VIOLETA PARRA
 
 


Violeta Parra cantando

"21 Son los Dolores"

por Ignacio Valente

..... Editorial Aconcagua ha tenido el acierto de seleccionar setenta y cinco letras de canciones de Violeta Parra, muchas de ellas precedentes de su puño y letra, otras arregladas o rehechas a partir de algún tema tradicional preexistente, y algunas pocas, por fin, simplemente recogidas de las vetas más puras de nuestro folklore. Se sabe que Violeta iba y venía por los rincones más apartados de nuestra geografía, grabadora en mano, detectando las raíces ancestrales y más entrañables del cantar de nuestro pueblo, imitando, corrigiendo, recreando, o simplemente produciendo ella misma la letra y música de sus canciones, siempre arraigadas en el genio popular y en ese sortilegio único de la poesía y la música de la tierra.

..... Sé que al comentar esta selección incursiono por un terreno dentro del cual carezco competencia. Primero, porque se trata de la auténtica poesía popular, no de la lírica culta que uno tiende a veces a tomar como si fuera toda la poesía. Y luego, porque se trata de letras de canciones, no destinadas a leerse con los ojos mentales y silenciosos de la letra impresa, sino a oírse con una voz de timbre preciso, personal, chilenísimo e inconfundible. Pero también creo que desde mi propio dominio puede aportar algún testimonio en torno a la grandeza y trascendencia de esta poesía.

..... Siempre me ha sorprendido la estupidez de las letras de las canciones -de cualquier especie que sean- que uno suele oír. Ya canten penas de amor, ya exalten la naturaleza, ya aborden una tragedia íntima, suelen ser increiblemente vulgares y necias, por lo menos cuando se les quita la música y se las lee como textos líricos. Y no es una excepción la que suele pasar por música folklórica chilena, esa que cantan con voz impostada cantores disfrazados de huasos, repitiendo la eterna historia del sauce, del estero, de las faenas campestres vistas con ojos de ciudad: exotismo de utilería, producto superficial de exportación. El folklore al que se adscribe Violeta Parra es otro, más subterráneo y profundo, más ligado a las verdaderas raíces del pueblo, más auténtico y, por supuesto, más arraigado a ese fenómeno cultural maravilloso que es la auténtica poesía popular, simple, ingeniosa, mágica, heredera de tradiciones antiquísimas que se remontan, según algunos, nada menos que a la poesía de los trovadores provenzales de hace tantos siglos.

..... Cuando se sufre el cansancio o el hastío de la poesía culta -fenómeno frecuente entre sus más asiduos lectores o incluso creadores-, resulta una experiencia refrescante leer estos textos esencialmente ingenuos, puros ajenos a todo efectismo, sencillos y fuertes como todo lo que proviene de veras del genio del idioma, de la casi anónima creatividad popular: "Volver a los diecisiete / después de vivir un siglo / es como descifrar signos / sin ser sabio competente, / volver a ser de repente / tan frágil como un segundo, / volver a sentir profundo / como un niño frente a Dios, / eso es lo que siento yo / en este instante fecundo". Y más adelante, en la misma canción (sirilla): "El amor es torbellino / de pureza original, / hasta el feroz animal / susurra su dulce trino, / detiene a los peregrinos, / libera a los prisioneros, / el amor con sus esmeros / al viejo lo vuelve niño / y al malo sólo el cariño / lo vuelve puro y sincero."

..... Lo que nos encanta de estas letras es justamente su ausencia de retórica, su carencia de procedimientos formales estudiados o astutos, la simplicidad casi infantil de sus imágenes, el tono sabio y sentencioso de sus admoniciones, la misma ingenuidad de sus metros y rimas, y, no obstante todo ello, la fuerte expresividad de su lenguaje. A menudo es la propia incorrección del decir popular la que se vuelve más expresiva que cualquiera frase culta de sintaxis ortodoxa: "Imposible que la luna / le quite al sol su carrera. / Más imposible será / quitarme de que te quiera". Las comparaciones son siempre así, gráficas, claras, inocentes, y la belleza del último verso reside justamente en lo "incorrecto" del giro popular, por lo demás sabiamente sazonado con una aliteración de muy buena ley. Otras veces nos agrada la misma licencia poética, justificada por las necesidades de la música: "El huma / el humano está formado / de un espi / de un espíritu y un cuerpo, / de un espí / de un espíritu y un cuerpo; / de un cora / de un corazón que palpita / al son de / al son de los sentimientos. / El huma / el humano está formado. / Ay, no entiendo los amores, / ay, ay, ay del alma sola..."

..... Una tonada estupenda, que entreteje los motivos del amor y la muerte en feroz paralelismo -el casamiento del amado y la muerte de la amante- es la que comienza así: "Cuando te vais a casar / mándame a avisar con tiempo / para hacer dos fiestas juntas, / mi muerte y tu casamiento." Y una vez comenzado el paralelismo, continúa con una fuerza arrolladora y casi siniestra: "Cuándo vayas a la iglesia / te acompañará la gente / y a mí me acompañarán / en una capilla ardiente. / Cuando a ti te estén poniendo / el anillo de brillantes / a mí me estarán poniendo / cuatro luces incesantes". Habría tantos poemas que citar, a propósito de tantos aspectos -la sabiduría popular, el aire de refrán, las penas de amor, el contenido autobiográfico, el ingenio de los giros, el acierto espontáneo de las imágenes- que prefiero remitirme al libro entero como una caja de sorpresas que extraña y encanta.

..... No podían faltar en esta selección aquellos dos grandes poemas de signo contrario que son "Maldigo del alto cielo" y "Gracias a la vida". En el primero, el tremendo dolor del alma que profiere sucesivas y crecientes maldiciones sobre todo lo creado alcanza una fuerza que en cierto sentido nos evoca la ferocidad trágica de algunos poemas de la Mistral, aun dentro de su diametral diferencia de tono y lenguaje. El segundo poema es una acción de gracias encendida que se dirige "a la vida que me ha dado tanto", con su alegría tanto más serena y sentenciosa cuanto más ha sufrido el alma que la canta. Habría que citarlos enteros. Su potencia expresiva -como la de todo el libro- asombrará a los desconocedores de este mundo de apariencia marginal, pero de fuerza singularísima, que late en los cantares poéticos de nuestro pueblo y en su maravilloso lirismo.

 

en El Mercurio, Santiago 10 de julio de 1977.

 

 

 

 
 

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letras.s5.com , proyecto patrimonio, VIOLETA PARRA: 21 Son los Dolores, por Ignacio Valente, 10 de julio de 1977, en El Mercurio de Santiago.

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