que inaugurara Baudelaire 
            en los albores de la modernidad, el libro es un ejercicio de escritura 
            peripatética donde la ciudad se despliega, fragmentariamente, 
            ante el ojo atento del transeúnte. "Todo se anota en la 
            bitácora." Así, como en la colección de 
            instantáneas de un álbum personal, se van acumulando 
            las escenas, los personajes y las cosas que urden la trama frágil 
            de lo cotidiano. A partir de un registro conciso y objetivo, se articula 
            el montaje de estas breves viñetas que intentan reconstruir 
            ese espacio en fuga que es la ciudad. En esta línea, el resultado 
            de su deriva es un inventario que se limita a presentar, sin el menor 
            afán explicativo, la fisonomía del paisaje que nos toca 
            en suerte vivir o sobrevivir. "Nunca nos podremos explicar o 
            justificar la ciudad. La ciudad está ahí. Es nuestro 
            espacio y no tenemos otro", Perec dixit.
            
            Desde otro punto de vista, No Tocar es un texto sobre el tiempo. 
            Es decir, sobre la memoria y el olvido. "Hay una vieja canción 
            de la que olvidamos su letra/pero que llevamos en la punta de la lengua." 
            Dificultad de recordar, de retener algo, aún lo más 
            cercano o familiar, en medio del ruido y la velocidad que nos envuelve. 
            Comprensión de un doble movimiento, paso del tiempo y del habitante 
            en tránsito, que impide afirmar una residencia e inscribe en 
            el extrañamiento frente al hábitat y frente a sí 
            mismo: "Las manos olvidan lo que tocan/el viento cierra a portazo 
            y aprieta los dedos." La soledad y el fracaso son los signos 
            de la experiencia vital en este contexto. Sin embargo, la escritura 
            aparece como una posibilidad relativa de contravenir la distancia 
            y la disolución: "Perderá el color igual que la 
            memoria/se verá borrosa/pero quedará."
            
            No Tocar es el retrato descarnado de una ciudad fantasma donde 
            todo parece estar fuera de lugar y la gente no tener tiempo que perder 
            en los afectos. Pero también la reafirmación de la escritura 
            como una forma de escapar a ese vacío. O, para terminar con 
            el mismo Perec, "de dejar en alguna parte un surco, un rastro, 
            una marca o algunos signos."